Estaba triste y desolada no soportaba más burlas, ellos no sabían lo que era estar del otro lado, ser la chica a la que humillaban sólo por su físico y nadie se daba la oportunidad de conocerme porque lo único que le importaban era la apariencia, quería convencerme de que sus palabras no eran importantes, pero cuando constantemente escuchas algo hay un punto donde llegas a creerlo. No me gustaba nada de mi cuerpo, era bajita, con los brazos y muslos muy grandes y bastante subida de peso, no cuidaba mi alimentación porque ¿para qué lo haré? Si soy gorda de nacimiento, ni siquiera podía verme en el espejo, sentía pena y vergüenza de mí misma, no me tomaba fotos, pocas veces sonreía. En mi escuela es donde peor me la pasaba, absolutamente todos me señalaban, no había excepción de alguno porque todos en mi clase eran unos expertos en juzgar por la apariencia.

Lloraba todas las noches, mi familia no se daba cuenta de lo mucho que estaba sufriendo, estaba lastimada y no tenía la confianza de contárselo a nadie, un día pasó algo diferente, estaba en la escuela esperando a que mis padres me recogieran y una chica se me acercó.

Le dije "Anda, búrlate de mí". Pues ella sólo me miraba y yo sólo quería que hiciera lo que tuviera que hacer pero me dijo algo "No lo haré, sé lo que se siente estar en tu lugar, cuando estaba en la primaria sufrí de bullying, todos me decían gorda y fea, fueron los peores años escolares de mi vida, hasta que un día me cansé y les grité a todos en la clase que eran unos ogros, a partir de ahí empecé una nueva historia porque nunca más permití que nadie me humillara".

Le agradecí por contarme su historia pero eso no me iba a dar el valor de enfrentarme a todos los de mi clase.

Mi prima Lili me invitó a su fiesta de cumpleaños y esa noche vi a un chico muy guapo, él estaba hablando con las amigas de mis primas en una mesa, decidí acercarme y le sonreí pero él me ignoró, pareciera que yo no estaba en la mesa porque ninguno de ellos me prestaban atención ni me hablaban. Salí para afuera y mis lágrimas salían, alguien tocó mi hombro y me dijo "¿Porqué lloras?. Era un chico con brackets y una gorra roja puesta, le dije que me dejara sola y él me respondió "Te observé toda la noche y estaba loco por acercarme", yo le dije que no me mintiera, sabía que ningún chico se iba a interesar en mí.

Me fui de la fiesta dejando al chico de los brackets ahí, pasaron días y me lo volví a encontrar en un parque y me dijo "Sé que no me crees, pero enserio quiero conocerte", noté algo de sinceridad y le dije que me diera su número de teléfono.

Hablamos por meses y cada día que pasaba sentía muchas ganas de hablar con él, le iba a confesar que me gustaba pero tenía mucho miedo de ser rechazada y lastimada. Un día tuvimos una salida al cine y veía como la gente murmuraba que sí a él no le daba vergüenza andar con una chica gorda. Salimos del cine y me besó, era mi primer beso y estaba muy aterrada pero él me inspiraba confianza, sentía que estaba segura con él. Me pidió que fuera su novia le pregunté repetidas veces que si estaba seguro de lo que estaba diciendo y él siempre me decía que sí.

Pasando las semanas me puse a hacer ejercicio y tener una dieta balanceada, aunque él decía que me quería tal y como era, yo quería una transformación tanto para que él sintiera orgullo hacia mí y para que yo me sintiera cómoda conmigo misma, quería tomarlo como una meta y aunque me costó, puedo decir que lo logré. Un año después aquí estoy con un novio que me miró cuando nadie lo hacía y que me ama por lo que realmente soy, una chica extraordinaria e inteligente y es que pude aprender a confiar en mí. Hoy puedo decir que amo a esa chica insegura de hace un año pero amo aún más la chica segura de sí misma que pudo lograr sus objetivos.

Amate tal y como eres y no escuches a las personas que te dicen palabras hirientes, porque ellos lamentablemente no te conocen ni te han dado la oportunidad de demostrar lo que hay dentro de ti, sin dudas eres especial y únic@.