Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

45. Cara a cara

Hubo un silencio aún más grande que el silencio mismo. Al terminar de escucharle yo ya no sabía ni que pensar. Evangeline no podía haber sido capaz de aquello. Ella lo había amado, ¿o no? ¿Por qué sentía ahora miedo? Mis ojos no dejaron de mirarle, esta vez, por denotar aquel usual tono de voz tan frío pero ciertamente adolorido que hasta ahora entendía que siempre había pasado por alto.  

—Eso no tiene sentido. —Negué con la cabeza incluso cuando le había dejado de ver. No podía darle crédito a lo que me había dicho. Era prácticamente imposible—. No puede… no pudo ser.

Mis manos llegaron directo a mis labios, ciertamente incrédulos y atormentados de lo que mi mente estaba confabulando. ¡Eso no podía ser! Debía haber algo más, algo que incluso Liam estaba dejando pasar. Intenté buscar una salida, algo para contraatacar… pero fue increíble que en segundos releyera su diario en mi mente y que cuando indecisa  añadí la última pieza del rompecabezas en mi juego, de mis ojos gruesas y saladas lágrimas salieron disparadas contra mis mejillas pálidas. Por primera vez, sentí lastima por él.

Liam la había amado más que a sí mismo. Lo había dado todo por ella: su puesto en el gran congreso, sus amigos e incluso su vida entera… creo que era por todo eso que aún no podía creer lo que Liam me decía. ¿Sonreírle? ¿Realmente Evangeline le había sonreído a Demetrio? El oficio de la gran duda quedó en el olvido cuando vi la espalda de un Liam deshecho frente a mí.

¿Por qué anhelaba abrazarlo? ¿Por qué ansiaba consolarlo? Mis puños se hicieron más firmes y el nudo en mi garganta más difícil de deshacer. ¿Qué decirle? Me había desarmado por completo.

¿Realmente era importante ahora saber que había visto en el castillo o lo que decía la última hoja de su diario? ¿Merecía la pena hacerle recobrar sus amarguras solo para apaciguar a mi terrible curioseo?  

—Quiero que te largues —escuché su voz de una manera casi inaudible.

—Liam, yo…

—Lárgate. —Se volteó a verme. Sus ojos denotaban tristeza y esta vez, soledad—. No te quiero ver aquí.

Nuestros ojos se pelearon en una batalla que no duró más de tres segundos ya que Liam, increíblemente, había perdido a propósito. Me dio la espalda y esperando a escuchar mis pies arrastrarse a la salida, me ignoró por completo.

Miré a la puerta entreabierta llamándome aprisa para que escapara y regresase a la gran vida de la ignorancia pero al contrario de lo que cualquier chica haría, yo me quedé ahí mirándolo; esperando inconscientemente a que se volteara de nuevo y posara aquellos ojos rojos de nuevo en mí. Por alguna extraña razón, mis pies no querían moverse… era como si anhelara que se girase solo para verme e incluso que me gritara para volver a escuchar su voz.

¿Cuándo me había convertido en esta chica tan masoquista que ansiaba un bienestar ajeno?

—Lo siento —solté lagrimeando—. No me puedo ir de aquí… así.

Al terminar de decir aquello pensé por medio segundo que estaba loca. ¿Yo había venido solo a esto, no? A descubrir la maldita verdad para poder dormir. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué no podía irme ahora y ya? ¿Por qué mi corazón se estaba volviendo loco por ver a aquella espalda que no se movía? Me mordí los labios envuelta en un extraño sentimiento de asfixia. Aquella espalda realmente me estaba lastimando demasiado y lo peor de todo es que no sabía el por qué.

—Es solo que yo… —Respiré con fuerza, sin saber realmente lo que quería decir—. Yo solo…

—¿Sabes lo que “no te quiero ver” significa?

A mi cuerpo le dio un escalofrío. ¿No me quería ver porque me odiaba o no me quería ver porque me parecía a Evangeline? La segunda opción fue más para mí la respuesta. ¿Él aún la amaba? Mi corazón me golpeó en dos pulsadas enloquecidas y mi rostro se tensó al pensarlo. ¿Por qué me estaba enojando con aquel simple hecho?

Mis piernas se movieron por si solas. ¿Por qué es que quería que me diese una explicación? ¿Por qué ansiaba a que me mirase a los ojos y me dijese exactamente esas palabras? ¿Dónde estaba ese Liam al que yo tanto temía? Frente a mí no había nadie más que un hombre atormentado por sí mismo y el tiempo traicionero. Una víctima más.

Mis manos llegaron a su brazo justo cuando terminaba de pensar aquello. Aunque él no quisiese verme, no se desharía de mí sin que una última batalla se diese a cabo.

—No me toques.

—Mírame Liam…

—Lárgate.

Me sentí impaciente.

—¡Eres un cobarde! —Solté su antebrazo, envuelta esta vez en lágrimas de cólera y ciertamente, un enojo del que no tenía una justificación—. Aunque Evangeline haya hecho lo que hizo, tú no deberías actuar de esta manera. Aún no puedo descifrar el por qué de sus acciones, pero estoy segura de que ella te amó con todo su corazón.

Una nueva mirada de su parte me hizo callar ahora si por completo. ¿Al fin reaparecía ese ser tan terrorífico?

—¿Y quién eres tú para hablar de mi pasado? No me conoces. ¿Quién te crees para venir a tratar de solventar las cosas que ya pasaron? Tú no tienes nada que hacer aquí.

—¡Sí lo tengo! —solté en pánico mientras me hacía hacia atrás.

—No, no lo tienes. Es más, aún no comprendo por qué no has acatado órdenes.

—¡Tu ya no eres mi amo! Me desechaste y ahora…

—¡Ahora deberías estar en la basura de tu pueblo! —me interrumpió, frívolo y agitado—. ¿Tengo que matarte para que lo entiendas? Tú ni nadie de tu desleal raza debería de estar vivo. Por mí, su exterminio debió de haber llegado en ese año en que se volvieron inferiores que los animales.

Aquello me llegó como un balde de agua fría. Abrí mi boca para decir algo más pero las cuchillas de sus palabras frías me hicieron callar casi al instante. Pasé saliva repitiéndolo y al final bajé la mirada por estar a punto de derribar aquellas lágrimas causadas por el dolor efímero que atravesaba todo mi pecho.

—¡Incluso y aunque somos peores que los animales Liam, tú sigues amando a una mujer de mi clase!

Sentí un dedo clavándose en mi mandíbula. El vampiro volvió a su estado natural. Sentí pánico. Me revolví ante su mirada. Sus ojos parecían encolerizados. ¿Tanto le habían pesado mis palabras?

—Mírame bien, niña. Te largarás de este castillo y nunca más volverás aquí. Pones un pie en mi territorio y ten por seguro que toda tu descendencia terminará saltando por la maldita ventana del cual tú juraste que saltarías hace un momento.

Guardé silencio mientras le miraba a los ojos intentando encontrar algo que decir. ¿Debería de inventar algo sobre su pasado, presente o futuro? Si decía algo que él no sabía, tal vez su perspectiva sobre los seres humanos podría cambiar. La tentativa idea se nubló al recordar lo  que era. Él sabría de mi gran mentira justo al terminar de decirla. Él era un vampiro y yo una simple humana. Una humana que había sido comprada por él y había pasado por una infinidad de situaciones que me habían dejado saber que él no había sido más que un hombre desechado.

Dejé de respirar.

¿Desechado… como yo? Pensé de nuevo en todas las circunstancias a las que me había visto expuesta: el examen, las caminatas, el viaje, los sueños, la expulsión y su diario. Mis pupilas cada vez se hicieron más y más grandes al llegar a la misma conclusión. Si Liam odiaba tanto a los seres humanos, entonces ¿por qué compraba a mujeres para empezar? Es más, si tanto despreciaba a Evangeline, ¿por qué no había aniquilado a toda su descendencia cuando tuvo la oportunidad? ¿Él había sido dueño de todas o no? De mi abuela, de mi madre… ¿Entonces por qué? ¿Por qué me había salvado de la muerte cuando fuimos a la mansión de Leonard si supuestamente me odiaba infinitamente? ¿Sería posible que él solo quería comprender y ser comprendido?

Me reí casi sin pensarlo. ¿Todo este tiempo él se había escondido tras esa máscara de fuego?

—Eres una persona bastante deshonesta.

Liam dejó de presionar mi mandíbula. Su agarre se hizo más frágil. Miré sus ojos cuales parecían sorprendidos de lo que acababa de decir. ¿Tenía razón?

—¿Tú no quieres que muera, verdad?

Su antifaz pareció descomponerse y solo por dos segundos lo pude realmente ver. Aquel rostro afligido por los años y dañado por la… ¿culpa? Mi mano se levantó en el aire. ¿Por qué sentía en sus ojos esa ansiedad por soltar un pecado?

—Lárgate —Titubeó solo por instante—. Lárgate de mi casa.

Sus manos aprisionaron la mano que trataba de tocarlo. Sentí un jaloneo y entonces escuché aquella puerta abrirse. Nuestras piernas se movieron al unísono y a un ritmo acelerado. Algunas vampiras nos interceptaron en el camino. Algunas sonrientes, otras sorprendidas. Marilyn solo nos miró de una manera seria, algo triste.

El camino no fue tan largo como yo lo recordaba. En un abrir y cerrar de ojos, Liam me llevó a la sala de estar. Esa sala de estar que anunciaba que me sacarían a patadas de aquel lugar. Mi corazón se hizo pequeño y sentí que esta era mi última oportunidad para romper por completo aquel disfraz que Liam tenía pegado a su cuerpo desde hace siglos… ya que, aunque lo negase, yo lo había visto. Había visto a ese Liam del pasado que aún yacía muy dentro de él.

—Liam, espera…

—Lárgate ya. —Me abrió la puerta de una manera violenta y ciertamente alterada—. Nunca más vuelvas aquí, ¿me oyes? Te pones en mi línea de visión y te prometo que la próxima vez que nos veamos no me detendré cuando mi mano se entierre en tu espalda.

Le miré con fuerza, intentando entender porqué presentía que lo decía para inducirme el miedo… un miedo que podía verse en su forma tan intranquila de actuar. ¿Estaba así porque no quería ser descubierto? ¿No quería que lo entendiera? ¿Por qué? ¿Es que tenía miedo de abrirse de nuevo? Dejé de respirar al comprenderlo con aquel último pensamiento y, tratando de hacerle saber que yo no haría lo que había hecho Evangeline, intenté hablar de nuevo. Sin embargo, de la puerta por donde me trataba de echar, pude escuchar algunos pasos que se acercaban a nosotros.

Dejé de hablar y Liam de empujarme. Quedé dándole la espalda a quien venía con calma y todo el tiempo del mundo. Pasé saliva y, esperando que Liam no se diese cuenta, mis ojos se fueron desde su pecho hasta su rostro. Ahí fue cuando le vi hacer un amargo gesto. ¿Quién era? ¿Quién había llegado? Traté de ser lo suficientemente valiente como para darme la vuelta, pero cuando dejé de escuchar las sutiles y secas pisadas que se acercaban a nosotros, fue como si me hubiesen congelado en el acto.

—¿Cuánto tiempo sin vernos, no?

Mi cuerpo vibró al escucharlo.

—Volker… —Liam se tensó al decirlo—. ¿Qué haces tú aquí?

—¡Caroline, cariño! ¿Me extrañaste?

Hiperventilé al pensar en su rostro y aquella cicatriz mirándome.

—¿Te ha comido la lengua el gato? —Tragué saliva al escucharle pero aún así no me di la vuelta para encararle. Tenía miedo. Estaba aterrada—. Vaya mascota que te cargas Liam… antes era más educada que ahora.

—No tengo tiempo para aguantar tus estupideces.

—¿Enfadado, Liam? —escuché como se bofaban de él—. ¿Perdiendo el carácter de dominio?

—¿Qué haces aquí?

—Venía a saludar, ¿no puedo?

Mi mirada se fue hacía los suelos. ¿Por qué tenía que haber llegado ahora?

.

“Él no se la comería, él odia a los seres humanos.”

“¡Pero la salvó, Volker! Ella ya estaba bien muerta.”

“No te preocupes, Leo. Me encargaré de matarla en cuanto la vea.”

 .

Los traicioneros recuerdos indagaron mi cuerpo entero. No pude evitar vibrar del miedo. ¿Volker venía a matarme? ¿Por qué? ¿No había tenido suficiente? Mi corazón se movió salvaje y desesperado. Conocía el camino a la muerte ahora y era por eso mismo, que no estaba en mis planes volver ahí.

—¿No quieres verme, cariño? Pero nos divertimos mucho…

Parpadeé al evocar cada acaricia, cada golpe y cada palabra que había recibido esa noche. Tragué saliva intentando no desmayarme ahí mismo. Liam parecía molesto más no dijo nada.

—Liam, ¿te interesaría regalarme a Caroline? Supe por ahí que ya no era de tu agrado.

Aguanté mi respiración antes de aferrarme a la mano de quién no sabía lo que aquel hombre y todos los del Consejo se tenían entre manos.

—¿A sí? —Liam pareció no interesarle lo fuerte y desesperado que apresaba su mano para que entendiera mi necesidad por correr—. ¿Desde cuándo exactamente?

—No interesa, solo dámela.

Mi cuerpo vibró y aún más fuerte, intenté transmitir el miedo que tenía por dentro. Quería escapar por la puerta o fundirme en el aire. ¿Realmente me iba a donar?

—¿Y si no lo hago, qué harás?

Mi mano dejó a apretar. Mis ojos se fueron a los de él. ¿Había escuchado bien?

—Liam, tú y yo sabemos que nunca la has querido aquí. —Volker caminó hacia nosotros—. Hagámonos un favor y suelta su mano de una buena vez.

—Lo que quiera o no quiera, no te incumbe a ti —Liam soltó antes de ponerme detrás de él—. Hazte tú el favor de largarte de mi casa… que no recuerdo haberte permitido que pongas tus enlodados zapatos en la entrada.

El de la cicatriz caminó con un semblante más firme, serio y enfadado hacia el frente. Ahora que yacía a espaldas del delgado pelirrojo, podía verle la cara a Volker Green. Su rostro se hallaba deformado por la ira y disconformidad.

—No me hagas ponerme serio…

—¿No lo estabas ya?

Las palabras de Liam danzaron al final en el aire. Volker no contestó pero mi sexto sentido me dijo que algo iba bastante mal. Los ojos verdes asesinos del vampiro que perpetuaba una casa ajena ardían a fuego vivo por víctimas humanas.

—No quieres una pelea conmigo Liam —soltó aquello ya cara a cara—. Ambos sabemos que no ganarías.

Liam carcajeó.

—¿En serio?

—Deja de intentar ser el héroe y solo acata mis órdenes. Dame a Caroline y cerremos esto de una buena vez.

—Volker, creo que no vas entendiendo —Liam soltó aquello de una manera cínica y ciertamente escalofriante—. ¿Quién te dio permiso siquiera para entrar aquí? Es más, ¿quién les concedió, a Leonard y a ti, a deambular por mi bosque toda esta semana?

—Así que ya lo sabes…

—Que no haya tomado sangre no significa que sea imbécil.

—Entonces tendré que ponerme serio…

Al término de sus palabras, yo solo pude gritar de pavor. Volker sonrió victorioso antes de separarse del tembloroso cuerpo que me protegía. Mis ojos vibraron al ver aquella escena tan escalofriante: una navaja yacía clavada limpiamente en el dorso de quién parecía débil y sorprendido.

Todo había pasado tan rápido…

—Olvidé lo tramposo que eras.

El pelirrojo escupió sangre al suelo mientras el otro se hacía hacia atrás para mirar mejor su sucia estrategia.

—No me culpes por ser más inteligente que tú —Volker sonrió con orgullo—. No es mi culpa que seas tan estúpido. ¡Debiste escuchar Liam! Aceptar órdenes… respetarme.

Tragué saliva al ver la espalda de un Liam bastante frágil.

—¿Respetar? ¿A un niño cobarde? —él seguía alegando incluso y aunque brotones de sangre caían a la vina alfombra—. No me hagas reír.

—¿Cobarde? —Los ojos de Volker Green se tornaron tan rojos como el propio infierno—. ¡Tú tampoco sales limpió de ese insulto!

El pelirrojo sonrió solo un instante antes de extirparse la sucia daga del pecho y volver a ponerse serio, un tipo de serio que nunca había visto antes en él.

—Cállate…

—¡¿He tocado un nervio, amigo mío?! —Volker carcajeó, antes de acercarse de nuevo—. No puedes contradecir los hechos. Él único cobarde fuiste tú.

Escuché atenta a lo que Volker decía. ¿Liam… un cobarde? Tensé la mandíbula por el enojo.

—¡Tu tuviste la culpa! —Chillé mis pensamientos en el aire—. ¡Él único cobarde aquí fuiste tú!

Ambos hombres voltearon a verme. Me sentí bastante pequeña al ser observada por dos pares de ojos rojos. Unos encolerizados por lo que había dicho y otros algo aliviados por entrometerme. ¿Es que Liam estaba feliz por ello?

El breve pero sepulcral silencio me hizo tragar saliva nerviosa más el estallido de risas de Liam me hizo revolverme del miedo.

—He ahí mi respuesta, Volker —soltó el pelirrojo una vez controlada su burla.

Volker me miró como si quisiese matarme ahí mismo. Quise bajar la mirada pero a por cómo me miraba Liam, supuse que no debía hacerlo.

—Llévate a Leonard contigo y váyanse de mi casa —Liam se tomó del pecho antes de lanzarle una última mirada—. Perdonaré esta estupidez, que por el buen chiste, estoy de humor.

Liam le dio la espalda para verme. Mis ojos no lo miraron por encontrar a aquel otro vampiro que Liam había mencionado justo a la altura de Volker. ¿Cuándo es que Leonard había entrado a la mansión? Abrí mi boca para decir cualquier cosa, pero la mano de Liam se interpuso en mis acciones y me tomó del brazo para arrastrarme escaleras arriba.

Le miré con algo de preocupación por la herida y fue solo por eso que le seguí sin chistear. En silencio, me dejé llevar a quién sabe dónde mientras miraba por el rabillo del ojo a los inquilinos que nos miraban escapar. Leonard no pareció muy contento por ello pero fue Volker el que terminó por explicármelo todo. Cuando el militar respiró más despacio y en sus ojos rojos se reflejaron nuestros cuerpos huir entendí que él no había venido solo a jugar. ¡Esos vampiros habían venido a matarnos a los dos!

El militar me miró muy bien antes de esbozar otra sonrisa y fue entonces cuando desapareció del suelo.

Quise pegar un grito para alertar a quién no los veía, pero cuando pensé que otra cuchilla atravesaría su cuerpo, sentí que Liam me tomaba de la cintura y que el suelo se escapaba de mis pies. 

.

¡Hola chicos! Perdonen por no poder cumplir la promesa de las dos semanas... pero pasaron bastantes cosas y aprendí a que ya no volveré a poner fechas. Muchos saltaron encima de mí, otros me acosaron y bien... tengo mucha tarea. No puedo con todos al mismo tiempo. xD El capitulo lo hice más largo de lo normal para pedir disculpas de esta manera. Muchas gracias a todos los que leen, los que me apoyan y los que me esperan con paciencia. Gracias por los 3,000 seguidores. Hay muchas sorpresas para ustedes de ahora en adelante. Los amo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro