8. Érase una vez, un amor que no pudo ser...
Advertencia: violencia (v. sexual).
Érase una vez, el amor de un alma que se estaba cayendo a pedazos porque no encontraba una salida para huir de su doloroso destino.
1966.
El tiempo que Jungkook le había pedido a Yoongi no iba a salvar la relación; ambos lo sabían perfectamente. Pero Yoongi esperaba que Jungkook pudiera comprender su situación, de hecho, sabía perfectamente que algo como eso tenía que ocurrir tarde o temprano, porque él estuvo en su lugar una vez.
La división de infantería no tuvo descanso desde que había pisado Vietnam; rápidamente se separaron en grupos para realizar reconocimientos sobre el terreno y liberar los territorios tomados por la Viet Cong que el ejército norteamericano no pudo conseguir.
Jungkook, quien inicialmente formaba parte del grupo de Yoongi como el sub-sargento, decidió cambiarse al grupo de Hoseok, en el cual el sub-sargento era Jimin. Cuando Jungkook presentó su solicitud de cambio, Yoongi quiso detenerlo pero al final lo aceptó porque no quería forzar las cosas con él. Le dolió su decisión, pero la entendió.
Durante la guerra civil coreana, cuando los comunistas casi se adueñaron de la península entera, Yoongi, junto a Seokjin, luchó por liberar los territorios en el norte de Busan. Yoongi cometió un error en ese entonces y casi perdió a Seokjin. Su error había sido confiarse y confiar en que aquel joven del otro bando, al que habían ayudado porque estaba herido, no los traicionara pero, por haber confiado en él, Seokjin perdió el ojo tratando de salvar su vida y aquello fue algo que jamás se perdonó.
A pesar de que Seokjin le hubiera traicionado poco después, siempre recordaba que le debía la vida... Y como soldado a sargento, y sargento a teniente, Yoongi nunca lo olvidaría, por eso, cuando se enteró de que Jimin tenía hijos que aguardaban por él, no dudó en actuar como actuó. Nadie debía enterarse de que los coreanos habían asaltado el campamento y las órdenes de eliminación vinieron de más arriba, por encima del mismísimo Seokjin. Si no las cumplía, habrían habido terribles consecuencias. A Yoongi le dijeron que todos esos heridos eran soldado comunistas survietnamitas pero era mentira, eran civiles afectados por los saqueadores norteamericanos.
La única razón por la que fue autorizado el rescate de Kim Namjoon, fue para ocultar las pruebas de los crímenes de guerra de los estadounidenses, y tras enterarse de aquello, Yoongi no había dejado de recordar la voz de Jungkook diciéndole que no lo hiciera; que se veían demasiado jóvenes para ser soldados. Después Namjoon se enfrentó a él y le explicó una y otra vez que esa gente era inocente, que había cometido un error y había asesinado a personas sin culpa alguna.
Yoongi había cometido un crimen de guerra, pero sus superiores le dijeron que si silenciaba a Jeon Jungkook y Kim Namjoon, cuando volviera a Corea del sur, su crimen sería absuelto.
Así que le pidió a Hoseok que se los llevara mucho antes de que Jungkook presentara su traslado al otro escuadrón. Hoseok entendió la situación, tampoco sabía de la verdadera misión pero aceptaría las consecuencias más tarde, aunque también estaba al tanto de las órdenes de eliminación de Jungkook y Namjoon. Si no lo hacía Yoongi, debía ejecutarlos Hoseok.
Sin embargo, para Hoseok, ellos eran su familia. A pesar de haber crecido en una familia numerosa, siempre había espacio para uno más. Por eso se hallaba en una gran encrucijada; no quería matarlos, pero las consecuencias por crímenes de guerra eran terribles.
Hoseok consiguió tiempo tras hablar con sus superiores y le pidió al coronel que pensara un poco sobre ello, pero le dijo que le preocupaba la actitud de Kim Namjoon más que la de Jeon Jungkook, porque si se iba de la lengua y los denunciaban públicamente, tendrían problemas en el futuro.
Yoongi y Jungkook siguieron comunicándose por correspondencia. Una o dos cartas por semana. Yoongi trataba de no perder el contacto, le preguntaba si estaba bien, si había comido o cenado, pero las respuestas de Jungkook eran las justas y necesarias.
La misión de liberación y control de los territorios tomados por el norte duró varios meses, desde marzo hasta junio, en primer lugar. Aquella división militar se llamó la División Capital, la cual, tras varios enfrentamientos contra guerrillas, mayormente conformadas por civiles entrenados que no pudieron hacerle frente a los soldados surcoreanos.
Jungkook se enfrentó a un par de guerrillas él solo y consiguió eliminarlos a todos debido a las emboscadas que dirigió. Murieron varios soldados inexpertos, Jungkook vio mucha sangre que manchaba sus manos, las de sus compañeros y las de Hoseok, pero las manos del sargento Jung estaban sumergidas en un mar sangriento. No obstante, Jungkook podía percibir que tenía más escrúpulos que el sargento Min.
Yoongi dirigía la 1ª división de caballería y tenía otras misiones en territorios diferentes del país. Debido a las misiones y el tiempo que el ejército coreano, a diferencia del estadounidense, planeaba sus asaltos distanció a Yoongi y Jungkook todavía más.
Jimin, que inicialmente debía estar en la brigada de reconocimiento dirigida por el sargento Jung, terminó siendo nuevamente la mano derecha de Yoongi por la fuerza. Jimin también perdió el contacto con Jungkook en un determinado momento, a mediados del año 66, no obstante, las cartas a Yoongi dejaron de llegar en septiembre del mismo año.
Lo que había ocurrido, fue lo siguiente: durante una expedición de reconocimiento, con las órdenes de despejar la zona de los miembros de la Viet Cong, Jungkook se encontró nuevamente con civiles escondidos en sus casas y no comprendía por qué debían ser expulsados de sus hogares, a lo que Hoseok le respondió:
— Mira, soldado, entiendo que aún conserves tu corazón y sientas empatía por los civiles de esta nación... Pero está usted en una guerra y las guerras nunca son justas para nadie; ni para ellos, para ti o para mí. Todos salimos perdiendo, así que cumple la orden que se te ha dado o abandona este regimiento.
A regañadientes y con el corazón en la mano, Jungkook expulsó a mucha gente de sus casas que luego fueron tomadas por sureños. También despojó a niños de sus madres y a niñas de sus padres; ejerció la fuerza y actuó como una persona ruin y déspota con los civiles que se negaban a abandonar sus tierra; por supuesto, aquello dañaba su mente y no podía dormir por las noches. Jungkook, antes, cuando solo era un joven que había hallado el amor en la calidez de las palabras y el trato de Taehyung, jamás habría hecho aquello, pero el ejército siempre había sido algo que no podía evitar.
Aunque era verdad que no tuvo porqué ingresar a tan temprana edad, el Norte y el Sur nunca habían cesado la guerra y la unificación del país se había convertido en un objetivo imposible de lograr, ya sea en un futuro cercano o lejano. Jungkook sabía que en algún momento debía servir a su país por la fuerza; sabía que en las guerras los militares abusaban de su poder; tanto en el campo de batalla, como lo estaba haciendo Hoseok, sus compañeros y él, como en el cuartel como lo hacía Yoongi. Por supuesto, Jungkook siempre supo que el ejército no era para una persona como él, pero no tenía elección a menos que hubiese tenido el valor de acabar con su vida cuando tuvo oportunidad sin esperar que una persona del otro bando lo hiciera por él.
Pero simplemente le costaba tener la conciencia tranquila cuando se trataba de civiles; de ancianos, hombres, mujeres y niños inocentes que solo estaban en el lugar y momento equivocado. Se suponía que el ejército coreano había llegado a Vietnam para liberar al país de las viles manos comunistas y detener la guerra contra el norte, pero se corría el rumor de que varias brigadas ajenas a la suya estaban cometiendo saqueos e injusticias con los civiles. Jungkook simplemente no podía soportarlo y sus compañeros lo odiaban por ello, por ser tan blando.
A finales de septiembre de ese mismo año, ocurrió lo peor.
Jungkook no fue escogido como la mano derecha del sargento Min por la relación íntima que ellos mantenían, aunque fue la razón por la que Yoongi procuró que estuvieran juntos en todo momento antes de lo sucedido en aquel campamento de refugiados. El sargento lo escogió porque Jungkook tenía una buena capacidad de liderazgo; era listo y destacaba mucho en el combate cuerpo a cuerpo, pues durante sus años en el cuartel, fue el primer recluta en obtener el cinturón negro de Taekwondo tan rápido. Sin embargo, a pesar de ser un soldado muy letal a la hora de combatir con sus enemigos armados, todavía quedaba humanidad dentro de él.
Recordaban que el soldado Choi había sido expulsado y encarcelado por "su culpa" y desde entonces, por mucho que hubiera más gente que lo apreciaba dentro del ejército, había otros que solo esperaban el momento exacto para deshacerse de él.
— Mátala.
Jungkook abrió los ojos en grande.
— No voy a matarla...
— Sus padres son parte de la Viet Cong y ella...
— Está desarmada.
Lo redujeron entonces, primero obtuvo una patada en el estómago que le hizo soltar su arma, después lo tomaron de los brazos y del cuello. Jungkook trató de librarse pero no pudo.
— Si no la matas tú, lo haré yo... Y espero que tengas los ojos bien abiertos para que puedas verlo.
— ¡¡Basta!! ¡No la toquéis! ¡Podemos llevárnosla de rehén, no tenemos porqué matarla! — insistió Jungkook pero sus compañeros le propiciaron varias palizas mientras lo mantuvieron inmovilizados — ¡Podemos interrogarla! ¡Podemos hacer un intercambio! ¡Basta, dejadla en paz! ¡No puede defenderse!
— ¡Que te calles, joder! — le dijo el cabecilla del grupo tras darle un patada en el rostro; Jungkook escupió sangre y también una muela — Tienes razón, no tenemos que matarla... ahora. Antes podemos divertirnos con ella.
Las risas maliciosas le llenaron el cuerpo de impotencia, trató de zafarse pero quienes lo retuvieron le dislocaron el hombro izquierdo; aquello le hizo gritar como jamás había gritado antes.
La muchacha retrocedió asustada mientras aquel sujeto se acercaba a ella. Cuando se topó con la roca que tenía detrás, levantó los brazos y negó con la cabeza varias veces pidiendo piedad, por supuesto, en su idioma. El sujeto la tomó de la muñeca con fuerza y la golpeó en el rostro mientras la insultaba; la llamó de tantas maneras humillantes y xenófobas, pero el terror de verdad no llegó hasta que se desabrochó el cinturón.
— ¡¿Pero qué hacéis?! ¡No lo hagáis, joder! ¡Basta, basta, basta! ¡No la toques, hijo de puta! — gritó desesperadamente, pero entonces comprendió que aquello había sido planeado; que secuestraron a la chica y lo llevaron hacia una trampa porque eran los únicos en el territorio boscoso en el cual se encontraban — ¡Bastardo, hijo de puta! ¡Suéltala! ¡Déjala en paz!
— Cierra la puta boca — le dijo quien le había dislocado el hombro cuando lo tomó del cabello y lo obligó a mirar.
De impotencia, Jungkook comenzó a llorar. La chica luchó y luchó para quitarse a ese soldado de encima, pero era tan delgada y el sujeto le doblaba el tamaño y el peso, que no pudo oponerse durante mucho tiempo; después de varias agresiones físicas, se dejó someter al perder la conciencia.
Un terrible dolor en el lóbulo temporal aturdió a Jungkook durante unos segundos. La mirada se le volvió borrosa y casi dejó de respirar; no supo si era porque su agresor tenía su rodilla encima de su cuello o porque su cerebro estaba fallando. Sintió que volvería a desmayarse nuevamente, entonces oyó la voz de Taehyung.
« Jungkook... Tu amor me duele tanto... Tanto que la existencia se ha vuelto una tortura. Jungkook, ¿por qué me mataste? Si yo estaba enamorado de ti... ¿Por qué lo hiciste? Si yo te amaba... »
— "Tú no me amabas a mí, amabas a mi padre..." — le respondió a su alucinación.
Los soldados que lo retenían lo escucharon y se sintieron confusos porque no sabían a qué o a quién le estaba hablando, pero Jungkook podía ver a Taehyung arrodillado delante de él; observándolo con la misma mirada dulce y cálida que le caracterizaba. Sabía que esa imagen era un recuerdo que tenía de él, porque sus palabras tan crueles no cuadraban con la suavidad de su expresión al hablar.
« En el fondo sabes que te amé de verdad, pero me mataste... »
— "No... Yo no fui, yo no apreté el gatillo" — contestó de nuevo.
« Sí, lo hiciste, Jungkook... Me dejaste morir; mataste toda ilusión que tenía; mataste el amor que teníamos... Nuestro "juntos para siempre", mataste todos mis "te amo" cuando me privaste de la sensación de sentirme con vida tras volver a amar; tras enamorarme de ti. Tú me mataste, Jungkook...»
— "Tenías que saberlo para cruzar la luz..." — le dijo y luego lloró — "Estoy cansado... Déjame continuar, quiero continuar... al lado de Yoongi. Te amé y te protegí aun sabiendo que no íbamos a estar juntos jamás, ¿por qué...? ¿Por qué no puedes hacer lo mismo por mí?... Taehyung, por favor... Déjame ir..."
Los lloriqueos de la chica, debido al dolor de ser penetrada con brusquedad, devolvieron a Jungkook a la realidad. De repente, la alucinación de Taehyung desapareció y él vio aquel terrible escenario.
Sin saber de dónde había tomado la fuerza para levantarse, aprovechó que su agresor se había distraído para darle un golpe con la cabeza en la nariz. Después le dio un puñetazo con la mano derecha a otro que lo retenía por la parte izquierda y una patada en la quijada al que tenía su derecha.
Se impulsó rápidamente y corrió hacia el agresor de la muchacha; se lanzó sobre él como si le hiciera un placaje. Sobre su cuerpo bocarriba, inmovilizó sus brazos con sus piernas y lo golpeó tanto hasta que le rompió la nariz. Era una lástima que el combate era uno contra cuatro, no obstante, Jungkook supo defenderse y controlar la situación durante unos minutos.
El dolor que sentía en la cabeza era terrible, ni siquiera sabía cómo podía seguir de pie pero le atribuyó su hazaña a la ira y la adrenalina del momento.
Los otros soldados se dieron cuenta de que nunca podrían ganarle a Jungkook en un combate cuerpo a cuerpo, así que sacaron una navaja para conseguir apuñalarlo pero tampoco pudieron hacerlo, incluso con el dolor de sentir la hoja cortando la piel de su mano, Jungkook logró dejar inconsciente a uno de los cuatro. El más corpulento quiso devolverle el golpe, pero aunque era robusto y más alto que él y durante sus días como recluta en el cuartel pudo levantar cien kilogramos con menos esfuerzo que los demás, Jungkook consiguió arrebatarle el aire tras golpear su estómago. Se quedó arrodillado durante el tiempo que le tomó dejar fuera de juego al siguiente.
Suspirando y ensangrentado, Jungkook ni siquiera podía mantenerse en pie. La chica seguía en el suelo y Jungkook quiso ayudarla, pero el robusto del grupo trató de atacarlo por la espalda en cuanto se volteó; Jungkook agradeció que fuera tan idiota como para gritar de ira mientras iba a por él, pues con un movimiento que no se esperó, le rodeó el cuello con los brazos y lo inmovilizó con la pierna; pronto, el rostro de su contrincante se tornó violeta, pues lo estaba estrangulando.
De no ser porque sintió que algo estalló en su cabeza, habría matado a ese sujeto, ya que la boca se le llenó de espuma y la vista se le nubló. Perdió el conocimiento.
⊰✽⊱
"Jungkook.... ¡Jungkook!... ¡¡Jungkook!!"
Jungkook abrió los ojos, la luz le molestó al instante pero a medida que fue adaptándose al entorno, reconoció el rostro de su amigo.
— ¿Nam...? — murmuró.
Tras incorporarse, sintió tanto dolor en su cuerpo que le recordó lo que había sucedido.
— Estás muy malherido, recuéstate, por favor; aún no he terminado de examinarte.
— No... — respondió apartándole de su cuerpo — ¿Dónde están los demás? ¿Dónde está la chica?
Namjoon corrió la cortina que tenía a un lado, los otros estaban allí con él, peor que él... Lo miraron con cierta ira pero no dijeron nada.
— ¿Dónde está la chica? — volvió a preguntar.
Se levantó con dificultad y caminó hacia las camas vacías y escondidas tras las cortinas, pero no la encontró. Confundido, Namjoon le preguntó:
— ¿Cuál chica?
— La chica... — insistió con el corazón latiendo con mucha fuerza, después se volteó a ver a los agresores y su mirada lo dijo todo.
— El soldado Jeon ha sufrido una conmoción, doctor — dijo uno de los atacantes —. Antes nos enfrentamos a una emboscada liderada por una roja, es por eso que ahora pregunta por ella.
— Ya veo...
— No, eso no fue lo que pasó — replicó nervioso.
— Te hemos salvado la vida, tuviste un episodio de epilepsia o algo así... ¡Deberías estar agradecido con nosotros!
— ¿Epilepsia? — cuestionó Namjoon de inmediato.
Jungkook quiso decir la verdad, pero el dolor volvió de repente y casi perdió el equilibrio. Namjoon lo ayudó a sentarse en la cama de nuevo. La mirada que le daban los demás, era tan intimidante y amenazadora que Jungkook no dijo otra palabra; no porque tuviera miedo porque sabía que podría con ellos una vez más, sino porque no quería que Namjoon se viera involucrado en una pelea.
— Levántate la camiseta, no he podido oscultarte aún — le pidió amablemente.
Jungkook se levantó la camiseta, el suave contacto con sus hematomas le provocaba un terrible dolor. Namjoon observó viejas heridas debajo de las nuevas; tenía tantos raspones, sangre y hematomas tan violetas como los pétalos de una petunia morada.
Aunque el panorama era preocupante, no era nada que no hubiera visto antes, sin embargo, la presencia de aquel lunar en medio de su espalda le llamó la atención.
Cuando terminó de oscultarlo, tomó su hombro. Jungkook gimoteó y brincó de dolor, Namjoon le dio un trapo para que mordiera y, a la cuenta de tres, se lo recolocó. El sonido fue tan desagradable que el sujeto que se lo había dislocado, apartó la vista.
— Tienes muchas heridas y vasos rotos, pero... Nada de lo que deba preocuparme, cuando eras recluta viniste a mi consulta en peores condiciones — le dijo y Jungkook sonrió —. Pero...
— ¿Pero?
— ¿Siempre has tenido ese lunar en la espalda?
— ¿Qué? ¿Cuál lunar?
— Ese con la forma de Rumanía — le dijo con una sonrisa —, ya sabes, con forma de pez.
— No tengo lunares en la espalda, tengo en el resto del cuerpo pero no en la espalda. Solo uno en la nuca... ¿Por qué? ¿Me ha salido un lunar? ¿Eso es bueno o malo?
— Uhm... Espérame, ya vuelvo. Necesito sacar una muestra.
— ¿Del lunar?
— Espérame — volvió a decirle nuevamente.
Cuando Namjoon abandonó la habitación, Jungkook se puso en pie nuevamente, al igual que los otros.
— ¿Dónde está? ¿Qué le habéis hecho?
— Está muerta — respondió el de la nariz rota, el corazón de Jungkook se agitó —. Ni se te ocurra contárselo al sargento o iremos a por ti esta noche. No le agradas a nadie, Jungkook, y ni Min Yoongi, ni Park Jimin están aquí para protegerte.
— Os voy a matar — dijo sin vacilar —. Seguiré el consejo y no dormiré esta noche, pero yo no me preocuparía por mí... Hemos entrenado juntos durante nueve años, pero vosotros seguís siendo una mierda. Ya veremos quién acaba en el infierno.
Jungkook volvió de inmediato, oyeron sus pasos y rápidamente volvieron a tomar asiento. Namjoon tomó aire al entrar por la puerta.
— Jungkook... Tengo que hacerte una pregunta, pero no quiero que te asustes, ¿vale? Simplemente es una pregunta.
— De acuerdo.
Namjoon corrió la cortina de nuevo para tener intimidad, en voz baja, le preguntó lo siguiente que le desconcertó:
— ¿En tu familia hay antecedentes de cáncer o tumores?
— ¿Qué? — se quedó sin palabras pero trató de responder igualmente — Mi... abuelo, murió de cáncer.
— Hmmm... Gracias por responderme, ahora déjame ver ese lunar de nuevo...
— Namjoon, no me estarás diciendo que por un puñetero lunar tengo cáncer, ¿verdad?
— No he dicho nada de eso.
— Namjoon, por favor, preguntarme si alguien de mi familia ha tenido cáncer es como preguntarme... Dios, ni siquiera se me ocurre con qué compararlo, me has dejado tonto.
Cuando Namjoon extrajo la sangre, colocó una pequeña gasa en la herida del pinchazo y una tirita con un sol sonriente en el diseño.
— No hagas un drama de esto. No haré este análisis buscando cáncer, ¿de acuerdo? Antes mencionaron que tuviste un episodio epiléptico. Si tienes algo que pueda peligrar tu vida más además de la guerra, debo saberlo.
— ¿Extrayendo mi lunar?
— Shhh... Deja que te vende esa mano, luce tan fea...
⊰✽⊱
Jungkook cumplió su palabra. No durmió esa noche, ni siquiera se encontraba en la base, había salido en busca de la chica porque tenía miedo de que lo que le habían contado fuera cierto.
Ocurrió en un monte con un terreno boscoso y tortuoso, a Jungkook le costó subir por la oscuridad de la noche pero se ayudó con la linterna. El frío de aquel mes le había calado entero, caminó oyendo los aterradores sonidos nocturnos y en más de una ocasión creyó perderse, pero finalmente halló el sitio donde todo había ocurrido.
Encontró el cinturón de aquel sujeto y también las piedras y hojas manchadas se sangre, incluso halló su muela. Cuando se agachó para recogerla, escuchó un gimoteo.
Parecía el lamento de un animal arrollado que agonizaba, aunque Jungkook no se confió y sacó su pistola. Cuando se acercó, encontró el cuerpo de la niña, aún con sus bragas rotas y su cuerpo desnudo. Tenía la cabeza machacada, la sangre salía del agujero y Jungkook vio masa cerebral saliendo de su herida y su ojo izquierdo se desorbitóde su cuenca. Le habían golpeado reiteradas veces con una roca que estaba al lado de ella, pero no la habían matado; quizás para que sufriera de dolor hasta la muerte o puede que no se dieran cuenta de que aún respiraba.
Jungkook se echó a llorar en ese instante, pero cubrió su boca para silenciar sus sollozos con sus temblorosas manos. Estuvo un par de minutos llorando y sintiéndose tan culpable por no haberla protegido.
— Lo siento mucho...
La niña tenía un colgante que estaba manchado de sangre, era una pequeña flor de loto. Al no saber cómo se llamaba, le dijo mientras continuaba respirando:
— En mi país, el loto es una flor muy preciada. Es mi flor favorita junto con las margaritas, por eso bauticé a mi sobrina como Yeonseo, porque "Yeon" significa "loto" y también "hermosa" ... No sé cómo te llamas, pero sé que loto se dice "Liên" en esta nación — tras decirle eso, le dio un pequeño beso en sus dedos y sus lágrimas descendieron hasta tocar su piel —. Prometo que nunca me olvidaré de ti. Descansa en paz, Liên.
Se levantó, sacó el seguro a su arma y le apuntó en la cabeza. Disparó un segundo después para que la agonía de Liên concluyera finalmente.
⊰✽⊱
1967.
— Solicito mi vuelta a la brigada del sargento Min.
Hoseok mordió el bolígrafo con el que estaba escribiendo. Miró de arriba hacia abajo a Jungkook como si esperara que le dijera que era una broma, pero al verlo tan recto y con la mirada tan seria, suspiró.
— ¿Y eso por qué?
— Órdenes de mi médico.
— ¿De Namjoon? ¿Se cree por encima de mí? — bromeó pero al no obtener la respuesta que buscaba de Jungkook, suspiró — Necesito saber el motivo real de tu regreso, no puedo mandarte solo porque sí.
— Dijo que vendría a verlo, ¿no ha venido?
Hoseok negó con la cabeza.
En ese instante, alguien tocó la puerta.
— Adelante — dijo Hoseok.
Namjoon ingresó a la habitación, había estado buscando a Jungkook por todo el recinto y le dijeron que estaba con él sargento.
— Sargento, buenos días, ¿me permite llevarme al soldado Jeon un momento?
— ¿Va todo bien?
— ¿Eh?
— Me ha dicho que debe volver con Min Yoongi porque usted se lo ha dicho.
— Sí, en un momento se lo explico, sargento. Permítame un segundo.
Hoseok dudó un momento pero al final asintió con la cabeza y Namjoon se llevó a Jungkook al pasillo.
— ¿Qué ocurre, Namjoon? — preguntó al ver su rostro alterado, Namjoon simplemente le entregó un papel — ¿Qué es esto?
— Los resultados de tu análisis.
Jungkook observó el informe aunque no entendía nada de lo que ponía, pero sí se dio cuenta de una anotación en rojo aunque estaba en vietnamita.
— ¿LDH?
— Lactato deshidrogenasa — respondió —. Tienes los niveles elevados...
La mirada de Namjoon cambió de un momento a otro, Jungkook notó claramente que era ese tipo de mirada, la misma que le dedicó a Liên cuando la encontró en el bosque agonizando.
— ¿Qué significa eso?
— No estoy seguro, podría simplemente ser un error, pero... Tengo una corazonada — explicó.
— Suéltalo ya, Namjoon.
— Creo que podrías... tener cáncer.
⊰✽⊱
13 de febrero de 1967.
Tres días después, Jungkook estaba volviendo a la base donde se encontraba Yoongi porque en ella se encontraba el teniente Kim, y era el encargado de mandar a los soldados heridos de nuevo a casa. Namjoon quería que Jungkook volviera a la península y se sometiera a más estudios, análisis y pruebas para poder salvar su vida porque, tras extirpar el lunar y analizarlo en un laboratorio de Hanói, se dio cuenta de que el lunar era maligno.
Debido a la guerra, la tecnología en los centros médicos de Hanói no era fiable. Incluso el doctor Goldberg, quien le había atendido la primera vez, le sugirió a Namjoon que lo ideal era que volviera a Corea del sur o fuese a Estados Unidos para probar mejor suerte. Pero volver no estaba en los planes de Jungkook.
— Todo va a salir bien — le dijo Namjoon con una sonrisa —, lo importante es detectarlo antes de que sea demasiado tarde. Si te sometes a una quimioterapia cuanto antes...
— ¿Cuántas probabilidades tengo de sobrevivir?
— No te preocupes por eso ahora, lo importante...
— No me hables como si fuera tu amigo, háblame como tu paciente — le dijo de nuevo —. Dime la verdad, ¿qué probabilidades tengo de sobrevivir?
Namjoon se relamió los labios y suspiró, aunque le dio la respuesta, no hizo falta oírla para que Jungkook supiera la verdad.
— Tengo la teoría de que padeces un melanoma que se ha extendido bastante, pero no estoy seguro... Es diferente, te prometo que hallaré la forma de salvarte.
— Namjoon, no me has contestado.
— Hemos llegado — avisó el conductor.
Namjoon lo miró a los ojos y le dijo, con un terrible dolor en el pecho, lo que Jungkook quería oír: — Un 5% de probabilidades.
Jungkook sintió un vacío repentino, como si el mundo hubiera desaparecido a su alrededor. El sonido, el color y todo cuando veía desapareció durante unos segundos... Luego suspiró.
— Bueno... — sonrió — La vida nunca ha sido justa antes, ¿por qué iba a serlo ahora? — comentó y se bajó del coche antes de que las lágrimas le ganaran.
Cuando ingresó a la base, fue recibido con los brazos abiertos por sus compañeros que se alegraron de verlo. El teniente le recibió y también acudió a su encuentro otro sargento que los acompañaba.
Aunque le preguntaron qué hacía por ahí, Jungkook fingió que no le pasaba nada y bromeó con que era confidencial. Namjoon también fue bien recibido, pero el teniente le dijo que tenía que hablar con él.
Jungkook preguntó por Yoongi y le notificaron que estaba en el campo de tiro con Jimin. Jungkook le dijo a Namjoon que iría a saludarlos, a lo que el joven asintió y se marchó con Seokjin para conversar. Mientras aquello transcurría, Hoseok se dedicó a escribir una respuesta a su gobierno diciendo que no ejecutaría, ni al doctor Kim Namjoon ni al soldado Jeon Jungkook, pues no era esa clase de hombre y aquello, definitivamente, iba en contra de todos sus ideales como persona y como militar.
Lo que no sabía Hoseok, era que Yoongi les había dado la misma respuesta una semana antes.
Jungkook no conocía la base, se perdió un poco al principio y le pidió a un novato que le indicara el camino. El chico era tan amable que le recordó a su mejor amigo y tras acordarse de Jimin, le echó tanto de menos.
— Muchas gracias — contestó.
Tras aproximarse unos metros, pudo oír la voz de Jimin.
— Sí, pero es que mira... Estaba pensando que las lesbianas estuvieran en un transatlántico y se enamoraran durante el viaje.
— ¿Esos viajes no duran una semana? — cuestionó Yoongi — ¿Cómo harás para que se enamoren en una semana? Es ridículo, ni siquiera yo me enamoré de Marlon Brando a primera vista.
— ¡¿Marlon Brando?! Menudos gustos tienes, todos sabemos que James Dean es más guapo, ¡hasta el mismísimo James Dean lo dice! Si James Dean habla, tú escuchas y obedeces.
— Que sí, que sí, Park Jimin... — dijo Yoongi poniendo los ojos en blanco — Que ser mitad heterosexual te ha quemado las neuronas.
— Me tienes envidia porque estoy en las dos aceras — le dijo con una sonrisa juguetona con las dos manos en la cintura.
— Y en ninguna de las dos te atropellan.
Jimin expresó con su rostro la más terrible ofensa, por supuesto, estaba dispuesto a defender sus gustos sexuales a capa y espada, pero vio a Jungkook a lo lejos y se olvidó de todo.
— ¡¿Jungkook?! — exclamó sorprendido, aunque su corazón latió con tanta fuerza que ni siquiera pudo correr hacia él porque temía que se le escapara del pecho.
Al verlos, Jungkook comenzó a llorar. Abrió los brazos en grande y Yoongi corrió hacia él. Al verlo correr, Jimin también reaccionó.
Yoongi lo abrazó con fuerza y sollozó.
— ¡Has vuelto, has vuelto! ¡Por fin has...!
La frase de Jimin se le cortó en el aire, pues Jungkook tomó el rostro de Yoongi y lo besó en la boca. Yoongi, aunque desprevenido, le correspondió el beso.
El corazón de Jimin se rompió, pero no dijo nada. Fue empequeñeciéndose como una vela a punto de apagarse. Apartó la mirada y retrocedió un par de pasos con una sonrisa forzada en el rostro.
— ¿Qué haces aquí? ¿Por qué...? ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? — le preguntó Yoongi con una sonrisa y lágrimas que ya no podía contener — Oh, dios... Pensé que no volvería a verte en mucho tiempo.
— Lamento no haber vuelto a escribirte, han pasado tantas cosas... — confesó y luego volvió a darle un abrazo.
Jimin sonrió cuando se abrazaron. Estaba tan nervioso que había comenzado a levantar las cutículas de sus dedos con sus uñas y tuvo que esconder las manos detrás de la espalda cuando estas sangraron.
— Yo... — trató de hablar Jimin, pero Jungkook no le oyó.
Observaba a Yoongi como si observabara la pieza de arte más valiosa y hermosa del mundo; sus ojos brillaban con tanta intensidad que la euforia se notaba incluso en su sonrisa.
— Quiero estar contigo, Yoongi. Lo he decidido, quiero estar a tu lado.
— ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión? Pensé que...
— He aprendido tantas cosas por la fuerza... — respondió recordando a Liên — Y tengo algo que confesarte, pero eso no importa, lo que importa es que... estoy enamorado de ti. Te quiero, Yoongi, te quiero más que a nada...
— Me alegro de que hayas vuelto... — susurró Jimin y después se volteó para dejarlos solos, aunque observó hacia atrás un par de veces, el dolor que sintió fue descomunal.
Pero ya lo sabía desde hace tiempo; lo había comprendido bien. Jamás lo vería de la misma manera en que sus ojos lo observaban a él.
⊰✽⊱
Para tener mayor intimidad, Yoongi lo llevó a la tienda que utilizaba como habitación. Estaba un poco alejada de la multitud, por lo que les vino bien.
Yoongi no podía dejar de tocar el rostro de Jungkook y verificar que era él, pues hacía tanto tiempo que no le veía y aunque uno de sus temores fuera que decidiera dejarlo, su mayor miedo era que muriera.
— Te he echado tanto de menos... — murmuró.
Le dio un beso en los labios de nuevo y Jungkook lo abrazó. Quería sentir su calor, aunque el recuerdo del miedo que alguna vez le tuvo, apareció de nuevo pero era consciente de que ya no era la misma persona que hace un años.
— ¿Podemos hablar de lo que pasó antes de que te fueras, Jungkook?
El joven suspiró.
— Hay tanto de lo que hablar... — murmuró — Tuve miedo de ti en ese momento. Creo que es más que evidente que no sirvo para la guerra porque en muchos aspectos sigo pensando como un civil que mira por el bien común, pero... Durante todo ese año que estuve al lado de Hoseok, me ha tocado ver y hacer cosas que no soportaba. Así que pensé que tú tampoco quisiste hacerlo pero no tuviste elección porque fueron órdenes... Dime, Yoongi — le miró a los ojos —, tú... ¿Los habrías matado de todas formas, aunque no fueran órdenes?
— No — respondió, aunque dudó.
— Entonces, ¿por qué parecía que no tenías remordimiento tras hacerlo? Eso fue lo que más me asustó, parecías una máquina de matar que no se detendría ante nada, ni siquiera ante mí.
Yoongi acarició su mejilla de nuevo.
— No quiero mentirte, Jungkook, no quiero decirte que lo sé cuando no lo sé... Probablemente tengas razón y sea un monstruo...
Jungkook presionó sus labios.
— Está bien... — susurró tras darle un beso en la frente — Te quiero, Yoongi. Quizás ese sea mi error; quizás... Quizás te quiero tanto que eso me ha convertido en un monstruo también.
— ¿Por qué dices eso?
— Porque en el norte también me comporté como un monstruo con los civiles y la gente inocente que quería proteger, incluso... maté a una chica con mi propia arma. Desde entonces, me repito a mí mismo que fue por compasión, pero quizás si hubiera actuado antes, nada de eso habría pasado.
— No, Jungkook — negó con la cabeza —. Es bueno que conserves tu corazón. Ojalá pudiera decir lo mismo de mí, pero no es verdad... No soy una buena persona, solo una que te ama y el amor nunca ha convertido a monstruos en príncipes azules; quien lo crea, es la persona más engañada del mundo y le tengo lástima.
— Yoongi...
— Estoy feliz de que hayas vuelto, aunque aún no sé si de verdad quieres estar conmigo o si en el futuro mis actitudes volverán a alejarte de mí — dijo apartando su mano —. Antes dijiste que el amor de Kim Taehyung te salvó, cuando oí eso, tuve un poco de envidia... Ojalá yo pudiera decir que el amor de alguien me ha salvado alguna vez, pero no es así.
— ¿Mi amor no te ha...?
— No quiero decir eso — lo interrumpió —. Tu amor es bonito, es sincero... Sé que al principio te costó quererme, pero lo entiendo, has sufrido tanto que ni siquiera podías amar y sobrevivir al mismo tiempo, pero lo conseguiste. Estoy orgulloso de que pudieras continuar. Nunca comprendí la relación tan extraña entre Taehyung, tu padre y tú, pero tampoco quiero saber de ella; solo me importas tú, nadie más que tú... Y vi cómo te recuperabas, después de que me hubieras contado que te enlistaste para morir hasta el día de hoy, he visto esas ganas de vivir que tienes; He visto que has mejorado y te has esforzado... Yo no sé, Jungkook, si mi manera de amarte te salvó en algún momento, sin embargo, contigo aprendí que solo las buenas personas son salvadas por el amor y solo sé que te he hecho daño... Esa gente del refugio, yo no sabía... Tú y yo somos tan diferentes, Jungkook...
— ¿Qué quieres decir con eso?
— No te convengo y tú eres demasiado bueno para estar con una persona como yo.
— No — negó con la cabeza —. No quiero oírte... ¡No me hagas esto!
— Por un momento pensé que podría funcionar, lo admito. Pero si tienes miedo de mí... Si yo te doy miedo... Entonces es mejor cortar el problema de raíz.
Jungkook se cubrió los oídos y se arrodilló en el suelo.
— No me dejes, por favor, me lo prometiste...
Yoongi suspiró y se puso a su altura, acariciando su pelo que había crecido considerablemente, le dijo con sosiego.
— Siempre estaré para ti. No moriré, no me alejaré... Cuando me necesites, estaré allí, pero... — le vio llorar desconsoladamente y tuvo que tragarse su dolor para que aquello no fuera más doloroso — Pero hemos estado yendo y volviendo, ¿no te has dado cuenta? Nunca funcionará de este modo y yo ni siquiera me conozco... No quiero hacerte daño, no mereces recibir más daño del que ya has recibido.
— Eres mi corazón, Yoongi... Por favor...
— Y tú eres mi soldado — contestó — y como tu sargento te ordeno que seas feliz por tu cuenta. Si quieres que el amor te salve, sálvate tú primero... que sea tu amor el que te salve, no el mío ni el de Taehyung, él tuyo.
— No quiero vivir sin ti.
— Tienes que hacerlo, me lo debes — le dijo pero eso solo provocó que Jungkook llorara aún más —. Nunca he amado a alguien como te amo a ti, quizás mi amor no ha sido el mejor o el que merecías; quizás te he hecho más daño del que recuerdo, pero te he amado tanto, tanto... que ni siquiera me reconozco a mí mismo. Fue como si me hubieras embrujado; como si me hubieras hechizado en el primer momento en que me besaste.
— No seas incoherente, si de verdad me amas, ¿por qué me dejas? Yo quiero vivir contigo, quiero volver a casa contigo; quiero vivir una vida tranquila, en una casa bonita... ¿Por qué si me dices que me amas no quieres lo mismo?
— Lo siento mucho, Jungkook.
— Sargento... — la voz de Jimin le llamó la atención, estaba afuera — El teniente Kim solicita su presencia.
— Enseguida voy — le dijo a Jimin y luego volvió a dirigirse a Jungkook —. Ojalá te hubiera conocido antes de convertirme en esta persona, cuando tenía un corazón como el tuyo. En ese momento, quizás habría sido digno de que me amaras.
Yoongi salió de la tienda, se topó con Jimin al salir pero el muchacho no le dirigió la mirada. Jungkook se quedó atónito en su lugar, pero el llanto no tardó en surgir; el dolor le congeló el cuerpo y le hizo temblar. Jimin ingresó junto a él y lo abrazó, en cuanto se sintió consolado por su amigo, fue que sus sollozos sonaron como el más amargo y melancólico réquiem.
— Me duele... Jimin... ¿Por qué tiene que doler así? No lo soporto... Duele, duele, duele...
Jimin le dio un beso en la frente y lo abrazó con más fuerza. Quería darle ánimos, pero no sabía qué decir... No existían palabras adecuadas.
⊰✽⊱
— Hay que valorar la situación del sub-sargento Jeon — le comentó Hoseok a Seokjin.
— ¿Cuál es su situación? — preguntó Yoongi nada más ingresar a la carpa — Hoseok, ¿cuándo has llegado?
— Venía detrás de nosotros pero tuvo un inconveniente en el camino — explicó Namjoon.
— Ya, pero... Si tú no estás en la otra brigada, ¿quién está al mando?
— Fue una orden de los de arriba, el sargento Park Seohyuk ocupará mi puesto. Yo escoltaré a Jeon Jungkook de nuevo a Corea del sur.
— ¿Por qué ibas a escoltarlo?
— Sargento Min — lo llamó Namjoon —, Jungkook necesita tratamiento.
— ¿Tratamiento?
— El sub-sargento Jeon — continuó Seokjin — posiblemente tenga cáncer.
⊰✽⊱
14 de febrero de 1967.
Base del ejército surcoreano,
Vietnam, Tra Vihn Dong.
Los soldados que habían atacado a Jungkook acompañaron a Hoseok hasta la base de Tra Vihn Dong. No había por qué, ellos simplemente se habían ofrecido para escoltarlo. No le dijeron el porqué, quizás querían vigilar a Jungkook para que no dijera nada de lo que había ocurrido con la chica, a pesar de que habían pasado dos meses desde aquel acontecimiento sin que Jungkook abriera la boca. Fuera cual fuera el motivo, a Hoseok no podía importarle menos.
Los puso a trabajar. Como compensación por racionar la comida para seis personas más, Hoseok decidió patrullar por la noche junto a esos sujetos.
— Joder... — murmuró uno tras estornudar — Qué frío hace.
— Se me va a congelar la nariz — respondió otro.
— Dejad de ser tan quejicas y haced vuestro trabajo — ordenó Hoseok —. Tú, ve al noroeste y tú al este.
— Sí, señor.
Detrás de Hoseok estaba la carpa principal, donde se llevaban a cabo todas las elaboraciones de los planes de reconocimiento. Jungkook, Jimin, Seokjin y Yoongi se encontraban dentro, platicando sobre el futuro de Jungkook, quien no quería regresar a Corea del sur sin el sargento Min.
— He dicho que prefiero que me escolte el sargento Min a casa. Si debo ir con el siguiente grupo de heridos, prefiero que sea con él.
— Las órdenes son que te escolte el sargento Jung — le recordó Seokjin, y mientras Jungkook seguía discutiendo que no iba a abandonar el país sin Yoongi, el sargento Min se dio cuenta de que algo no iba bien.
— Nunca antes ha habido problema de que se sustituya a alguien al mando de los heridos, ¿por qué ahora ese asunto exige tanta obligación? Estoy seguro de que al sargento Jung no le importará.
— Fueron bastante claros, quieren que Hoseok vaya.
— ¿Para qué?
— Quizás tenga que ver con...
Yoongi abrió los ojos en grande.
— Mierda — murmuró.
— ¿Qué ocurre? — preguntó Jimin.
— Necesitamos terminar esta conversación a solas, por favor, haced el favor de retiraros — les dijo Yoongi, a lo que Jungkook respondió con un rotundo "no" — Por favor, sub-sargento Jeon, haga lo que se le ha pedido.
— Vamos, Jungkook — le dijo Jimin ayudándolo a levantarse de la silla.
— Por favor, haz todo lo posible para que volvamos juntos — le pidió Jungkook a Yoongi en cuanto pasó por su lado.
Seokjin no oyó lo que había dicho, pero sí la respuesta de Yoongi quien, sin mirarlo a los ojos para evitar levantar sospechas, susurró:
— Te lo prometo.
Unos segundos después de que Jungkook y Jimin abandonaran la carpa, Seokjin decidió romper el silencio.
— ¿Es Jungkook el hombre del que estás enamorado?
Yoongi se tomó su tiempo para contestar.
— Sí, así es.
— Ahora todo tiene sentido — respondió —, ahora entiendo por qué quiere que vuelvas con él a casa.
— Ya no estamos juntos, pero necesita apoyo... Y yo quiero estar con él hasta el final.
— Lo entiendo, pero... sabes lo que pasará si pisas el país.
— ¿Que me detendrán por traición? No voy a matar a Kim Namjoon ni a Jeon Jungkook para encubrir a los estadounidenses. En cuanto llegue, pediré una asamblea con el coronel para que lo analice nuevamente. Jungkook no es una amenaza y Namjoon...
— Es médico. Nunca ha tenido que matar a nadie como nosotros.
— Ha salvado más vidas de las que hemos quitado nosotros — respondió —, además... Si Hoseok pisa el país, también será detenido. Prefiero ser yo quien cargue con todo, lo tomaré como mi redención personal. No necesito que el mundo me perdone por mis actos, pero pagaré por mis crímenes y eso será todo lo que importe.
Seokjin sonrió.
— Entonces le has mentido a Jungkook — dijo y Yoongi apartó la vista —. Si él piensa que estarás a su lado mientras reciba el tratamiento, se equivoca. Irás a la cárcel, Yoongi... ¿Estás bien con eso?
— Jungkook lo entenderá.
— Te caerán entre cinco a diez años de cárcel... por cada víctima.
Yoongi bajó la mirada para que no le viera derramar sus lágrimas.
— Uno cosecha lo que siembra, ¿no?
— Es una trampa. No vayas — le aconsejó —. Dile la verdad a Jungkook, si crees que entenderá que te apresen, entenderá que no saldrás vivo de allí y que... probablemente te condenen a muerte.
— Seokjin — le miró entonces, su mirada estaba enrojecida —, tengamos esa conversación ahora, ¿quieres?
Seokjin se quedó sin palabras en ese momento, pero Yoongi lo miraba con tanta convicción que no pudo negarse.
— ¿Por qué me dejaste? — le preguntó.
— Me vi entre la espada y la pared... Sabes lo mucho que quise a tu hermana, aunque nunca la amé como a ti, siempre quise cuidarla; quizás quise protegerla tanto de sí misma que me descuidé a mí mismo.
— ¿Qué quieres decir?
— Antes de volver de la guerra, le dije que estaba enamorado de otra persona y que no podía casarme con ella porque no quería que esperara algo de mí... Así que Yoonhee, ella... me amenazó con suicidarse.
Yoongi sintió que se le cortó el aire en ese momento.
— En ese momento, tu padre sabía lo nuestro... Siempre has sabido cómo era él, sé que las cicatrices de tu espalda te recuerdan a ese monstruo...
— ¿Mi padre lo sabía?
— Sí — contestó, Yoongi apartó la mirada y buscó un soporte para apoyarse, entonces cargó el peso de su cuerpo con los brazos sobre la mesa —. Me dijo que dejaría de flagelarte si me casaba con Yoonhee y la salvaba de morir. Pero en el fondo siempre supe que yo no era el motivo de que se mantuviera con vida... Tu hermana no era una mala persona, solamente necesitaba ayuda pero yo no sabía cómo dársela. Tras morir tu padre, ella se suicidó.
Los labios de Yoongi temblaron y las lágrimas se estrellaron sobre la mesa.
— Yoongi... — volvió a pronunciar su nombre y Yoongi le miró a los ojos, siendo aquella la primera vez en mucho tiempo que no le observaba con odio — Me tomó mucho tiempo, pero al final comprendí que no tuve la culpa de que tu hermana tomara esa decisión. Y tú... tampoco deberías hacerlo.
— Pero ha sido mi culpa que enfermara... — susurró — No la protegí en ese momento...
Seokjin lo abrazó. Había añorado tener la oportunidad de sentir su cuerpo nuevamente, así que poder consolarlo le dio consuelo.
— Lo que le pasó nunca debería haberle pasado, ha sido una tragedia horrible... Pero no ha sido tu culpa... Aunque tu padre te hiciera creer lo contrario, no fue tu culpa lo que le hizo aquel hombre.
Yoongi se separó poco después, le miró a los ojos y luego se arrodilló ante él; con una rodilla apoyada en el suelo y la otra levantada.
— Perdóname, por favor... por haber manchado tu nombre; por haber sido tan egoísta... Perdóname. Sé que no lo merezco, pero...
— Nunca te he guardado rencor por ello — le dijo y Yoongi lloró todavía más —. Me dolió, pero... tú no lo sabías y yo no quería que cargaras con una culpa que no merecías. No tengo nada que perdonarte.
— Pero...
— Solo me queda agradecerte.
— ¿Por qué lo harías?
— Por amarme — Yoongi levantó la mirada y Seokjin le dijo su última frase —. Gracias por amarme, Min Yoongi y gracias por permitirme amarte, fueron los mejores años de mi vida... Ahora solo deseo que seas feliz, así que no vayas a casa. Huye con tu amor a donde la luz del sol os permita ver, pero vive y ama. Sé libre. Ahora... puedes ser libre.
Yoongi mordió su labio inferior y contuvo su llanto.
— Teniente, prometo pagar la deuda que tengo con usted.
Fuera de la carpa, Jungkook y Jimin estaban conversando sobre lo que pasaría después de la guerra. Por supuesto, Jimin trataba de persuadir a su amigo para que no fuera tan testarudo y volviera a casa. A lo que Jungkook le dijo:
— Si vuelvo, ya no volveré a verte... ¿Qué pasaría si muero antes de que regreses tú a casa?
— No te vas a morir... — le dijo pero Jungkook le dedicó una incrédula mirada — Bueno, ¡todos vamos a morir en algún momento! Pero no hoy, ni mañana ni pasado, ¿vale?
Jungkook sonrió.
— Aunque... si estiras la pata y no he vuelto, envía una carta a mi casa. Mi madre la guardará para mí.
— No sé dónde vives, genio.
— ¡Soy de Chungcheong del sur!Gungnam-ro 52, del condado de Buyeo. Mi humilde morada está cerca del parque Seodong, a unos diez minutos del estanque Gungnamji... ¡Cuando estemos allí en julio, tengo que llevarte al festival de las flores de loto!
— ¿Flores... de loto?
— ¡Sí! En serio, te gustará...
Jungkook se acercó a Yoongi cuando le vio salir con Seokjin. Jimin presionó con fuerza sus labios y después suspiró.
— Sargento, necesito hablar con usted.
— Os dejo solos— respondió Seokjin—. Sub-sargento Park, ¿me acompaña?
— Ay...— sonrió juguetón...— ¿Qué es eso de "sub-sargento"? Me sonroja, teniente.
Jimin quiso distraer los sentimientos de su corazón, así que siempre que necesitaba llorar, pretendía que las cosas no le afectaban y soltaba una tontería que pudiera hacer gracia. Esa noche, se fue con Seokjin para darle intimidad a Jungkook y Yoongi, aunque, en una ocasión, miró hacia atrás y los vio volviendo a entrar a la carpa.
— Esta noche está particularmente silenciosa— comentó Jimin—. Si fuera una película, no sospecharía... Pero ahora siento que algo pasará, es muy sospechoso.
— ¿Y qué podría pasar?— preguntó el teniente.
— No sé... Lo que suele pasar cuando hay demasiada calma durante una guerra, supongo.
Namjoon se despidió de Seokjin con la mano y con una sonrisa, después siguió patrullando.
Todos los soldados estaban dormidos, pues era casi medianoche y al día siguiente debían ensayar el nuevo asalto en las regiones del noreste.
Aunque, de un momento a otro, Hoseok dejó de ver a los soldados que patrullaban con él. Aquello le pareció extraño.
Después de pasar unos minutos inspeccionando el territorio, decidió volver hacia la carpa para notificarle a Yoongi que no encontraba a sus reclutas y que necesitaba su ayuda para localizarlos porque tenía un mal presentimiento, sin embargo, cuando llegó, vio a uno de sus soldados...
— Sargento... — murmuró y cayó de rodillas en el suelo, se desplomó en el cuello y Hoseok se dio cuenta de que tenía un disparo en la espalda.
Pero... Antes no había oído nada...
Entonces oyó un sonido que no sabía de dónde provenía, y quizás fuera el miedo y la incertidumbre o la impresión de ver morir a uno de sus soldados de repente, pero Hoseok no pudo reaccionar... Al menos no lo hizo hasta que recibió aquel disparo que le rozó la carótida.
La voz no le salió. Soltó su arma y con las dos manos presionó la herida, se dio vuelta y caminó hasta la carpa donde se encontraban Jungkook y Yoongi para advertir de lo que estaba sucediendo, pero no sabía si sobreviviría.
— Jungkook... — Yoongi lo tomó de los hombros — Quiero confesarte algo, es... sobre Seokjin y yo...
— ¿Sí?
En ese momento, Hoseok entró y cayó de rodillas frente a los dos. Se destapó la herida y la sangre emanó como una fuente.
Con su último aliento, dijo:
— Em... boscada...
⊰✽⊱
— La luna está preciosa hoy, ¿verdad? — le preguntó Seokjin a Jimin.
Desanimado, levantó la mirada cristalizada hacia el cielo nocturno y observó la luna llena. Sonrió melancólico y asintió.
— Está hermosa.
Seokjin le miró de nuevo, nunca le había visto tan apagado y se sentía preocupado por él.
— ¿Qué te ocurre?
— Nada... — respondió — Es solo que... estoy enamorado, teniente. Pero esa persona no siente lo mismo por mí.
— Pero... ¿Al menos se lo has dicho?
Jimin negó.
— No puedo hacer eso, no soy ese tipo de persona.
— ¿A qué te refieres?
— A que esa persona ya tiene a otra. Me gustaría ser su persona, pero... Mientras no se aleje de mí, estoy bien con que no sepa sobre mis sentimientos.
— Eso es bastante triste.
— Estoy acostumbrado a dar lástima — respondió con una sonrisa.
Hubo un breve silencio durante un momento, pero no fue incómodo. Seokjin quería hacerle sentir mejor, pero Jimin rompió el silencio tarareando una canción.
— Qué bonita melodía.
— Gracias... — sonrió — La he aprendido de los americanos. Me gusta la letra, siento que transmite tanto sentimiento.
— ¿La cantarías... para mí?
— Sí... — respondió. Se tomó un momento; cerró los ojos, y comenzó a cantar... — «No sé... qué tienen las flores, Llorona, las flores... del Campo Santo...No sé qué tienen las flores, Llorona... Las flores del Campo Santo...»
Jimin había convivido con los soldados estadounidenses varias veces, conoció a Álvaro, entonces, un hombre de veintipocos años que solía cantar en un idioma diferente al inglés; después descubrió que tenía ascendencia mexicana y hablaba español como primera lengua. A Álvaro le gustaba cantar, solía formar estar en varias fogatas con su guitarra española y cantaba aquella canción.
Álvaro le dijo a Jimin que esa canción le recordaba a su "madrecita hermosa" que esperaba que volviera de Vietnam. Pero Álvaro falleció en un tiroteo con los de la Viet Cong hacía dos semanas y Jimin se quedó con su guitarra.
En la ausencia de Jungkook y cuando dejó de responder sus cartas, Álvaro se había convertido en su apoyo emocional; era risueño, amable y bondadoso, quizás a Jimin le gustaba pero nunca pudo comprobarlo, ni siquiera cuando murió en sus brazos y le pidió que, si viajaba a Nuevo México en algún momento, le cantara a su "madrecita hermosa" la canción de La llorona.
«Que cuando las mueve el viento, Llorona... Parece que están llorando... Que cuando las mueve el viento, Llorona... Parece... que están llorando...»
Seokjin no daba crédito a lo que oía, aunque no comprendiera la letra, le causaba un sentimiento de ensoñación y melancolía, pues la voz de Jimin era hermosa; era tan suave y fluía como el agua de un precioso río. Parecía una brisa cariñosa que sopla cuando florecen las flores en primavera.
Pensó, por un momento, que si tuviera que morir esa noche, le gustaría morir oyendo la voz del hombre que le robaba los suspiros tan solo con sus ojos y el alma con su melodía.
«Ay, de mí, Llorona, Llorona... tú eres mi chunca... Ay, de mí, Llorona, Llorona... tú eres mi chunca...»
Cuando Jimin finalizó su canción, Seokjin sonrió. La lágrima se resbaló su ojo derecho, el cual estaba sano pero sintió que también le lloraba el otro ojo y también la vida. Aplaudió y vio a su estrella, a quien amaba con tanto fervor pero no se sentía capaz de confesar sus sentimientos.
— Ha sido precioso — le dijo Seokjin.
— Gracias por escuchar.
— Jimin — dijo su nombre antes de que se fuera —, quiero confesarte algo...
— ¿Sí?
Sin embargo, antes de que pudiera confesarle sus sentimiento, algo cayó desde una dirección desconocida frente a ellos. El sonido les llamó la atención y bajaron la vista hacia el suelo.
— ¿Una granada? — murmuró Jimin.
Levantó la vista para ver a Seokjin y él le miró nuevamente, en el instante en que se dio cuenta de que no tenía el anillo.
«Me quitarán de quererte, Llorona... Pero de olvidarte, nunca...»
Seokjin tomó a Jimin por la fuerza, con brusquedad, corrió junto a él y arrastró su pierna al menos cinco metros pero supo que no podría ponerlo a salvo de aquella manera, así que lo empujó con tanta fuerza que el cuerpo de Jimin se deslizó sobre el suelo un par de metros.
— ¡¡Teniente!! — gritó Jimin, pero fue demasiado tarde, pues la granada detonó.
«Me quitarán de quererte, Llorona, pero de olvidarte... nunca...»
⊰✽⊱
«¿Alguna vez ha pensado en la muerte, sargento?»
Una explosión lejana alertó a Yoongi, quien aún observando el cadáver de Hoseok, no podía creer que había perdido a su amigo.
Más tarde, oyó los disparos y los gritos de combate. Los soldados salían de sus tiendas para combatir al enemigo, entonces, un joven entró a la carpa.
— ¡Sargento, nos están atacando! ¡Es una emboscada! — exclamó antes de ver y sorprenderse por la sangre que había en el suelo y el cuerpo de Hoseok.
Detrás de él, ingresaron más soldado en busca de munición. Yoongi se vio obligado a darle indicaciones aún sin saber a cuántos soldados enemigos se enfrentaban. Los soldados que ingresaron a la carpa tomaron la munición, las armas y las granadas de mano, también se llevaron los chalecos antibalas.
— Déjame ayudarte — le pidió Jungkook.
— No, tú quédate aquí.
— No estoy bajo tus órdenes, si tú sales de esta carpa, iré detrás de ti.
— ¡Que no!
— ¡Lo haré de todas formas, no eres mi sargento!
Yoongi observó a Hoseok de nuevo y después a Jungkook.
— Tu sargento ha muerto... Ahora respondes ante mí — le dijo —. Quédate aquí...
— ¡No me quedaré aquí! ¡Voy a morir de todos modos, ¿qué más da cómo lo haga?! ¡Eso no importa!
— ¡A mí me importa! — respondió Yoongi — A mí me importa...
— Saldré de todos modos cuando te hayas ido — respondió Jungkook —. Por favor, sargento... déjeme servirle hasta el final. Déjeme dar mi vida por usted y por el honor de mi país.
— Joder... — suspiró para mitigar los nervios — Está bien, pero no te separes de mí — aceptó a regañadientes.
Jungkook iba a coger la munición, las armas y los explosivos, sin embargo, cuando abrió el armario donde se encontraban los chalecos antibalas, se quedó petrificado.
— ¿Qué sucede? ¿Ya no quedan chalecos? — preguntó Yoongi cargando las escopetas.
— Queda uno.
— Bien — respondió verificando el peso del arma —, pues póntelo tú.
— No, no me lo pondré yo, lo harás tú.
— Póntelo tú o no sales de esta carpa... ¡Como si tengo que amarrarte a la mesa, no sales de aquí sin ese chaleco!
Aunque no le gustó, la idea, Jungkook aceptó la orden que le había dado. Mientras se lo ponía, observó las placas que colgaban del cuello de Yoongi; el tintineo le puso nervioso.
— ¿Estás listo? — le preguntó Yoongi antes de salir.
— Sí.
— Bien... — se acercó al cadáver de Hoseok y le cubrió el rostro con una manta que tenían en el armario — Descansa en paz, amigo mío.
Antes de salir de la carpa, con el sonido de las balas, de los explosivos y los gritos, Yoongi se detuvo; se volteó a ver a Jungkook y le miró a los ojos como si no fuera a regresar... Después lo abrazó con fuerza y besó sus labios; le besó aunque le hubiera dicho que lo mejor para ambos era que no estuvieran juntos... Pero Yoongi realmente quería estar con él; quería envejecer a su lado y hacerlo feliz, pero no era el indicado; una persona que iría a la cárcel por crímenes como los suyos, no era digno de vivir al lado de una persona como Jungkook.
— Perdóname, por favor — le pidió Yoongi.
— ¿Perdonarte? ¿Por qué?
— Por hacerte amarme.
Jungkook suspiró profundamente, Yoongi le dio la espalda y salió de la carpa. Jungkook cerró los ojos con fuerza... Nuevamente ese dolor... Y los síntomas que siempre venían con él.
«Yo también te pedí que te quedaras... Y te marchaste.»
Taehyung apareció en un rincón, junto a la salida. Jungkook abrió los ojos y le vio, vestía de negro, como si llevara un traje y encima una especie de túnica o capa oscura.
— ¿Eres mi tumor, verdad?... Taehyung nunca me diría algo tan cruel.
«Puedes llamarme como quieras; tumor, destino o muerte... Al final de todo, cuando tus pesadillas acaben, siempre estaré volviendo a ti.»
— Ya veo, ¿Eres mi karma, entonces? ¿Has venido aquí para verme morir en el campo de batalla?
«He venido a ver cómo el amor no te salva esta vez.»
Sus palabras le resultaron duras de procesar. Apartó la vista un segundo y cuando volvió a mirar en su dirección, ya no estaba.
Suspiró entonces y después salió al campo de batalla.
Lo primero que hizo, fue disparar hacia el sur, de donde venían los enemigos. Les dio a un par y después se apoyó contra la espalda de Yoongi para evitar que los que venían del norte, lo atacaran por detrás. Luego tomó una granada de mano, le quitó la anilla con los dientes y lanzó el explosivo hacia un grupo de miembros de la Viet Cong que se aproximaban a ellos.
Yoongi daba indicaciones a gritos a sus soldados, les pidió que construyeran una trinchera. Algunos fueron hasta el almacén de comida y cargaron con sacos de arroz y cajas que luego colocaron como escudos. Yoongi seguía gritando, disparando y Jungkook le cubría las espaldas. En un momento dado, completamente enfadado, Yoongi dijo:
— ¡Alguien ha dado el chivatazo, joder!
Jungkook no le preguntó a qué se refería, pero se quedó con eso en la cabeza durante un par de minutos, hasta que una granada llegó a parar a sus pies.
— ¡¡Granada!! — exclamó.
— ¡Todos a cubierto! — ordenó Yoongi.
Jungkook cogió el explosivo con la mano y la lanzó hacia el cielo tan rápido y con tanta fuerza como le fue posible, y luego cubrió a Yoongi con su cuerpo para protegerlo de los proyectiles. La granada explotó en el cielo.
— Mierda... — murmuró Yoongi cuando se incorporó, verificó que Jungkook estuviera bien y se sintió aliviado de que así fuera — ¿Dónde cojones está Seokjin cuando más lo necesito?
Jungkook observó en todas las direcciones; vio caos, escuchó gritos y disparos pero en su preocupación solo esperaba ver a una sola personas.
— ¿Y Jimin? — preguntó — No veo a Jimin, ¿dónde está?
— No te preocupes... Ha ido con Seokjin, él le protegerá.
— ¡Señor, se nos acaba la munición! — le avisó uno de sus soldados.
Yoongi abrió los ojos con sorpresa y se cabreó.
— ¡¿Cómo es eso posible?! ¡Tenemos munición como para recrear la jodida Segunda Guerra Mundial!
— ¡Lo siento, señor! ¡Le digo la verdad...! ¡No queda munición!
A Yoongi le castañearon los dientes de ira. Se mordió el labio inferior con tanta fuerza que se hizo un corte, luego se golpeó la cabeza con la mano abierta reiteradas veces mientras maldecía.
— ¡Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda! ¡De eso se trataba, joder! ¡De eso se trataba!
— ¡¿Qué ocurre, sargento?! — preguntó Jungkook alterado.
Yoongi no le respondió, le tomó al soldado que le había avisado del brazo y lo inclinó hacia él.
— Utilizad las armas blancas, ¡todas si es necesaria! Tenemos que proteger esta base y a nuestros compañeros a como dé lugar!
— ¡Señor, sí, señor!
Atrincherados, Jungkook se sentó al lado de Yoongi, quien comenzó a llorar. Su rostro se había manchado de tierra y para darle consuelo, lo tomó de la mano.
Aguardó a que dejara de llorar y tras oír su respiró sabiendo que se había recompuesto, le dijo con toda la confianza del mundo:
— Cúbreme — le pidió Jungkook.
— Siempre — respondió Yoongi.
Cuando Jungkook se levantó sujetando el arma, el panorama que vio le pareció aterrador. No sabía cuántos soldados eran, pero sí que les superaban en número.
Mató a decenas con su puntería, pero al final las cosas no son infinitas y su rifle se quedó sin munición. Jungkook recibió un disparo del enemigo y su chaleco absorbió el impacto, aunque eso le hizo perder el equilibrio y cayó de espaldas.
Yoongi lo sujetó antes de que tocara el suelo.
— ¡Te tengo, cariño mío! — le dijo con una sonrisa.
Jungkook le correspondió la sonrisa y rápidamente se incorporó, cogió tres cuchillos, que los soldados le habían proporcionado a Yoongi hacía media hora, y los lanzó apuñalando en el pecho y cabeza a dos enemigos pero se hizo un corte con la hoja del último cuchillo la mano le sangraba demasiado.
Yoongi rasgó la tela de su camiseta y le cubrió la herida. Presionó con fuerza al hacer el nudo y Jungkook hizo una mueca de dolor.
— Cúbreme — le pidió Yoongi.
— Siempre... — respondió Jungkook.
Aguardaron durante unos segundos que a Jungkook le tomó verificar cuántas balas le quedaban en el rifle de un compañero que había sido abatido recientemente. Le quedaban seis, observó a Yoongi y asintió con la cabeza para que supiera que estaba listo.
Segundos después, Yoongi se incorporó y lanzó un cuchillo, que derribó a un soldado, luego lanzó el segundo y el tercero. Jungkook se deshizo de cinco soldados que creyó que serían una amenaza por su proximidad, pero antes de que pudiera ejecutar su sexto y último disparo, Yoongi recibió cinco balazos en el pecho.
Y Jungkook le vio caer en cámara lenta.
Quiso sujetarlo, pero falló, pues lo único que logró coger de él fueron sus placas... Las cuales arrancó de su cuello cuando el cuerpo de Yoongi impactó contra el suelo.
— ¡¡No, no, no, no, no, no, no, no, no, no!! ¡¡No!! ¡Por favor, no! ¡No, no! — gritó desesperadamente hasta rasgarse la garganta — ¡¡Por favor, no!! ¡Esto no, esto no! ¡Así no!
De los agujeros de las heridas de bala emanaba sangre en tanta cantidad que, aunque Jungkook se esforzara por cubrirlas y detener la hemorragia, no era suficiente; se escurría entre sus dedos o su ropa la absorbía provocando que se expandiera.
Yoongi, conmocionado y escupiendo sangre, observó a Jungkook, quien lloraba amargamente y volvió a tocar su piel levantando su mano hacia su mejilla con la poca energía que le quedaba... Sus últimas lágrimas se le escaparon entonces, cuando supo que ese sería su fin.
— Lo sabía... — murmuró mirando a Jungkook, solo a Jungkook, porque, aunque el mundo se sumiera en la fatalidad del universo y el destino, siempre, siempre, siempre... tendría ojos únicamente para Jungkook — De cerca, la muerte es hermosa.
Su mirada se apagó unos segundos después de que dijera sus últimas palabras en su agonía. Jungkook se quedó observando y sintiendo cómo la tibia mano que antes tocaba la piel de su mejilla, caía por inercia al suelo, advirtiéndole de que su último aliento había expirado.
Yoongi había muerto.
Y Jungkook expulsó el grito más terrible y doloroso que nadie había oído jamás; había sido tan desgarrador que sonó por encima de los disparos y las explosiones, y sus lamentos melancólicos le siguieron después.
Sacudió el cuerpo de Yoongi reiteradas veces mientras llamaba su nombre y le pedía que le mirara a los ojos, que le hablara, que respirara... Que no muriera. Después, aun sabiendo que se había ido, trató de reanimarlo. Le practicó las presiones en el pecho y las respiraciones boca a boca, una y otra, y otra, y otra vez... Se sintió en un bucle eterno como si tuviera esperanzas de que volviera con él, pero sabía que se había ido. Y cuando se dio cuenta de que no podía hacer nada más; de que le habían arrancado a su amor por segunda vez, Jungkook abrazó su cadáver con tanto ímpetu mientras lloraba, y lloraba... Mientras le lloraba un triste océano y se consumía en su propio dolor, sangre y lágrimas.
Sintió que el cuerpo de Yoongi se volvía frío cada instante que pasaba, aunque solo era una ilusión, pero su pena era tan inmensa y vasta como el universo, que en lo único que podía pensar, era que si no le daba calor con su cuerpo, cuando le soltara habría de desaparecer.
Sus oscuros ojos, sin vida y sin brillo, reflejaban el plenilunio de aquella noche; Jungkook le acarició las mejillas, ¡incluso trató de que reaccionara dándole leves golpes en su piel! Pero lo único que logró fue mancha su rostro con su propia sangre.
Se balanceó un poco, escondió su rostro en entre el cuello y el pecho de Yoongi buscando oír un latido, aunque fuese uno, pero sabía que aquello nunca volvería a pasar. Recordó las noches que pasaron juntos y se arrepintió tanto de haberse marchado ese año entero; deseó, deseó, deseó volver atrás con toda su alma, su corazón y sus fuerzas; tanta fue su esperanza de que aquello solo se trataba de una terrible pesadilla, que la sugestión le hizo creer que Yoongi volvería con él.
Abrazó su cuerpo de nuevo... La barbilla de Yoongi reposó sobre su hombro, luego su mejilla; Jungkook le sostuvo de la cabeza para aferrarse más a él, pero mientras más su cuerpo se encontraba cerca del suyo, más sentía que su alma se rompía y se ahogaba en su dolor.
— Te amo... Te amo, te amo, te amo... Por favor, vuelve... — susurró — Te amo... No necesito que estemos juntos, he aprendido a estar solo... Toda mi vida lo he estado... Pero... Por favor, vuelve... Te lo ruego, no me dejes, podemos ser buenos amigos... Por favor, por favor, por favor... — apretó con fuerza sus ojos y sus lágrimas nuevamente se desprendieron de sus pestañas, pero el milagro que esperaba, nunca llegó — No eres un monstruo...
Sollozó de nuevo tras reposar el cuerpo de Yoongi en el suelo y pasando sus dedos sobre sus párpados para que sus ojos pudieran lucir cerrados. Observó su boca entreabierta y lo besó por última vez; no le importó que le viera alguien.
— Descansa... Cariño mío...
Luego escuchó que habían ordenado la retirada de los soldados vietnamitas porque a pesar de que superaban en número a los surcoreanos, la División Tigre era más letal. Jungkook le arrebató el rifle a un sujeto que estaba a un metro de él y saltó hacia el otro lado de la trinchera. Los persiguió y mató a quienes se encontraba en su camino haciéndose con las armas de sus víctimas. Por supuesto, no pudo matarlos a todos pero cuando se quedó sin munición, tomó a uno de ellos y lo atacó. Le dispararon como plan de contraataque, pero no lograron matarlo.
El Jungkook que se hubiera quedado entumecido, esperando morir a manos del enemigo, murió con Yoongi aquella noche y, a cambio, la ira, la frustración y el dolor le pusieron en pie.
Sus compañeros fueron a ayudarlo, lucharon a su lado; aunque la noche era oscura, los disparos iluminaron segundo a segundo lo que acontecía; para muchos vietnamitas, el rostro cubierto de sangre de Jeon Jungkook había sido peor que ver el de la muerte... Al menos, si no consideraban que Jungkook fuera la muerte para ellos.
Al final... No quedó nada de Jungkook. Se perdió en el dolor y vio huir a los que habían sobrevivido.
Aquella noche, los soldados surcoreanos tuvieron quince bajas y los vietnamitas alrededor de doscientas cuarenta y seis.
«¿Estás satisfecho ahora?»
— No...
«Lo has perdido todo y a todos... Perdiste tu humanidad, el rumbo de tu vida y las esperanzas... Perdiste a Hoseok, a Seokjin, a Namjoon, a Jimin, a tu madre, a tu padre, a Yoongi... Y a mí...» le dijo "Taehyung" «Es comprensible que desees morir.»
— No... Morir... ya no tiene sentido para mí — murmuró observando la luna llena, sabiendo que cada vez que la viera, recordaría que en una noche como esa, había perdido a quien amaba — Yo... quiero dejar de existir.
⊰✽⊱
15 de febrero de 1967.
Jungkook observó el cadáver de Seokjin. La mitad de su rostro se había desfigurado debido a la explosión. Apartó la vista de inmediato mientras levantaban su cuerpo para llevarlo con los demás.
Siguió caminando, buscando a Jimin y detuvo al chico que le había indicado dónde se encontraba el campo de tiro.
— Tú... — le dijo al tomarlo del brazo — El sub-sargento Park... ¿Dónde está? ¿Él...?
— Hemos hallado su cadáver al noroeste — le dijo, la mente de Jungkook se nubló por completo —. Llevaba sus placas en la mano, lo siento mucho, sub-sargento Jeon.
El muchacho se marchó cuando oyó que le llamaban para levantar el cuerpo de Hoseok, por lo que se adentró en la carpa.
Jungkook dio media vuelta, a pesar de que otro soldado le había llamado. Arrastró su pie pero ignoró el dolor del esguince, de tantas heridas, físicas y emocionales, ni siquiera podía prestarle atención a algo tan absurdo como eso.
Se detuvo frente a un joven que tenía un torniquete en la pierna derecha y sostenía un rifle.
— ¿Está cargado? — le preguntó, aunque muy aturdido, el chico le dijo que sí con la cabeza.
— Creo que... le queda una bala.
— Perfecto — respondió —, es más que suficiente.
La tomó y continuó caminando. Caminó y caminó, hasta llegar al almacén donde se guardaban los costales de arroz. Empujó una caja con fuerza hasta la mitad del lugar, luego encimó otra tras ver que era demasiado baja.
Cuando se sentó, contempló el sentimiento de vacío que se había adueñado de él. Ni siquiera recordaba el cáncer que probablemente tenía porque no había encontrado a Namjoon por ninguna parte y las personas que solía amar, habían muerto. Y se preguntó, "¿qué sentido tiene que siga viviendo yo?" Porque Jimin había sido su última esperanza.
Quizás, para una persona que deseaba que otra no estuviera muerta, habría ido a reconocer el cuerpo para cerciorarse, pero Jungkook estaba tan cansado de tener esperanzas. No quiso arriesgarse y sentir aún más dolor tras confirmar que, efectivamente, su mejor amigo había muerto.
Preparó el rifle y comprobó que aquel muchacho no se hubiera confundido, pero efectivamente quedaba una bala. Inclinó el arma con el cañón apuntándose a sí mismo y el dedo pulgar sobre el gatillo, después, metió la punta del cañón en su boca y le pidió perdón a Yoongi por lo que estaba a punto de hacer cuando observó sus placas en su mano.
Cerró los ojos.
Y entonces...
— ¿Habéis visto a Jeon Jungkook? — escuchó la voz de Jimin al exterior y se quedó paralizado — ¡¿Alguien lo ha visto?! ¿Alguien ha visto al sub-sargento Jeon?!
— ¿Por qué gritas tanto? ¡Estoy enfrente de ti! — le regañó alguien.
— ¡Me ha explotado una granada en la cara, perdóname si tengo el tímpano hecho mierda, gilipollas! — respondió gritando.
Jungkook sonrió, después se rió y lloró. Apartó el arma de su rostro y se mantuvo durante unos minutos dentro de aquel sitio, pues no podía dejar de llorar y agradecer a ese dios en el que realmente nunca había creído, que le hubiera dado una razón más para seguir adelante.
Aunque, cuando concluyó su llanto, se levantó donde estaba sentado y salió del almacén. Observó hacia todas partes y se topó con otros tantos soldados; les preguntó por Jimin, pero su voz resonaba incluso en el más amplio páramo, por lo que siguió, siguió y siguió andando en aquel laberinto lleno de muerte, lamentos, sangre y heridas... Pero no logró hallar a Jimin por ninguna parte y, durante un segundo, creyó que su cerebro enfermo le estaba jugando una mala pasada. Se detuvo a pensar, a meditar sus siguientes pasos, hasta que el mismo chico que le había dicho que Jimin había muerto, se acercó corriendo a él.
— ¡Sub-sargento! — le llamó y Jungkook levantó la cabeza para verlo — He visto al sub-sargento Park... ¡Está en el campo de tiro, le he visto ir hacia allá! Lamento tanto lo que le dije hace rato, realmente pensé...
Jungkook no le dejó terminar, pues se apresuró hacia donde le había dicho el chico. En un momento dado, la molestia del tobillo le pasó factura pero no se detuvo. En el campo de tiro no había nadie, pues los cuerpos se habían colocado hacia la entrada de la base, cerca del alambrado. Observó hacia todas partes, pero no halló a Jimin... Caminó y caminó, lo buscó desesperadamente y quiso gritar su nombre pero la voz no le salía, entonces, lo oyó...
— ¡¿Jungkook?! — su grito le hizo sonreír, se volteó y allí estaba... corriendo hacia él y le pareció tan preciosa y la manera irónica en la que el universo los volvió a reunir; pues el panorama que había visto le resultó familiar; a pesar de que Jimin corría y cojeaba al mismo tiempo, convergía hacia él como ya lo había hecho al llegar hace dos días.
— Jimin...
— ¡¡Jungkook!!
— ¡Jimin!
Jungkook también corrió. No le importó el esguince ni todas las demás heridas, pues en ese momento las lágrimas no eran dolorosas, estaba tan contento de ver a su amigo que podría gritar su nombre hasta que le sangrasen las cuerdas vocales.
Lo único que Jungkook quería, era sentir el abrazo de su mejor amigo, de su alma gemela... Sin embargo, las intenciones de Jimin no fueron las mismas.
— Pensé que te había perdido... — le dijo Jimin cuando se habían acercado con sus mejillas heridas y empapadas de sus lágrimas.
— Yo...
Pero Jimin no le dejó hablar. Tomó su rostro con ambas manos y le besó en los labios. Le dio un beso tan apasionado y ardiente como el infierno y el dolor. Jungkook se quedó inmóvil, confuso, desorientado, aturdido...
Los labios de Jimin tenían otro sabor que desconocía pero que le hizo abrir los ojos hacia una realidad que, aunque muy en el fondo siempre hubiera tenido sus sospechas, jamás quiso creer.
Jimin soltó su rostro lentamente, sonrojado y nervioso. Supo que había cometido un error entonces, por la mirada de Jungkook, pero... No sabía por qué le miraba con tanta lástima, como si la elección de enamorarse de él fuera una sentencia de muerte.
— Me alegro de que estés vivo... — le dijo a pesar de todo.
⊰✽⊱
Jimin no podía parar de llorar tras enterarse de la muerte de Hoseok y Yoongi. Después de que Seokjin le salvara la vida, tuvo que defender el campamento militar sin siquiera darse el tiempo de llorar su pérdida. Pensó que moriría, pero no lo hizo; tampoco podía permitirse morir justo después de que alguien hubiera dado la vida por salvarlo.
En un momento dado de la batalla, escuchó el grito de alguien y se sorprendió por lo alto que había sonado, incluso le había dado escalofríos pero estaba ocupado poniendo a Namjoon a salvo. Más tarde, al amanecer, alguien le comentó que aquel grito fue de Jungkook y que el sargento Min había fallecido en combate.
Por supuesto, no se lo creyó hasta que vio su cadáver... Y en eso estaba, viendo la hilera de cadáveres. Jungkook ni siquiera podía consolarlo, aunque Jimin buscaba consuelo de su parte; aún estaba en estado catatónico sin poder hacerse a la idea.
— ¿Qué vamos a hacer con los muertos, señor? — le preguntó alguien al comandante.
— Los que tengan familias, serán devueltos a casa y los que no, serán cremados en otra fosa.
Jungkook le miró como si hubiera confesado un crimen.
— ¿En una fosa? — cuestionó Jimin — ¡Eso es injusto, es inhumano! ¡Esta gente ha dado la vida por nosotros!
— Es el protocolo — respondió sin vacilar.
Jungkook volvió a mirar las placas de Yoongi, en ellas solían ir el nombre del soldado, el tipo de sangre; a veces la dirección de su casa, o la religión que practican. Yoongi era cristiano.
— ¡Me importa una mierda el protocolo! — respondió Jimin con agresividad.
Recto y desafiante, el comandante se posicionó enfrente de Jimin, quien le miraba iracundo.
— El sargento Min y el teniente Kim no tienen familias, por lo tanto, serán cremados juntos.
— ¿Qué? — Jungkook por fin reaccionó.
— Así es. Todos vosotros habéis firmado un documento y habéis puesto a un responsable por si moríais en esta guerra; el responsable de enterrar o cremar al sargento, era el teniente Kim y viceversa, pero ambos están muertos, y como manda el protocolo, los cuerpos pertenecen al Estado ahora y el Estado ordena que sean cremados.
— ¡No podéis hacerlo, el sargento...! ¡Min Yoongi es cristiano! — exclamó con enfado.
— Y yo budista — respondió —, pero en la guerra, ¿a quién le importa? Deje a un lado sus escrúpulos, sub-sargento Jeon, ambos tendrán una conmemoración en su nombre. Ahora son héroes de guerra.
— ¡¿Y entonces por qué cojones nos hacéis poner eso en las placas?! ¡¿De qué coño sirve si no vais a respetar la memoria de los demás?!
El comandante lo empujó con fuerza, a Jungkook le tomó desprevenido, por lo que perdió el equilibrio y cayó al suelo.
— ¡No te dirijas hacia mí con tanta insolencia!
Jungkook respondió con un grito iracundo.
— ¡Sobre mi cadáver cremaréis su cuerpo!
— ¿Y por qué le importa tanto?
— Porque se acostaba con él — respondió el único superviviente del grupo de cuatro agresores, todos le miraron, incluso Jungkook y también Jimin —. Está loco; habla solo y delira, un día dijo de repente "quiero estar al lado de Yoongi, amo a Yoongi"... Al principio no lo entendí, pero ahora lo comprendo... Es un puto maricón; él también lo era — apuntó a Yoongi con el dedo con aires de grandeza — ¡Choi Hyungil tenía razón y lo metieron en la cárcel por decir la verdad!
— ¡Al soldado Choi lo metieron en la cárcel por intento de asesinato! — respondió Jimin en defensa de sus amigos.
— ¿Cómo te atreves a utilizar esa excusa para desacreditar al sargento? — dijo Jungkook tras levantarse del suelo — ¡Ha muerto por ti, por mí y por todos nosotros! ¡Ha dado su vida para proteger esta base! ¡¿Cómo es que tenéis la cara de ser tan desagradecidos?!
— ¡Solo estoy diciendo las cosas como son! ¡Sois una aberración! ¡¿Acaso le pedí que muriera por mí?! ¡Primero preferiría morir antes que un maricón se las dé de héroe conmigo y le deba la vida!
Al borde del llanto, Jungkook quiso lanzársele encima pero Jimin le sujetó:
— ¿Serás hijo de puta? ¿Acaso quieres que te mate? Te voy a matar, ¡te mataré!
— No me matarás — se burló —, eres demasiado blando como para matar.
— Yo no mato inocentes, ¡pero sí a criminales de guerra como tú! ¡Maldito violador de mierda! — le gritó — ¡Voy a matarte!
— ¡Silencio ya! — espetó el comandante, después se dirigió a Jungkook nuevamente y le miró con una mirada terrible; como si le odiara, como si le repugnara o fuera el causante del genocidio más grande de la humanidad — ¿Es cierto eso? ¿Que Min Yoongi y tú...?
— ¿Qué?
— Contesta, maldito maricón de mierda — espetó dándole una patada que lo derribó de nuevo, Jimin cayó junto a Jungkook — ¡¿Te has acostado con el sargento?! ¡¿Eh?! ¡Tú, escoria inmunda! ¡Asqueroso animal!
— ¡Basta! ¡Basta! ¡Basta! — exclamó Jimin tratando de detener la brutalidad de aquel hombre, sin embargo, "sus compañeros" lo detuvieron para que no pudiera ayudar a Jungkook, quien estaba siendo brutalmente maltratado por el comandante.
Aunque Jungkook quiso defenderse, no pudo hacerlo debido a los dolores de cabeza que estaba experimentando de nuevo, la visión se le volvió borrosa y, en un determinado momento, tuvo náuseas.
— Sí... — admitió — El sargento y yo estábamos enamorados... — le miró a los ojos, había tenido una hemorragia vítrea, por lo que la esclerótica del ojo izquierdo se le había llenado de sangre — ¡¿Y qué?! ¡¿Qué tiene de malo que dos personas se hayan amado?! ¡He llorado su muerte, he intentado morir detrás de él...! Pero he defendido esta base como él hubiera querido... — dijo intentando levantarse, su rostro estaba tan golpeado y su cuerpo también — Yo solo quiero que sea enterrado... ¡¿Por qué nadie tiene empatía?! ¡¿Por qué de repente me odiais si hemos compartido una vida juntos como compañeros?! ¡¿Por qué es tan difícil tener empatía con alguien que ha dado su vida por ti?! ¡Joder, joder, joder! ¡Sois unos miserables, cada uno de vosotros! ¡No deberíais estar vivos! Yoongi... Yoongi debería estarlo...
El corazón le dolió tanto que tuvo que tomarse un respiro para llorar. Se tocó el pecho, sus latidos eran tan descontrolados que ni siquiera podía respirar bien.
— Jungkook... — Jimin murmuró su nombre. Le habían soltado tras oír sus palabras, y aunque Jimin quiso darle consuelo, no pudo moverse.
— Entrega tu arma, tus placas y la insignia de la División. Tú ya no perteneces al ejército de la República de Corea del sur— le dijo el comandante a cargo antes de marcharse —. Si vuelvo a verte por aquí, te acusaré de traición y te deportaré a Corea para que te ejecuten.
Oír esas palabras supusieron una liberación, Jungkook no dudó en arrancarse el parche de la ropa, el cinturón con las fundas de sus cuchillos y sus armas y también en deshacerse de sus placas que colgaban de su cuello.
— Y haz lo que quieras con su asqueroso cuerpo, no será problema nuestro si sufre aberraciones por tu parte; como si lo profanas por ser el enfermo que eres... Diremos que no quedó nada de él — dijo dirigiéndose al cuerpo de Yoongi como si hubiera dejado de importar tras descubrir quién era en su intimidad.
Jungkook se dirigió hacia el cuerpo de Yoongi arrastrando la pierna, cuando lo tomó; primero por debajo de cuello y después por debajo de las piernas; se levantó cargando su cadáver y se dirigió al comandante con una expresión en el rostro que Jimin, al verlo, jamás olvidaría, pues era el semblante de alguien a quien ya no le importaba nada en el mundo:
— Ha sido un honor servir al país, señor... Pero espero que usted tenga una muerte lenta... y dolorosa.
⊰✽⊱
La luna se había ocultado tras las nubes aquella noche, Jimin observó hacia el cielo nocturno durante unos segundos y deseó que no lloviera. Después bajó la vista a su amigo nuevamente, quien suspiró exhausto.
— Ayúdame a subir, por favor — le pidió.
Jimin le tendió su mano para que la tomara, después lo sostuvo del brazo y lo ayudó a subir tirando de él. Jungkook había cavado la tumba de Yoongi, tenía al menos tres metros de profundidad. A un lado del agujero, reposaba su cuerpo cubierto con mortaja.
— ¿Estás bien? — le preguntó Jimin al ver que tenía malestares.
Yoongi solía ser una persona reservada cuyo corazón no podía ser alcanzado por cualquiera, por supuesto y a pesar de cómo había surgido la relación, Jimin lo quería bastante y le consideraba su hermano mayor cascarrabias. Jungkook le consideraba tantas cosas que nunca habrían suficientes líneas para mencionarlas, pero sobre todas las cosas, para él, Yoongi había sido un gran amor del que nunca se olvidaría y por el que, si pudiera regresar atrás en el tiempo, habría muerto en su lugar.
Por ese motivo, pocas personas en el mundo conocían verdaderamente a Min Yoongi; un hombre que disfrutaba leer, cuyo trabajo era su vida porque no tenía nada más y que, al contrario de la imagen que los demás tenían de él, a Yoongi le gustaba la paz y la tranquilidad; por eso lo llevaron a un estanque al interior del bosque próximo al campamento para enterrarlo, porque en el cuartel, pasar horas y horas junto al lago era su acción preferida.
Jimin contuvo las lágrimas cuando Jungkook lo abrazó de nuevo. Había sido difícil de mirar porque ese cadáver no parecía Yoongi, y desde luego ya no lo era; el rigor se había apoderado de sus músculos y su piel estaba tan fría que el propio calor de Jungkook se veía afectado cuando le tocaba.
— Sé que... al final quisiste ser sincero conmigo, cuando Hoseok entró. Donde quiera que hayas ido, si es que existe un lugar a donde ir, quiero que sepas que ya lo sabía... — murmuró besando la mortaja — No puedo imaginar qué tan difícil fue para ti buscar las palabras adecuadas para confesármelo, pero nunca estuve enfadado; ni tampoco te habría guardado rencor porque confiaba en tu amor, siempre supe lo mucho que me querías... Sé que te he pedido perdón muchas veces, pero nunca ha sido ni será suficiente, pero perdóname si te he hecho daño alguna vez... Te amo, siempre te amaré, jamás te olvidaré. Vivirás en mi corazón por siempre y nunca nadie podrá arrancarte de mí — volvió a darle un beso mientras sus lágrimas caían de sus ojos como si fueran cascadas infinitas —. Prometo vivir y seguir adelante, porque sé que eso es lo que te habría gustado... Prometo no ser como mi padre; prometo que, aunque en este momento lo haga por ti y no por mí, seré feliz algún día y te recordaré, te escribiré y lloraré cuando recuerde los preciosos momentos que me has regalado... Pero no moriré siendo alguien infeliz; me aferraré a la esperanza y felicidad que me has brindado estos siete años, y aunque sea todo lo que me quede cuando acabe la guerra, seguiré adelante... Por ti, por mí... y por ese futuro que no hemos podido tener... Pero es una promesa; viviré tranquilo, en una casa bonita y contigo, aunque ya no estés en cuerpo y alma, estarás siempre en mi corazón. Descansa en paz, cariño mío.
Tras su despedida, Jungkook reposó con cuidado el cuerpo de Yoongi en la tumba. Le dolió dejarlo allí... Solo, en la oscuridad y el frío de la tierra y le habría gustado llevárselo de nuevo a casa y construirle un mausoleo, pero las circunstancias no se le permitieron.
Después, Jimin le ayudó a enterrarlo. Aquel acto había sido más difícil que cavar la tumba, pero no por el esfuerzo, sino por el dolor que conllevaba despedirse de él. Una vez que terminaron de enterrarlo, observaron la tierra y Jimin dio un suspiro para soportar las lágrimas.
— Quiero decir unas palabras...
— Adelante.
— Lo echaré de menos, sargento... — los sentimientos le ganaron y comenzó a llorar — Al principio fue un poco capullo conmigo, no lo olvido, ¿eh? Tanto que pensé, en muchas ocasiones, en abandonar... Pero por amor a mis hijos y a mi madre, no lo hice y continué. Debo decir que estoy orgulloso de no haberme marchado, porque le conocí mejor... Sargento. Ha sido usted fiel a su carácter y sus ideales, y aunque en otra ocasión realmente no le hubiera soportado, me alegro de que nos hubiéramos vuelto cercanos; me di cuenta de que también era humano y tenía sentimientos debajo de esa armadura de piedra. Jamás le perdonaré que le parezca más guapo Marlon Brando que James Dean... Pero está bien, no todo el mundo tiene buenos gustos — sonrió y se secó las lágrimas —. Ha sido usted el mejor líder, el mejor amigo, el mejor hermano... Y el mejor compañero. Nunca nadie que entre a mi vida en el futuro, podrá ocupar el hueco que ha ocupado usted, lo quiero mucho... Aunque, si me oyera, ya sé lo que me diría "oh, soldado bufón, no diga mariconadas como esas"... Echaré de menos su boca sucia y contestarle "¿con esa boca besaba usted a su madre?"... Oh, sargento, realmente espero que, si hay "otro lado", pueda usted volver a abrazar a su madre y a su hermana. Comeré tteokguk todos los días, de ahora en adelante, en su honor. Descanse en paz, amigo mío.
Y como último gesto, tanto Jungkook como Jimin, le dedicaron el saludo militar para despedirse de él.
— ¿Qué harás ahora, Jungkook?
— No lo sé.
Jimin le tendió la mano y le dedicó una sonrisa tan amable que a Jungkook le vino el beso que le dio a su memoria, pero tomó su mano de todas formas.
— Volvamos a casa entonces, Jungkook.
Yoongi los observó marcharse de su tumba. Así como a Taehyung le había pasado, Yoongi despertó como un espíritu... Salvo que él recordaba todo lo que había ocurrido tras su deceso.
Suspiró.
Observó sus manos ensangrentadas, los agujeros de su pecho y su ropa agujereada.
— Jungkook... — mencionó al borde del llanto, pero no porque se sintiera conmovido (aunque también) por sus palabras... Sino porque tenía miedo.
Miedo de los espíritus vengativos que tenía a su alrededor.
⊰✽⊱
18 de febrero de 1967.
Jimin había encontrado un sitio en la ciudad de Hanói donde Jungkook podía quedarse de momento. No era un sitio bonito, pero era un hostal que todavía tenía cimientos estables en comparación a otros lugares debido a la guerra.
Logró escabullirse de la nueva base donde de encontraba para verlo en una cafetería. Estaba preocupado por él, porque desde que se había hospedado, no había salido de su habitación. Incluso cuando Namjoon lo visitó, ni siquiera le abrió la puerta; al parecer, solo lo hacía si Jimin se lo pedía.
El aspecto de Jungkook era tan triste... Jimin no pudo evitar tenerle lástima. Se veía demacrado, como si hubieran pasado semanas desde la última vez que le vio, aunque solo hubieran pasado dos días. Sus labios habían perdido el color y se habían agrietado, también tenía ojeras y los ojos tan hinchados y enrojecidos que ni siquiera hizo falta preguntarle si había llorado. También se veía delgado, pues no había comido nada desde la muerte de Yoongi.
— Come algo, por favor.
— No tengo hambre...
— Lo tienes, solo que te niegas a comer.
— He dicho que no... — respondió enfadado, aunque no sabía por qué — No quiero comer. No tengo ganas ni... fuerzas.
— No te dejaré en paz hasta que comas, al menos un bocado, ¿sí?
Jungkook suspiró y cogió la cuchara para probar la sopa. Después de tragar, apartó el plato nuevamente.
— Bien... — respondió Jimin con una sonrisa — Eso ha estado bien, luego darás otro bocado, ¿de acuerdo?
— ¿Qué ha pasado con los cuerpos de Hoseok y Seokjin?
— El cuerpo de Hoseok ya ha sido entregado a su familia y el de Seokjin... ha sido cremado.
— Ya veo...
— Según el documento, si Seokjin moría, Yoongi debía cremarlo. Pero al no ser el caso, le he pedido al comandante hacerme cargo de sus cenizas porque le debo la vida. A cambio, me dejó leer el documento que firmó y quería que Yoongi esparciera sus cenizas en el mar. Lo haré cuando vuelva a casa.
— Eso es genial, Seokjin se lo merece. — Respondió secándose las lágrimas.
— Sí.
Cuando Jungkook observó el calendario, se dio cuenta del día que era.
— Hoy... es el cumpleaños de Hoseok — susurró, aunque las lágrimas no le salieron en ese momento, su corazón afligido lloró —... Ni siquiera supe... cuándo era el de Yoongi. Se lo pregunté una vez y me dijo que no le gustaba festejar tonterías como esas.
— Es en marzo — dijo Jimin hablando en "presente" y aquello le generó sentimientos encontrados a Jungkook —. El nueve de marzo.
Jungkook recordó, entonces, aquel suceso. Fue entonces cuando sus lágrimas brotaron por fin.
Jimin le tomó la mano y Jungkook se quedó procesando aquello durante un segundo, hasta que recordó el beso y la apartó.
— Jimin...
— ¿Mhm?
— ¿Estás enamorado de mí?
Jimin se tensó, sintió algo inexplicable en el cuerpo. Se acomodó en su silla y tragó saliva.
— Jungkook, yo...
— Contesta a la pregunta — le dijo de manera prepotente, pero nuevamente, no supo por qué le había hablado así. El dolor en su cabeza se agudizó de repente, aunque trató de disimular.
— Sí... — contestó avergonzado — ¡Pero...! Pero el beso fue un error, lo siento muchísimo. No fue el lugar y mucho menos el momento, simplemente... Creí que te había perdido y no podía soportarlo. Verte vivo me revivió a mí. Lo hice sin pensar, fue un impulso estúpido y... Sé que sonará egoísta, pero si puedes olvidarlo... Olvídalo, por favor.
— De hecho, lo sabía... O al menos lo intuía, pero no estaba seguro.
— Por favor, Jungkook, no quiero que esto arruine nuestra amistad. Es verdad que tengo ese tipo de sentimiento hacia ti; es verdad que te quiero de esa forma... Pero nunca te he deseado, ni por un solo instante, siempre supe que tú querías a Yoongi y nunca, te juro por mis hijos, se me ocurrió intervenir entre ambos.
— ¿Desde cuándo? — le preguntó de manera prepotente nuevamente, pero seguía sin saber por qué lo hacía; por qué parecía estar de mal humor... Nunca trataría a Jimin así y supuso que los dolores de cabeza le ponían nervioso — Jimin, responde.
— Desde siempre... — mirando hacia el suelo — Pero no me di cuenta hasta que me dolió que volvierais a estar juntos.
— En ese momento, cuando te hablé de Yoongi junto al estanque, ¿estabas celoso, cierto?
Jimin asintió.
— No quería, pero... Me dolía un poco... Pero era mi problema y solo mío, no debí hablarte de aquella forma. Perdón. Tú no hiciste nada, yo me enamoré de ti porque pude y porque quise.
Jungkook sonrió y se secó las lágrimas.
— ¿Y podrías dejar de hacerlo?
— ¿Qué...?
— ¿Podrías dejar de quererme, por favor?
Los labios de Jimin temblaron.
— ¿Te... molestan mis sentimientos?
— No, no me molestan... — respondió con un tono de voz tan suave como una caricia — Me preocupan.
— Jungkook...
— Eres una buena persona, Jimin... Una que merece todo el amor de mundo. Eres como un precioso día soleado; eres una luz... y alguien como yo no debería apagarte jamás — le dijo —. Jimin... Yo, en estos momentos de mi vida, no soy una persona que te convenga.
— Jungkook — la voz le tembló —, no te estoy pidiendo que seamos algo más que amigos. Solo quiero que sigamos siendo lo que somos... Solo quiero que sepas que siempre voy a estar para ti, ¿de acuerdo?
— Lo sé, Jimin, y ese es el problema... No quiero que estés para mí... No en estos momentos.
A Jimin se le agitó la respiración.
— ¿Por qué? ¿Qué ha cambiado? ¿Acaso te espanta que tenga estos sentimientos hacia ti?
— No quiero que salgas herido.
— ¿De qué manera saldría herido? ¿Eh? Son mis sentimientos, sé lidiar con ellos. He lidiado con ellos los último cinco años.
Jungkook volvió a sonreír con ironía.
— Sé cómo acabará esto, ya he leído un final similar. No quiero que te sientas responsable ni sientas lástima de mí; no quiero que me cuides porque estés enamorado o porque sientas que debes hacerlo porque sabes que ya no me queda nada... No quiero arrastrarte a mi agujero. Yo... no merezco estar a tu lado.
— ¿Y por qué no? Es mi problema si decido quedarme a tu lado. Si piensas que eres una carga para mí, no lo eres. Y sí... es verdad, quiero cuidar de ti porque te quiero, pero no significa que "mi querer" solo implique que te ame. Eso no importa.
— No lo entiendes... — susurró nervioso.
— ¡Entonces explícamelo!
— ¡No quiero que mueras! — espetó — ¡Todos los que me importan mueren! ¡No quiero perjudicarte! ¡¿Es que no lo entiendes, joder?! ¡Me da igual que estés enamorado de mí! ¡No voy a corresponderte de todas formas porque sigo y seguiré enamorado, hasta que muera, de Taehyung! — contestó molesto, aunque en su cabeza había querido decir "Yoongi", se sintió confuso tras mencionar el nombre de Taehyung, quien, de no ser por sus visiones, no le habría tenido en cuenta los últimos años.
— ¿Taehyung? — cuestionó Jimin — ¿Quién es Taehyung?
— Yo... necesito volver al parque... — dijo, pero sus palabras estaban comenzando a perder el sentido.
— ¿Estás bien?
— Necesito... dornajo.
— ¿Qué?
— Dormivela... Dornillo... Do... D-do... — se puso tan nervioso porque no podía ni siquiera expresar que estaba cansado y quería dormir, que, de un momento a otro, vomitó.
Jimin se levantó de inmediato, asustado.
— ¡¡Jungkook!! Dios mío... — se acercó a su amigo y se puso de rodillas junto a él, Jungkook expulsaba líquido de su cuerpo pero nada de aquello era comida — Iré al baño, traeré algo para limpiarte, ¿sí?
Tan pronto como Jimin se fue, Jungkook se levantó del suelo con mucho esfuerzo. Se sintió tan humillado, pero de todas formas le dejó una nota, que ya había escrito de antemano, sobre la mesa y se marchó de aquel lugar.
Cuando Jimin volvió, la camarera de la cafetería y los clientes le dijeron que Jungkook se había ido. Jimin salió a la calle tras ver la nota de papel y recogerla, la leyó por encima y su corazón se aceleró preocupado... Salió a la calle y lo buscó un poco, pero no lo encontró.
Aquella fue la última vez que Jimin vio a Jungkook.
⊰✽⊱
Abril de 1967.
— ¿Se ha extendido al cerebro?
— Sí. El melanoma se ha extendido hasta el cerebro, por eso tienes todas esas visiones y cambios de humor y personalidad. La visión borrosa, los vómitos, mareos, las convulsiones, la dificultad para hablar... También son síntomas — le explicó Namjoon.
— ¿Ha hecho metástasis?
— Sí — respondió —, pero el tratamiento será eficaz, te lo prometo... Gracias por someterte a él.
— ¿Por qué me lo agradeces? No es un mérito.
— Claro que lo es... Has pasado por mucho, es un gran paso que quieras seguir con vida.
— No lo hago por mí, lo hago porque se lo prometí a Younggi... — suspiró con enfado al darse cuenta de que ni siquiera podía pronunciar bien el nombre de su examante —. Puto cáncer de mierda...
— Tómatelo con calma, ¿sí? Será difícil, pero puedes hacerlo.
Jungkook observó el catéter que tenía en el brazo y luego alzó la vista para ver el suero que tenía el medicamento que le suministraban. Suspiró fastidiado.
Se encontraba en un hospital, uno apartado de la ciudad que recibía enfermos y heridos. Jungkook prefería ir a ese sitio porque sabía que Jimin seguía buscándole en los que había en la ciudad.
— ¿Cómo está Jimin? — se atrevió a preguntar — ¿Está...?
— Yo lo veo bien, aunque me duele mentirle... ¿Por qué no os reconciliáis?
— No estamos peleados.
— ¿Entonces? ¿Por qué lo evitas?
— No quiero que me vea morir — contestó —. Quiero hacer esto solo... Si sobrevivo, iré a buscarlo y viviré con él... Si no, prefiero que no se entere de mi muerte. No quiero que pase por eso una quinta vez.
— ¿Quinta?
— Perdió a su esposa prematuramente. Luego perdió a Seokjin, Yoongi y Hoseok en una misma noche. Por eso tienes que ayudarme... No puedes decirle dónde estoy, por mucho que insista, no puedo morir delante de él.
Namjoon suspiró.
— De acuerdo — contestó sintiéndose arrinconado —, por cierto... ¿Y tus hermanos? ¿Has leído las cartas que te entregué?
— Sí, me piden que vuelva.
— Deberías volver, así no tendrías que ver a Jimin accidentalmente.
— No quiero pisar el país aún... No estoy listo — respondió tocando las placas que pertenecían a Yoongi —. Te daré una carta con una respuesta en unos días para que se la mandes a mis hermanos.
— Jungkook... No es bueno preocupar a la gente, es...
— ¿Egoísta? Ya lo sé. Di lo que quieras, pero prefiero morir solo a ver cómo destruyo a mis seres queridos en mi lecho de muerte. No soy capaz de ver que alguien sufre por mí, no me lo merezco.
— ¿Y por qué estoy yo aquí?
— Porque eres mi médico.
— Yo también me preocupo por ti.
— Es tu trabajo.
Sus palabras le dolieron y también la forma en la que se las dijo, no obstante, Namjoon comprendía que el tumor le hacía comportarse de esa manera.
— ¿Crees que porque soy médico, no debería quererte? Jungkook, somos amigos...
— Eres un buen amigo pero eres mejor siendo médico, así que sé un estupendo médico y corta todo lazo emocional que tengas conmigo. Para ayudarte, yo ya lo he hecho. No tienes porqué quererme, solo intenta curarme; si lo logras, bien por ti; habrás curado el cáncer de un miserable que quizás termine suicidándose para reunirse con su ex muerto... Y si no, pues, ¡oh, qué mal! Habrás fracasado, pero bueno... Al menos lo habrás intentado, y la próxima vez, si es que hay una próxima, no habrás matado a tu paciente.
— Ya he tenido suficiente — contestó mosqueado. Se levantó de la silla y tomó el suero que ya se había terminado —. Ya está, has acabado por hoy, jovencito mal hablado. Vuelve a casa y descansa.
— Me pondré en medio de la carretera para que me atropelle una vaca, eso es lo que voy a hacer — le dijo quitándose el catéter —, o quizás me pare en medio de una durante la noche y me quede inmóvil como un jodido ciervo cuando un coche está a punto de arrollarlos. Putos ciervos, ¿por qué lo hacen? Si cuando oyen el más mínimo sonido durante el día, salen huyendo como si hubiera fuego.
Namjoon puso la mirada en blanco.
— No sé si tengo que preocuparme por esas amenazas suicidas.
— ¿Eres imbécil? Llevo alrededor de dos meses vivo, no moriré ahora. Ya te he dicho que quiero ver a Jimin cuando me cure.
— Echo de menos cómo eras cuando no tenías el tumor.
— Y yo... Yoongi vivía entonces.
Jungkook se levantó, pero nada más hacerlo, se sintió mareado y se desmayó, lo último que vio fue a Namjoon tratar de sujetarlo para que no se hiciera daño y pensó que tener cáncer era, realmente, un grano en el culo.
⊰✽⊱
Cada vez que cerraba los ojos, Jungkook podía ver el cuerpo de Yoongi caer en cámara lenta mientras las cinco balas perforaban su cuerpo. Podía, también, sentir la manera en cómo le arrancaba las placas de cuello tras fallas en sujetarlo. Sentía el dolor de nuevo; oía las bombas, los disparos y los gritos, pero lo que más eco generaba, eran sus propios sollozos.
Cada vez que cerraba los ojos, volvía a sentir aquel dolor.
Cada vez que cerraba los ojos, veía morir a Yoongi.
Cada vez que cerraba los ojos, Hoseok destapaba la herida de su cuello y moría desangrado en el suelo.
Incluso si no había visto morir a Seokjin, podía verle hacerlo de aquella forma que su mente recreaba.
Tras ver morir por enésima vez a Yoongi, Jungkook despertó de su pesadilla y lo vio parado a los pies de su cama.
La penumbra de la noche hizo que su imagen fuera aterradora, pero no estaba solo, le rodeaban otros espectros que habían perdido sus apariencias humanas debido al rencor y la ira con la que habían muerto. Todos ellos rodeaban a Yoongi, pero él se mantuvo quieto, sin siquiera inmutarse, y su mirada cristalizada observaba a Jungkook con tanta melancolía... Pero los espectros lo enterraron en la oscuridad.
Jungkook volvió a despertar, se sobresaltó entonces y se dio cuenta de que había oscurecido. Estaba en la habitación de alquiler que había adquirido tras dejar de huir de Jimin.
No vio a Namjoon por ninguna parte, pero la sensación de que algo le observaba en la oscuridad, se hizo cada vez más presente.
Dormir le había regresado las fuerzas que necesitaba, por lo que se levantó cuidadosamente y se aseguró de que no se sintiera mareado. La noche estaba tranquila; no se oía el sonido de la guerra y pensó que sería buena idea salir a dar un paseo para despejar su mente.
En muchas partes de Hanói, habitaba la cruda realidad de la guerra; gente sin hogares, niños que morían de hambre y mujeres que eran ultrajadas, tanto por el bando enemigo como el aliado. En muchos otros lugares de la capital, donde las bombas y los disparos no solían frecuentar, se encontraban los soldados americano; sobre todo en los bares durante la noche, pues se sabía que eran buenos bebedores.
Jungkook decidió ir a uno de esos bares nocturnos plagado de soldados americanos que cohibía a la población vietnamita en ciertos momentos.
Cuando ingresó, nadie lo tomó en cuenta. Los estadounidenses eran demasiado ruidosos como para que alguien volteara mirando hacia su dirección, por lo tanto, lo primero que hizo fue sentarse en la barra. Una joven le atendió; le preguntó qué deseaba beber y debido al tiempo que había pasado en el país, aunque a otra gente podría parecerle escaso, Jungkook aprendió un poco el idioma, podía defenderse; después de todo, siempre había sido bueno con los idiomas.
Jungkook sabía que no podía beber, pero de todas maneras pidió un trago de licor de hierbas. Pero uno no fue suficiente, así que pidió otro.
La cabeza de Jungkook era un océano de incertidumbre, preocupaciones y arrepentimiento; de un momento a otro, quería salir corriendo en busca de Jimin; pedirle perdón y rogarle que estuviera a su lado en todo el proceso que requería la muerte, sin embargo, tan pronto como se le ocurría aquello, se decía a sí mismo que no podía hacerle eso... Aunque también era verdad que tampoco podía marcharse sin que supiera que se había ido.
— Please... Let me go... — escuchó la voz afligida de una chica.
Jungkook dirigió su mirada a una de las mesas del fondo, donde se encontraban los soldados americanos arrinconando a una chica.
— Don't be shy, let's have fun.
— I don't want to, please, let me go... I have to work...
La camarera quiso retirarse, sin embargo, el sujeto que la tenía arrinconada la tomó de la cintura por la fuerza obligándola a quedarse.
— She said no — intervino Jungkook observándolos con fastidio, las placas de Yoongi estaban por encima de su camiseta y los soldados se dieron cuenta de que era militar —. Leave her alone or...
— Or what?
— Or I will cut your fucking little dick... Then I'll make you shallow it, okay? Did you understand? Take your hands off her body... You, stupid bastard.
El sujeto que la tenía retenida la soltó, pero en cambio, se levantó con una mirada intimidante y se dirigió hacia Jungkook.
— You pissed me off.
— Oh, shut your damn mouth, slag — respondió Jungkook levantándose también — What are you gonna do? Are you gonna hit me? I'm waiting for it, then I'll have an excuse to break your face... Even if you ain't worth a shit though.
El primer puñetazo que recibió, le dejó desorientado pero de todas maneras, sonrió tras sentir el sabor de su sangre en sus labios. Estaba iracundo y sentía una gran rabia y presión en el pecho; antes no hubiera reaccionado como lo haría en breve instantes, pero la guerra y las pérdidas habían cambiado lo que era.
Jungkook reaccionó dándole una patada giratoria que era una técnica de Taekwondo, aquel golpe dejó al tipo en el suelo e incluso le desencajó la mandíbula. Aquel que se creyó bastante duro hace unos minutos, en ese momento había gritado y chillado al sentir la deformidad de su rostro. Lo miró desde arriba, con una mirada y un gesto de superioridad; sin lástima alguna. No obstante, los clientes de las tres mesas grandes, ocupadas por militares, se levantaron en ese momento.
— Please, don't fight! — pidió la chica de la barra, aunque la camarera agredida se quedó impresionada.
— I won't fight... I won't if they don't do something stupid.
— Asshole... — pronunció uno. Eran veinticinco personas contra Jungkook, y aunque la patada que antes había ejecutado le gastó mucha energía, no se dejó intimidar.
Debido a la quimioterapia y el hecho de que había dejado de entrenar, Jungkook perdió un poco de masa muscular; no demasiada, ni siquiera se notaba, pero era obvia la diferencia entre él y los demás, quienes tenían cuerpos musculados y estaban decididos a matarlo.
— Isn't he from the Korean army?
— Is just one person...
Jungkook levantó los puños y se colocó en posición de combate; el sujeto reconoció el arte marcial en cuestión, por lo que tomó una botella para atacarle. Jungkook se sintió mareado de un momento a otro; todo fue en cámara lenta, pero sintió los cristales en la piel de su brazo cuando detuvo el golpe y lo siguiente que hizo fue deslizarse, como si bailara, tomar al sujeto del cuello y estampar su cabeza contra el suelo e inmovilizándolo con una técnica de jiu jitsu.
Alguien intentó separarlo al tomarlo de los brazos, por la espalda. Jungkook se resistió pero no halló manera de impedir el daño que vino después, ya que lo lanzaron contra la barra; la fuerza de su contrincante fue brutal y lo rodearon cuando trató de reponerse en el suelo.
Jungkook consiguió estabilidad tras utilizar la barra como soporte, suspiró un par de veces y tosió sangre. Se notaba lo débil que estaba; se veía enfermo, los demás lo supieron entonces y se burlaron de él alegando que había tenido un poco de suerte.
Jungkook se levantó y esquivó el golpe, luego se montó sobre la barra. Le dio una patada en el esternón al que trató de atraparlo, después volvió al suelo para esquivar los golpes de otro sujeto, al que sometió con una llave de jiu jitsu y lo dejó inconsciente. Tras dar unos pasos por la pared para impulsarse, golpeó en el rostro a un sujeto y le rompió los dientes frontales; al siguiente lo derribó con una patada y al último le golpeó en el cuello tan fuerte que comenzó a ahogarse.
Sin embargo, uno le hizo un placaje y el golpe contra el suelo lo aturdió terriblemente. Recibió golpes en el rostro y el dolor le hizo reaccionar. Aunque trató de separarse de su agresor, no pudo, pesaba alrededor de cien o ciento veinte kilogramos; por lo que decidió morderle en el brazo con tanta fuerza que casi le arrancó un pedazo de carne.
Después, con el rostro lleno de sangre y la cabeza latiendo como si fuera a explotar, Jungkook observó a la decena que le faltaba. Estaban tan enfadados que le mostraron los cuchillos y las armas.
Pero no le importó, su cabeza, por primera vez, estaba alejada de los fantasmas y los monstruos de la oscuridad.
Jungkook levantó los puños de nuevo, con la misma estabilidad que una rama en medio de un huracán.
Y sonrió. Sus dientes llenos de sangre y sus ojos cansados, le hicieron ver como un verdadero psicópata o como un asesino que... solo estaba jugando antes de acabar su cometido.
— C'mon, honey... — dijo tras limpiarse el hilo de sangre y saliva que cayó de su boca — I'm so thirst for your disgusting blood right now...
⊰✽⊱
Jungkook se tocó las heridas del rostro. Le dolían hasta con el suave contacto.
Tenía un corte profundo en el brazo pero no llegó a más, aunque no pudo vencerlos a todos porque la patrulla había llegado, de alguna manera se sintió orgulloso de sí mismo.
Odiaba a los militares norteamericanos.
Había comenzado a llover cuando fue expulsado del bar y huyó por la puerta trasera de la cocina y trepó unas escaleras para evitar ser atrapado, que se quedó en el mismo callejón, debajo un balón, esperando que escampara o que, al menos, su cuerpo le permitiera volver a casa.
Se lamentaba como un venado atropellado, hasta que algo lo cubrió de la lluvia y de la luz de los focos. Cuando levantó la vista, vio a la camarera con un paraguas.
— Thanks God, you're here... Are you okay?
— Sí, lo estoy.
— ¡Oh, hablas mi idioma!
— Un poco.
La muchacha le dedicó una mirada amable, brillante y agradecida. Era preciosa, pues poseía una belleza sin igual.
— ¿Estás bien? ¿Tienes a dónde ir?
— Sí...
— ¿Vives lejos?
— Un poco... lejos.
— Yo vivo allí arriba — le dijo señalando el balcón que lo protegía de la lluvia —. Si quieres, puedes pasar y esperar a que termine de llover... Te debo la vida, después de todo.
Jungkook le sonrió por cortesía, aunque más tarde se dio cuenta del tatuaje que tenía en el pecho; era una flor de loto y su sonrisa se fue borrando poco a poco.
— ¿Puedes decirme tu nombre? Bueno... Solo si quieres...
— Jungkook...
— Coreano — volvió a sonreír ampliamente —, mi nombre es Liên.
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