Mi salvación, mi esperanza y mi fe
Han pasado más de cuatro años. El tiempo realmente pasa volando, y a su vez, es demasiado lento. No quería que los días pasen tan rápido, alejarme de ti; mientras pasaban las semanas creía que, si volvía a mi rutina, te dejaría de lado. Y yo no quería olvidarme de tu presencia, no quería afrontar esa repentina soledad que me abrazó apenas llegué a nuestro hogar, tan callado, frío. Sin embargo, también deseaba que pase rápido, porque sé que no te hubiera gustado verme de esa forma.
Tal vez suene un poco seco, impropio de mi persona, de quién conoces. Pero compréndeme, también, mi niño. Con tu partida te llevaste una importante parte de mi ser. He dejado de escribir, de reír con la misma gracia, sonreír con esa dulzura que iba especialmente dedicada. He dejado tantas cosas atrás, y nuevas han llegado. Algunas malas, otras buenas. Poco a poco lo voy intentando, y con cada paso que doy, comprendo que continúas a mí lado. Tu fantasma tal vez resucite en sueños, la suavidad de tus manos, tus melodiosas palabras cantadas con esa paciencia y dedicación; y descubrí, que también lo hace en el reino de los vivos. Tus ojitos me siguieron curiosos, atentos, felices. Sonreíste con esa alegría que te caracteriza, y cantaste una vez más. Tu cuerpo es diferente, pero reconozco que eres tú.
Siempre dije que te parecías a un conejito. Inquieto, escurridizo. Tan cálido, tan bonito. Ronroneaste en mi pecho y sentí cómo las lágrimas comenzaban a preocuparte. No me imagino todo lo que habrás pasado, lo que este pequeño y bello animal ha sufrido para llegar hasta mi. ¿La enviaste para cuidarme, o yo cuidar de ella? No importa la respuesta, pues sea cual sea, espero puedas ver lo contenta y calentita que está ahora sobre mi cama. Sorprendentemente, Pepa ha aceptado gustosa su compañía, como si ya la conociera de toda la vida. ¿Pensaste en algún nombre? Cheonsa me parece adecuado, aunque prefiero oír primero tu respuesta.
La primavera por fin ha llegado, y no te imaginas lo feliz que estoy, JeongHan. Este invierno se ha sentido eterno; más frío, más solitario. Las pinturas han cobrado color, luego de tantos años. Tu visita me ha alegrado, siempre lo hizo. Me haces feliz, siempre lo hiciste y lo harás hasta el final. Te amo, y aunque no sea con el mismo sentimiento, es con la misma intensidad. Estaré eternamente agradecido de que me hayas permitido estar a tu lado, conocerte, quererte, disfrutarte como lo hice.
Buenas noches, amor mío.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro