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Prólogo


Miraculous Ladybug y sus personajes no me pertenecen. Son creaciones de Thomas Astruc (muchas, muchas gracias!).

Esta historia es de mi autoría y se encuentra basada en la serie Miraculous Ladybug y sus personajes. La sitúo tres años después de que finalizaran la preparatoria. Los arcos argumentales se relacionan con situaciones que se dan durante la tercera temporada, sobre todo en los últimos capítulos. La evolución de los personajes se corresponde a ese momento de la serie también.

Si consideran que algo no se entiende o detectan errores en la escritura, por favor, háganmelo saber para que lo corrija de inmediato. 

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Me encantaba caminar por las calles de Paris cuando comenzaba a sentirse el calor de las estaciones estivales. La brisa tibia golpeando mi rostro, trayendo en ella los aromas de los brotes primaverales y las flores empezando a desperezarse, esos simples y pequeños hechos que siempre hemos dado por supuestos para esos meses, en mí significaban mucho más.

En mí provocaban alegría, calma, traían recuerdos desde la infancia, esos recuerdos chiquitos pero tan sabrosos, cargados de sensaciones y caricias más que de imágenes, que me llenaban el alma de disfrute. Eran esas pequeñas cosas que la vida ofrece para hacerte sentir que te encuentras viviéndola y no simplemente pasando el tiempo.

Y realmente estaba dispuesta a disfrutarlo. Hoy, lo necesitaba más que nunca. El final de semestre de mi tercer año de la carrera de Diseños de Modas me estaba volviendo histérica con las exigencias.

Sumado a mi empleo de medio tiempo en la tienda de trajes a medida de Mademoiselle Bellanger, trabajo al que logré ingresar gracias al primer premio que obtuve en la competencia universitaria de moda del año anterior; y a mis obligaciones como la súper heroína de Paris.... bueno, la verdad que el combo era un atentado contra la poca cordura que aún quedara en mi ser.

Pero no me quejaba. ¡Para nada! Lo prefería así.

Las primeras luces del alumbrado público se iban encendiendo una a una tras mi paso, como si desplegaran ante mí una improvisada pero hermosa coreografía de bienvenida. Adoraba cuando se daba esa inusual coincidencia que era...prácticamente cada día que volvía de regreso desde la universidad.

Me aseguraba que así se sucediera. Corría para llegar a tiempo con el inicio del cronómetro de encendido. Era otro de mis pequeños placeres.

Así que cada cosilla que lograra distraerme y brindarme paz eran bienvenidas.

Y este, por lejos, estaba siendo un grandioso día.

Aunque, al observar detenidamente mi entorno, creo que no sólo para mí. La gente se veía feliz caminando por la calle, conduciendo sus autos. ¿Será el calor? ¿O le echamos la culpa a la primavera?

Considerando en dónde vivía, Paris, la capital del amor, creo que aquí aplicaba más la primavera, la estación de los florecimientos, los nuevos inicios, el romance. Así, bien cliché de romántica empedernida.

Bueno, la verdad, era imposible no percatarse de ello.

Había parejitas por doquier sentadas en el suelo, en las bancas, o simplemente caminando. Pero las que más llamaban la atención era las "nuevas", las más apasionadas, que no tenían vergüenza o simplemente se olvidaban de que alguien pudiera observarlas, al demostrarse su cariño. Cariño...llamémoslo así, suena mejor. Había besos, abrazos y arrumacos por doquier, y más a la hora del atardecer en la que me encontraba deambulando.

El amor estaba en el aire. Y en París, el romance parecía multiplicarse por mil.

Adoraba ver a las personas enamoradas. ¡Sí! ¡De verdad lo estaba diciendo! Para la ultra romántica que me consideraba, la capital del amor era magnífica.

Lástima que en ese punto, la cosa se me complicaba. Y demasiado. Me recordaban lo imbécil que fui siempre en ese tema y ...mejor no llegar ahí si quería seguir de buen humor.

Así que, en cierta manera, agradecía estar hasta la coronilla de ocupaciones, aún a costa de perderme en el camino. Porque de esa forma no me quedaba tiempo ni energías para pensar en mi patética vida amorosa, en mis fracasos románticos, en lo que pudo ser y no lo permití, en lo que dejé ir, en... ellos.

Sí, hay un ellos, sólo para mí, "los chicos de mi vida": Adrien, Luka y ese estúpido, arrogante, egocéntrico y sexi gato negro que...Momento, ¿acaso había dicho "sexi"?

Un suspiro pesado se escapó de entre mis labios. El día había sido grandioso, estaba siendo espectacular y terminaría mejor. No permitiría que sus recuerdos me lo arruinaran.

Así que sacudí la cabeza para arrojarlos fuera de mis pensamientos y dibujé en mis labios la más sincera sonrisa, levantando el mentón. El día terminaría más que genial y sin ellos.

El aroma a los jazmines recién florecidos del parque que me encontraba atravesando, inundó mi ser. Hermosas flores. El último akuma que derrotamos junto a Chat Noir se hacía llamar Miss Jazmín y su maléfico poder era... provocar alergias. ¿En serio? Pobre chica, pero me resultaba deplorable su poder, aunque en cierta medida me enternecía.

¡Las cosas a las que estaba llegando Hawk Moth!

Para mí fue divertido pero no para Chat. Resultó alérgico a los pólenes de ciertas flores, sobre todo a las flores de jazmín. ¿Se lo pueden imaginar? Se pasó todo el combate con los ojos llorosos y la nariz enrojecida.

Me hablaba con voz gangosa, esnifando cada dos palabras, y tuve que contener mis carcajadas en más de una oportunidad para no resultar ofensiva. ¡Se veía tan lindo con esa mirada pesada de niño enfermo! Me provocaba a apapacharlo mientras le daba su té con jengibre y miel.

Y creo que él llegó a leer eso en mi mirada, porque reclamó mis atenciones de "enfermera" ni bien solucionamos el akuma.

Juro que me dejó helada con esa provocación enmascarada detrás de uno de sus chistes. Y no por lo subido de tono.

Ya hacía un tiempo que el gatito no realizaba ninguna clase de avance conmigo. No se daban más sus insinuaciones, sus rosas rojas, los besos en la mano. Para él me había vuelto una chica más, presente en su vida, importante, pero...invisible.

Bueno, tanto insistí en que no iba a conseguir nada conmigo que al final lo entendió ¿no?

¡Yey! ¡Bien por mí! 

Sí, claro...

Ese día pude sentí y tener nuevamente por unos instantes al Chat de antes, a "mí Chat". Y eso me abrumó. No por el hecho de que él se comportara como antaño, sino por caer en la cuenta de cuanto lo disfruté y lo mucho que lo echaba de menos.

Pero bueno, en fin, las cosas se daban así entre nosotros ahora y era lo mejor ¿no? Para él, para mí, para todos. Así nos concentrábamos en ser la clase de héroes que se esperaba de nosotros. No más rechazos, no más discusiones, bien precisos y profesionales.

Pero no podía evitar que esa clase de distanciamiento me molestara, aunque no me diera del todo cuenta. Hasta Miss Jazmín, claro.

Se sentía como que me picara el corazón.

No me malentiendan, seguíamos siendo compañeros incondicionales. Es más, en las batallas estábamos más coordinados que nunca, con un nivel de profesionalismo inigualable. Nos entendíamos con sólo una mirada y actuábamos en consecuencia. Y si cometíamos errores, nos adaptábamos de inmediato saliendo victoriosos, siempre.

Pero nada más. No más coqueteos, no más charlas post batallas, ni siquiera chistes insinuantes. Nada. Las cosas entre nosotros estaban distantes.

Y, cuando caí en la cuenta de ello, cuando realmente tomé conciencia de esa realidad, no podía dejar de sentir que había sido culpa mía. Porque su cambio comenzó años atrás, a finales de la preparatoria, cuando él prácticamente desnudó su corazón ante mí, presionándome con sus súplicas, con sus advertencias de que esta sería la última vez que se declararía. Lo tomaba o lo dejaba.

¿Y que hice yo? En vez de hablarlo, de ponerme en su lugar de enamorado invisible, ¡y vaya que conocía ese territorio!, lo rechacé. Pero no fue un simple rechazo, fue tan duro, tan vil...que hasta me odié a mí misma cuando terminé de pronunciar las palabras.

¡Es que ese día me encontraba dolida! Adrien estaba más cerca de Kagami que de mí, los había visto besarse esa tarde, y yo me sentía desgarrada por dentro, me sentía nada, con mi alma hecha girones. Me detestaba sólo por el hecho de que nunca me animé a confesarme y ella sí. ¡Y la estaba eligiendo a ella! ¡Esa debía ser yo! ¡YO!

Y justo apareció Chat, cayó en el momento en que la furia, la impotencia, los celos me dominaban. Y lo hizo insistiendo, ofreciéndome su amor de la forma más romántica y empalagosa que podría haber pedido, porque así me gustaba que se dieran las declaraciones. Y yo enojada, confundida, perdida me... me desquité con él.

Porque odiaba que me amara cuando yo no, porque odiaba que me ofreciera tan fácilmente lo que Adrien no me daba. Porque odiaba que fuera él quien me viera así de esa forma cuando debería haber sido Adrien.

Pero lo peor era que detestaba que Chat no fuera Adrien.

Sí, fui cruel. Y después de eso, todo cambió. La había cagado con mi fiel compañero. No era necesario herirlo tanto. Ahora me doy cuenta.

Un error, otro error más a la lista. No entendía bien porque, ni siquiera quería analizarlo para determinar las razones, pero este se sentía como el error más caro de todos.

Tal vez era por eso, por mi culpa o su distancia, que tenía cada vez más seguido su presencia en mi mente. Y cuando eso sucedía, no podía evitar pensar en sus ojos, esos verdes ojos posados en mí y atravesándome, acariciándome mientras esa sonrisa tan sensual, tan suya, ladina pero a la vez sincera, se delineaba entre sus labios. Y cuando la imagen completa se terminaba de moldear, cuando su rostro se formaba claro ante mí, un escalofrío me recorría la espalda.

¿Qué me estaba pasando?

La vibración del teléfono en el bolsillo trasero del pantalón pinchó la burbuja de mis pensamientos. Fue muy oportuno, sobre todo considerando hacia donde se habían comenzado a dirigir y que me acababan de arruinar el día.

—¡Hola amiga! — Era Alya y por fortuna. Ella siempre lograba levantarme el ánimo, o reventármelo, dependiendo de cómo venía la cosa. — ¿Cómo estás?—

—Espléndida, como siempre. – Reímos. — Uf... hoy el día fue intenso y estuve toooodo el tiempo pensando en ti. Y me dije, ¿por qué no llamo a mi amiga de alma? Ella habla conmigo todo el tiempo yo jamás lo hago. ¿Qué clase de amiga soy? — Sí, era mi inigualable con su tan inconfundible estilo de reproche. — ¡Hace desde el lunes que no hablamos! ¡El lunes nena!—

Cierto, era cierto. La tenía abandonada.

Me encogí de hombros ante sus gritos, esbozando una sonrisa de perdón, aunque no pudiera verme hacerlo. Pero creo que el acting le daría la tonalidad adecuada a mi voz.

—Sí, lo sé... ¿perdón? Es que sabes...estoy a mil con la entrega de mi trabajo...Y sabes cómo se ponen los profesores a los finales de semestre—.

Era verdad, pero no del todo.

En la última semana habíamos decidido con Chat que patrullaríamos todas las noches, hubiera akuma o no, para estar listos cuando apareciera uno nuevo. Los ataques ya no eran tan aleatorios, se estaban dando al atardecer o entrada la noche, cuando las personas estaban más vulnerables. Quizás esa era la razón del nuevo patrón.

Pero lo peor era que se estaban volviendo más violentos. Los derrotábamos rápido, pero eran feroces, había que reconocerlo. Hawk Moth se estaba desesperando. Intuíamos que quería cansarnos o desestabilizarnos, hacernos cometer un error grave para poder akumatizarnos y así obtener fácilmente nuestros miraculous.

Así que teníamos que estar listos. Nervios de acero. Debíamos ser rápidos y eficaces. No podíamos permitirnos que nos akumatizaran, y menos brindarle información de debilidades al papillón.

– ¡Perdoooon!— Le dije casi juntando mis manos al frente en un ademán de súplica.

— Ay nena...no debería perdonarte, pero sabes que me puedes. ¡Hasta voz de cachorro herido pones! — Una risita suavizó su tono — En fin. Te llamaba yo, ¡porque si no te llamo no me llamassss! – Recordó con tono acérrimo, arrastrando la "s" al final. — Tenemos unos temitas mi niña.—

—Ilumíname – Sonreí.

— Primero, en tres semanitas, más o menos, es tu cumpleaños. ¿Recuerdas eso al menos? Este año no puedo prepararte una sorpresa.—

—Alya, no te preocupes. No es...—

— ¡Chst! No era eso para lo que te llamaba. Era para decirte que estoy organizando con Nino una juntada con todos nuestros compañeros de la preparatoria. Juntada y tu cumpleaños, unimos ambos eventos ¿¡No es genial!? ¿Qué te parece?—

— ¡Espectacular! ¡Me encanta! Menos mal que estas ocupada, sino ¿Cómo se te ocurrirían estas ideas?—

—Porque soy genial nena – Reímos a carcajadas ahora.

Me la imaginaba con su típica expresión, ojos a media asta, una ceja elevada y moviendo la cabeza de un lado al otro.

– Bueno, estoy contactando a las chicas. ¿Aún te ves con Juleka y Rose?—

— Sip, despreocúpate que yo les aviso.—

—¿Y a Chloe y Sabrina? —

—Bueno, a Chloe la veo por la tienda. No muy seguido, pero puedo encontrarla. Déjamela a mí. Le digo que le avise a Sabrina.—

—Ok. De la mayoría de chicos se está encargando Nino. Con eso de ser DJ y las fiestas los ve seguido. Estos hombres...—

—Listo. ¿Lugar y hora?—

—Sugiero que sea el día de tu cumpleaños, en la torre Eiffel cerca de las siete de la tarde. ¿Te parece? Y de ahí decidimos todos juntos hacia donde llevamos la fiesta.—

—Ese día cae, déjame ver...Es viernes...—

—¡Por eso! ¡Dha! Diversión toda la noche nena.— Reimos.

—Excelente. Me encanta la idea. Me va a venir bien.—

—Me alegra oír eso, nena. Últimamente estás demasiado ocupada. Sino supiera en todo lo que andas, diría que tienes una doble vida... —Mierda. — Dime que no la tienes... ¿la tienes?—

—¡Alya! — Reí nerviosa —Que dices cada cosas...¡mira lo que se te ocurre!—

—No me hagas caso...— Carcajeó conmigo. —Sabes que no puedo evitarlo.— Carraspeó —Bueno, sigamos con lo nuestro. Me quedan... a ver... Juleka, Rose y...— Se detuvo.

—Sí, son mías...— Le seguía

—¡Luka! — Me interrumpió bruscamente, como si esa fuera la única forma de poderme soltar su nombre.— Mari, a él lo tengo en mi lista y no sé si... — Suspiró.

Sí que no me esperaba que lo mencionara. Me dejó helada por unos segundos.

Había historia con Luka, una cuyo final todavía estaba fresco.

Cuando dejé de llorar por Adrien, él estaba ahí, siempre lo estuvo. Había terminado ya de cursar la preparatoria en ese momento, pero nos veíamos seguido por la banda. Me encantaba su proyecto con los chicos. Les ayudaba en lo que podía.

Con él me sentía bien. Tranquila. No me invadían los nervios y no me volvía una loca tartamuda a su alrededor. Con él podía ser auténtica, porque leía a través de mí, entendía cada emoción, cada idea que pasaba por mis pensamientos con sólo una mirada.

Nunca dije que no a esa historia, pero tampoco que sí. Estaba enamorada de Adrien en  esos tiempos, aunque nunca me había resultado indiferente. Él supo esperar, supo amarme aun cuando no podía considerarlo de otra forma que no fuera mi amigo. Supo amarme lo suficiente como para decírmelo y dejarme ir.

Hasta que Kagami entró a la vida de Adrien y él dejó que se quedara en ella. Y ahí me dije ¿Por qué no? En ese momento comenzó nuestra historia de amor, una dulce, tranquila, llena de primeras veces en todo. Sí, en todo.

—Mira, sino quieres... yo sé que es demasiado reciento lo tuyo con él. Los chicos no le van a decir si se lo pedimos...—

Estuvimos juntos por dos años, más o menos. Hasta que cortamos hará poco más de seis meses. Todo lo que vivimos fue muy bueno, no puedo quejarme en nada. Pero no estaba funcionando, no para mí.

Alya y las chicas nos veían casados. ¡Qué exageradas! Primero se asombraron de que pasara de Adrien y luego me veían junto a él toda mi vida. Estas mujeres...

Pero cortamos. ¿La razón? Muchas. Bueno, no tantas. ¿Una? Sí, una. Yo. Ya no sentía lo mismo.

— ¿Marinette? — Reclamó Alya, devolviéndome al presente.

—Eh...perdona Alya. — Suspiré — Todavía me hace... algo hablar de él. —

—Bueno, no lo invitamos.— Acotó rápidamente.

—Espera. No es necesario precipitarnos... aún tenemos tiempo para decidirlo, ¿no? Déjame pensarlo. Después de que hable con Juleka te lo confirmo. ¿Te parece?

—Bueno, nena. Lo que te haga sentir mejor.— Suspiró— Pasemos lista. Tenemos a Juleka, Rose, Chloe y Nino tiene a... ¿Sigues viendo a Ivan?—

—Sí. Le aviso. —

—Listo. Queda Natanhiel y... ¡mierda! ¿Por qué no me sale la foto? ¿Cambió el teléfono otra vez? — Gruño tras sus palabras. — ¡Adrien cambió su número y no me avisó! ¡No me avisó a MI! —

—¿Cómo dices...? — Ese nombre también me provocaba algo.

—Despreocúpate, le estoy escribiendo a Nino... dame un momento, de este me encargo yo. Va a ver. ¡Va a ver! — Se escuchaba que refunfuñaba por lo bajo mientras escribía, podía imaginármela con esos ojos chispeantes, torciendo la boca. — Se ha vuelto difícil el rubio, ¿no?—

—Bueno, tiene otras obligaciones. Muchas obligaciones...Siempre las tuvo. —

—Sí, obligaciones y muuuuchos intereses. Debe ser por eso que cambia tanto sus números. — Se echó a reír, carraspeando luego de unos segundos, acomodando su voz con incomodidad. — Perdona amiga, me fui al carajo. Sé que no te es indiferente el rubio después de todo. Pero no es secreto...—

—¡Alya! Es pasado. — Dejé salir el aire por mi nariz ruidosamente, como chistándola. —Sería bueno verlo nuevamente y conversar... saber algo de su vida ¿no? – Sonreí. — Bueno, como con todos...¿no?—

Y mis mejillas se colorearon.

— Bueno, entonces quedamos en que... — Se escuchó que alguien le hablaba desde el otro lado, interrumpiéndola – Espera un segundo Marinette. ¿Qué dices...? — Murmullos—Disculpa amiga. El deber llama y tengo que cortar. En un rato la seguimos. ¿Te parece? Besote — Y colgó.

No me dio ni tiempo a saludarla. Quedé con el móvil en mi mano mirando la pantalla y sonriendo.

— Como digas Alya.— Era un sol.

Estaba cursando su cuarto año de periodismo y había logrado conseguir una beca paga en CNN Francia, cubriendo Paris. Hacía de todo. Algunas cosas no le gustaban mucho, las de las noticias rosas o del espectáculo, pero tomaba todo lo que le pedían. Experiencia, siempre decía.

Y tenía razón. Alya, mi mejor amiga. No se podía pedir una mejor. Sonreí.

Guardé el móvil nuevamente en mi bolsillo, y reanudé mi marcha tratando de ignorar lo mejor posible la parejita que se encontraba por demás enroscada a mi derecha, perdidos entre sus besos. Practicamente, comiéndose.

¡Yá! ¡Búsquense una habitación, por dios!

Luka y Adrien.

Adrien y Luka.

La mención de esos dos nombres logró pinchar la burbujita de bienestar que me había construido con mis pequeños placeres. El día, finalmente, no terminaría bien.

Mierda. Mierda. ¡Mierda!

Aún tengo presente el sabor amargo que me dejó el momento en el que le pedí a Luka un tiempo. Un tiempo sin fecha límite. Él lo entendió todo antes de que si quiera lo mencionara. Sí, él me leía bien, demasiado bien.

Algo dentro de mí se contraía cada vez que recordaba la sonrisa calma que me brindó esa tarde mientras me oía hablar. Su azul mirada se volvió opaca pero comprensiva mientras sus palabras calaban profundo sellando mi pedido.

"Te demoraste mucho en decirlo..." Me susurró antes de levantarse e irse.

Lo estaba esperando. Ya lo sabía. Antes que yo.

En ese instante me aborrecí a mí misma. Con él era todo genial, era querida, la pasaba bien en todo sentido, hasta en la cama considerando mi nula experiencia. Aprendí mucho de mí y de mi cuerpo con Luka. Y era excitante, no terriblemente apasionado, pero sí, como decirlo, caliente.

¿Por qué no me quedé con él? Hubiera sido todo tan fácil...

Sí, fácil...hasta que me descubrí pensando en otro mientras lo hacíamos. En otro no, en Adrien. ¿Eso me convertía en una mala persona? No, era una fantasía, "Totalmente saludable en una relación duradera", todavía la escucho a Alya explicándomelo una y otra vez.

El problema fue cuando reparé que en realidad no era Adrien, era Chat, y que las veces en que me lo imaginaba realmente disfrutaba, realmente se volvía sexo intenso, hasta diría que por momentos salvaje. Y lo peor fue cuando advertí que si no lo hacía así, con ese gato estúpido en mi mente, no quería hacerlo.

Eso ya no entraba más en la categoría de fantasía. Eso era una señal.

¿Chat? ¿En serio Marinette? ¿Él?

Sí, él. Le busqué la explicación. Claro que no podía recurrir a Alya en este punto. Me daba miedo que relacionara algo con Ladybug. Esa mujer realmente estaba muy afilada en ese tema. Ella siempre insistía en que Ladybug y Chat Noir tenían que ser pareja, que trabajarían mejor juntos si después de una batalla podían darse un buen revolcón en vez de histeriquear coqueteando o discutiendo.

¡Qué ideas!

En más de una oportunidad consideré que quizás cambié Adrien por Chat en mis fantasías porque se me antojaba que había un parecido físico considerable entre ambos. Mi loca mente se confundía. O tal vez fue el principio de escasez, como Chat ya no me perseguía ahora lo quería. ¿Tan cliché? ¿En serio Marinette?

¿O habrá sido porque el gatito se había vuelto un espécimen masculino tan exquisito digno de las mejores fantasías?

Bueno, la última opción no me pertenecía en exclusividad. Más de una vez Alya y las chicas lo notaron y ni que hablar de sus admiradoras. ¡Tenía club de fans! Era de no creer.

Esas chinitas iban tras él todo el tiempo cada vez que aparecía un akuma. Detestaba eso. Se ponían en peligro sólo para verlo y teníamos que trabajar el doble, derrotando al akumatizado y cuidándolas de que no les sucediera nada.

Y en sima, ¿se le ofrecían? ¿En serio? ¡Dios!

En fin. El por qué exacto no lo descubrí nunca. En cierta medida, me daba miedo averiguarlo, así que me quedaba la consecuencia. Mis sentimientos por Luka habían cambiado y no se lo merecía. No merecía una relación en la que él brindara todo y yo simplemente estuviera ahí para no enfrentar todo ese nuevo torbellino de sentimientos que me abrumaban.

Así que lo terminamos. En realidad, lo terminé y de la mejor forma que pude. Quedamos como amigos. Realmente Luka era extraordinario.

Otro error más a mi lista.

Casi no lo veo ahora, sólo cuando lo cruzo de casualidad. Ya no colaboro con la banda, a veces Juleka me pide consejo en algunas cosas y me comenta sobre él cuando le pregunto, pero nada más. Creo que es mejor así, para ambos. Otro de mis chicos lejos.

Mi teléfono emitió un agudo sonido. Había entrado un mensaje. Era Alya.

"¡No lo vas a creer!"

"El primero que me confirmó fue Adrien."

¿Hizo todo tan rápido? Que mujer. No se queda quieta ni un segundo. ¡Y la velocidad con la que escribe!

Otro zumbido.

"Amiga, ahí va su contacto. Me pidió que te lo pasara."

"Y que te dijera que a este no lo cambia más"

Y le siguieron un emoticon del grito y dos corazones. Sonreí.

Era terrible. Sonreí antes de guardar nuevamente el móvil en mi bolsillo.

Recordar a Adrien ya no me hacía daño como antaño. Ahora sólo traía ese sabor agridulce de una bellísima cuasi amistad, que nunca llegó a nada más porque sólo yo sabía que podía ser otra cosa. Tal vez fue mejor así, creo que nunca hubiéramos funcionado.

Cuando terminamos la preparatoria casi no lo vi más, lo crucé muy pocas veces, en alguna juntada con los compañeros a la que pudiera asistir. Era un chico muy ocupado y no teníamos actividades en común fuera de la escuela, así que no había razón para vernos.

En realidad, nunca tuvimos nada en común. Éramos de dos mundos muy diferentes. Recuerdo el helado de menta y fresa de André, "A veces los opuestos funcionan muy bien". En esta combinación se equivocó.

Él fue a estudiar finanzas a una universidad privada y colaboraba en la empresa de su padre en su tiempo libre, según lo que contaba Nino. Trabajó un tiempo más de modelo para su firma y luego sé que lo fue dejando porque había menos gráficas con su rostro por Paris.

Me había comentado en una oportunidad que modelar no le molestaba pero que no era lo que más le apasionaba. Creo que ahora se dedicaba a cazar musas para su padre. Y no me equivoco al afirmar que las cazaba para él también. Hubo muchas historias de romances fugaces en los últimos dos años. Todos con modelos y de las mejores. Bueno, se ve que cuando cortó con Kagami no perdió el tiempo.

No me lo hacía de ese tipo de chicos, pero bueno, todos tenemos nuestra época de experimentación ¿no? No voy a juzgarlo. Menos yo. ¡Bien por él!

Lo que sea, ya no estaba en mi realidad.

Y así estaban las cosas en mi vida, un tanto ajetreada y toda mezclada. Y "mis chicos", que sólo venían a mí para complicarme un poquito más mi alocada cabeza.

En cambio mi vida como Ladybug era la mejor parte. Me encantaba ser ella. La adrenalina, la seguridad, resolver esos problemas, ayudar a las personas. Mis habilidades habían evolucionado muchísimo. El Maestro Fu insistía en que mi entrenamiento estaba próximo a acabar.

Pero no sólo yo había evolucionado. Las habilidades de Chat también. Como equipo éramos imparables. Casi no cometíamos errores y, si sucedían, los superábamos al instante. Nos entendíamos con solo mirarnos. Estábamos a un nivel de conexión y, podría decirse, profesionalidad que no imaginé que podríamos alcanzar alguna vez.

¿Me oyes Alya? No hacía falta un revolcón al fin y al cabo.

Con Chat funcionábamos mejor que nunca en la batalla. Y no entendía por qué no era suficiente, sentía que algo faltaba. Siempre quise esto, la coordinación, la profesionalidad. ¿Y ahora? Sí, sí, soy realmente un cliché.

Él estaba diferente. No me refiero en su relación hacia mí, me refiero en todo él. Seguía siendo un tipo divertido, relajado, seguro y encantador, tierno por momentos. Pero a la vez había algo más... más maduro.

Antes te caía bien o te relajaba. Ahora se había tornado más misterioso... más seductor. El gatito había crecido. Aunque todavía conservaba ese súper poder de enfurecerme con una sola palabra, o hacerme reír con sus chistes tontos cambiándome el humor.

Bueno, eso último era nuevo. Antes detestaba esas bromas, los chistes de gatos, ahora no tanto, ya no. Eran excelentes para cortar la tensión, relajarme.

Siempre fue importante en mi vida, era mi compañero, mi pareja de combate y mi amigo, un gran amigo. Lo quería, aunque no se lo admitiera. Pero el último año se había convertido en vital. No concebía esto de superhéroes sin él a mi lado.

Y sí, se sentía diferente entre nosotros. Él había crecido. Y yo había cambiado. Yo con respecto a él. Y, la verdad, cuando lograba esta clase de auto sinceramiento, me aterraba. ¿Acaso...?

Una explosión a lo lejos me sobresaltó. Me encogí de hombros como un acto reflejo de protección. Grité. Yo y todas las personas que se encontraban en la calle. Las que estaban dentro de los locales o sus casas, salieron de inmediato para tratar de averiguar que sucedía.

"¡¿Qué mierda?!"

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Notas del autor

Bueno, cierro este capítulo diciendo simplemente que este fue un restyling...sí, solo eso.

Comencé a escribir este fic el año pasado, luego de diez años sin escribir, y descubrí que estaba terriblemente oxidad. Pero ¡debía hacerlo! Aprendiendo se logra sobre la marcha.

Cuando ingresé a Wattpad decidí publicar este primer capítulo como para aprender de la plataforma.Contaba con que nadie lo leyera...pero lo leyeron (awwww...¡gracias!). Pero, ¡esto no es lo mejor que puedo hacer!

Así que me decidí a darle una mejor forma y dividí este primer original capítulo en dos. En este, Prologo, quiero situarlos en lo que le sucedía a Marinette en su vida, tanto profesional en la moda, heroína y en su vida "amorosa", con todos sus fracasos y confusiones. Por que así está la chica, ¡confundida!

Les pido disculpas a los que leyeron antes de este cambio. Si lo leen de nuevo, van a notar como lo modifiqué. La primer parte que corresponde al Prólogo, estará bastante diferente. La otra, no tanto.

Y ¡prepárense! Porque en breve llegarán más capítulos.

Gracias por leer y, sobre todo, ¡por soportar!

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