Bueno chicos, acérquense. Ahora les contaré una historia: Palmira era una preciosa ciudad con hermosos árboles, casas y animales tranquilos. Un día las casas empezaron a arder y los árboles a caer, los animales se iban por su ruta de migración aunque no fuera la temporada y las personas estaban asustados. Una noche durante mis sueños escuché una voz dulce que me hablaba, en medio de un prado verde y hermoso.

― ¿Quién eres? ¿Dónde estoy?
― Soy la vida, soy el sendero, soy el mapa que te ayudará en tu camino. Tu eres una de los seis elegidos. Debes reunir a los otros cinco para que puedan evitar que lo que está dañando a Palmira no salga de la ciudad y se extienda por el mundo entero. Empieza tu misión, guarda esta semilla y ve al siguiente pueblo. 

Cuando desperté me despedí de mis padres, ellos ya habían escuchado antes sobre los elegidos y me apoyaron en la misión que estaba por emprender. 

Para el día siguiente caminé hasta el siguiente pueblo. Al llegar me encontré con que las chozas y los árboles se estaban quemando. Los aldeanos corrían para todos lados y yo me acerqué al centro de la aldea, me puse de rodillas y dije:

― Soy la elegida y reina de la tierra. Te ordeno y suplico que apagues el fuego o que nos des una señal de la elegida del agua.