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47 [No te vayas...]

Más tarde con Sasuke.

La noche había caído sobre la aldea, y el silencio era sepulcral. Sasuke no se había movido del árbol desde su conversación con Kakashi.

—Maldición... ¿Qué debo hacer? —se cuestionó a sí mismo, cerrando los puños con frustración.

De pronto, un leve sonido en el aire llamó su atención. Antes de que pudiera reaccionar, cuatro figuras descendieron rápidamente, aterrizando con precisión frente a él.

Sasuke se levantó de inmediato, con la guardia alta, observando atentamente a los intrusos.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó, con un tono frío pero alerta, mientras los estudiaba con la mirada.

Los recién llegados no respondieron de inmediato. En cambio, se movieron con fluidez, colocándose en formación y encerrándolo en un círculo.

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En la guarida de Orochimaru...

Kabuto ajustó sus gafas mientras observaba a Orochimaru, quien permanecía sentado en su cama con una sonrisa en los labios.

—Orochimaru-sama, ¿cree que fue buena idea enviar a los Cuatro? —preguntó con cautela—. ¿Y si los descubren?

Orochimaru soltó una risa suave y peligrosa.

—De todos ellos, Sasuke es el único que me interesa. Los demás... son prescindibles. Además, no los van a descubrir. Konoha, y en general todo el sistema militar del País del Fuego, se ha debilitado por mi atentado. Si todo salió como lo planeé, los ninja tipo sensor y rastreador estarán ocupados en misiones de rescate y búsqueda de supervivientes... incluidos los responsables de la barrera de Konoha. Eso deja la seguridad principal de la aldea en manos de los ninja que estén disponibles allí.

Kabuto frunció el ceño, visiblemente sorprendido por la frialdad y precisión del plan de Orochimaru.

—Así que... ¿el verdadero objetivo del atentado era...? —murmuró.

—Sí, abrirle camino a Sasuke. Durante los exámenes Chūnin, mi presencia alteró la seguridad del País del Fuego. Se enfocaron en proteger al Hokage, debilitando el resto del sistema. Ese fue el escenario perfecto para mi "show" de pirotecnia. Ahora que están ocupados buscando supervivientes, reconstruyendo y rastreando a mis lacayos responsables de plantar las bombas, los Cuatro del Sonido pueden moverse sin obstáculos. Esto también permite que Sasuke se marche sin que nadie pueda detenerlo.

Kabuto asintió lentamente, procesando la magnitud de la estrategia.

—Pero... ¿y Tsunade? Ella sabe que buscas a Sasuke. ¿No intentará detenerlo?

Orochimaru rió nuevamente, esta vez con un tono más burlón.

—No sabe cómo pienso hacerlo, ni mis verdaderos objetivos. Aunque lo supiera, no me preocupa.

—¿Por qué no?

—La comunicación en Konoha se ha deteriorado desde mi ataque. La única forma en que Tsunade puede contactar con sus ninjas es a través de halcones mensajeros. Pero gracias a tu papel de espía, conocemos todas las rutas de vuelo de esas aves. He colocado a mis subordinados en puntos estratégicos. En cuanto Sasuke huya, enviaré una señal con mis serpientes. Cualquier halcón que vean en el aire será derribado.

Kabuto dejó escapar una leve risa, asintiendo.

—No permitirá que tome medidas adecuadas...

—Exacto. Además, Tsunade apenas asumió como Hokage hoy. Está lidiando con un sistema colapsado, montones de misiones acumuladas, tareas de rescate, investigación y reconstrucción. Para cuando quiera tomar una acción efectiva, será demasiado tarde. Sin comunicación, no podrá enviar refuerzos o activar alertas en las fronteras.

Orochimaru dejó escapar una carcajada antes de añadir:

—Oh, y por si fuera poco, envié numerosas misiones falsas de rango A y S antes de mi ataque. Esas misiones, acumuladas tras la muerte del Tercer Hokage, habrán obligado a enviar lejos a los ninjas más competentes, incluido Kakashi Hatake.

Kabuto sonrió, claramente impresionado.

—Básicamente... Tsunade está jugando una partida de ajedrez donde ya está en jaque, y sin sus piezas más importantes.

—Exactamente. Todo está saliendo según lo planeado. Admito que la elección de Tsunade como Hokage fue inesperada, pero irrelevante. Están condenados de todos modos.

—¿Y si Sasuke decide no venir? —preguntó Kabuto.

Orochimaru lo miró con una sonrisa confiada.

—Cuando sienta el peso de su debilidad frente a los Cuatro del Sonido, vendrá a mí. Su deseo de poder lo guiará, especialmente después de su encuentro con Itachi... Además, si Itachi lo lastimo, que Tsunade sea la nueva Hokage, es una coincidencia feliz para mí.

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De vuelta con Sasuke...

Sasuke permanecía inmóvil, observando a los cuatro con cautela mientras lo rodeaban.

—Lo preguntaré una vez más —dijo con firmeza—. ¿Quién demonios son ustedes?

Uno de ellos dio un paso adelante. Era un hombre alto, de piel morena, con tres pares de brazos y una sonrisa burlona.

—Las Cuatro Puertas del Sonido —declaró con confianza—. De la puerta este, Kidomaru.

Otro, más corpulento, habló con una voz grave.

—De la puerta sur, Jirōbō.

El tercero, de cabello largo y azul claro, añadió con tono arrogante:

—De la puerta oeste, Sakon.

Finalmente, una chica de cabello rojizo y expresión severa concluyó:

—De la puerta norte, Tayuya.

Sin previo aviso, los cuatro se lanzaron al ataque. Sasuke reaccionó de inmediato, utilizando únicamente taijutsu para defenderse. Con movimientos precisos y ágiles, logró esquivar y contraatacar, lanzándolos hacia un árbol cercano.

Un fuerte estallido resonó, y en su lugar aparecieron troncos.

—¿Sustitución...? —pensó Sasuke, girándose rápidamente.

Los cuatro estaban ahora detrás de él, observándolo con arrogancia desde un techo cercano.

—Me tomaron en mal momento —dijo Sasuke, adoptando una postura ofensiva—. Si quieren más, no me contendré.

Sakon soltó una risa burlona.

—Deja de ladrar. Si quieres, puedo componer una hermosa sinfonía... con el sonido de tus huesos rompiéndose.

Sin darle tiempo de actuar, Sasuke lanzó cuerdas de alambre para atrapar a Sakon, inmovilizándolo. Pero cuando intentó atacarlo directamente, Sakon bloqueó todos sus golpes con facilidad, propinándole un contrataque que lo lanzó contra un árbol.

Sasuke jadeó, llevándose una mano al pecho.

—¿De dónde vino ese golpe...? Creí haber ocupado sus brazos...—pensó, mirando a su oponente.

Sakon sonrió de manera sádica.

—Vaya, tus huesos tienen un tono bajo. ¿Qué te parece si intentamos algo más agudo? —dijo, avanzando hacia él con una expresión amenazante. 

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En Ichiraku

Mientras tanto, Sakura y Hinata estaban sentadas en Ichiraku, disfrutando un plato de ramen. Sakura había invitado a Hinata con la intención de ayudarla a calmarse un poco.

—Mmm... supongo que el ramen no es tan malo después de todo —comentó Sakura, sorbiendo los fideos y limpiándose la boca con una servilleta—. Creo que romper la dieta de vez en cuando no hace daño.

Hinata ladeó la cabeza, observándola con curiosidad.

—¿Por qué haces dieta?

Sakura se encogió de hombros y suspiró.

—Ya sabes... para mantenerme en forma. Es importante para una kunoichi verse bien. Vamos, no te hagas. Tú también debes hacer dieta, ¿no? Esa figura que tienes... no hay otra explicación.

Hinata negó con suavidad, aunque un leve sonrojo apareció en sus mejillas.

—Gracias por ese cumplido... creo. Pero no hago dieta. Como kunoichis, necesitamos energía. No deberías preocuparte tanto por el peso o la grasa. Entrenar y hacer misiones es la mejor forma de mantenerse en forma. Las dietas solo debilitan el cuerpo e inhiben la producción de chakra por la disminución de la energía física disponible. Las actividades de alto rendimiento y el uso de nuestro chakra nos ayudan a quemar calorías naturalmente.

Sakura parpadeó, sorprendida por la respuesta, y luego asintió lentamente.

—Supongo que tienes razón. Nunca lo había pensado... ¿Cómo sabes eso?

—Lo aprendí en el clan Hyuga. Tienen un conocimiento profundo del funcionamiento del cuerpo, la fisiología y la conexión con el chakra, todo con fines de combate y para enseñar el Jūken. Aunque no ven la medicina como una carrera importante, saben mucho sobre esos temas. Principalmente, gracias al Byakugan.

—Oh... ya veo —respondió Sakura pensativa. Luego, con cierta curiosidad, añadió—. No lo había mencionado antes, pero llamaste a Tsunade-sama "Tsunade-sensei". ¿Estás aprendiendo medicina?

Hinata asintió con una pequeña sonrisa.

—Desde los exámenes Chūnin decidí que quiero hacerlo. Ser una ninja médico me permitirá ayudar a mucha gente... y, sobre todo, a mis amigos.

Sakura meditó en aquellas palabras mientras miraba su plato de ramen.

—Si soy honesta, eso es genial. Los ninja médicos son increíbles. Pueden salvar a otros y darles seguridad a sus compañeros. Además, con la situación actual del país, son cada vez más necesarios. Quizás debería haber al menos uno en cada equipo ninja. Pero no todos tienen la habilidad o paciencia para aprender medicina.

Hinata reflexionó, recordando cómo Tsunade había mencionado algo similar mientras regresaban a Konoha. Era un objetivo ambicioso, pero ciertamente necesario.

—Tienes razón. Debería haber más ninjas médicos...

Sakura sonrió suavemente, mientras pensaba en sus compañeros: Kiba, Akamaru, Kurenai y Shino, todos con heridas tras misiones o entrenamientos. Incluso Rock Lee, que siempre terminaba lastimado debido a su entrenamiento tan intenso.

—Je... ¿Crees que yo sería buena médica? —preguntó Sakura al aire, dejando que su voz reflejara una mezcla de curiosidad y duda.

Hinata la miró con sorpresa, notando el matiz melancólico en sus palabras.

—¿Por qué lo preguntas? —respondió finalmente, devolviéndole la mirada con sinceridad.

Sakura rió suavemente, tratando de quitarle peso a sus palabras.

—Jeje... Perdón. Es solo que a veces siento que no soy buena en nada.

Hinata le dio una suave palmada en la espalda, tratando de reconfortarla.

—No sé mucho sobre lo que se necesita para ser una ninja médico, pero eres lista. Tal vez podrías intentarlo. Solo no pienses en chicos mientras lo haces.

Sakura soltó una carcajada ante el comentario de Hinata.

—Oh, eso fue cruel... pero también muy amable. Eres genial, Hinata.

Hinata desvió la mirada, removiendo los fideos en su plato con los palillos.

—¿Pasa algo? —preguntó Sakura, notando el cambio de expresión en la Hyuga.

—Estoy bien, no es nada —respondió Hinata, aunque en su interior pensaba—. Debe ser mi imaginación... pero mi corazón se siente ansioso, como si algo fuera a pasar esta noche...

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De vuelta con Sasuke

Sakon sujetaba a Sasuke por la pierna, levantándolo como si fuera una muñeca de trapo.

—Mírate... jugando a ser ninja. Eres tan débil. No sé por qué Orochimaru-sama te quiere. Kimimaro es mucho mejor.

Sasuke apretó los dientes con furia, luchando por liberarse.

¿Cómo es posible que esté ileso? Lo golpeé con todo... pero parece que no le hice nada...

Sakon lo lanzó al suelo con fuerza, haciendo que el cuerpo del Uchiha impactara con un golpe seco. Sasuke jadeó, intentando recuperar el aliento.

—Si sigues en esta estúpida aldea, serás un debilucho toda tu vida —continuó Sakon, cruzando los brazos con una sonrisa burlona—. Jugar con tus compañeros solo te hará un perdedor.

Tayuya dio un paso adelante, sus ojos fijos en Sasuke mientras cruzaba los brazos.

—Ven con nosotros. Si lo haces, Lord Orochimaru te dará poder.

Las palabras resonaron en la mente de Sasuke como un eco ensordecedor. Levantó la mirada con odio, pero también con incertidumbre.

¿Poder...? ¿De Orochimaru?

De pronto, un ardor intenso brotó desde su cuello, extendiéndose como fuego vivo por su cuerpo. El sello maldito comenzaba a activarse, como si respondiera a sus pensamientos oscuros. Sasuke apretó los dientes, intentando resistir el dolor.

Sakon, al notar la reacción del Uchiha, sonrió con burla.

—Bien, dinos, ¿qué piensas hacer? —preguntó, antes de sujetarlo con fuerza y lanzarlo contra un muro cercano.

Sasuke chocó contra la superficie de piedra y cayó al suelo, jadeando por el impacto. Con dificultad, levantó la mirada hacia los cuatro ninjas que lo observaban con superioridad.

—No nos hagas perder el tiempo, Uchiha —dijo Sakon, con voz llena de desdén—. Dinos, ¿vendrás con nosotros? Obligarte sería inútil. Pero francamente, no entiendo por qué Orochimaru-sama te quiere. Solo pensar que eres tan débil... me dan ganas de matarte aquí mismo.

Las palabras de Sakon hicieron que algo en el interior de Sasuke estallara. Una furia reprimida durante años surgió de repente, como un volcán en erupción. Estaba harto de ser humillado, harto de ser tratado como un inútil.

Con un grito, Sasuke dejó que el sello maldito se extendiera. Las marcas negras recorrieron su piel como llamas vivas mientras sus ojos se teñían de rojo, revelando el Sharingan.

—¡INTÉNTALO! —rugió, lanzándose contra los cuatro con una velocidad feroz.

Sakon levantó una ceja, algo sorprendido, pero no intimidado.

—Vaya... parece que tienes el sello —comentó con una sonrisa mientras esquivaba el primer ataque de Sasuke con facilidad. Con un simple movimiento, golpeó al Uchiha en el pecho, enviándolo de nuevo contra el muro.

El cuerpo de Sasuke se desplomó, pero al intentar levantarse, notó algo extraño. Las mismas marcas negras del sello maldito se habían extendido por el cuerpo de Sakon.

—Para que lo sepas —dijo Sakon, acercándose con calma—, no eres el único en quien Orochimaru-sama se ha fijado. Pero parece que aún no tienes control sobre ese poder.

Sasuke gruñó, intentando moverse, pero el dolor y el agotamiento lo mantenían en su lugar.

—Si usas el poder del sello durante mucho tiempo, consumirá tu cuerpo poco a poco —intervino Kidomaru, inclinándose para mirar a Sasuke con una sonrisa cruel—. Ahora estás en la primera fase, así que el proceso es lento. Pero cuando el sello te haya consumido por completo... perderás la cabeza. Para siempre.

El sello de Sakon comenzó a retraerse, volviendo lentamente a su estado normal. Sasuke, por otro lado, permanecía en silencio, intentando procesar las palabras.

Tayuya dio un paso al frente, sus ojos fijos en el Uchiha.

—A cambio de poder, nos convertimos en sirvientes de Orochimaru —dijo con frialdad—. Perdimos nuestra libertad. Si quieres algo, siempre hay que dar algo a cambio.

Sasuke apretó los puños, pero no respondió. Las palabras de Tayuya lo golpeaban como un martillo, encajando con las dudas que ya albergaba.

—¿Cuál es tu meta, Uchiha? —preguntó Tayuya con tono desafiante—. ¿Vas a olvidar tus obligaciones y seguir jugando a ser ninja con los niños de la Hoja?

Sasuke levantó la mirada, sus ojos llenos de rabia, pero aún no decía nada.

—Si vienes con nosotros, puedes aprender más sobre Itachi —añadió ella, lanzando la frase como una flecha.

Aquellas palabras perforaron la mente de Sasuke. Su respiración se aceleró, y por un momento, todo lo demás pareció desvanecerse.

—Nunca olvides tus metas —intervino Sakon mientras los cuatro comenzaban a retirarse, sus palabras resonando con fuerza—. Esta estúpida aldea solo te convertirá en un fracasado. Corta con esos inútiles compañeros tuyos... solo te estorban. Es la única forma de que te vuelvas fuerte.

Los cuatro ninjas del Sonido desaparecieron entre las sombras, dejando tras ellos un eco inquietante. Sasuke permaneció allí, sentado en el suelo, con la mirada perdida.

Las imágenes de su equipo, su aldea y, finalmente, el rostro de Itachi desfilaron frente a sus ojos. Cerró los puños con fuerza mientras el odio ardía en su interior como un fuego inextinguible.

—te aplastaré, Itachi...—pensó, mirando hacia el cielo oscuro con determinación.

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En el apartamento de Naruto... A medianoche.

Naruto estaba recostado en su cama, con la mirada fija en el techo. La oscuridad llenaba la habitación, y el único sonido era el de su respiración profunda y constante. Sus pensamientos volvían una y otra vez a su pelea con Sasuke.

Habían pasado muchas horas desde ese momento. Después de dejar a Hinata, había regresado a su apartamento y se había sumido en el silencio. Todo el día lo había pasado meditando sobre lo ocurrido, incapaz de dormir o de pensar en algo distinto.

—Sasuke... ¿Qué estás pensando ahora mismo? —murmuró en voz baja, girando la cabeza hacia un lado.

El apartamento se sentía más vacío de lo habitual. Cuando Hinata no estaba, el lugar parecía carente de vida, intensificando la sensación de soledad.

—Fuimos unos idiotas... Y para rematar, la dejé sola. Aún no ha vuelto a casa... ¿Estará bien? —pensó, mientras se sentaba en el borde de la cama, apoyando los codos en sus rodillas.

Su mirada se dirigió a un portarretratos sobre la mesa. En él estaba la foto del equipo 7: Kakashi, Hinata, Sasuke y él mismo, sonriendo ampliamente.

—Tal vez lo mejor sea ir a buscarla... y pedirle perdón de una forma más adecuada —concluyó, poniéndose de pie con determinación.

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En la habitación de Sasuke...

La noche avanzaba lentamente en silencio. Sasuke permanecía de pie en su habitación, observando el lugar que había sido su hogar durante tanto tiempo. La tenue luz de la luna se filtraba por la ventana, proyectando sombras alargadas en las paredes. Sobre la cama descansaba una mochila lista, con lo poco que había decidido llevarse: ropa, armas y unos pocos suministros esenciales.

—Bien... —susurró, con voz apenas audible.

Sin embargo, sus ojos estaban fijos en un objeto sobre el escritorio: un portarretratos. En su interior, la foto del equipo 7 capturaba un momento que ahora parecía lejano y ajeno. Naruto con su sonrisa amplia y despreocupada, Hinata con su expresión tímida, y él... en el centro, con una mirada seria.

Sasuke tomó el portarretratos con cuidado, sus dedos rozaron el vidrio como si intentaran tocar aquel recuerdo.

—... —No dijo nada, pero su mirada reflejaba un torbellino de emociones encontradas. Finalmente, con un movimiento lento y decisivo, colocó el marco boca abajo, ocultando la imagen.

Antes de abandonar la habitación, sacó un pequeño frasco que había traído consigo. Era una mezcla de hierbas y polvo, especialmente preparada para eliminar cualquier rastro de su olor. La esparció con movimientos precisos por toda la habitación, asegurándose de no dejar pista alguna.

Cuando terminó, se detuvo en el centro de la habitación, mirando a su alrededor por última vez. Las paredes desnudas, el escritorio, la cama, incluso el portarretratos volteado... todo parecía tan frío y vacío.

—Los voy a extrañar —murmuró, su voz apenas un susurro.

Tomando aire profundamente, se giró hacia la puerta. Salió de la habitación cerrándola con suavidad, como si temiera despertar a alguien.

—Esto es algo que tengo que hacer yo mismo... Naruto, espero que cuando vuelva a verte, seas el Hokage... Y Hinata una gran médica. Nos volveremos a ver, lo sé... Pero no hasta que haya cumplido con mi deber como Uchiha —pensó mientras se alejaba. —No soy lo que necesitan ahora, y ustedes no son lo que yo necesito... Cuídense el uno al otro.

Sin prisa, Sasuke comenzó a caminar hacia la salida de Konoha. Sus pasos eran firmes, pero su corazón cargaba con un peso enorme.

Tras unos minutos, estaba llegando a las puertas principales. Sin embargo, se detuvo abruptamente al ver una figura frente a él.

—Sasuke... ¿Qué estás haciendo? —preguntó Hinata, con sus ojos perlados brillando bajo la luz de la luna.

Había hablado con Sakura esa noche. Tras separarse, decidió visitar a Sasuke para intentar hablar con él. Al usar su Byakugan, notó que él se alejaba, con una maleta a cuestas.

—¿Qué haces aquí a esta hora? Es medianoche —preguntó él, manteniendo un tono neutral, aunque su voz reflejaba un matiz de sorpresa.

Hinata lo miró con determinación, sus ojos fijos en él.

—Eso iba a preguntarte yo. Para salir de la aldea tienes que pasar por aquí... Llevas una maleta, no llevas tu banda en la frente, y esa mirada... Sasuke, ¿a dónde vas?

Sasuke suspiró, desviando la mirada por un momento.

—Es tarde, Hinata. Deberías volver a casa. Naruto debe estarte esperando.

Intentó caminar, pero Hinata dio un salto hacia atrás, bloqueándole el paso con los brazos extendidos.

—Sasuke... creo que sé lo que estás pensando. Por favor, no hagas esto. No estás bien mentalmente ahora, sé que estás pasando por un momento difícil. No puedo dejar que te vayas —dijo, su voz temblorosa pero cargada de sinceridad.

Sasuke se detuvo y la miró con el ceño ligeramente fruncido.

—Hinata, apártate. No quiero lastimarte.

Ella negó con la cabeza.

—¿Lo harías?

Sasuke cambió su expresión al escuchar aquella pregunta, su mirada se suavizó por un instante.

—No dejaré que tomes este camino... La venganza no te traerá la felicidad que buscas. Te consumirá, Sasuke... —dijo Hinata con un tono que reflejaba más tristeza que reproche.

El Uchiha la observó en silencio durante unos segundos antes de responder con un tono firme, casi distante.

—Hinata, yo no soy como ustedes. Mi camino siempre ha sido diferente. Por un momento, pensé que las cosas podían cambiar. Cuando estábamos juntos, tú me hiciste creerlo. Pero... mi corazón siempre me ha recordado lo que soy. Soy un vengador, un Uchiha, el último, y ese es mi destino.

—¡El destino no existe! —exclamó Hinata, dando un paso hacia él. Sus ojos perlados lo miraban con intensidad—. Tú decides tu futuro. No está escrito en ningún lado, Sasuke. ¡Puedes ser algo más que un vengador! Hay más formas de arreglar esto.

Sasuke bajó ligeramente la mirada, sus labios apretados, como si las palabras de Hinata lo hubieran tocado. Pero cuando volvió a mirarla, sus ojos rojos con dos aspas giraron suavemente en el Sharingan.

—Hinata... por favor, retírate.

—¿Eh? —respondió sorprendida.

Sasuke cerró los ojos mientras meditaba la situación. Sus pensamientos eran un caos, pero había tomado una decisión.

—Esos cuatro idiotas deben estar ahí afuera esperándome... No puedo irme así nada más. Ella me seguirá, y no me perderá de vista con su Byakugan. A ellos no les importará si vive o muere... Tampoco quiero pelear con ella ahora. Pero, si no se va... es lo único que puedo hacer. —Meditó mientras apretaba el puño—. Si no me dejas pasar, pasaré por la fuerza. Te lo pediré por favor, Hinata, déjame pasar y no me sigas.

La chica agachó la cabeza. Sus ojos, abiertos con desconcierto, parecían buscar respuestas. Por un momento, no supo qué decir.

—Sasuke... quiero que seas feliz. Pero sé que la venganza no te dará eso, y no te dejaré tomar una decisión como esa en tu estado actual. Si tengo que enfrentarme a ti para evitar que sigas ese camino, lo haré.

La expresión de Sasuke se endureció. Su mano bajó lentamente, y un atisbo de tristeza cruzó su rostro.

—Hinata... no me estás dejando opción, por favor.

Antes de que pudiera reaccionar, Hinata adoptó su postura Juken. Sus ojos se llenaron de lágrimas que luchaban por no caer, al mismo tiempo que las venas alrededor de ellos se marcaban.

—No, tú por favor... no lo hagas. No tomes este camino... Sé que tampoco quieres. No tenemos por qué pelear, entonces quédate...

Sasuke cerró los ojos por un momento, como si estuviera reuniendo fuerzas. Cuando los abrió, su mirada era fría, pero contenía un destello de dolor.

—Esto me dolerá más a mí que a ti...

Hinata apretó los dientes, preparándose para lo inevitable.

—No tiene que ser así, Sasuke. Aún puedes cambiar de opinión.

Ambos se quedaron inmóviles, sus miradas enfrentándose. El Sharingan y el Byakugan reflejaban dos voluntades opuestas, chocando en un duelo silencioso.

El enfrentamiento

Finalmente, Sasuke tomó la iniciativa, lanzándose al ataque. Su objetivo era noquearla rápidamente, intentando llegar al cuello de Hinata con un golpe preciso. Pero ella lo siguió con la mirada, bloqueando su brazo con precisión.

Hinata deslizó su pie hacia la pierna de Sasuke, obligándolo a perder el equilibrio. Sin embargo, el Uchiha reaccionó rápidamente, tomando la chaqueta de Hinata y levantándola de un tirón para lanzarla por los aires. Mientras recuperaba el equilibrio, lanzó un par de shurikens en su dirección.

Hinata aterrizó con gracia, desviando los proyectiles con movimientos rápidos y calculados.

—Necesito bloquear su chakra... así no podrá huir. —Pensó mientras escaneaba el área con su Byakugan.

Por su parte, Sasuke analizaba cada uno de sus movimientos.

—Es problemático... En Taijutsu, ella es muy superior a mí. Su agilidad y técnica me darán problemas... Tiene dos opciones para vencerme: acertar con el Juken o usar uno de sus jutsus eléctricos para inmovilizarme. —Analizó mientras hacía un sello manual—. Tendré que pelear con todo si quiero quitarla de mi camino. Ella es tan fuerte como Naruto o yo...

Hinata hizo un sello similar, preparándose para la sincronización. Ambos fueron cubiertos por un breve destello de chakra, listos para el enfrentamiento.

Ambos adoptaron sus posturas de combate, donde Sasuke imitó nuevamente el Juken, consciente de que era la forma más eficiente de contrarrestarlo.

—¿Eh? —Hinata mostró sorpresa al notar que Sasuke había recubierto su cuerpo con una membrana de chakra gruesa—. ¿Es lo que hice contra Neji para ocultar mis tenketsu...?

Sasuke analizó mientras abría y cerraba su puño.

—Esto también me protegerá de la electricidad... al menos en su mayoría.

Finalmente, ambos se lanzaron al ataque, comenzando a intercambiar golpes a toda velocidad. Bloqueaban y desviaban los ataques del otro con precisión milimétrica.

Sasuke tomó la delantera al atrapar la muñeca de Hinata, desviándola mientras la sostenía con firmeza.

—Conozco tus trucos, no puedes vencerme —dijo con una mezcla de confianza y desafío.

—¡No eres el único que aprende del otro! —exclamó Hinata, saltando y dándose una voltereta en el aire, a pesar de que Sasuke aún sostenía su brazo. Finalmente, logró conectar un rodillazo en su estómago.

Sasuke se encogió de dolor al sentir cómo el aire escapaba de sus pulmones y la soltó.

Buen intento... —pensó Hinata mientras acumulaba chakra en sus manos. Con un movimiento rápido, lanzó un golpe de palma doble al frente—. ¡Palma de Vacío!

El ataque impactó de lleno en Sasuke, quien salió despedido varios metros hasta chocar contra el suelo. Su membrana de chakra quedó completamente destruida.

Aunque ha copiado mi técnica... no es capaz de usar toda su velocidad y fuerza al mismo tiempo. Sacrifica calidad en la sincronización a cambio de aumentar su defensa contra mi Byakugan —meditó Hinata, evaluando su mejor estrategia para contrarrestarlo.

Sasuke frunció el ceño mientras retomaba su postura, respirando con dificultad.

Ella me copio a mi... ese movímiento no es algo que me esperara...Hice esto porque no quiero lastimarla... pero tendré que hacerlo. Si no la lastimo yo, lo harán esos imbéciles, y ellos no serán blandos como yo...

Apretando la mandíbula, volvió al ataque, su mente enfocada en terminar la pelea rápidamente.

Tengo que acabar esto antes de que llame la atención...

El Uchiha volvió a iniciar un intercambio de golpes, esta vez usando su propio estilo de Taijutsu. Esquivaba y atacaba con fluidez, buscando abrirse paso.

Hinata se defendía como podía, bloqueando y desviando sus ataques. Cuando intentó atrapar uno de sus brazos, Sasuke se apresuró a estirarlo, tomando a la Hyuga por el cuello.

Hinata no esperaba este movimiento, pero rápidamente saltó, apoyando sus pies en el abdomen de Sasuke mientras usaba sus brazos para bloquear el suyo.

—¿Eh? —exclamó Sasuke, sorprendido.

Con un movimiento brusco, Hinata tiró con fuerza, intentando aplicar una llave usando todo su cuerpo. Sasuke, sin embargo, usó su brazo libre para realizar un sello y tomó aire.

—¡Estilo de Fuego: Gran Bola de Fuego!

—¿A esta distancia? ¿Con su brazo en la línea de fuego? —pensó Hinata, desconcertada. Soltó a Sasuke y dio un salto atrás, pero las llamas la siguieron.

El Uchiha sabía que ella no dejaría que el se quemara su propio brazo.

Sasuke logró recoger su brazo para evitar quemarse, mientras que Hinata se recubría de chakra, comenzando a girar.

Su Kaiten fallido estalló en una potente onda de chakra, disipando el fuego, mientras Sasuke ya preparaba nuevos sellos manuales.

—Es ahora... su técnica fallida me dio el tiempo que necesitaba para atacarla desprevenida —pensó el Uchiha mientras sus manos trabajaban rápidamente.

Hinata apenas pudo escuchar el chillido eléctrico: el Chidori estaba listo.

—¿Piensa atacarme con eso? —se preguntó, tensándose mientras tomaba distancia.

Sasuke empezó a correr a toda velocidad hacia ella, su mirada fija y decidida.

Debo ponerla tensa... justo antes de golpearla, desactivaré el Chidori. Eso abrirá una brecha al intentar esquivarlo, y podré noquearla por la espalda con una técnica eléctrica —planeó el Uchiha, recordando la táctica que Hinata había usado contra Neji.

Hinata llevó su mano a un costado, comenzando a formar un Rasengan rodeado por una barrera de chakra.

Esto es una mala idea... Si uso mal esto, Sasuke podría salir gravemente herido... —analizó mientras veía cómo él se acercaba a toda velocidad.

La Hyuga tomó aire. Por su parte, Sasuke se sorprendió al ver la misma técnica de Naruto... pero algo era diferente.

Finalmente, Sasuke lanzó el golpe con el Chidori dirigido a su rostro. Como esperaba, Hinata se agachó para esquivarlo, dándole el momento justo para desactivar la técnica.

Hinata vio su oportunidad.

—¡Es ahora! —gritó, golpeando el suelo con su Rasengan.

—¿Qué...? —Sasuke quedó en shock.

Desde lejos, se pudo ver una explosión masiva de chakra. Cuando el polvo comenzó a disiparse, Sasuke estaba tirado contra un árbol, con múltiples heridas.

Mierda... ya entiendo por qué golpeó el piso en vez de a mí. Si lo hubiera hecho, me habría volado en pedazos... —pensó, buscando con la mirada a Hinata. La preocupación lo invadió.

El Uchiha corrió entre el polvo, intentando encontrarla. No había rastro de ella.

—¿Hinata? ¿¡Hinata!? —gritó, desesperado, hasta que finalmente la vio. La Hyuga estaba tirada contra un muro de roca, inconsciente.

Sasuke corrió hacia ella, revisándola rápidamente. Había sangre bajando por su frente, y su brazo estaba herido. Colocó su oído en su pecho, comprobando su pulso.

Suspiró aliviado.

—Mierda... no me hagas esto... —pensó, sacando una píldora para detener hemorragias y apresurándose a administrársela.

La subió a su hombro, mirando alrededor en busca de ayuda.

—¿Dónde...? ¿Dónde puedo...? —murmuró, hasta que vio un banco cercano. La colocó con cuidado y sacó crema desinfectante para aplicar en su brazo.

Sin embargo, fue interrumpido al escuchar una voz familiar.

—¡Hinata! ¡Hinata!

—¿Esa voz...? ¿Naruto? ¡Mierda, mierda!  No puedo quedarme aquí!—Sasuke guardó sus cosas apresuradamente y comenzó a huir, aún aturdido por la explosión. Incluso sentía el dolor de dos costillas rotas, las cuales había ignorado debido a su preocupación por la Hyuga.

La explosión había llamado la atención del Uzumaki, quien había salido a buscarla.

Sasuke cruzó la puerta principal de Konoha tan rápido como pudo, evitando ser visto.

Regresaré... cuando termine con Itachi... lo prometo... —pensó mientras corría, escupiendo sangre y sin atreverse a mirar atrás.

¿Alguien lo seguía? ¿Naruto había logrado verlo? ¿Que haría el? Nada de eso importaba ahora... Sasuke había lastimado algo

Sasuke había herido algo más que su cuerpo esa noche.

Fin del capítulo 47.





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