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51 [Juventud y propósito]

El viento soplaba entre los árboles del bosque, agitando las hojas y levantando pequeñas nubes de polvo...

Naruto y Rock Lee se encontraban de pie frente a Kimimaro, quien permanecía calmado, con su fría mirada fija en ambos, con el barril a su lado.

El ninja del sonido ladeó la cabeza con indiferencia.

—Parece que Tayuya no pudo cumplir con su tarea. Qué inútil. La mataré cuando regrese.

Naruto apretó los dientes. Su enojo creció aún más al escuchar aquellas palabras llenas de cinismo.

—¡No permitiremos que Orochimaru se quede con Sasuke! —gruñó—. ¡No entiendo cuál es su maldito fetiche con él!

Kimimaro no parecía alterado por las palabras.

—Orochimaru-sama necesita tiempo. Para aprender todos los jutsus del mundo, su inmortalidad no es tan simple o solo biológica. Su cuerpo se desgasta y debe reemplazarlo antes de que el anterior falle. Así puede mantenerse vivo eternamente.

Lee frunció el ceño, algo molesto.

Repugnante…

Naruto, sin embargo, sintió que la rabia lo quemaba por dentro.

—¡Así que para eso lo quiere!

Sus ojos brillaron con un destello carmesí. La ira se entrelazaba con el chakra del Kyūbi...

—¡NO LO PERMITIRÉ!

Lee observó a Naruto con sorpresa por un momento.

Sin perder tiempo, Naruto formó una gran cantidad de clones con un solo sello, rodeando instantáneamente a Kimimaro.

Lee observó la escena con atención, pero no se movió. Había algo que no le gustaba en esto.

Naruto está dejando que su enojo guíe sus ataques… No está peleando con estrategia como cuando se enfrentó conmigo… Esto está mal...

Naruto, cegado por su furia, arremetió junto con sus clones, intentando aplastar a Kimimaro con una avalancha de golpes.

Sin embargo, el ninja del sonido se movía entre ellos con la fluidez de una danza mortal.

Cada golpe de Naruto fallaba, cada intento de atraparlo terminaba en clones destruidos por rápidos y letales movimientos.

Naruto apretó los dientes y lanzó varios shuriken. Kimimaro los desvió con su arma de hueso sin siquiera mirarlos, mientras que Lee se mantuvo al margen, ya que los clones de Naruto solo le estorbarían si decidía meterse así nada más.

—Es demasiado preciso… Su control del cuerpo es impecable. Es como si supiera dónde estarán los ataques antes de que sucedan… —pensó Lee.

Naruto gruñó, creando más clones.

Maldición… ¡Déjate golpear!

Pero Kimimaro no solo los esquivaba, sino que contraatacaba con cada movimiento.

Los cuerpos desaparecían en nubes de humo, uno tras otro.

Lee frunció el ceño.

Esto no está funcionando… Naruto está fuera de sí. A este paso solo va a derrochar su energía sin lograr nada. Debo detenerlo.

Kimimaro aterrizó suavemente en una rama, observando a Naruto con una mirada vacía.

—Si es todo lo que tienes, esto será decepcionante.

Naruto jadeó, con las manos apretadas.

No… No puede ser… Ni con mil clones… Este tipo es un monstruo….

Lee dio un paso al frente, colocándose delante de Naruto.

—¡Naruto, basta! ¡Retrocede!

El rubio volteó con sorpresa.

—¡Pero…!

Lee lo miró con seriedad.

—Estás peleando de forma errática. Tu enojo está afectando tu manera de pelear. ¡Déjame encargarme de él! Además, lo dije antes en el bosque, él será mi rival.

Naruto abrió la boca para protestar, pero antes de que pudiera decir algo…

El barril de Sasuke tembló... mientras que los sellos empezaban a destruirse.

Los tres se giraron al instante.

Una onda de chakra púrpura emergió del interior, envolviendo el barril con una energía densa.

Kimimaro miró la escena con interés.

—Ya es hora… El momento que estaba esperando, el primer paso para que el sueño de Orochimaru-sama se cumpla...

Naruto sintió cómo la presión aumentaba.

—¡Sasuke…!

El barril explotó en una nube de humo y chakra.

Y de entre la bruma, una silueta emergió lentamente.

Naruto contuvo el aliento al ver a Sasuke ponerse de pie.

Su cabello era más largo, de color azul. Su piel oscura… pero en segundos, su transformación desapareció, dejando solo el sello maldito en fase 1.

El silencio se hizo presente.

Naruto sintió que su corazón latía con fuerza.

—¡Sasuke! ¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?! ¡¿Por qué te fuiste con estos tipos?! ¡Ven, vamos a casa! ¡Le debes una disculpa a Hinata!

El Uchiha no respondió... Pero su cuerpo empezó a estremecerse...

—Ja, ja, ja...

Solo dejó escapar una pequeña risa.

Naruto frunció el ceño.

Pero la risa no se detuvo.

—¡JAJAJAJA!

Poco a poco, se convirtió en una carcajada llena de locura.

Naruto sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—Sasuke…

Pero el Uchiha ni siquiera lo miró. Cuando dejó de reírse, solo se mantuvo en silencio, sin decir una sola palabra… y así comenzó a caminar, alejándose de él, para luego empezar a correr.

Naruto sintió cómo la rabia y la confusión se acumulaban en su pecho.

—¡Oye, espera…!

Intentó avanzar…

Pero Kimimaro apareció frente a él con velocidad asesina.

—¡…!

Naruto apenas tuvo tiempo de reaccionar.

El filo de la espada ósea descendió hacia su cuello…

Pero en un instante, una sombra se cruzó en su camino. Rock Lee intervino.

Con una patada giratoria impactó directamente en la barbilla de Kimimaro, enviándolo varios metros atrás.

Kimimaro aterrizó, deslizando los pies por el suelo con firmeza. Luego se llevó la mano a la mandíbula, palpando la marca del impacto.

Lee adoptó su clásica postura de combate mientras mantenía su mirada totalmente fija en el ninja del sonido.

—¡Naruto, ve tras Sasuke! ¡Ahora! ¡Este tipo es mío!

El rubio dudó por un momento, pero vio la mirada determinada de Lee.

—¡Está bien…! ¡Cuídate, cejas de azotador!

Con un último vistazo, Naruto giró y se apresuró para ir tras Sasuke.

Kimimaro observó la escena sin moverse.

—Hmm... No importa. Mi única misión es eliminar a los obstáculos. Acabaré con el de cejas grandes primero. El otro será fácil de eliminar después.

Lee tomó aire y sonrió con determinación.

—Bueno… ahora que estamos solos… ¡espero que no te contengas!

El ninja del sonido lo miró con calma.

—Ya lo había olvidado… Dijiste que serías mi oponente. Eres rápido, debo reconocerlo.

Lee asintió con energía.

—¡Así es!

La verdadera batalla estaba por comenzar…

______________________________________

En otra parte del país del fuego, horas antes...

El aire estaba impregnado del olor a polvo, madera quemada y cenizas. Una academia ninja de Konoha, una de tantas destruidas durante la invasión, yacía en ruinas. Escombros dispersos, techos colapsados y fragmentos de paredes reducidos a montones de piedra y madera.

Bajo el sol de la tarde, un grupo de ninjas trabajaba para despejar la zona.

A un lado, Gaara, con un leve movimiento de su mano, hacía que su arena levantara los escombros, apartándolos en grandes montículos sin esfuerzo.

Kankuro, por su parte, manejaba sus marionetas con hilos de chakra, utilizando sus brazos mecánicos para retirar bloques de concreto y escombros.

Temari empleaba su abanico para generar ráfagas de viento cortantes, dividiendo los escombros más grandes en fragmentos manejables.

Mientras que Masashi estaba trabajando con sus brazos desnudos y vendados, usaba su fuerza bruta para levantar pesadas vigas de madera como si fueran de cartón. Su respiración era controlada, su postura relajada. No había duda de que podría cargar con toda la estructura si lo deseara, pero sabía que debajo habían personas que podrían ser aplastadas si hacía algo brusco.

En la escena, habían varios de sus insectos gigantes, invocados desde las profundidades del desierto, entre ellos enormes hormigas de 30 centímetros, trabajaban a su alrededor, retirando los escombros más pequeños y rastreando señales de vida en el interior, ayudando a despejar los restos de la academia de forma segura...

La escena habría parecido surrealista si no fuera por la tensión en el ambiente.

Esto, mientras un grupo de ninjas de Konoha observaba con desconfianza a los ninjas de la Arena, especialmente a Masashi y a Gaara.

No los culpaban. Masashi era un forastero, un ninja de rango S temido en su propio país, y Gaara el Jinchuriki del ichibi, las noticias decían que era peligroso, ambos de los agentes más peligrosos durante la invasión de orochimaru. Sin embargo, por los acuerdos de Konoha y Suna, se había aceptado su ayuda en labores de reconstrucción y rescate. Los vigilaban como si fuera un peligro latente.

Masashi lo sabía, pero no le importaba, y por extención a Gaara tampoco.

El hombre dejó caer una gran viga al suelo, sacudiendo la tierra bajo sus pies.

Fue entonces cuando su expresión cambió... Una de sus hormigas se acercó a el...

—¿Ocurre algo?— Cuestionó el hombre mirando a su hormiga, y como varias parecían estar reaccionando a algo.

Entonces el empezó a olfatear, su nariz se movió ligeramente. Un olor.

Masashi giró la cabeza bruscamente y su mirada se clavó en el bosque cercano.

Se quedó quieto por un segundo. Luego, sin previo aviso, comenzó a caminar en esa dirección.

—Vuelvo en un momento.

Los ninjas de Konoha notaron el movimiento y de inmediato se tensaron.

—¡Detente! No tienes permiso para salir del área de trabajo.

Masashi ni siquiera se giró.

—Cierra la boca.

Uno de los ninjas frunció el ceño y dio un paso adelante.

—¡Te advierto que alejarte sin autorización puede considerarse traición! Los acuerdos de Konoha y la arena pueden verse comprometidos!

Masashi solo levantó una mano sin voltear.

—Al menos traten de detenerme, es aburrido si solo intentan detenerme a gritos, vaya guardias son ustedes. Inútiles.

Dicho esto, aceleró el paso, empezando a correr y desapareció en la espesura del bosque.

Los ninjas de Konoha se quedaron petrificados.

Temari se llevó una mano a la cadera con una expresión cansada.

—Ese tipo siempre hace lo que se le da la gana...

Gaara, sin embargo, frunció levemente el ceño.

si, pero no haría algo sin razón…

Sin más, dejó la arena suspendida y comenzó a seguirlo.

Kankuro y Temari intercambiaron miradas antes de correr tras su hermano.

Los ninjas de Konoha chistaron con la lengua, claramente molestos al ver como todos los ninja de la arena se les escapaban

—Oigan! Vuelvan!— Sin más empezaron a seguirlos.

...

En el bosque

Masashi avanzó con paso firme, guiado por sus instintos y la señal que le habían dado las hormigas...

Finalmente se detuvo en un claro... Fue entonces cuando lo vio.

A unos metros, entre la maleza, un hombre arrastrándose por el suelo, con el uniforme de Konoha.

Su ropa estaba rasgada, su rostro estaba cubierto de sudor y tierra. Sangre goteaba de una herida en su abdomen mientras trataba de moverse con esfuerzo.

El hombre levantó la vista al notar la presencia del ninja de la arena, con pánico reflejado en su mirada.

—N-no me haga daño…

Masashi se mantuvo silencioso mientras miraba a su alrededor.

Otro movimiento entre los árboles llamó su atención, pasaron unos pocos segundos, hasta que alguien salió de la hierba.

Su atuendo era negro, su banda ninja tenía el símbolo del Sonido, y portaba una espada en sus manos.

—jojojo... Mi pequeño mensajero, eres escurridizo, creíste que podías escapar?— Pregunto con una voz cargada de locura mientras miraba al ninja herido en el suelo.

Se trataba de uno de los infiltrados de orochimaru, el otro era uno de los mensajeros humanos enviados por Tsunade...

El espía se detuvo al ver a Masashi, cruzando su mirada con aquellos ojos rojos... hubo un segundo de silencio.

El espía sonrió de lado.

—Vaya… qué problema…

El ninja blandio su espada con una sonrisa siniestra.

—No puedo dejar testigos... No esperaba ver a un ninja de la arena aquí.

Masashi sonrió.

—Bien. Me preocupaba que huyeras, habría tenido que fingir que me importaba.

En un parpadeo, el ninja del sonido desapareció de la vista.

Apareció a la izquierda de Masashi, blandiendo su espada, apuntando directo al cuello.

Pero en un instante Masashi atrapó la muñeca del ninja, luego la torció como si fuera de papel, el rostro de su oponente cambio a uno de horror, pero antes de que pudiera reaccionar recibió un puñetazo en la cara, al instante cayó inconsciente.

Masashi exhaló.

—No esperaba nada de los ninja del sonido, y aún así eso fue decepcionante. No crees?— esto último lo dijo mirando al mensajero herido en el suelo, mientras se agachaba para revisarlo.

En eso, el grupo llegó.

Los ninjas de Konoha, Gaara, Kankuro, Temari, todos se detuvieron  en seco al ver la escena.

Masashi había acomodado al mensajero contra un árbol, mientras le daba una píldora de soldado, esto por su efecto analgésico.

—Que demonios está pasando aquí?— Pregunto uno de los guardias, a lo que masashi levanto una mano.

—Tu cállate, mejor amarra a ese ninja del sonido, le puede servir a tu aldea para interrogar, me asegure de no golpearlo muy fuerte.

—¿Porque te hizo esto? Cual es tu misión, ese era un espía de orochimaru, uno solo... Puedo intuir que viajabas solo y sin equipo.

El mensajero parpadeó un par de veces, tratando de recuperar el aliento.

—E-estaba llevando un mensaje urgente… pero me interceptaron... La red de comunicación de Konoha está colapsada... Tsunade-sama ha enviado mensajeros humanos para reportar la urgencia a los grupos elite regados en el área...

Uno de los ninjas de Konoha se adelantó.

—¿Qué mensaje?

El mensajero tragó saliva.

—Se trata de Uchiha Sasuke…

Hubo un silencio inmediato.

Gaara entrecerró los ojos.

—¿Qué sucede con él?

El mensajero respiró con dificultad.

—Está desaparecido. Salio de Konoha, sabemos que se dirige a las manos de orochimaru, es una emergencia... Su equipo de recuperación está en camino, pero es un equipo improvisado, genins... Mi misión es ir por algún equipo de rastreo más calificado... Además, buscamos a Kakashi Hatake

Los ninjas de Konoha se tensaron, mientras que los genin de la arena se miraron entre si, el menos sorprendido era Gaara... Lo sabía, Sasuke estaba en búsqueda de propósito... Aún podía recordar esa mirada...

Por su lado, Masashi solo sonrió... Era claro que una locura estaba pasando por su cabeza... Cosa que los ninja de Konoha se percataron al instante.

—No puedes tomar ninguna acción fuera de la misión que te fue asignada.

Masashi se giró hacia él mientras se mordía el pulgar.

—Lo siento, ganar puntos con Konoha queda de lado, vamos a fastidiar al idiota de orochimaru.

El guardia frunció el ceño.

—Que!?

Masashi empezó a ejecutar sellos manuales, finalmente estampo su mano contra el suelo.

—¡Kuchiyose no Jutsu!

Cinco criaturas enormes aparecieron en un instante:

La poderosa reina hormiga, y cinco avispas gigantescas, cada una de más de diez metros.

Los ninjas de Konoha retrocedieron instintivamente, alertas ante las bestias invocadas.

Las avispas agitaban sus alas con un sonido ensordecedor, mientras que la reina hormiga comenzaba a segregar huevos en el suelo a un ritmo alarmante.

Los huevos se rompieron en cuestión de segundos, y de ellos emergieron miles de pequeñas larvas, que se retorcían y crecían rápidamente hasta convertirse en hormigas de no más de dos centímetros de largo. A pesar de su diminuto tamaño, sus mandíbulas afiladas brillaban a la luz del sol.

Los ninjas de Konoha observaron con horror cómo las pequeñas criaturas comenzaban a moverse en enjambres, trepando a las patas de las avispas con una velocidad inquietante.

Gaara observó la escena con calma, sin expresar sorpresa, mientras que Kankuro y Temari intercambiaban miradas incómodas.

Uno de los guardias de Konoha finalmente logró reunir el valor para hablar.

—¿Q-qué demonios estás haciendo…?

Masashi sonrió con diversión.

—Algo divertido.

Las avispas emitieron un chillido agudo y comenzaron a alzar el vuelo. Miles de pequeñas hormigas se aferraban a sus patas y cuerpos, sujetándose con una coordinación perfecta, exepto una de las avispas.

Masashi señaló en dirección al bosque.

—Esas hormigas recién nacidas son diminutas, pero crecen. Y lo hacen muy rápido. Solo necesitan algo de materia orgánica, eso las hace geniales para ser transportadas en masa

El ninja de Konoha tragó saliva.

Masashi sonrió aún más.

—Las avispas tienen un solo trabajo: dispersar a las hormigas por todo el País del Fuego. Buscarán cualquier ninja con la banda del Sonido o con el hedor de Orochimaru y lo cazarán. Exepto si son muy fuertes. Pero esto acabará con muchos... Voy a purgar este país de la mierda.

Los guardias se tensaron, comprendiendo la magnitud de lo que estaba a punto de ocurrir.

—Esto… No debería tomar acciones sin consultar a sus superiores o a Konoha!—exclamó uno de los ninjas de Konoha, tratando de recuperar la autoridad.

Masashi se giró hacia él con una expresión de aburrimiento.

—¿Y quién demonios va a detenerme? ¿Tú? Solo voy a sacar la basura, esto le conviene a la hoja.

El ninja sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

Las avispas, cargadas con miles de pequeñas hormigas, comenzaron a despegar. En cuestión de segundos, se dispersaron en diferentes direcciones, esparciendo su carga letal por el país.

Masashi observó con satisfacción mientras sus criaturas desaparecían en el horizonte.

—Deben estar agradecidos —dijo, girándose hacia los ninjas de Konoha—. Esto es servicio gratuito, de la más alta calidad.

Uno de los ninjas de Konoha intentó replicar.

—¡La Hokage...!

Masashi levantó una mano para callarlo.

—La Hokage va a estar feliz de saber que le estoy limpiando la casa. A menos que prefieran dejar que Orochimaru siga metiendo sus sucias manos en su aldea.

El ninja se quedó en silencio.

Gaara finalmente habló.

—Si el enemigo aún tiene ninjas en la zona, esto servirá para eliminarlos antes de que refuercen su posición... Pero, Sasuke debería oler como ellos, no será atacado?

—Para nada, mis hormigas ya conocen la señal biologica de ese mocoso, lo estube estudiando durante los exámenes chunin. Se mantendrán alejadas de esa señal en un radio de 30 kilómetros, es una precaución.

Kankuro chasqueó la lengua.

—Una forma un tanto aterradora de hacerlo, pero no diré que no me agrada.

Temari suspiró, cruzándose de brazos.

—Definitivamente eres un problema caminante.

Masashi se estiró con una sonrisa confiada.

—Sí, pero soy un problema útil.

Los ninjas de Konoha no sabían cómo responder. Lo peor de todo es que sabían que tenía razón.

El ninja de la arena observo a la última avispa, tras lo cual tomo al mensajero herido y lo subió de un tirón.

—Bien, ahí tienes un transporte perfecto, te garantizará llegar a Kakashi, aunque conoce su señal biologica, no puede rastrearlo desde aqui,, tendrás que pilotar en dirección a el. Está avispa tiene la orden de obedecerte— Declaró el hombre, el mensajero cambio su mirada a una de sorpresa mientras que el insecto gigante empezaba a volar emprendiendo vuelo y agitando la vegetación a su alrededor.

Con una última mirada a su obra, Masashi se giró hacia sus estudiantes de la Arena.

—Bien, niños. Ya que estamos aquí, ¿por qué no aprovechan para hacer algo más interesante? Aunque no lo parezca. Ahora mismo estoy ejecutando un ataque en masa, debo concentrarme para que mis criaturas hagan lo que les ordeno, así que les corresponde a ustedes ir a la misión.

Gaara simplemente asintió.

Masashi sonrió con satisfacción.

—Perfecto. Ahora vamos a joderle el día a Orochimaru.

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En el campo de batalla...

Rock Lee sonrió levemente mientras empezaba a tomar aire. Kimimaro lo miraba fijamente... Alguno de los dos estaba esperando a que el otro lanzara el primer golpe...

Finalmente, ambos empezaron a correr el uno hacia el otro...

Lee comenzó dando un salto mientras giraba en el aire.

—¡Huracán de la hoja!

Kimimaro se apresuró a bloquear con su antebrazo mientras lanzaba un corte con su arma en el otro brazo, apuntando al pecho.

Lee se apresuró a tirarse al suelo para esquivarlo, a lo que Kimimaro rápidamente sacó otro hueso de su otra palma, lanzando una apuñalada al ninja en el suelo. Sin embargo, el cejudo se apoyó en su mano para impulsarse y comenzar a dar volteretas hacia atrás.

Tan pronto como Lee frenó, se vio obligado a mover su cabeza a un lado. Kimimaro había lanzado su daga de hueso, la cual pasó a centímetros de su rostro.

—Danza Camelia...

El Kaguya había creado una nueva espada, con la cual se acercó a Lee en un instante, comenzando a lanzar rápidas estocadas mientras Lee esquivaba tan rápido como podía.

En eso, Kimimaro estiró su pierna mientras sus dos hombros se dislocaban y sacaba un hueso afilado de la palma de su otra mano.

—¿¡Eh!?—

En un instante, los movimientos del albino se volvieron más peligrosos. Con una estocada rápida, el viento silbó ante el paso de la hoja cortando el aire. Lee apenas fue capaz de esquivarla; había sido demasiado rápida, por lo que recibió un corte en la mejilla...

¿Pero cómo es que...? pensó Lee al notar el cambio repentino en la velocidad.

Kimimaro lanzó una y otra más. Cada corte hacía que el viento silbara, mientras que Lee intentaba tomar distancia, pero el Kaguya no dejaba de atacar... Cada vez que Lee lograba separarse, Kimimaro acortaba la distancia en un instante.

—Torbellino de la Danza Camelia...— murmuró Kimimaro mientras apretaba la empuñadura de su espada. Tomó aire y apoyó todo su peso en un solo pie.

Para sorpresa de Lee, su oponente comenzó a girar de forma aterradora. Sus articulaciones de todo el cuerpo se dislocaron y, con la espada extendida, empezó a lanzar cortes en todas direcciones...

Lee apenas pudo sacar dos kunai de su riñonera, intentando usarlos para frenar los golpes, pero cada impacto hacía temblar sus brazos, mientras que el acero de sus armas comenzaba a resquebrajarse... Finalmente, los kunai se rompieron, obligando a Lee a dar varios saltos hacia atrás. Finalmente, logró tomar distancia al apoyar toda su fuerza en sus pies y saltar con potencia. Kimimaro no había podido seguirlo.

¡Su cuerpo se mueve como un látigo humano! Puede atacar desde ángulos irreales y, con esa velocidad al usar sus articulaciones como latigazos... Por eso sus golpes son tan potentes... Aunque su velocidad de desplazamiento no es tan efectiva, sigue siendo muy rápido. Es difícil separarse... su velocidad de ataque es una locura... ¡Mi mejor opción es mantener la distancia!

Finalmente, el Kaguya lanzó su espada a toda velocidad, aprovechando su movimiento de látigo. Así, la espada voló como si hubiera sido lanzada por una resortera, intentando clavarse en el pecho de Lee.

Lee rápidamente dobló su cuerpo hacia atrás, formando un arco con su torso y dejando que la espada pasara por encima, cortando el aire con un silbido... Perdiéndose en la distancia.

Danza de los Sauces...pensó Kimimaro mientras varios huesos salían de su cuerpo, sobresaliendo de sus codos, rodillas y palmas. —Piensa que mantener distancia lo salvará... Con esto cortaré la distancia.

El Kaguya dio un salto con volteretas en dirección al genin, quien rápidamente volvió a ponerse a la defensiva.

Ahora hacía saltos y acrobacias mientras sus huesos se estiraban y retraían...

(¡Su velocidad de desplazamiento es mejor que cuando usaba la espada!)

En ese momento, Kimimaro aterrizó mientras apuntaba sus dedos hacia él.

—¡Balas de falange!—

—¿¡Eh!?—

Varias balas de hueso salieron disparadas desde las puntas de los dedos de Kimimaro, a lo que Lee comenzó a correr a toda velocidad mientras llevaba una mano a su riñonera.

El cejudo tomó aire mientras empuñaba su arma, intentando usarla para bloquear alguna de las falanges... Pero tan pronto colocó su kunai en medio, este fue atravesado de lado a lado y destrozado.

Lee apenas tuvo tiempo de saltar lo más alto posible para dejar que los proyectiles pasaran.

Esas cosas son muy rápidas... Y para colmo, son difíciles de frenar... analizó el ninja de la hoja, agradeciendo que no se había hecho ningún daño grave.

Tan pronto como Kimimaro dejó de disparar, volvió a lanzarse con sus acrobacias, acortando la distancia con el cejudo.

Maldición... Cambió su estilo. Ahora ataca desde más ángulos y con más acrobacias, su desplazamiento es más rápido... Pero... pensó el cejudo mientras notaba cómo estaba recibiendo más y más cortes. Todos eran superficiales debido a que estaba esquivando, pero siempre lo tocaban por poco. —¡Ya puedo verlo mejor que con su estilo anterior!

Kimimaro lanzó un rodillazo intentando clavar su hueso en el estómago de Lee, pero este se apresuró a colocar su mano en medio, apoyándola en el muslo del albino y logrando tomar distancia al impulsarse. Sin embargo, Kimimaro regresó al instante con una acrobacia.

El cejudo afinó su mirada antes de tomar aire.

—Lo voy a tomar por sorpresa... ¡Primera puerta... abierta!...

Kimimaro lanzó sus manos con los huesos sobresaliendo de sus palmas, intentando apuñalar al cejudo...

Pero Lee, con un rápido movimiento, atrapó las muñecas de Kimimaro, iniciando un forcejeo entre ambos.

—¡Ya no eres un látigo humano! Con este otro estilo eres más lento en tus movimientos de ataque. Aunque tienes una fuerza sorprendente y mayor velocidad de desplazamiento, solo debo evitar esos huesos.

—¡Imbécil!—

El cejudo se percató de cómo Kimimaro estiraba los huesos de las palmas de sus manos, apuntando directo a su rostro.

Lee reaccionó dando un salto, esta vez preparando un golpe con su rodilla, logrando impactar en el mentón de su oponente.

Kimimaro retrocedió en el aire, mientras que Lee sonrió.

—¡Te tengo!—

Sin más, el cejudo comenzó a lanzar varios puñetazos directos al estómago del Kaguya, propinándole múltiples golpes en cuestión de segundos.

Kimimaro apenas gruñó antes de ser lanzado por los aires, volando varios metros antes de aterrizar. Aun así, mantuvo su mirada fija en Lee.

Ya veo... Se acostumbró rápido a mi Danza de los Sauces y a la de Kagura... Además, ha aumentado su fuerza de golpe... Debo evitar su siguiente ataque...pensó Kimimaro mientras el sello en su pecho comenzaba a brillar.

El albino pudo ver cómo Lee comenzaba a correr a gran velocidad, moviéndose en círculos a su alrededor con una sonrisa.

¡Mis golpes debieron aturdirlo!... Es momento del Loto. Usaré la segunda puerta una vez lo haya levantado.

Finalmente, Lee se lanzó al ataque, intentando propinarle una patada en el mentón para elevarlo del suelo...

Pero...

—¡Agh!... ¿¡Qué!? ¿Qué está pasando...?— pensó Lee cuando sintió su pie atrapado.

Del pecho de Kimimaro habían salido múltiples estructuras de hueso: sus costillas, las cuales se habían cerrado, atrapando la pierna de Lee como si nada y amortiguando el golpe.

—Eres muy rápido, debo admitirlo— dijo Kimimaro con calma—. Puedes alejarte de mí cuando uso la Danza Camelia y, cuando uso la de los Sauces, eres capaz de ver mis movimientos... Entonces, usaré la Danza de los Pinos.

Kimimaro lo miró con confianza.

—Ahora no puedes dañarme sin hacerte daño... Y puedo atacarte desde todos los ángulos posibles.

Sin más, Kimimaro preparó el hueso en la palma de su mano, listo para apuñalar a Lee. Ahora que tenía su pierna atrapada, estaba a su merced...

—¡Segunda puerta!— pensó Lee antes de usar todas sus fuerzas para liberar su pierna, logrando separarse.

El cejudo respiró con pesadez mientras observaba su cuerpo... Tenía múltiples cortaduras y estaba sudando...

Apenas he logrado evitar que me golpee en algún punto vital... Y ahora mismo está protegiéndose por todas partes con esos huesos... ¿Habrá alguna parte de su cuerpo que no use para crear huesos?—

Kimimaro miró fijamente a Lee mientras analizaba la situación.

La Danza Kagura me permite atacar muy rápido a mis oponentes dentro de mi radio de ataque cuerpo a cuerpo... En ángulos que casi ningún humano puede. No obstante, no es tan rápida en desplazamiento. La Danza de los Sauces me permite atacar de forma dinámica, desplazándome por el campo de batalla, optimizando mi fuerza y defensa... Pero mis ataques no son tan veloces. La Danza de los Pinos... Es mi defensa absoluta. Aunque ya no soy tan rápido al desplazarme, puedo usar ataques rápidos de medio alcance, y si intenta golpearme... Es como golpear un erizo o un muro de concreto. No importa qué tan rápido y fuerte sea, sus puños son de carne y hueso comunes... Se hará trizas las manos y las piernas si intenta golpearme así.

Lee entrecerró los ojos.

Esos huesos son muy densos... Como acero... No puedo romperlos a golpes sin gastar mucha energía, y eso no garantiza que no vuelvan a crecer... Y si me equivoco, podría perforarme las manos y las piernas con ellos... O apuñalarme...

—Este chico... Lo noté desde hace un momento... Es incapaz de usar ninjutsu o genjutsu... Es todo un maestro del taijutsu, debo decirlo... Pero eso no tiene ninguna efectividad contra mi Danza de los Pinos... Los ataques contundentes son inutiles— pensó Kimimaro.

Lee tomó aire mientras se preparaba para atacar.

Solo veo dos puntos donde sus huesos no lo cubren... Su cabeza y sus piernas... Supongo que en la primera es porque confía en la dureza de su cráneo, o porque los huesos de su espalda y pecho pueden estirarse para protegerlo de los golpes ahí... Y las piernas, porque le sería muy difícil moverse con espinas saliendo de ahí...

Lee sonrió mientras sus ojos brillaban.

—¡El que no arriesga, no gana! ¡Toda defensa tiene un punto débil!

Sin más, la pelea se reanudó, con Lee comenzando a correr en círculos... Mientras que el albino se mantenía quieto, concentrado en su oponente...

El sello maldito empezó a expandirse hasta cubrir parcialmente a Kimimaro.

Finalmente, Lee se lanzó al ataque por debajo, intentando golpear las rodillas de su enemigo por un costado...

¡Crack!

Lee cambió su expresión al ver cómo su oponente había bloqueado colocando su antebrazo en medio, cubierto de huesos curvos hacia abajo... Era como haber golpeado una placa de acero.

Kimimaro rápidamente lanzó un puñetazo con su otro brazo cubierto de los mismos huesos afilados, intentando golpear la pierna expuesta de Lee...

El cejudo apenas tuvo tiempo de recoger su pierna y dar un paso atrás... Pero Kimimaro ya estaba frente a él, mientras los huesos de sus brazos se estiraban, lanzando ahora un golpe lateral directo a su rostro.

Lee solo pudo agacharse para evitar que lo decapitara con eso...

—¡Mierda!—

Lee abrió los ojos de par en par mientras veía, a escasos centímetros, cómo el pie de Kimimaro se acercaba peligrosamente a su cara...

El ninja de la hoja recibió una potente patada en el rostro que lo lanzó volando varios metros con la nariz sangrando.

Lee cayó al suelo rodando mientras Kimimaro estiraba sus manos al frente, comenzando a disparar falanges a gran velocidad.

El genin cambió su mirada a una de terror al ver cómo las falanges eran mucho más rápidas que antes...

Hubo un estallido en el último segundo...

—¡Tercera puerta! ¡Puerta de la vida, abierta!

Lee desapareció en un destello verde mientras su piel se tornaba rojiza.

En un instante, se colocó detrás del albino...

—¡Atacaré su punto ciego!— pensó Lee mientras preparaba un puñetazo.

Kimimaro apretó la mandíbula antes de estirar sus huesos al máximo, incluyendo los de sus muslos, mientras apoyaba su peso en un solo pie... En un instante, se hizo girar a sí mismo como un trompo...

Lee se percató de esto y rápidamente tomó distancia, alejándose lo más que pudo...

Cuando Kimimaro dejó de girar, comenzó a mirar su entorno... Lee se había escondido.

Ya se dio cuenta... Sus ataques físicos no tienen efecto contra mí— pensó el Kaguya.

Detrás de unos árboles, Lee se había sentado mientras tomaba aire... Había desactivado sus puertas mientras observaba su brazo izquierdo. Tenía un agujero... Era de una de las falanges que había atravesado su antebrazo, además de que estaba lleno de cortes y moretones por todas las heridas recibidas en combate...

—Mierda... Este tipo sí que es peligroso... Su taijutsu no solo es muy avanzado... Parece que ese sello en su pecho aumenta sus reflejos... Si sigo así, moriré desangrado...

El cejudo miró al cielo mientras meditaba.

Debo decirlo... Ese sujeto tiene un kekkei genkai muy poderoso... Es un genio del taijutsu... Su cuerpo es el cuerpo perfecto para el combate cuerpo a cuerpo... Es en extremo flexible, con brazos y piernas largas... Huesos más duros que el acero... Músculos bien desarrollados y resistentes... Y ni hablemos del poder que le da ese sello... Y la defensa de esos huesos... No me sirve de nada ser más rápido o fuerte físicamente si solo voy a recibir daño yo cuando lo golpee... ¿Qué haría Gai-sensei?

Lee tomó aire... Sabía que tenía poco tiempo para pensar...

—Este oponente no es alguien a quien pueda vencer golpeando a lo estúpido...

A diferencia de él, Lee no era un especialista en defensa. Si acaso, era resistente a los golpes, y su mejor defensa era evadir, atacar o bloquear... Pero estas dos últimas opciones estaban fuera de juego. Atacar era inútil si se hacía más daño del que podía causarle a su oponente, y bloquear era imposible si los golpes no eran contundentes, sino navajas afiladas de hueso que lo perforaban como mantequilla.

Por otro lado, Kimimaro había aumentado su velocidad al activar aquel sello, podía reaccionar incluso a su tercera puerta... Y sus golpes eran muy potentes.

Pero lo más desconcertante... Kimimaro apenas parecía afectado por los golpes que había recibido desde el inicio de la pelea.

Golpes en la cabeza, el estómago, el pecho... En ninguno se había contenido. Podía sentirlo, realmente le había hecho daño... Pero Kimimaro no parecía importarle. Era como si ignorara el dolor...

—O tiene una voluntad de acero... O es un insensible...


...

Los pensamientos de Rock Lee fueron interrumpidos cuando sintió cómo su oponente se había colocado a su lado, con su brazo transformado en una gran masa de huesos afilados.

—¿Descansando?— cuestionó Kimimaro antes de lanzar un ataque rápido.

Lee apenas pudo reaccionar, activando su segunda puerta nuevamente y tomando distancia...

¡CRACK!

Los ojos de Lee se abrieron de par en par al ver cómo el gran árbol en el que estaba descansando había sido cortado y derribado como efecto secundario de aquel ataque.

Nuevamente, Kimimaro estiró sus manos al frente, comenzando un tiroteo de huesos...

Lee se apresuró a activar la tercera puerta por un instante mientras llevaba su mano a la riñonera.

En un momento, lanzó una bomba de humo al suelo mientras se alejaba...

—Buena jugada... Está ganando tiempo— analizó Kimimaro. Con la vista nublada, era obvio que no podía apuntar bien sus falanges.

El cejudo volvió a alejarse mientras miraba de lejos la nube de humo... Mientras tanto, sacaba algunas cosas más de su riñonera.

No tengo ninjutsu ni genjutsu... Y mi taijutsu no es muy útil ante esa defensa... Sin mencionar que estoy perdiendo sangre... Debo derrotarlo rápido. Si dejo pasar mucho tiempo, empezaré a debilitarme... Mi mejor carta son las cinco puertas, pero eso aumentará mi bombeo, perderé sangre más rápido en segundos... Sin mencionar que mis músculos se harán añicos... Debo usarlas solamente cuando me deshaga de esa defensa... Si lo hago con esa defensa activa, solo me haré daño sin lograr nada, y eventualmente quedaré expuesto... Moriré...

El genin tomó una píldora de soldado, una de las que les había dado Chōji anteriormente. Luego, tomó sus vendas de los brazos y comenzó a rodear su peor herida, el agujero en su brazo izquierdo, ajustándola al máximo para no desangrarse tan rápido.

—De momento, mi mejor opción es activar la tercera por pequeños momentos para evitar los golpes más fatales...— murmuró para sí.

En eso...

Pudo ver cómo Kimimaro se lanzaba al ataque, saliendo de entre el humo con una velocidad colosal, su armadura de huesos y cuchillas listas...

Lee sonrió mientras llevaba sus manos a la riñonera.

Es cierto que no tengo ninjutsu... Tampoco genjutsu... Mi mejor arma es el taijutsu... Gai-sensei se enfocó en reforzar el apartado en el que más podía destacar... Pero también me enseñó algo durante mi entrenamiento... O mejor dicho, a mi compañera...)

Lee cerró los ojos mientras pensaba en Tenten... Y los numerosos entrenamientos... El Taijutsu, no es la única habilidad que puede mejorar un ninja incapaz de usar el ninjutsu y genjutsu...

Tomó aire al mismo tiempo que recordaba su batalla con Naruto... Cómo el rubio le había plantado cara usando estrategias...

No todo lo que puedo hacer es golpear fuerte... Después de todo, ¡soy un ninja!

Las venas del cejudo comenzaron a marcarse en su frente... El aire a su alrededor cambió mientras su piel se tornaba rojiza... Su cabello comenzó a elevarse, sus ojos se colocaron en blanco mientras un aura verde lo cubría... Apretó la mandíbula mientras sus músculos se tensaban y se preparaba...

—¡Tercera puerta!...

Sin más, el cejudo despegó con su velocidad máxima, comenzando a girar en círculos alrededor del Kaguya, levantando nubes de polvo...

Kimimaro frunció el ceño mientras se detenía, comenzando a estirar sus manos y disparar huesos en todos los ángulos... Incluso disparando huesos por su espalda y pecho...

Lee se las arregló para evitar el daño al máximo sin dejar de girar...

En este punto, Kimimaro estaba rodeado por un torbellino de polvo...

Finalmente, Lee tomó distancia, lo que hizo que Kimimaro cambiara su expresión. Pensó que intentaría darle algún golpe... Pero había malinterpretado las intenciones del genin.

—¡Caíste en mi trampa!—

Lee tiró de un alambre que tenía en su mano derecha...

Kimimaro se sorprendió al sentir cómo varios hilos de alambre se ajustaban a su alrededor...

Ya entiendo... Estaba usando esa velocidad para levantar polvo y ocultar que estaba estirando alambres a mi alrededor... Planea inmovilizarme...

Al mirarse bien, podía ver cómo los alambres se ajustaban a su cuerpo, infiltrándose entre los espacios entre sus huesos...

Kimimaro sabía que debía cortarlos, solo tenía que sacar huesos más afilados en las zonas donde el alambre presionaba...

—¡NI LO CREAS!—

Rock Lee volvió a embestir mientras Kimimaro fruncía el ceño... Estaba a punto de romper los alambres...

Lo cierto era que Lee los había usado solo para ganar tiempo...

—Solo podré hacer esto una vez... Mi equipamiento es limitado... ¡Así que me apresuraré!

Sin más, se colocó a un lado de Kimimaro, comenzando a dar vueltas alrededor de él en un radio de dos metros, levantando más polvo...

—¡¡AAAH!! ¡¡TORBELLINO JUVENIL!!— exclamó a todo pulmón.

Kimimaro finalmente destrozó los alambres y estiró sus huesos alrededor, obligando a Lee a alejarse...

Rock Lee retrocedió varios metros, esquivando falanges en el proceso... Finalmente, llegó a una distancia segura, donde desactivó sus puertas... Ahora estaba respirando con pesadez y sudando a mares... La tercera puerta no destrozaba tanto sus músculos... Pero sí causaba un enorme estrés y dolor muscular...

—¡Funcionó!— pensó con una sonrisa.

Kimimaro apenas estaba allí mientras el humo se disipaba...

Shhh....

¡Ese sonido es!... pensó el Kaguya abriendo sus ojos de par en par...

No había pasado ni un segundo desde que Rock Lee había tomado distancia...

El sonido era claro... Un segundo antes, estaba tapado por los pasos rápidos de Lee retumbando en la tierra y sus gritos mientras corría...

La fuente estaba oculta en el polvo que lo cubría...

Los ojos verdes de Kimimaro se abrieron de golpe cuando vio uno en medio del polvo que apenas empezaba a disiparse...

Un papel bomba...

No... No era uno solo...

Kimimaro lo notó en el último segundo... Estaba rodeado de ellos... Y había más que estaban cayendo a su alrededor y plantados en el piso con Kunais...

—¡Mierda!—

En eso, hubo una poderosa explosión que hizo temblar todo a su alrededor, con una onda de choque de más de cinco metros de radio, destrozando rocas y lanzando trozos de terreno por todas partes...

Lee respiró hondo mientras miraba el resultado de su estrategia...

¡Su armadura es muy resistente!... Pero es más efectiva contra los ataques físicos. No creo que proteja su cuerpo de las ondas de choque, el calor y el sonido... He usado todos mis papeles bomba ahi... ¡Solo tengo una oportunidad!...—

El polvo se disipó rápidamente, y en el epicentro de la explosión aún estaba Kimimaro, malherido, cubierto de heridas. Su ropa estaba chamuscada y destrozada...

Varios de sus huesos se habían agrietado y roto, pero lo más llamativo... Había sobrevivido...

Lee lo notó rápido... Tenía agujeros enormes en su piel, la cual había sido destrozada... Pero debajo de su piel, había lo que parecían capas blancas de estructura ósea...

Al último segundo... Recubrí mi cuerpo completo con una membrana reforzada de hueso... Habría quedado irreconocible de no ser por eso... Admito que me habría matado si me hubiera dado cuenta un segundo más tarde...— penso Kimimaro.

Se notaba aturdido y escuchaba un zumbido en sus oídos... Pero, seguía firmemente de pie...

Su rostro era la peor parte; sus mejillas eran inexistentes, dejando ver su dentadura... Tenía partes de su cuero cabelludo arrancadas y sangrando, dejando ver su cráneo debajo...

¡Es ahora!, pensó Rock Lee mientras apretaba sus puños.

El aire a su alrededor comenzó a volverse más denso mientras cruzaba sus puños... Nuevamente, sus venas se remarcaron y su cara se tornó roja; sus ojos se volvieron blancos y su cabello se elevó... Una poderosa aura verde lo recubrió mientras levantaba polvo a su alrededor...

—¡Cuarta puerta! ¡La puerta del dolor, abierta!—

En un instante, el cejudo tomó impulso, comenzando a correr más rápido que nunca... El suelo a sus pies se agrietaba mientras apenas parecía una bala humana...

En un abrir y cerrar de ojos, se colocó frente a Kimimaro, propinándole un poderoso puñetazo en el rostro...

El albino salió disparado por los aires... Pero apenas unos metros, pues fue interceptado nuevamente por Lee, recibiendo una patada en la espalda que lo lanzó en otra dirección...

Nuevamente fue recibido, esta vez con un codazo en el estómago...

—¡Ugh!— Kimimaro escupió sangre antes de salir disparado una vez más...

Uno, y otro golpe tras otro... Podía sentir cómo, poco a poco, la cubierta de hueso que tenía bajo su piel se agrietaba más y más... Cada golpe era peor que el anterior...

—¡TOMA! ¡TOMA! ¡TOMA!— exclamó Lee mientras se colocaba de frente y comenzaba una secuencia de puñetazos directos al pecho, lanzando tantos como podía en una sucesión súper rápida...

Kimimaro, en este punto, estaba aturdido; la sangre no paraba de salir por su nariz y boca...

Finalmente, Lee tomó aire antes de agacharse y dar una potente patada directo al mentón.

—¡ESTO SE ACABÓ!— exclamó.

Kimimaro fue levantado más de diez metros del suelo con aquella patada, mientras que Lee tomó aire...

—¡Quinta puerta!... ¡Puerta del cierre, abierta!—

Sin más, desapareció en un destello, colocándose detrás de Kimimaro en el aire...

Podía sentirlo... Su bombeo estaba al máximo... Sus músculos se desgarraban... Y su sangre salía con cada vez más fuerza... Pero tenía la oportunidad... Daría su último movimiento...

—¡Es hora del Loto Escondido!—

Sus vendas se soltaron mientras recubrían al herido Kimimaro en el aire, y lo tomó por la espalda...

Sin más, ambos comenzaron a descender a gran velocidad, girando violentamente cubiertos por un aura verde...

Orochimaru-sama..., pensó Kimimaro mientras apretaba la mordida. —Sigo vivo a pesar de todo... Por una razón... Porque tengo la misión de proteger sus sueños... ¡No puedo morir aquí!...

El cuerpo del ninja del sonido comenzó a cubrirse con el sello maldito más y más mientras descendían...

Finalmente, desde lo lejos se pudo ver un gran estallido y el suelo retumbó violentamente, mientras los escombros volaban en todas direcciones...

Lee tomó distancia ahora con sus puertas cerradas... Respirando con pesadez y sudando a mares...

—¡Ugh!... ¡Mierda!...— pensó, mirándose a sí mismo. Sentía un dolor enorme... Sus músculos se sentían como pulpa molida... —Lo vencí...

El chico se dejó caer de espaldas mientras apretaba sus vendas con rapidez... Había perdido mucha sangre y comenzaba a sentirse mareado...

Pero...

—Esto no se ha terminado...— declaró una voz ronca.

Lee abrió los ojos de par en par mientras se volvía a sentar...

Al ver el sitio del impacto, pudo notarlo... Había una figura imponente mirándolo fijamente con unos ojos de color dorado... Su piel era oscura... Tenía una cola larga... Varios huesos súper densos salían de su espalda...

—¡Imposible!... T-tú deberías...— exclamó Lee, aterrado, mientras veía cómo Kimimaro se levantaba una vez más...

Estaba cubierto de sangre y heridas... Pero su mirada... Estaba llena de determinación e ira...

—¡Estoy vivo gracias a mi voluntad!... ¡Pelearé hasta el final en nombre de Orochimaru-sama!... ¡Él me dio un propósito, me enseñó a vivir! ¡Moriré en su nombre entonces!

Lee abrió los ojos de golpe... Mientras unas palabras titubeantes escapaban de sus labios...

—E-eres... asombroso...

Kimimaro no pudo evitar sentir cómo esas palabras llegaban a él... Se sentían cargadas de respeto. Claramente, Lee estaba aterrado y sabía que estaba en desventaja... Pero, en medio de eso, no había ningún odio latente hacia él.

Peleaban porque estaban en bandos enemigos... Por la misión... Pero, en ningún momento, se había sentido el odio mutuo...

Kimimaro gruñó mientras los huesos de su espalda se hacían más afilados y largos hacia el frente, y él se reclinaba hacia adelante... Era como ver un toro listo para embestir...

Lee lo observó, sorprendido, mientras intentaba ponerse de pie.

—Eres valiente... Debo reconocer que me sorprendiste... Serás mi última pelea, ¡y por eso pienso derrotarte!—

Sin más, el Kaguya comenzó a correr a toda velocidad con una embestida feroz, mientras que Lee apenas podía colocarse en pie...

¡Está gravemente herido... Pero aún se levanta!... ¡No puedo quedarme atrás de eso! ¡Ya no puedo usar mis puertas ni tengo más armas útiles contra él, pero pelearé hasta el final!...

Lee tomó aire, mientras intentaba pensar cómo podía enfrentar eso...

Podía sentir su propia muerte en ese momento... Su cuerpo estaba pagando las consecuencias de la quinta puerta...

Kimimaro finalmente llegó al frente de Lee, mientras este intentaba colocarse en postura de combate... Pero ya era demasiado tarde.

En eso, un muro de arena se interpuso en medio de ambos... Pero Kimimaro era imparable... Su cuerpo atravesó la arena, logrando taclear a Rock Lee.

El genin de la hoja salió volando varios metros, había sido arrollado. No obstante, aterrizó sobre una nube de arena...

—¡¿Arena?!— pensaron ambos combatientes.

Lee se miró a sí mismo...

—Me he salvado por poco... venía con mucha fuerza...— murmuró.

De no ser por la arena, esa tacleada habría sido el fin...

En eso, ambos posaron su mirada en el recién llegado.

—Veo que tienes problemas— declaró la voz ronca de Gaara, quien estaba de pie con los brazos cruzados.

Kimimaro gruñó.

—No intervengas, escoria. Habrá tiempo para matarte a ti después...

Lee apenas logró ponerse de pie otra vez, ignorando sus heridas y mirando fijamente a su oponente...

Gaara frunció el ceño, podía notar que ninguno de los dos quería su intervención.

Lee y Kimimaro volvieron a mirarse el uno al otro con determinación...

Estos dos... ¿Ya no se trata de un combate...? ¿Es personal?pensó Gaara, sorprendido por la escena...

Aun al borde de la muerte... insistían en seguir peleando...

Ambos oponentes se miraron fijamente...

Ambos... se respetan... pensó Gaara mientras guardaba su arena...

Kimimaro no paraba de sangrar por la boca, y Lee por sus múltiples cortes y la herida de su brazo...

Pero finalmente...

Lo siento... Orochimaru-sama... pensó el Kaguya antes de toser sangre...

Frente a Lee y Gaara, el Kaguya reclinó su cabeza al frente... Se mantenía en pie mientras su transformación se deshacía...

—E-esta...— murmuró Lee...

Kimimaro finalmente había muerto... Y seguía de pie.

Lee, por su lado, finalmente se dejó caer exhausto de rodillas al suelo, dejando que el sudor de su cara cayera al suelo...

El Kaguya había recibido mucho daño interno durante la pelea... Y aquel Loto... Sin duda, estaba muerto desde hace algunos minutos. Lo que había peleado en esos últimos segundos era su voluntad moviendo su cuerpo, justo antes de morir...

Y aun muerto, allí estaba en pie... Con una expresión calmada mientras la sangre goteaba de su boca...

Gaara se acercó lentamente hasta Lee...

El ninja de la hoja jadeaba, sentado en el suelo. Su cuerpo temblaba, el dolor punzaba en cada músculo y el sudor caía sobre la arena mientras intentaba recuperar el aliento.

Frente a él, Kimimaro permanecía en la misma postura, mientras el viento meneaba su cabello...

Sus ojos habían perdido su brillo, su cuerpo estaba inmóvil y carente de vida.

Lee bajó la mirada y dejó escapar un suspiro.

—No lo entiendo… —murmuró.

Gaara, de pie a su lado, lo observó con curiosidad.

—¿Qué cosa?

Lee alzó la vista hacia el cadáver de su oponente.

—Debería sentir que gané…

Gaara guardó silencio por un instante. Su mirada pasó de Lee a Kimimaro.

—Él está muerto. Y tú sigues respirando. Eso es ganar. Murió por el daño acumulado, estuve observando

Lee negó con la cabeza lentamente.

—Si no hubieras intervenido, su última embestida me habría matado. Y, aun si lo vencí… mira. —Señaló al Kaguya inmóvil—. Sigue en pie. Yo ya no puedo moverme.

El pelirrojo entrecerró los ojos. Había algo en la forma en que Lee hablaba...

Gaara miró la arena que aún flotaba en el aire.

—¿Entonces crees que no debí intervenir?

Lee parpadeó sorprendido y luego sonrió, con la mirada cansada.

—No, al contrario. Gracias, Gaara. De verdad. Me salvaste la vida... Te lo debo.

Gaara asintió levemente, pero no respondió de inmediato. Algo en la situación lo incomodaba.

—Aun así… —dijo con voz baja—. Siento que intervine en un momento que no me correspondía.

Lee alzó una ceja.

—¿Por qué dices eso?

Gaara desvió la mirada hacia Kimimaro.

—Porque ustedes dos… ya no peleaban solo por una misión. En ese último momento, era algo más.

Lee bajó la cabeza, reflexionando sobre esas palabras.

—Sí… supongo que sí.

Gaara miró nuevamente al Kaguya.

—Ambos se respetaban, ¿no es así?

Lee sonrió débilmente.

—Él era un oponente increíble… Me llevó al límite... Y pensar que estaba muriendo desde antes de llegar aquí... Lo sé, no estaba en su mejor momento... Su compañera lo mencionó, tenía un pie en el otro mundo... Si tan solo...

Se interrumpió. Gaara lo miró.

—¿Si tan solo qué?

Lee respiró hondo.

—Si tan solo él hubiera tenido otro maestro...

Gaara frunció el ceño ligeramente.

Lee suspiró.

—Creo que eso es lo que nos hace diferentes. Ambos seguimos el camino de nuestros mentores. Pero yo tuve a Gai-sensei. Él tuvo a Orochimaru... Por eso peleaba...

Gaara no respondió de inmediato. Sus pensamientos lo llevaron a su infancia.

—Un mentor define muchas cosas… —susurró Lee, con una sonrisa cansada—. Cómo peleamos… cómo vivimos… incluso cómo morimos...

Gaara miró a Kimimaro con una expresión indescifrable. Por primera vez en su vida... sintió algo diferente.

Lástima... Empatía...

—Tú tuviste suerte —dijo en voz baja—. Lo más cercano que tuve a un mentor, hasta hace poco... fue mi padre... Lo odiaba.

Lee giró la cabeza para mirarlo.

Gaara continuó.

—Por mucho tiempo pensé que mi propósito era ser un arma, y trataba de justificar mi existencia sintiendo que era… una herramienta para matar. No tan diferente de Kimimaro... Pero ahora… —desvió la mirada al horizonte—. Ahora comienzo a pensar que puedo elegir algo distinto... Pude haber muerto hace un tiempo, definido por ese mentor... Una muerte patética...

Lee sonrió débilmente.

—Sí… y me alegro por eso... Por tu expresión, noto que no eres el mismo de la última vez... Has cambiado, jajaja... Supongo que vas a seguir otro camino...

Gaara inclinó la cabeza.

—Mi última pelea me marcó... ¿Esta te cambió a ti? ¿Qué sientes ahora?

Lee volvió a mirar a Kimimaro.

Lo que veía ya no era un enemigo. No era un monstruo...

Solo un guerrero que siguió un camino diferente al suyo.

—Si existe una vida después de esta… —murmuró con una sonrisa—, me gustaría volver a enfrentarlo. Esta vez en nuestro mejor momento... Espero que tenga un mejor mentor en ella...

Gaara asintió levemente.

—Tal vez en esa vida tenga una mejor oportunidad.

Gaara miró la escena con tranquilidad...

Tal vez, tenía una oportunidad de elegir...

Fin capítulo 51

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