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37. ¿Estaré loca?

Sentí los ojos pesados, pero incluso aunque tenía la imagen tatuada de aquel Liam peleándose por la mujer de ojos bicolores, abrí la mirada con cierta lentitud. ¿Eso había sido otro sueño verdad? ¿O es que estaba teniendo una ilusión?

Sentí el frio deslizarse por mi cuerpo, al recordar el frio tan vivido que había aparecido mientras dormía. Demetrio Rumannoff, aquel nombre se había pegado en mi pecho como si fuese realmente importante.

Hice una mueca desagradable al sentir que aquello me estaba atrayendo demasiado. Era como si aunque intentase negarme, aquellas imágenes seguirían tras de mí cuando volviese a intentar descansar.

                        ¿Sería que me estaba volviendo loca?

Trate de levantarme, más el peso de mis piernas y el recuerdo de lo que había pasado antes de irme a dormir, me hicieron detenerme.

Había evocado, una vez más, el disparo que me había dado Karla y el frio césped que me había acogido para morir. Era extraño aún pensar que Liam realmente me había salvado y me había traído de nuevo hacia esta casa; esa cama el cual me veía despertar una vez más con aquella confusión en mi rostro.

«¿Aun tendré aquel agujero?», pregunte en pensamientos mientras deshacía las sabanas que me cubrían.

La pijama que había tenido cuando me había desmayado por última vez volvió a aparecer frente a mis ojos. Mis manos se fueron temblorosas hacía al borde de la tela, dispuestas a volver a cruzar el mismo recorrido que había hecho el día anterior. Tragando saliva, levante la seda.

Aliviadamente para mí, la herida no se mostraba por el vendaje, pero podía estar segura que ya estaba fuera de peligro. No me dolía al respirar y podía estar sentada sin que sintiese los cuchillos clavarse tras mía.

Cerré los ojos intentando encontrar la respuesta del porque la agonía se había hecho menor. Podía recapitular el suplicio que sentía por acostarme, ¿cómo era que aquello se había difuminado tanto?

La imagen de la espalda del pelirrojo salto entonces frente a la oscuridad. Había recordado la plática que habíamos tenido y como me había dado el dorso a respuesta de mis secretos; el misterio que había guardado de Volker e incluso de Leo.

             ¿Qué había pasado tras caerme de la cama?

Mis ojos se abrieron al instante al recordar el golpe que me había dado y entonces, el roce helado que se había posado en mis labios antes de sumergirme en la total oscuridad. Mis dedos tocaron el borde de mi boca, haciendo silenciar por un cuarto de minuto. ¿Por qué aquello me hacía recordar los besos de Liam y Evangeline?

Agite mi cabeza con cierto fastidio al obtener la figura de aquellos individuos mostrándose afecto.

No era porque lo amase o le tuviese algún tipo de cariño. Si no fuese porque en realidad yo misma sabía que lo odiaba más que nada en este mundo, podría jurar que estaba celosa. Celosa por su ternura, por el trato y su amor de él a ella.

              ¿Por qué no podía tratarme de igual manera?

          ¿Por qué no podía mirarme como la miraba a ella?

Suspire intentando tranquilizarme. Por una razón desconocida, aquello me hacía sentirme, de alguna manera, inestable. Vulnerable. Era como si aquel sueño hubiese cambiado algo dentro de mí. No mi forma de pensar, sino la manera en cómo le veía. Sabía que tal vez era solo un sueño y que seguramente nunca había pasado; pero reconocer que tal vez Liam había sido gentil con un ser humano, me hacía reconocer un tipo de envidia. Tirria por no tener a mi lado al amable y sonrojado caballero que había dormido conmigo por las noches.

«¿Por qué habrá cambiado tanto?». Acaricie el vendaje para hacerme pensar en cualquier otra cosa; más sin embargo, todos mis pensamientos seguían en aquello. La curiosidad, la ansiedad por saber la verdadera historia… la historia del porque Liam era tan sádico ahora.

   ¿Sería que Evangeline se había casado con Demetrio?

Me lo negué tan rápido como lo puse sobre la mesa. Aunque nunca la había conocido, Evangeline había sido una mujer entregada y romántica. Ella había sido la que sonreía y mostraba en sus ojos el gran amor que le tenía a Liam. No podría haberse casado con otro hombre; simplemente no lo consentía. Según mis sueños y a lo que pensaba de ella, era la típica mujer sumisa, sensible y enamorada que podría haberse quitado la vida por su ser amado. El que se hubiese desposado con otro que no fuese el pelirrojo no tenía cuadre.

¿Entonces que había sido? Evangeline seguramente se fue con él, ¿sería que había muerto?

La idea me entristeció un poco, ya que aunque no lo quisiera, Liam era un vampiro y Evangeline había sido un ser humano. Su muerte era inevitable.

¿Sería eso lo que lo había trastocado tanto?

Respire con fuerza, sintiendo entonces unos leves pasos afuera del cuarto. Trague saliva con cierto miedo, rezando porque no fuese aquel chico que estaba en mis pensamientos ahora. ¿Cómo le vería? No podía sacarme esa sonrisa sonrojada que había visto mientras dormía.

Aguarde por el siguiente regaño, más cuando escuche un susurro de una mujer, una mujer conocida para mí, pude suspirar de alivio. Karen había tropezado y había tirado, quien sabe que, afuera de la habitación.

—Recógelo, humana

—Lo siento madame —Escuche su tierna voz—. Lo siento, lo siento…

—Como sea

Tras unos segundos de silencio, la perilla del cuarto comenzó a girarse y, antes de que pudiese saludarla, ella me miraba ya algo sorprendida.

—¡Caroline! ¡¿Estas despierta?!

Observe de nuevo las medicinas caerse. Mi amiga se había lanzado hacia mí. Hice un leve quejido de dolor por el roce de su cuerpo con el mío, más reí como tonta. ¿Quién diría que Karen estaría ahí para cuando despertase?

—Parece ser que sí —Le sonreí, sabiendo que lloraba por mí

—Caroline, que alegría… —Contesto limpiándose la cara—. Me tenías tan preocupada

Se separo un tanto a mí, mirándome con cierto detalle.

—¿Qué sucede? —Mi sonrisa se fue haciendo menos fuerte— ¿Hay? ¿Hay algún problema?

—Me tenías bastante preocupada —Contesto seriamente—. Con esta otra semana que dormiste, pensé que lo que te hizo Liam había sido algo grave

Al escuchar aquello ultimo, mi sonrisa término por desaparecer.

—¿De qué estas… hablando?

Mis ojos se fueron a los de ella, que con cierta conmoción en su mirada, se desviaron hacia el suelo. Era como si estuviese nerviosa de verme, de saber lo que había pasado.

—Es solo que… no sé —Hizo una pausa, como recordando—. Ver estas cosas por parte de otros, aún me sorprende

Mis labios se entreabrieron un tanto, sin saber realmente de que estaba hablando. ¿Qué había visto? ¿De qué se había sorprendido? Le mire como si quien no entendiese ni una sola palabra, siendo perseguida entonces por la chica que antes era regordeta.

—¿Qué? —Sonrió al verme tan callada— Es común…

—¿Qué es común? —Pregunte al verle recoger las medicinas y traérmelas a mi cama— ¿Qué viste?

—Digamos que fue algo extraño —Contesto mi pregunta de una manera corta y más confusa—. Cuando tu dueño me indico que me largara, en realidad no lo hice, me quede afuera de la habitación, preocupada

—¿Escuchaste lo de Leonard, verdad?

Mi amiga bajo la cabeza y asintió en silencio.

—Pensaba que Karla nunca haría este tipo de cosas —Soltó al final, reconociendo lo que había pasado—. Aún la recordaba como una líder

Trate de coincidir con ella, más el recuerdo de sus últimas palabras me hicieron hacer una mueca.

—Ella pensaba que iba a robarle a Leonard y por eso… ella

—No tienes que decir más —Soltó limpiándome las lagrimas que recién estaban por salir—. Nunca pensé que te dispararía, pero tú y yo sabemos que lo que decía que harías, no es cierto. Tú eres una buena mujer  

Mire a Karen apenada, como quien estuviese aceptando un pecado.

—Karla está muerta por mi culpa —Lagrimee al decirlo—. Leonard seguramente la mato y me va a matar a mí también…

Quien estaba a mi lado me abrazó al escuchar mis penitencias, tratando de convencerme de que aquello no había sido mi error sino más bien de la difunta morena, cual había actuado de manera desacertada.

—Está bien —Me susurro—. Todo está bien. Tu dueño te trajo a casa, te curo las heridas y ahora estas mejor…

Mis sollozos pararon un tanto al escucharla. ¿Qué había dicho?

—¿Curarme?

—Si tonta, cuando caíste de la cama, él te levanto del suelo —Me sonrió de una manera picarona—. Pensaba que su relación era nula pero parece que me equivoque…

Mi rostro se deformo. ¿De qué estaba…?

—No me mires así —Soltó cómplice a lo que yo no recordaba—. Si hasta te dio sangre y todo.

—¿Qué Liam hizo qué…?

Karen dejo de sonreír, tornando una mirada algo cansada.

—Cuando caíste, te levanto del suelo. Miro tus heridas y se mordió el dedo. ¿Por qué crees que ya no te duele tanto el cuerpo?

Abrí los ojos al escucharle, lanzando entonces la mirada hacia mi estómago. ¿Liam me había dado más… sangre? Me quede callada, sin poder creerlo. Liam me odiaba, me quería muerta. No podía ser. ¿Por qué lo había hecho?

—¿Qué tienes?

—Viste mal —Trate de convencerle—. Liam no pude ser…

—Caroline, se bien que vi —Sonrió al escucharme—. Así como la otra noche, ¿recuerdas? Cuando te dije que lloraba en el jardín

Le mire fijamente, tratando de buscar alguna broma en sus palabras, más por cada segundo que le miraba, parecía ser más verdad que una mentira. Ella estaba imperturbable, cual secreto a punto de florecer. Pero, ¿Liam llorando?

—El no… —hice una leve pausa—. Debiste ver a alguien más

—No miento. —Miro a la puerta, como si tuviese miedo de que la escuchasen—. Lo vi a finales enero. Se había sentado afuera del castillo, cerca de la caballeriza

Trague saliva con cierta intranquilidad. La caballeriza, había sido el lugar donde Liam y Eva se habían conocido en mis sueños.

—Creo que era media noche o algo así —Susurró más despacio—. Sabrá Dios por qué, pero sollozaba

Un nudo en mi garganta me hizo paralizarme. ¿Qué no eran solo sueños?

—Se quedó ahí tres horas pero luego se levantó y desapareció en el bosque

Voltee a ver a Karen, pensando que era un vampiro al saber lo que pensaba. ¿Sería realmente que no estaba loca? Aquello me hizo temblar, temblar de pavor. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estaba viendo estas cosas? Respire con cierta dificultad, sabiendo que el aire no estaba del todo bien. ¿Estaría loca? ¡Ver estas cosas no era normal!

—¿Caroline? —Se levantó al verme— ¡Estas pálida! ¿Estás bien?

—Yo… —Trate de respirar, más una pulsada aludió en mi estómago—. Toma la medicina, llama a Bryant

Miré hacia el frente. La puerta se abrió lentamente. Liam apareció tras ella. Mis ojos se abrieron a pesar de sentirme desmayar. ¿Qué hacia aquí? ¿Qué iba a hacer? Trate de levantarme con terror. Esto no era normal.

Las imágenes volvieron a pegarme con fuerza. Las sonrisas de Liam, los besos de Evangeline. ¿Qué me estaba pasando? Me sentí desfallecer al mirar aquellos ojos rojos que deberían de ser verdes. Sería en verdad una realidad. ¿Estos sueños eran su pasado?  

—¿Qué tiene esa cría?

Karen no hablo pues estaba tan atemorizada como yo. Trate de levantarme, más sentí el frio de mi sangre volver a escurrirse. Pegué un quejido, tratando de aguantar el dolor que intentaban hacerme caer de nuevo.

—¿Te levantas solo para morir? —Habló secamente sin dejar de mirarme— Mejor tírate del barranco

Mi mirada se nubló un poco y la fotografía del tatuaje de Liam me hizo mirar su pecho cubierto por su camisa.  

   

—Tu —Escuche que llamaban a quien estaba a mi lado—. Lárgate

Mi amiga tembló un poco, pero sin hacerle esperar por saber qué pasaría si le desobedecía, bajo la cabeza y trotó hacia la salida, cerrando la puerta tras de sí.  

—Tu y yo tenemos pendientes —Soltó ciertamente enfurecido—. Párate de la cama y empieza a hablar

Baje la mirada hacia mi estómago, mientras intentaba regular mi respiración. Por la forma en que se movía mi estómago al inhalar aire, hacía que la herida volviese a abrirse.

—¿Vas a desobedecerme? —Preguntó al no verme mover— ¡Habla!

Le mire con rapidez, tratando de decir cualquier cosa. Mis ojos estaban abiertos por el dolor, por el sentir de la presión en mi cabeza. Perdía sangre frente a él y a Liam no le importaba.

—Me… me duele

—Mira niña, no tengo mucha paciencia. —Escuche sus pasos acercarse a la cama—. Párate o te mato justo ahora mismo

Mis ojos se llenaron de lágrimas al sentirle a un lado mío. Mi cuerpo vibró como gelatina. Liam hablaba en serio por lo que, intentando no aumentar mis penas con algún castigo suyo, hice un ademán para recrear sus peticiones. Mis piernas se movieron con debilidad y, tras hacer un esfuerzo sobrehumano, termine justo sobre el suelo.

Habían sido catorce largos días en donde mis músculos habían estado en completo estado de coma, por lo que estaba débil por no comer y no hablar.

Chille al sentirme tan inútil, más aún frente a quien chasqueaba la lengua con un dije de decepción.

—Estoy tratando de controlar mis impulsos —Habló con una voz grave—. ¿En serio quieres que vaya ahí y te mueva a malas?

Aquella pregunta me hizo negarme en el suelo. Si lo hacía moverse, terminaría con una sanción más de su parte.

—Muévete entonces

Respire con fuerza a pesar de sentir de nuevo aquellas cuchillas empezar a lastimarme de nuevo. Aguante la respiración como pude y, escuchando mis oídos retumbar a mi corazón delicado, me fui parando lentamente del suelo.

—No era tan difícil, ¿verdad? —Susurró malhumoradamente en mi oreja, haciéndome tener un escalofrió que casi me hace caer de vuelta

Levante mi mirada para toparme con la suya, esa que estaba fastidiado ya de mi presencia.

—¿Quién? ¿Quién te dio permiso a mirarme?

Oh Dios mío…

Trate de desviar mis ojos pero aquella frase me había detenido por completo. Habían sido ya tantos días que no la había escuchado, que realmente me habían petrificado al acto.

Liam pareció tomarlo aquello como un hecho de rebeldía, por lo que, mirándome aún más serio que antes, me tomo del cuello para acercarme a él.

—¿Qué? ¿Tienes miedo?

Mi mirada se hizo ahora si más nublada y, sintiendo mi cuerpo pesado, el mundo me dio vueltas. El suelo no llego a golpearme, pero sentí sus manos heladas tocarme. Los sueños en la puerta.

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