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12. Érase una vez, dos muertes que amaban a la misma vida.

Taehyung sabía cuál era el origen de todo el mal que perturbaba la vida de Jungkook y peligraba las vidas de Miyeon y Sana.
  
Era la casa. Eran Yoongi y los espíritus vengativos que estaban atados a él. Eran él y también Youngyi. Era todo el pasado que se escondía en las paredes de aquel lugar.

Taehyung sabía cuánto debía sacrificar para que Jungkook y su familia fueran felices. Sabía que, para que Jungkook no se perdiera a sí mismo, tenía que perderlo a él.

— ¡¡Dejadlo en paz!! — gritó.

Jungkook había perdido la conciencia en los brazos de los espectros que lo habían atrapado. Cuando vieron a Taehyung y sintieron toda aquella energía negativa que se reflejaba en su macabro aspecto, soltaron el cuerpo del joven y también a la niña, quien pudo correr hasta su amado padre mientras lloraba y temía que los fantasmas le hubieran hecho algo malo.

Todos allí sentían una terrible rabia tan iracunda; tan terrible y destructiva que Taehyung sintió empatía; sabía lo que se sentía estar en sus zapatos. No sabía la antigüedad de muchos de los espectros que perseguían al soldado, sin embargo, también estuvo en sus lugares cuando se enteró de que había sido asesinado. La impotencia era más grande cuando se sabía que el responsable de tu muerte no había sufrido tanto como se merecía, pero Taehyung no conocía a Yoongi como para poder juzgarlo.

— Os entiendo — les dijo —. Odiáis al soldado. Él os mató y mató a vuestras familias, pero... — observó a Jungkook y su pecho sangró aún más — Él no tiene la culpa de nada, tampoco la tienen su esposa e hija.

— ¿Cómo podrías entendernos? — se adelantó una mujer, parecía una gisaeng — ¡¿Cómo osas a subestimar nuestro dolor por alguien que ni siquiera conoces?!

A esa mujer le faltaba un ojo, tenía la mitad de rostro desfigurado; quizás había sido producto de una granada de mano.

— Quizás lo haga — respondió con sosiego —. Quizás lo conozca y fuera su abuelo quien me hizo esto — dijo mostrándole su pecho destrozado y ensangrentado —. Quizás me asesinaron en esta casa, justo en el sótano y he estado atrapado aquí tanto tiempo que ni siquiera recuerdo cómo es el sol porque la niebla lo cubre todo y no puedo salir de este lugar. Quizás su familia me condenó a esta absurda y oscura eternidad de la que jamás escaparé porque no veo la luz. Mi único destino es volverme un espíritu al que no le quede humanidad, ni sentimientos de amor, solo odio, rencor y sed de venganza.

Hubo un silencio. El ambiente se tornó tan frío que Jungkook había comenzado a temblar. Miyeon también lo sintió y trató de abrazar a su padre para darle calor mientras que Sana seguía gritando desde el exterior tratando de abrir la puerta.

— No lo entiendo — dijo un joven soldado norcoreano. Parecía tan joven que a Taehyung le dio tanta lástima — Si la familia de este hombre te ha matado, ¿por qué tratas de salvarlo?

Porque lo amo.

El silencio volvió a ser presente. Ni siquiera se oían los gritos desesperados de Sana y Miyeon se quedó muda. No comprendía lo que estaba sucediendo, pero le había gustado oír que Taehyung amaba a su padre, aunque realmente fuera demasiado joven como para comprenderlo.

— Lo amo en el sentido más genuino de la palabra. Le entregué mi corazón una vez y ahora le entrego mi existencia, por eso no puedo dejar que le hagáis daño... No importa si morí por culpa de su familia. Odiaba al resto de su familia, pero jamás pude odiarlo a él. Él no tiene la culpa de existir y llevar la sangre de mi asesino, él es inocente.

— ¡Pero el soldado...!

— El soldado es vuestro objetivo, lo sé. Si dejáis a mi amor en paz, os daré lo que queréis. Si fuera posible devolveros a la vida a costa de mi alma, dejaría de existir sin pensarlo, pero no puedo... Así que os suplico encarecidamente que os vayáis de esta casa, que si veis la luz, la crucéis y deseo que, si existe otra vida, volváis a vivirla y seáis plenamente felices.

— No es tan fácil — dijo un hombre mayor que había perdido el hombro derecho —. Nuestro odio es más grande que nuestras ganas de descansar en paz. Aquel soldado murió en los brazos de la persona que amaba, ¡yo ni siquiera pude ver a mi hija! Hasta ahora no sé qué le ha pasado, pero oí que habían abusado de ella... Probablemente su cuerpo se encuentre en una fosa común y su alma esté vagando al igual que la mía en otra parte.

— Sé que no es fácil, pero...

— ¿Pero? ¡Mírate un momento! ¡Tú también sientes ira! Tu aspecto es tan monstruoso y aterrador... Tu alma se pudre de la rabia y del rencor, no tardarás en acabar de la manera en que queremos que acabe el soldado — le dijo otro joven al que no vio porque se escondía en la oscuridad —. Es una lástima, a pesar de que habéis terminado así, tú no eras una mala persona.

— Apártate y déjanos concluir con esto... Es todo cuanto queremos; destruir al soldado de la manera más dolorosa... Pues su muerte ha sido indolora, así que su existencia debería quemarle al igual que el infierno.

— ¿Por qué...?

— Porque no quiere marcharse, no quiere irse del lado de este hombre — continuó la gisaeng —. Lo ama más que a sí mismo, por eso cuando le ve sufrir, se destruye.

— ¿Esa es la razón por la que casi matasteis a la niña?

— Si él sufre — dijo alguien refiriéndose a Jungkook —, el soldado sufre el doble... Por eso provocamos la muerte de su última novia. Perderla a ella casi lo mató también, pero siguió adelante por el bebé que sobrevivió.

Taehyung se quedó petrificado al oír tal confesión. No conocía a Liên, pero había oído hablar de ella en ocasiones. Sabía cuánto Jungkook la había querido por cómo le hablaba de ella a Miyeon. Todo cobró sentido para él en ese momento.

Miyeon chilló en ese momento, tras oír lo que le habían hecho a su madre. Aunque no comprendía lo que significaba matar o morir, sabía lo que significaba perder.

— ¿Qué más le habéis hecho? — les preguntó Taehyung, su angustia le hizo verse aún más corrompido que antes. Sus ojos se hundieron aún más y sus mejillas se fragmentaban. La sangre de su pecho se volvió densa y oscura.

Los fantasmas le contaron cada una de las cosas crueles que le habían hecho pasar a Jungkook para que Yoongi pudiera sufrir. Confesaron que la energía negativa que ellos influían en el joven, había hecho que dejara de hablarle a Jimin, que se alejara de todos cuando murió Liên y que tuviera esos sentimientos y pensamientos suicidas constantemente mientras criaba a Miyeon. Aunque no le habían hecho daño a Sana aún, alguien confesó que le habrían hecho algo de no ser porque el cáncer resurgió.

A pesar de todos los esfuerzos que hacían para hundir a Jungkook, Miyeon siempre lograba rescatarlo de la oscuridad. Por eso intentaron ahogarla en la fuente del jardín. Sabían que Jungkook no lo soportaría y acabaría con su vida al igual que su padre, o el dolor aceleraría su inminente muerte y moriría siendo infeliz. Todo eso lograría que Yoongi por fin se desmoronara y fuera consumido por la ira de sus verdugos; de las cientos de almas que había arrebatado. De hecho, estaba a punto de ser consumido por la culpa y la negatividad; estaba a punto de irse al infierno debido a todo el odio que se tenía a sí mismo. Verlo sufrir; ver que no tenía salvación y que su propio sufrimiento lo llevaría al borde de la inexistencia, era todo cuanto los fantasmas de aquella casa deseaban, incluso si ellos desaparecían con él debido al rencor que le tenían.

El mismo rencor que Taehyung tenía contra el señor Jeon, a pesar de que había muerto hacía más de setenta años.

Después de confesar todo lo que le habían hecho a Jungkook, sus voces iracundas no terminaron allí. Describieron sin descanso todo lo que deseaban que Yoongi sintiera al perder a Jungkook por segunda vez. Quería que muriera miles de veces y jamás viera la luz, por eso habían nublado el juicio de Jungkook y también sus ojos para que, aunque pudiera sentir y ver, en ocasiones, a los demás, jamás pudiera volver a ver a Yoongi.

Taehyung percibió con gran claridad el odio que le tenían al soldado, así que, tras oír todo lo que habían dicho, les preguntó dónde se encontraba el soldado.

Los fantasmas apuntaron hacia el sótano.

El pasillo oscuro que Taehyung vio pareció expandirse como una bruma que engulló toda la casa. La causa del sufrimiento de quien más amaba, se encontraba en el sitio que más temía. Incluso si había superado, en un momento dado, el pánico que sentía hacia ese sitio, no fue suficiente y volvió a ser su mayor temor.

No obstante, haciendo de tripas corazón, caminó hacia la puerta del sótano y la abrió. El silencio se hizo presente hasta cierto momento, pero rápidamente pudo oír una voz que tarareaba una canción. Volvió a mirar hacia los fantasmas sedientos de venganza y les dijo:

— Si os doy lo que queréis... Vosotros soltaréis a quien quiero — aunque los espectros no afirmaron prometiéndolo, pero Taehyung confió en ellos de igual manera.

Bajó los escalones y descendió hacia la oscuridad. Su energía logró que se encediera el foco de aquel horrible sitio y aunque sintió que se paralizaría del terror, siguió avanzando hacia el soldado que se encontraba recostado en un rincón, en una posición fetal con la mirada fijada en la mancha que su cadáver había dejado tras su descomposición.

El soldado parecía indefenso y melancólico. Aunque Taehyung se paró delante de él, no le miró a los ojos. Parecía un hombre desnutrido a punto de morir, que ni siquiera tenía fuerzas para sobrevivir. El joven se sentó a su lado y Yoongi retrajo sus pies para darle espacio mientras continuaba cantando en voz baja una canción que Taehyung conocía, pero no sabía cómo se llamaba. La había oído por primera vez cuando llegó a la península hace muchísimo tiempo.

— Tú debes de ser Yoongi.

— Lo soy, lastimosamente... — respondió sin fuerzas — Pero ojalá no lo fuera, ojalá fuera tú.

— ¿Yo? ¿Por qué querrías ser yo?

— Porque a ti él te ama, siempre te ha amado... A ti te ve, a ti te extraña, a ti te recuerda... A ti todos te aman. Los que he amado en vida, si te hubieran conocido, te habrían amado también; se habrían enamorado de ti y jamás te habrían olvidado. En cambio, a mí... No queda nadie con vida que me recuerde. Ni siquiera sé si Jimin sigue vivo y Jungkook morirá, aunque aún no lo hace, él ya me ha olvidado.

— ¿Cómo es que puedes tener la certeza de eso? No sabes cómo era mi vida antes de morir.

— He leído las cartas de su padre — confesó y aquello fue un golpe para Taehyung —. He leído cómo te amaba... Y después supe cómo te amaba Jungkook. En ese momento no lo comprendí, pero ahora lo comprendo. Ahora sé cómo dos hombres de diferentes épocas lograron enamorarse de ti, y te envidio un poco... Su padre no te olvidó, en ningún momento de su vida.

— No... — Taehyung negó con la cabeza — No romantices su sufrimiento. Aquello no fue hermoso, murió por mi culpa. Murió sin haber vivido, ¿por qué querrías que alguien pasara un infierno solo por recordarte? Ojalá Jungseok se hubiera enamorado de otra persona y se hubiera olvidado de mí. Ojalá hubiera sido libre de verdad y no hubiera tratado de morir... solo para verme de nuevo. Ni siquiera pudo hacerlo, sé que utilizó aquello como una excusa para poder acabar con la vida que jamás supo cómo vivir. Todo por mi culpa. Yo lo arrastré hacia el agujero al que no quería que fuera. Su madre tenía razón cuando me dijo que yo lo condenaría, debería haberme ido entonces de su casa, antes de que me amara más. Probablemente le habría dolido y habría sufrido, pero... habría vivido.

Yoongi sonrió sintiendo tanto dolor.

— Quizás porque soy un monstruo. Quizás porque maté a tanta gente que lo único que conozco es el sufrimiento, tanto el mío como el de los demás. Era una persona horrible, quizás merezca todo lo que está ocurriéndome — dijo mientras lloraba; mientras las lágrimas se le escapaban de sus ojos —. No te conozco, no conozco tu historia, y aunque tu destino ha sido cruel... No puedo evitar tenerte envidia de todas formas. Espero que puedas perdonarme, aunque no le desarías lo que te ocurrió a nadie más, desde lo más profundo de mi corazón egoísta, ojalá me hubieran amado como a ti mientras vivía.

Taehyung no pudo evitar llorar, aunque se tragó el dolor y se aproximó hacia el soldado para sacarle las lágrimas.

— ¿Eso es lo que quieres? ¿Que te amen?

Yoongi asintió. Trató de evitar su llanto, pero sollozó igualmente.

— Es patético, ¿verdad? He sido una mala persona en vida. Estoy seguro de que los soldados a los cuales entrené sintieron un alivio cuando morí. Alejé a las personas que me querían por orgullo y por no saber cómo amarlos sin herirlos... Lo mismo le hice a Jungkook; intuí que era como yo y utilicé mi grado militar para someter su corazón al mío... Pero él no me amaba de verdad, él siempre te ha amado a ti. Lo siento, lo siento, lo siento...

Taehyung le vio y le oyó llorar. Durante un segundo pudo ver a un niño lleno de heridas sobre su piel; heridas que todavía sangraban y se acordó de Jungseok. Pensó en Yoongi como alguien que había sufrido al igual que su primer amor y entonces comprendió su dolor.

Yoongi no era más que un niño herido que nunca había sabido sanar. Ahora lloraba por todas las consecuencias que sus decisiones habían encaminado su vida. Tenía tantas ganas de salvarlo también, pero era demasiado tarde; si lo salvaba, entonces condenaría a Jungkook y a su familia. Se condenaría a sí mismo y también a Youngyi.

Siento mucho que hayas vivido una pesadilla eterna. Estoy seguro de que no ha sido tu culpa llevar encima tantas cicatrices... — le tomó la mano y suspiró para evadir el nudo en su garganta — Yoongi... Lo siento mucho. Lo siento en verdad, desde lo más profundo de mi existencia, lo siento mucho...

Yoongi se cubrió el rostro. Se sentía tan cansado, tan exhausto, de sentir todo ese dolor. Recordó que, en varias ocasiones, cuando era joven, trató de morirse para acabar con todo, pero ahora sabía que la muerte no era el final. Que la muerte era todavía más dolorosa.

— Sé que tengo que irme — continuó Yoongi —, sé que debo hacerlo y sé que estás aquí para pedirme que me vaya... Es solo que... Al principio no podía dejar a Jungkook en su sufrimiento, se lo había prometido; después quería asegurarme de que se recuperara del cáncer y fuera feliz con aquella mujer, luego de su muerte, estuve preocupado y no podía dejarlo... Al final le tomé cariño a Miyeon como si fuera mi propia hija y quise quedarme a su lado para cuidar de ella, verla crecer, verla en su primer día de colegio, en su graduación y en su boda. A pesar de que ella jamás ha podido verme, los amaba a los dos, y luego a los tres, cuando Sana se unió a la familia — confesó, Taehyung le escuchó atentamente —. No voy a mentir y decir que no tuve envidia de Sana, porque la vida tranquila que tuvo con Jungkook y Miyeon en la península, era la que yo soñaba a su lado. El casamiento para nosotros era imposible, pero yo quería que fuera mi marido, quería tener una familia y, quizás, dejar el dolor atrás... Pero había cometido tantos pecados que no podía simplemente huir como si nada. Y entiendo que toda esa gente me odie y quiera que sea infeliz eternamente o arda en el infierno... No puedo culparles, ¿cómo podría? Me merezco todo eso y más, pero amo tanto a Jungkook; quizás más de lo que él ha podido amarme... No puedo irme de su lado. Sé cuánto daño le hago. Sé que le hago sufrir y que todos sus males son por mi culpa, pero, no puedo irme... Tengo miedo de hacerlo.

— ¿Qué es lo que te asusta?

— Que sea el final para mí — respondió sollozando —. Que nunca más pueda volver... No me asusta sufrir por mis pecados, sino morir definitivamente sin que pudiera sentirme amado. Sin que yo tenga la oportunidad de sentir aprecio por mí mismo algún día, alguna vez, en cualquier forma de existencia.

Me recuerdas a él... — dijo Taehyung con una sonrisa, hasta que finalmente no pudo contener su llanto y lloró al recordar a Jungseok. Fue como si una oleada de recuerdos le hubiera golpeado de repente.

— ¿A quién te recuerdo?

— A su padre — respondió tras detener su llanto —. Ojalá las cosas hubieran sido diferentes... para los dos. Ojalá hubierais sido felices hasta el final, vosotros y nosotros, pero quizás no estábamos hecho para este mundo. Puede que, si existe una vida después de la muerte, sea una en la cual podamos amar sin miedo a morir por ello o ser odiados a tal punto que...

— Nos convirtamos en monstruos.

Taehyung sonrió y Yoongi le devolvió el gesto. El aspecto de ambos lucía tan demacrado, al borde del colapso y la inexistencia.

— Tienes que marcharte, Yoongi — susurró Taehyung con las lágrimas aún brotando de sus ojos —. Si no lo haces, Jungkook sufrirá hasta el final y el último recuerdo que Miyeon tendrá de su padre, será su infelicidad.

— Realmente no quiero que eso ocurra... Pero, tengo miedo... La única persona que he amado de esta manera tan intensa, no puede verme. No sabe que estoy aquí. Jungkook ni siquiera puede dibujar mi rostro porque ya no se acuerda.

— Lo siento de verdad, Yoongi. Lo siento...

— ¿Y si no hay una vida después de esto? ¿Y si esta era mi única oportunidad de ser amado? Amar a Jungkook, amar a Seokjin, a Jimin y a Hoseok me hacía sentir vivo...

Entonces, ¿es eso lo que quieres? ¿Sentirte vivo? ¿Crees que el amor lograría eso para ti?

— No merezco que me amen ni tampoco merezco sentirme vivo.

— Yo no merezco que Jungkook me ame después de lo que le hice a su padre.

— Tú no le hiciste nada a su padre.

— Por supuesto que lo hice... Era una persona que no sabía lo que era el amor verdaderamente y morí cuando más me necesitaba. Si al menos no hubiera vuelto por mis estúpidos lienzos, habríamos escapado los dos. Quizás habríamos vivido juntos y habría tenido más tiempo para enseñarle que tenía una vida más a parte de mí. Quizás habría podido lograr que comprendiera que su felicidad no debía depender de mí, ni que las relaciones son eternas.

— O quizás debiste matar a su padre — dijo Yoongi con un tono y un semblante verdaderamente frío.

Taehyung le miró durante unos segundos sin poder comprender por qué había dicho eso.

— ¿Tú lo habrías matado?

— Sí, lo habría hecho — respondió al instante.

— Ojalá hubiera tenido tu valentía.

— No es valentía, es ser un monstruo, un criminal que no merece ser amado.

— Yo te amaré.

Yoongi no comprendió sus palabras. Aunque quiso preguntarle qué había dicho, ni siquiera pudo formular una simple frase.

— No puedo darte más. No puedo asegurarte que volverás a vivir, no puedo retroceder el tiempo y evitar que todo este sufrimiento te convierta en lo que eres ahora, pero puedo amarte... Puedo hacer que te sientas amado.

— ¿Quieres engañarme?

— Quiero salvar a Jungkook de ti y si debo amarte para hacerlo, entonces te amaré.

Yoongi se rio. Era la primera vez, después de tanto tiempo, que se reía como si volviera al cuartel y oyera los chistes malos de Jimin, las ocurrencias de Hoseok y Jungkook o cuando solía recordar viejos y agradables momentos sentado delante de una hoguera con Seokjin.

— Es broma, ¿verdad?

— Hablo muy en serio.

— Realmente eres de lo que no hay, Kim Taehyung... — dijo tras oír cómo la puerta se abría, escuchaba las voces de Sana y de otra gente que Taehyung intuyó que se trataban de médicos que habían venido a rescatar a Jungkook y a Miyeon. — Lamento que te veas obligado a hacer esto.

Taehyung negó con la cabeza mientras sonreía.

— No es algo que no haya hecho antes.

— Ya veo, eres un donjuán.

— Prefiero la palabra... "Un buen amante" o "conquistador".

⊰✽⊱

La soledad que los abrazaba encendió una chispa débil en aquel terreno de inagotable frío. El artista miró al soldado y el soldado al artista, se observaron las miradas y el brillo de los ojos. Las heridas tan similares que tenían en el pecho y se confesaron los acontecimientos de sus trágicas muertes. Taehyung recordó uno de sus primeros encuentros y palpó con suma suavidad una de sus heridas de bala.

— ¿Te duele cuando te toco? — le preguntó muy despacio, con la voz rozando el terciopelo del sofá donde se habían sentado mientras la luz de la luna y la larga noche que los rodeaba, le mostraba la verdadera y monstruosa apariencia del hombre del que trataba de deshacerse.

— No...

Bien, es bueno saberlo — le sonrió con dulzura.

¿Y a ti? ¿Te... duele?

— No lo sé — respondió, aunque rápidamente asió su mano y la llevó hasta que tocó su sangre y lo que parecía ser carne. Un minuto después, desplazó su mano hacia su corazón —. ¿Recuerdas cómo se sentían tus latidos? Porque yo no.

— Vagamente.

¿Y la calidez de un abrazo? ¿La caricia de un ser amado o el beso de un amante?

Yoongi negó.

— A veces trato de llenar el vacío de mis recuerdos con otras sensaciones. Cuando quiero recordar cómo se sentía besar sus labios, suelo recurrir al recuerdo de cómo se sentía corresponder su cariño. Pero si hubiera sabido que aquello sería lo primero que olvidaría tras morir, quizás le habría besado más veces.

— Te comprendo. Tampoco recuerdo cómo se sentía besar con mi cuerpo y mis labios vivos — confesó con su melancólica voz —. Cuando me enteré de que estaba muerto, fue como si todo lo que hubiera sentido antes, hubiera desaparecido en conjunto y para siempre.

— Eso es lo malo de morir, creo yo, a parte de morir... Que tu alma recuerde sentimientos y emociones, pero no el contacto físico.

— Es aún más poético de lo que crees.

— ¿De verdad?

— Sí. Porque si no puedo besar tus labios, puedo besar tu alma — dijo acariciando su mejilla con demasiada delicadeza y cariño. Yoongi ni siquiera se percató de que le había puesto la mano encima, y sin embargo, por mucho que le hubiera sorprendido su respuesta, no dijo nada ni se apartó de él cuando se aproximó a su rostro como si quisiera darle un beso. Yoongi cerró sus ojos y esperó... Ni siquiera sabía lo que esperaba aunque lo supiera, no obstante, Taehyung susurró cerca de su piel alterando todos sus sentidos —. Déjame tocar una pieza de piano para ti.

¿Qué?... — murmuró sofocado.

Taehyung se alejó de él y con una sonrisa y una mirada, provocó que Yoongi recordara cómo era sentirse deseado.

Sí. — respondió con sumisión, sorprendiéndose de ello también. Nunca antes había adoptado ese papel con otro hombre, pues él siempre había tenido el control... Pero con Taehyung se sentía en las nubes, como si estuviera hechizado.

Tomó su mano y se levantó con él. Caminaron hacia el piano que se encontraba en la Sala de Ensayo atravesando los muebles que se encontraban durante el camino. Yoongi nunca comprendió cómo es que aquello podía ser posible y la sonrisa juguetona que Taehyung le regaló, se sintió como si le hubiera leído la mente.

Al llegar hasta el instrumento, Taehyung le indicó que se sentara a su izquierda. Yoongi lo hizo, se sentó a su lado. Cuando oyó la primera nota y la melodía fue construyéndose, creyó que ya la había oído en alguna otra parte.

Quiso preguntarle al pianista cuál era la pieza que estaba tocando, pero no se atrevía a interrumpirle. Los dedos de Taehyung se desplazaban sobre las teclas del piano con tanta sutileza y destreza que parecía convertirse en uno con la música.

Yoongi se dio cuenta de su atractivo, de que su talento le hipnotizaba y que podía sentir todas sus emociones a través de la música. La pieza musical le hizo llorar. Fue como una cura, aunque muy débil delante del inmenso dolor que sentía, que calmó los pesares de su alma durante toda la canción.

Taehyung abrió los ojos antes de concluir la canción y después, cuando lo hizo, observó a Yoongi notando sus lágrimas nuevamente, aunque su mirada era diferente.

— ¿Cómo se llama esa canción?

Gymnopédie No. 1.

— Me ha gustado — sonrió.

Taehyung secó sus lágrimas nuevamente. La sonrisa de Yoongi desapareció con su tacto. Si tuviera su cuerpo, probablemente las mejillas se le habrían teñido de un suave tono rosa acompañado del ligero calor de su sangre.

— La he tocado en honor a ti, porque cuando te vi por primera vez, esa había sido la canción que sonó en mi mente todas las noches después de ti, cuando te convertí en mis pensamientos nocturnos.

— ¿Pensabas en mí? — le preguntó, Taehyung asintió — ¿De qué manera?

— De la manera en la que piensa un amante dañado cuando mira la luna y busca vestigios de su amor en sus manchas, quizás con la suerte de hallar el rostro de su condena en ella... Porque supe, cuando te vi, que compartíamos un dolor tan semejante como el mar nocturno y la inmensa incertidumbre del espacio; que nuestros corazones estaban sumidos en la oscuridad.

Yoongi se quedó sin habla. Las palabras del artista lo cautivaban cada vez que su voz se desplazaba a través del aire y llegaba a sus oídos. Se sentía arropado por su gentileza y embrujado por el hechizo de su sonrisa.

— Ojalá pudiera ser luz y ayudarte en tu camino — continuó diciéndole —, ojalá pudiera ser más de lo que soy ahora para mitigar la lobreguez que a tu alma envuelve. Dime, soldado mío, ¿cómo puedo ayudarte a deshacerte del dolor? Si bien sé que un dolor tan profundo es igual de desplegable como las montañas lo son del suelo, estoy dispuesto de todas maneras a entregar mi existencia al abismo para poder salvarte.

Yoongi suspiró.

Si tuviera cuerpo, probablemente sentiría el latir de su corazón. Quizás las palabras de Taehyung le recordaron a su alma cómo se sentía su pulso cardíaco cuando algo le fascinaba porque, en ese momento, no había nada más que le fascinara tanto como Taehyung lo hacía. Quizás Taehyung realmente no era de ese mundo, sino un ser con poder sobre los mortales como él lo era (o lo había sido) y estaba manipulando sus sentidos para que hiciera lo que quisiera y, en un punto dado de ese pensamiento, Yoongi perdió el interés de huir en caso de que fuera cierto. La dulce labia con la que Taehyung jugaba con sus sueños era enternecedor y le regocijaba.

Más tarde, Taehyung dirigió nuevamente sus manos hacia el piano y tocó las teclas con sus dedos de manera delicada. Una melodía que jamás había oído sonó para él, mientras el pianista le observaba y su aspecto tenebroso dejaba de ser sombrío porque la música tocada por Taehyung, eran una cura para él.

— ¿Qué canción es esta? — le preguntó sin dejar de mirarle.

Taehyung respondió: — Una que he compuesto para ti... Aquí y ahora, mientras me perdía en los luceros de tus ojos... Mi buena alma perdida, me has inspirado una melodía.

— ¿Inspirarte... yo?

— Sí — continuó tocando. La majestuosa suavidad con la que tocaba la melodía que le era entregada a la corrupta alma de aquel soldado, era una mezcla entre la cálida sensación de un recuerdo bajo las sombras de un árbol en primavera y la melancolía del último adiós antes de una guerra.

Era el canto de un amante a través de las cuerdas y el llanto de otro en una trinchera. Era el ambiguo amor de un hombre que ya no existía y el prematuro roto corazón de un joven que había aprendido a querer. También eran los suspiros convertidos en melodía de un hombre enamorado de su mejor amigo o de alguien prohibido que lloraba bajo la luz de la luna, entre las lloronas flores de un campo santo o sumergido en las aguas de un estanque de nenúfares.

Era, también, una melodía tan desgarradora pero tranquilizadora; completamente ambivalente y contradictoria; como alguien que desea morir pero quiere vivir más que otra cosa, o como un pecador que está dispuesto a bajar al Infierno tras haber tocado el Cielo.

Mientras Yoongi se imaginaba todos esos escenarios, Taehyung le dijo con suave voz:

— Esta melodía es para ti. Viaja contigo desde la punta de tus pestañas hasta la punta de tus pies. Acaricia el dolor de tu alma con un beso de comprensión, pues he pensado en la combinación de los sonidos que oyes ahora, para que sientas familiaridad. Ya fuera porque te recuerda a la suavidad de tus labios vivos, a la textura de tus mejillas vivas o el calor de tu cuerpo vivo. Quizás podrías sentirla deslizándose sobre tus caderas; la curvatura de tu cintura, tus muslos y tus glúteos... Quizás... Está canción sea más tú que tú mismo — dijo al concluir, tanto su discurso como la canción.

Tomó sus manos y deslizó uno de sus brazos pordebajo del suyo para poder guiar sus dedos sobre las teclas del piano. El contacto era tan directo, su alma se aproximó a la suya como si lo hubiera hecho otras veces. Yoongi se sintió nervioso, pero le gustaba esa sensación.

Taehyung le ayudó a tocar el piano, repasó todas las notas de la canción anterior y la reprodujo con los dedos del soldado que no dejaba de observar su perfil y el semblante de profesor paciente que le entregaba. Entonces, cuando se cruzaron sus miradas, Taehyung le dijo muy cerca de su boca...:

— Abraza tu dolor, Yoongi, abrázalo cada segundo hasta que el peso sea ligero. Si crees que no puedes hacerlo, yo lo haré por ti hasta el amanecer.

— Hazlo, por favor — suplicó sin despegar la vista de sus labios —. Abrázame el alma, Kim Taehyung.

Y así, el romance entre el artista perturbado y el soldado herido, perduró toda la noche, tal y como le había prometido que sería. Taehyung conoció a Yoongi en esas horas de oscuridad, más de lo que probablemente le habría conocido en vida. Le abrió su corazón y le habló de su padre, que solía flagelarlo cuando era joven por ser homosexual. Le habló de su hermana, quien se había suicidado y Taehyung le acompañó en el sentimiento porque su madre había pasado por lo mismo también. El joven también le comentó sobre su padre, al que había dado por muerto hace mucho tiempo; le dijo que era un buen hombre y que lo amaba. Era verdad que tenía muchas deudas cuando huyeron de París, sin embargo, le prometió que, una vez en Joseon, se reencontrarían, pero aquello jamás ocurrió. Taehyung quería pensar que le había abandonado o, quizás, el padre de Jungseok lo había matado antes de que pudieran reencontrarse y no que hubiera corrido el mismo destino que su madre.

Ambas almas se consolaron durante aquella madrugada, mientras la niebla que les impedía ser libre, los rodeaba.

Después de aquella plática profunda, Taehyung condujo a Yoongi hacia el salón principal de la casa, donde se encontraba un tocadiscos. Escogió un vinilo y le invitó a bailar.

Está a punto de amanecer — le dijo —. Concédeme esta pieza de baile antes de el alba nos separe.

Yoongi asintió con una sonrisa y tomó su mano delicadamente, hasta que Taehyung lo abrazó y puso su mano izquierda sobre su cintura y con la otra sujetaba la mano de su acompañante.

La canción que sonaba a todo volumen era Can't help falling in love de Elvis Presley. Una balada romántica que, con los años, se volvería una de las canciones románticas más importantes en la historia de la música.

Taehyung y Yoongi se movían al compás de la canción. Yoongi daba un par de vueltas cuando Taehyung estiraba el brazo y sonreía tan radiante cuando lo atraía hacia su cuerpo de nuevo.

Aunque Yoongi no podía verse a sí mismo, Taehyung se había percatado de que su aspecto macabro había desaparecido. En respuesta, Taehyung le dedicaba una sonrisa, aunque pensaba que no era tan bella como la suya.

Mientras Elvis Presley cantaba lo que un sabio le dijo un día acerca de que los tontos que se enamoran, Taehyung pegó el cuerpo de Yoongi al suyo más de lo que él esperaba. Yoongi arrugó la tela de sus hombros y, aunque trataba de concentrarse en sus ojos, no podía evitar mirar sus labios.

Fue entonces, cuando el amor le hizo sentirse vivo.

Deseaba poder sentir la respiración de Taehyung sobre sus labios. Deseaba sentir que su piel se erizaba con el simple tacto de sus dedos sobre su cuerpo. Deseaba sentir su calidez. Deseaba poder tener un corazón que entregarle aquella noche, y todo cuanto deseaba, Taehyung se lo concedió. Le hizo experimentar todas aquellas sensaciones y emociones que su alma había olvidado.

Sintió cómo se sentía enamorarse por primera vez. Recordó cómo reaccionaba su cuerpo cuando estaba enamorado. Su alma recreó los latidos de su corazón, cuyo pulso existió únicamente por y para Kim Taehyung.

Entonces comprendió por qué Jungkook nunca pudo olvidarlo.

Taehyung guió su cuerpo con la danza, le hizo girar delicadamente como si fuera a soltarle en el último instante, pero lo salvó de inmediato y lo atrapó entre sus brazos. Yoongi quería hablar. Quería decirle algo, pero se había dado cuenta de una cosa importante en ese momento. Mientras Taehyung dejaba caer ligeramente su cuerpo hacia atrás y aspiraba el aroma de su amante nocturno y llegó hasta su barbilla, Yoongi se percató de que, quizás, había conocido al amor de su existencia después de haber perdido la vida.

Cuando levantó la cabeza para encontrarse con su mirada, sus labios volvieron a encontrarse con los del artista y aquel corazón que realmente no existía, brincó dentro de su pecho como si fuera a morirse por un beso suyo.

Yoongi se percató de que Taehyung tenía toda la intención de besarle, pero, a diferencia de la primera vez, fue él quien se apartó ligeramente. Taehyung lo ayudó a incorporarse cuando la canción concluyó y después lo abrazó por la espalda. Al sentir que recostaba su barbilla sobre su hombro, Yoongi cerró los ojos.

El efecto que Taehyung producía en las personas, era, de cierta manera, aterrador.

¿Qué me has hecho, Kim Taehyung? — preguntó agitado — Por un momento creí haberme enamorado de ti.

Taehyung deslizó sus manos hacia arriba, hacia su pecho.

Te he curado el corazón.

— Me sedujiste... — replicó aún más agitado — Me estás... seduciendo.

— No, te estoy amando.

La casa había adquirido cierta claridad. Yoongi se dio cuenta de ello y lentamente se separó de los brazos de Taehyung.

Hay... Una última cosa que quiero que hagas por mí.

Lo que tú me pidas.

— ¿Me dibujarías? Jungkook no puede hacerlo, pero tú sí...

— Yo... — Taehyung se puso tenso — Hace tanto tiempo que no dibujo. No sé si podría...

— Por favor, es lo último que te pido.

— Lo intentaré.

Y Yoongi sonrió esperanzado.

⊰✽⊱


Hacía demasiado tiempo ya que Taehyung no sostenía un lápiz o un pincel entre sus dedos. Incluso cuando entró al taller de Jungkook, cogió uno de sus cuadernos y una de sus barras de grafito, sintió que el pecho se le hundía en la nostalgia. A diferencia de Yoongi, Taehyung no había recuperado su aspecto jovial y feliz; su herida no cerraba, seguía sangrando.

Le indicó que se sentara en el banquillo que estaba frente al caballete. Él se sentó en la silla, delante del cuaderno. Suspiró antes de empezar. Trató de recordar cómo solía iniciar, pero el pulso le fallaba y finalmente bajó el lápiz.

No puedo, lo siento...

— Sí puedes — le animó Yoongi —. No soy tan hermoso, tengo un rostro común... No será tan difícil, anímate — sonrió.

— Eres hermoso, Yoongi — contestó como si le hubiera insultado —. Eso es lo que temo, no poder retratar tu belleza.

— Eso no me importa. Mientras Jungkook tenga algo con lo que pueda recordarme, estaré agradecido.

Taehyung volvió a suspirar. Se dio ánimos a sí mismo también y dibujó la primera línea vertical, después hizo otra de manera horizontal y dibujó más líneas hasta formar figuras geométricas que poco a poco, iban obteniendo la forma ósea del rostro de Yoongi.

El sargento oía los trazos del grafito sobre el papel y observaba la mirada concentrada del artista que, de cuando en cuando, le miraba para dibujar con más precisión los detalles de su rostro.

A través de las sombras, trazó sus felinos ojos, su pequeña nariz y sus delgado labios y su pequeña boca, sin embargo, se detuvo bruscamente.

— ¿Qué sucede?

— Empezaré... de nuevo.

— ¿Qué? ¿Por qué? ¿Tan difícil soy de dibujar? — bromeó, sin embargo, ya se había dado cuenta de lo mucho que miraba el reloj que estaba en la pared.

— No me ha gustado. Mis manos ya no son lo que eran — respondió —. Empezaré de nuevo, pero, quiero que esta vez sonrías cuando yo te lo diga, y quiero que sea una sonrisa que salga desde el fondo de tu corazón.

Yoongi llevó los dedos a la frente. Irguió su espalda y exclamó: — ¡Sí, señor!

Aquello le sacó una sonrisa a Taehyung. Después de descartar el dibujo anterior a medio terminar y desecharlo a la basura, volvió a empezar. Durante todo el proceso, repitió y repitió que seguía equivocándose. Tanto se repetía, que Yoongi dudaba que alguien como él pudiera equivocarse tantas veces.

— Taehyung... — le dijo nuevamente, cuando comenzó con otro boceto — No tienes por qué hacerlo.

— ¿Cómo? No, no... Te dibujaré, lo prometo, es solo que... he perdido mi técnica.

Yoongi negó con una sonrisa.

— Sé que no es así, solo detén lo que estás haciendo — le dijo, Taehyung sintió un nudo en la garganta y las lágrimas le nublaron la vista —. Ya he prometido que me iría, no tienes que retenerme aquí... Por favor, no tengas lástima de mí. No sufras por mí, lo que haces, lo haces por amor... ¿Cómo podría yo llevarte la contraria u odiarte por ello si morí por la misma razón y la misma persona? A donde quiera que vaya después, no recae en ti la culpa, sino en mí. Yo me busqué esto; ese será el final que merezco, así que... Solo termina el condenado dibujo.

Taehyung se secó las lágrimas y asintió.

— De acuerdo — susurró.

Cuando Taehyung le pidió que sonriera, Yoongi lo hizo de forma genuina. Aunque decía haber perdido su técnica, su cuerpo lo recordaba y el dibujo terminó tan rápido. Yoongi sabía que lo haría y por eso lloró, porque el miedo de marcharse perduraba incluso en el amanecer.

— ¿Ya está? ¿Puedo verlo?

— Sí, puedes verlo — le dijo.

Yoongi se levantó y avanzó hacia su retrato. El primer vistazo que le dio, le hizo llorar. La persona que Taehyung había dibujado no parecía un monstruo.

Gracias por tu tiempo, Kim Taehyung.

— Lo siento... — sollozó Taehyung.

— Quiero que me prometas una cosa; no intentes salvarme, pase lo que pase. Incluso si llego a sufrir en medio de mi partida, no me salves. Antes te dije que si me tocabas, tú también podrías salir afectado y yo... no quiero herirte.

— De acuerdo...

— Prométeme otra cosa — le dijo con dificultad, a punto de llorar —. Por favor, cuida de Jungkook hasta el final. Cuídalo para que no sufra... También cuida de Miyeon. Cuídala mucho.

— Haré todo lo que esté en mi mano — le prometió con la mirada en el suelo, pues lloraba desconsoladamente y no quería que le viera hacerlo.

Taehyung, mírame — le pidió al tomar su rostro. Taehyung levantó la mirada sin siquiera prever el beso que le dio, pues Yoongi besó su boca con tanta pasión y melancolía, que ni siquiera pudo resistirse. Taehyung siguió el movimiento de sus labios expertos y saboreó la dulce tristeza que lo barnizaban. Después de que Yoongi cediera, Taehyung desplazó su mano desde su pecho hacia su cuello y finalmente las dejó sobre sus mejillas. Cuando Yoongi cesó su beso, en medio de aquella diminuta brecha, los labios de Taehyung temblaron al igual que su cuerpo y también su corazón —. Dale este beso a Jungkook de mi parte... Bésalo con la misma pasión que yo te he entregado a ti. Es mi beso de despedida, para él y para ti. Gracias por amarme esta noche, Kim Taehyung.

Al apartarse de él, Taehyung le miró con una sonrisa mientras lloraba.

— Ha sido un placer. Quizás, en otra vida, te ame todas las noches.

— ¿Me lo prometes? — sonrió tan jovial.

— Te buscaré y te amaré. Te lo prometo.

— Enséñame el meñique — le dijo levantando el suyo derecho —. Vamos, enséñame el meñique... — lo entrelazó con el suyo y después unió su pulgar con el suyo —. Es una promesa. No la puedes romper. Te estaré esperando en el otro lado — Taehyung sonrió —. Las promesas hechas con el meñique son inquebrantables, ¿sabes por qué?

— ¿Por qué?

— Porque es allí donde se atan nuestros hilos rojos del destino. Así que, cuando volvamos a nacer, no me importa si en la siguiente o en nuestra nonagésima vida, espero que podamos amarnos de verdad y, sobre todo, que nos conozcamos mientras vivamos.

— Habla alto, para que Dios te escuche.

Después de separarse de él, Yoongi perdió la sonrisa. Estaba dispuesto a irse, pero no sabía cómo sería y eso le aterraba.

— ¿Ves la luz?

No veo nada...

Unos segundos después, Yoongi sintió el dolor más terrible que jamás había sentido, pues dolía incluso más que la propia muerte.

Taehyung se percató de su dolencia y le preguntó qué le pasaba. Yoongi le pidió que no se le acercara, y como pudo, huyó hacia el otro extremo de la habitación. El artista, viendo a su soldado sufrir, no pudo contenerse a sí mismo y comenzó a llorar. Quería socorrerlo, pues que gritara como si estuviera siendo quemado vivo no era lo que había planeado, ni mucho menos imaginado que pasaría. Cuando Yoongi vomitó un líquido denso y negro, las heridas de su pecho resurgieron; eran hoyos negros y sangre oscura que consumió su cuerpo como si se tratara de una hoja de papel consumida por el fuego.

Taehyung cerró los ojos al no poder ver cómo sufría, no obstante, los abrió de inmediato cuando le pidió socorro.

¡¡Yoongi!! — exclamó su nombre como si aquello tuviera poder para salvarlo. Corrió hacia él. Él sargento cayó de rodillas al suelo y se arrastró cuando sus piernas se convirtieron en cenizas.

Con su último esfuerzo antes de desaparecer debido a la rabia e ira que los otros espíritus tenían contra él, levantó la mano esperanzado de volver a sentir el alma del artista, pero Taehyung no pudo tomarlo a tiempo y se consumió como el papel antes de que pudiera tocarlo.

Taehyung sufrió su pérdida; la pérdida de su breve amor. El llanto se le acumuló en la garganta y no pudo gritar para liberarse del dolor. Vio lo que pasaba cuando el rencor y la ira consumían a un alma y, honestamente, estaba aterrado.

De no ser porque aquel gorrión que se posó sobre el alféizar de la ventana cantó una canción con su tierno trino, Taehyung no se habría percatado de que ya no había niebla.

Se levantó del suelo sumamente confundido y caminó hacia la ventana. El gorrión voló en cuanto se acercó y, por primera vez tras sesenta y ocho años, Taehyung pudo ver el atardecer. El tiempo había pasado tan rápido al lado de Yoongi.

Corrió rápidamente y bajó los escalones hasta llegar a la puerta principal. El silencio era tranquilizador y el ambiente tenía una carga diferente. Todos los espectros que amenazaban a Jungkook y a su familia, se habían ido para siempre... Y Taehyung se alegró por ello, de verdad lo hizo, pero se quedó petrificado frente a la escalinata y vaciló durante unos minutos antes de salir. Tenía miedo de que solamente fuera una ilusión.

— Ve, Taehyung — le dijo Youngyi con una sonrisa —. Ve y prueba tu libertad.

Taehyung le devolvió la sonrisa y después abrió la puerta. Salió al jardín, observó las flores, los árboles, las tonalidades en el cielo y suspiró profundamente.

Las heridas que le habían dado muerte, habían desaparecido.


No he corregido este capítulo, me ganó la ansiedad por publicarlo. 🤪

¡Pero eso no es lo importante! Lo importante aquí es: ¿Qué os ha parecido? Se me fue la pinza en este capítulo, sorryyyyyyy.

ESTAMOS TAN CERCA DEL FINAL, LLORO. 😭 Taehyung por fin ha dejado de ver la niebla y la niebla ha abandonado a Taehyung, ¿será que... ya podrá descansar en paz? 🥺

El siguiente capítulo será emotivo también, preparad pañuelos. 🤧💖

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