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15 [Extranjeros]

Algunas semanas después.

—¡MUY BIEN! ¡UN DÍA MÁS A CUMPLIR CON EL DEBER! —exclamó Naruto con una gran sonrisa, esto luego de haberse alistado y cerrar su apartamento con llave.

El rubio se dirigió tan rápido como pudo hasta el punto de encuentro del equipo 7; tanto Hinata como Sasuke ya se encontraban en el sitio esperándolo.

—¡BUENOS DÍAS, HINATA! —exclamó el rubio al ver a su compañera, quien le dedicó una sonrisa.

—Hola, Naruto, veo que estás emocionado —Naruto solo asintió con la cabeza mientras reía.

Sin embargo, al cruzar miradas con Sasuke, ambos voltearon la cabeza sin saludar al otro, lo que hizo suspirar a Hinata.

—Supongo que esa es su forma de saludarse... Creo que debo acostumbrarme a su rivalidad... —pensó ella, algo divertida por la situación—. Kakashi-sensei aún no llega...

Los tres genin simplemente se quedaron a esperar al Jounin. Naruto y Hinata charlaban, mientras que Sasuke simplemente parecía sumido en sus pensamientos mientras miraba a lo lejos.

Así pasaron tres horas.

—Hola chicos... perdón, me encontré con una ancianita y... —trató de decir Kakashi, quien apenas había llegado, a lo que Naruto lo señaló de forma acusadora antes de interrumpirlo.

—¡AAAAH! ¡MENTIROSO! ¡SIEMPRE LLEGAS TARDE! ¡NO VAN A ENCARGARNOS MISIONES FÁCILES, ¿VERDAD?!...

Kakashi solo rió nerviosamente mientras se frotaba la nuca. Ante esto, Naruto solo suspiró y se volteó un poco más calmado.

—Bah, como sea, eso nos da más tiempo para entrenar después —se dijo a sí mismo el rubio, preparándose para la misión que fuera.

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Momentos más tarde...

Naruto estaba sumamente apaleado, pues casi se había caído de una cascada, había hecho explotar un campo minado que se suponía debían desarmar, etc.

Ahora el equipo 7 caminaba por las calles de la aldea en dirección a la torre del Hokage.

—Ay, Naruto... Deberías aplicarte algo para esos moretones... —dijo Hinata, quien con cierto cuidado observaba el maltrato que había recibido su compañero por las misiones.

—No es nada... Sanará rápido... Ugh... —respondió el rubio cojeando un poco.

—No te preocupes por él, Hinata, la mala hierba no muere —comentó Sasuke sin darle demasiada importancia, a lo que Hinata no pudo evitar reír un poco ante la broma... mientras que una vena se marcaba en la frente del rubio.

—¡Vuelve a decir eso! —exclamó Naruto, pero Sasuke simplemente siguió caminando.

El jinchūriki apretó su puño y caminó en dirección al Uchiha.

—¡Ya verás! ¿Eh? —Antes de que hiciera algo, Hinata lo había tomado de su chaqueta suavemente, frenándolo.

—Tranquilo, Naruto, solo fue humor —dijo ella de forma calmada, luego rió y agregó—: Tú a veces también te pasas de lanza con él, no es para tanto.

Naruto solo hizo un puchero, aunque por dentro se reía de lo dicho por su compañera.

—¿Humor? —pensó Sasuke.

Ante toda esta situación, Kakashi solo suspiró algo decepcionado.

—Ustedes dos son como perros y gatos... —comentó el Jounin sin dejar de caminar, a lo que Naruto señaló a Sasuke de forma acusadora.

—¡Eso es tu culpa, Sasuke! ¡Siempre haciéndote el interesante! ¡Y metiendo las narices en mis asuntos!

—El que hace eso eres tú, idiota. Si lo que quieres es que deje de ayudarte en las misiones, es fácil: hazte más fuerte que yo —contestó el Uchiha de forma sarcástica, a lo que el rubio apretó la quijada.

—¿Algún día se llevarán bien entre ellos? —pensó Hinata, algo resignada—. Deberían calmarse un poco...

Kakashi solo rió bajo su máscara.

—Veo que los tres se llevan cada vez mejor... Aunque Naruto y Sasuke lo hacen a su manera... —pensó Kakashi.

Finalmente, Sasuke suspiró mientras miraba al cielo.

—Qué pérdida de tiempo... El mundo está lleno de ninjas poderosos para enfrentar, y pierdo mi tiempo con misiones estúpidas... Al menos quedamos en entrenar después de la siguiente misión —pensó Sasuke, algo frustrado.

En eso, un ave cruzó el cielo. Kakashi levantó la mirada y al verla, su semblante cambió; había notado algo.

—Bien chicos, por hoy terminamos. Se ha presentado algo. Iré a dar informe de esta misión, por hoy no habrá entrenamiento, pero prometo una sorpresa para mañana —declaró el Jounin antes de desaparecer en una nube de humo.

Los tres suspiraron resignados al oír que no habría entrenamiento... Aunque no era tan malo, habían entrenado bastante seguido durante estas semanas luego de las misiones cortas de rango C.

—Yo me voy a casa —dijo Sasuke antes de empezar a caminar en otra dirección.

—Nos vemos luego, Sasuke —dijo Hinata con una sonrisa, a lo que Sasuke hizo una seña de despedida meneando su mano.

—¡Muy bien, tengo que superar a Sasuke! ¡Entrenaré por cuenta propia! —exclamó Naruto, a lo que Hinata le sonrió.

—Si te esfuerzas, claro que lo lograrás, Naruto... Pero siempre es bueno descansar.

—¡Sí! ¡Claro que sí! ¡Pero hoy estoy determinado!

En eso, una caja pintada como piedra con dos agujeros en una parte delantera se acercó a ellos. Naruto solo la miró fijamente con un gesto de "¿Es en serio?" mientras que Hinata solo se vio intrigada.

—¿Un disfraz de piedra? —analizó el rubio antes de señalar la caja con su dedo acusador—. ¡No me engañan! ¡Ninguna piedra es perfectamente rectangular! Además, tiene dos agujeros, se les ve el truco, ¡niños pendejos!

Dicho esto, la caja estalló en un montón de humo y confeti; de esta salieron tres niños con goggles en la cabeza.

—¡NO ESPERABA MENOS DE MI ETERNO RIVAL! —exclamó Konohamaru, quien ahora señalaba a Naruto.

—Eh? No entiendo nada... —pensó Hinata, algo divertida por el show.

—Konohamaru y su pandilla... Eh? ¿Y esos lentes? —preguntó Naruto al notar que los tres tenían goggles... a lo que el niño solo rió.

—¡SON COMO LOS QUE TÚ LLEVABAS ANTES! —exclamó el niño con entusiasmo.

—Bah —respondió Naruto sin darle mucha importancia.

—¿Cómo que "Bah"? ¿¡A qué viene toda esa frialdad!? —exclamó Konohamaru, a lo que Naruto solo se llevó las manos a la nuca.

—Ya díganme, ¿qué quieren?

—¿Tienes algo que hacer hoy? —preguntó la chica del grupo, a lo que Naruto solo rió.

—¡Sí! ¡VOY A ENTRENAR!

—¿¡Cómo!? ¡Si nos prometiste jugar hoy a los ninjas! —reprochó Konohamaru, a lo que Naruto rió nerviosamente.

—Se me había olvidado... —respondió Naruto mientras trataba de buscar una forma de escapar de esta—. Si juego con ellos, los tendré pegados todo el día...

—Qué tierno... Eres muy amable con los niños —dijo Hinata riendo levemente por la situación, pero se detuvo al ver cómo la atención de todos ahora estaba sobre ella—. ¡Ups, se me escapó!

La chica se tapó la boca levemente mientras los niños fijaban su atención en ella.

Konohamaru miró de arriba a abajo a la Hyuga, luego sin decir nada le dio la vuelta y parecía examinarla con la mirada, lo que hizo sentir algo incómoda a la Hyuga.

—¿Eh?... ¿Qué pasa? —preguntó Naruto al ver lo incómodo que se había tornado el silencio y el análisis de su amigo.

—¡EH! ¿¡QUIÉN ES ESTA, NARUTO!? —exclamó el niño finalmente, a lo que Naruto solo rió mientras se frotaba la cabeza, algo nervioso.

—Ya me dio pena... ¿Qué tanto mira? —pensaron tanto Naruto como Hinata.

—Qué chica tan rara... Mira al jefe de una forma extraña... Y él parece nervioso... —pensó Konohamaru mientras meditaba la situación. Finalmente, una sonrisa maliciosa se dibujó en su cara.

Había llegado a una conclusión.

—¡Ya veo! ¡Tú no pierdes el tiempo, ¿eh?—dijo Konohamaru con picardía, lo que hizo que los dos genin se vieran confundidos.

—¿Eh... qué?—preguntó el rubio sin entender la situación.

—Muy bien, Naruto, no está nada mal. Jajaja... ahí, ahí—burló el niño, mientras los demás seguían sin entenderlo.

Finalmente, Konohamaru señaló a Hinata antes de gritar a todo pulmón:

—¡ES TU NOVIA! ¡TIENES BUEN GUSTO, JEFE!—declaró el chiquillo, muy seguro de sus palabras.

Ante estas palabras, Hinata puso los ojos como platos, mientras se colocaba totalmente roja, casi parecía humear... Naruto, por su lado, se puso completamente rojo mientras miraba en otra dirección, apretando los dientes.

—No sé ni qué responder... ¡Puto enano!—pensó Naruto, aún sonrojado, pero sabía que debía enmendar esta situación tan incómoda, por lo que rápidamente recobró la compostura.

Con suma rapidez, el rubio se colocó al lado de Hinata, y con una gran sonrisa la abrazó de medio lado.

—¡NO, PERO ES UNA GRAN AMIGA! ¡LA MEJOR QUE PODRÍA TENER, Y LA MAS LINDA DE KONOHA JAJAJA!—declaró Naruto con orgullo, solo para después mirar a Hinata—¿Verdad, Hinata? ¡Somos los mejores amigos!

—Naruto me dijo linda aww...— Pensó la Hyuga quien la emitía vapor...

En este punto, Hinata abrió su boca para intentar contestar, pero solo salía humo por lo roja que estaba...

Konohamaru señaló de forma acusadora a la pareja y exclamó:

—¡No lo puedes ocultar, jefe! ¡Es evidente! ¡¿Es un romance secreto?! ¡Ambos parecen unos pimientos!—exclamó, sin embargo, Naruto lo ignoró y llevó su mano a la frente de la chica.

—¡E-es que a H-Hinata le está dando mucho el sol!—exclamó Naruto, para luego limpiarse el sudor de su frente.

—Uy, jefecito, ¡estás tan rojo que a tu lado los tomates parecen blancos!

—¡ES QUE HACE SOL! NO LO VEZ TARADO!?

—Creo que ya no me aguanto—pensó Hinata, quien había empezado a jugar con sus dedos nerviosamente, para finalmente caer inconsciente.

—¡Hinata!—exclamó el rubio antes de recostarla en el suelo, luego trató de enfriarla agitando sus manos como si fueran abanicos—¡AAH! ¡MALDITO CALENTAMIENTO GLOBAL! ¡ESTÁ HACIENDO DEMASIADO CALOR! ¡AAAH!

—Ay, el amor—burló Konohamaru, mientras él y sus compañeros se carcajeaban de la situación.

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En la torre Hokage...

Se podía ver cómo Kakashi se había encontrado con Iruka, quien tenía gran curiosidad.

—Así que te estás encargando de él. ¿Cómo le ha ido a Naruto? ¿Se lleva bien con sus compañeros?—preguntó Iruka.

—No del todo, tiene una fuerte rivalidad con Sasuke, aunque es solo su forma de ser amigos... Aunque su relación con Hinata es bastante buena... Y diría que, a su vez, Hinata se lleva relativamente bien con Sasuke, aunque al inicio había un rechazo por parte de Sasuke—respondió Kakashi, mientras se llevaba la mano al mentón.

—Vaya... no he podido hablar con Naruto desde hace un largo tiempo, he estado muy ocupado y ni lo he podido ver... Sin embargo, me alegra que haya una buena relación. Francamente, no creo que se hubieran llevado así de bien con Sakura, tiende a ser algo temperamental...—contestó Iruka, a lo cual Kakashi sonrió con la mirada.

—Claramente... Naruto tiende a ser algo payaso en algunas ocasiones, cosa que no va muy bien con ella... No obstante, de primera mano, he visto la gran seriedad que puede tomar cuando la situación lo amerita, lo cual lo ha hecho mejorar—comentó Kakashi, haciendo que Iruka levantara una ceja.

—¿En verdad?—Iruka tenía una sonrisa en el rostro al oír aquello, por lo cual Kakashi asintió.

—Se acerca rápidamente a tu nivel, eso gracias a su rivalidad con Sasuke y a la compañía de Hinata... Que, a su vez, están evolucionando gracias a él—explicó el Jounin, cosa que hizo que Iruka soltara un suspiro de alivio.

—Me alegra oír eso... Los tres son unos suertudos.

En eso, una persona más llegó a la escena...

—Bien, bien... Ha pasado tiempo. ¿Cómo te va, señor tesorero de Konoha?—cuestionó una voz femenina.

Iruka y Kakashi se voltearon, solo para ver que se trataba de Kurenai, quien venía acompañada de Asuma.

—Oh... Hola, chicos... ¿Qué es eso de tesorero de Konoha?—cuestionó el enmascarado con una gran gota de sudor en la frente.

—Es un nuevo apodo que te dieron por tu peculiar equipo—burló Kurenai.

—Es bueno ver que llegas temprano, Kakashi—comentó Asuma antes de reír—¿Qué se siente ser la súper niñera?

El apodo no era para menos; Kakashi había terminado por encargarse de tres de las cosas más valiosas de Konoha: el Jinchūriki de la aldea, hijo del Cuarto Hokage, el último Uchiha y la heredera del clan Hyūga...

—No se atrevan a decirme así... suena estúpido—declaró Kakashi con una gran gota de sudor en la frente.

—Por cierto... Kakashi, escuché que hace unas semanas estuviste en una misión rango A con tu equipo. Hace poco volví de una misión de escolta con el mío... Así que no había tenido tiempo de confirmarlo—empezó Kurenai para luego cuestionar—¿Es eso verdad?

Los tres ahí presentes miraron fijamente a Kakashi, quien asintió con la cabeza.

—Así fue... Tuvimos mucha suerte, sin duda... Los tres fueron muy competentes, de paso aprendieron mucho y evolucionaron gracias a esa misión—contestó Kakashi.

—Es bueno oír eso... Pero ten más cuidado, aún son muy jóvenes para andar en misiones tan peligrosas. Aunque hay que decirlo, es la noticia del momento, hay muchos rumores de eso—contestó Asuma.

Por su parte, Kurenai suspiró de alivio, para finalmente sonreír... Solo tenía una pregunta, una de suma importancia...

—Kakashi, me muero de curiosidad... ¿Qué cara hizo el vejestorio de Hiroshi cuando se enteró?—preguntó la Jounin.

Kakashi se llevó la mano al mentón mientras recordaba ese momento...

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Se podía ver a Kakashi en la sala de reuniones del clan Hyuga, donde estaba arrodillado ante la mesita de té junto a Hiashi y Hiroshi.

—¿¡Qué cosa!? —exclamó el anciano, rompiendo su mirada estoica al escuchar el reporte de Kakashi.

El ninja copia meneó su taza de té mientras se mantenía tranquilo, y Hiashi, por su parte, se quedó callado. Esto ocurrió tras oír cómo se habían enfrentado a un mercenario, pero no a cualquiera, sino a uno de los siete legendarios espadachines de la niebla.

Siete shinobis de Kiri, temidos a lo largo del continente debido a ser asesinos muy sanguinarios y despiadados, tanto que ni siquiera el Mizukage tenía completa autoridad sobre ellos, y muchos habían terminado por convertirse en renegados.

Y este era el legendario demonio oculto de la neblina, poseedor de la espada de sangre Kubikiribōchō.

—Como lo dije, le salvó la vida a sus compañeros y demostró ser capaz de actuar bajo presión. Los felicito, criaron a una niña prometedora —declaró Kakashi con calma.

Hiroshi trató de recuperar la compostura, pero terminó adoptando un rostro serio. Sin embargo, Kakashi podía notarlo: estaba sudando de enojo.

Aún no entendía la razón exacta... ¿Sería porque se sentía humillado por Hinata? ¿Sería su orgullo? ¿O porque habían terminado en una misión de rango A donde el Byakugan estuvo en peligro? ¿Porque había protegido a un Jinchuriki y un Uchiha?

Había muchas razones por las que un viejo como este podría enojarse.

De cualquier forma, el Hyuga parecía aferrarse a su orgullo para no volver a exaltarse.

Hiashi finalmente contestó.

—Veo que su prestigio como ninja está a la altura de su reputación, Kakashi Hatake —declaró el Hyuga con su actitud estoica para luego inclinar la cabeza—. Felicidades.

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Kurenai solo rió al oír aquello.

—Ese viejo de mierda, ya era momento de que cerrara la boca —bromeó la Jounin.

Kakashi solo sonrió, una gota de sudor bajando por su frente.

Había veces que él llegaba a pensar que parte de la idea de dejar a Hinata a su cuidado era una forma de Kurenai de molestar al clan Hyuga.

Y, en realidad, Kakashi no se alejaba de la verdad.

Kurenai era consciente de algo: ella solamente era una Jounin especializada de rango A.

En cuestiones de ninjutsu y taijutsu, no era exactamente excepcional, era promedio. Pero cuando se trataba de genjutsu, era muy peligrosa. Sus habilidades le permitían dejar fuera de combate a oponentes más fuertes que ella, atacando a la mente.

Sin duda, tenía reputación. Sin embargo, no era una ninja de asalto; su habilidad, si bien podía llegar a ser letal, le servía mejor con el elemento sorpresa y disuasión. Por ello fue elegida para llevar un equipo de rastreo, y no uno de asalto.

En el caso de Hinata, ella misma sabía que no podía explotar todo su potencial en taijutsu. No era una experta en esa área, no tenía conocimientos suficientes del Juken y mucho menos algún dōjutsu para compensar esas falencias.

No podía enseñarle genjutsu ni ninjutsu. Básicamente, estaría limitándola, sin mencionar que su clan no tenía a Hinata en estima, y menos iban a entrenarla ellos en esos ámbitos de la manera adecuada.

Por otro lado, Kiba y Shino, si bien no eran usuarios de genjutsu, tenían más libertad para enseñarles, además de que sus clanes sí los tomaban en serio en sus enseñanzas, por lo que aunque ella no fuera la mejor maestra en sus áreas, no se iban a estancar.

Y Sakura era un lienzo en blanco con gran inteligencia, podía verlo. Un potencial en su misma área, por lo que podría entrenarla muy bien.

Kakashi, por su lado, tenía el Sharingan y era un shinobi de rango S respetado a nivel mundial, siendo muy capaz en casi todas las áreas ninja: ninjutsu, taijutsu, genjutsu, shurikenjutsu, etc.

Sin duda, podría entender el Juken mejor que la mayoría de personas no Hyuga y enseñar mejor a Hinata.

Kurenai solo podía reír por dentro desde el día en que Hiroshi vio cómo su nieta estaba a cargo de un ninja como él.

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De regreso con Naruto

—Al fin está despertando, se acaloró mucho —dijo el rubio mientras observaba cómo su compañera empezaba a recobrar la consciencia.

La había colocado en la sombra de una casa de aquella cuadra, tras unos minutos se había despertado.

—Solo era una broma —contestó Konohamaru entre risas.

—Entre broma y broma, la verdad se asoma —burló Moegi.

—¿Uh...? —Hinata miró a todos con una mirada de confusión, pues estaba desubicada.

—Te desmayaste, el calor te dejó inconsciente —le dijo Naruto al hacer contacto visual, para luego fulminar a Konohamaru con la mirada—. ¡Y todo tu culpa, enano!

—¡Ah! ¡No es mi culpa que le tengas miedo al éxito! —exclamó Konohamaru antes de empezar a correr.

Naruto no esperó para comenzar a corretear a Konohamaru, quien seguía riendo mientras corría. Tal era su risa que incluso le salían lágrimas.

—¡Tranquilo, jefe! ¡Prometo que le ayudo a hacerle una serenata! Si quiere soy su padrino de bodas! Aaah!—Sin embargo, la persecución fue interrumpida cuando el enano se chocó contra alguien, cayendo al suelo.

Al ver al frente, había dos sujetos: uno era una mujer atractiva de pelo rubio y coletas, y el otro un tipo alto con un traje enterizo de color negro, similar a un gato, que traía una especie de adorno en la espalda, totalmente envuelto en vendas.

—Eso ha dolido, mocoso de mierda —dijo el chico con el traje negro.

Naruto los miró con incredulidad, sin saber quiénes eran, cuando de la nada el tipo con traje raro levantó a Konohamaru por la bufanda.

—Me has hecho daño, maldito enano. Debería enseñarte una lección para que aprendas a mirar por dónde vas —dijo el chico mientras formaba un puño con su otra mano.

—¡Agh! ¡Suéltame! ¡Suéltame! —gritó Konohamaru mientras trataba de patalear para soltarse.

—Suéltalo, Kankuro. Él no es importante, es mejor no meternos en líos —exclamó la chica que lo acompañaba.

—¡Oye! ¡Quítate las manos de encima! No sé quién te creas, pero si no quieres que te rompa la cara, será mejor que lo sueltes. ¡Solo yo tengo derecho a darle golpizas! —dijo Naruto enfrentando a Kankuro, quien le devolvió una mirada analítica.

El rubio caminó sin dudarlo, colocándose a menos de un metro mientras levantaba el puño.

—¿Este niño es un Genin de esta aldea? —pensó él.

—¿De dónde salieron?... Esas bandas... Ellos no son de Konoha... —pensó Hinata mientras se acercaba a la escena junto al equipo de Konohamaru.

—¡Suéltame! ¡Me estás lastimando! —exclamó Konohamaru mientras lanzaba patadas al pecho de Kankuro.

—Sí tienes agallas después de todo, niño —contestó Kankuro.

—¡TIENES CINCO SEGUNDOS! —amenazó el rubio, ya enojado, ante lo cual el ninja extranjero rió.

—Los niñitos como ustedes me enferman. Primero acabaré con él y luego te acabo a ti —respondió Kankuro antes de lanzar un puñetazo a la cara de Konohamaru. Naruto rápidamente reaccionó para lanzarse a detenerlo antes de que eso pasara...

Sin embargo, Kankuro terminó soltando a Konohamaru debido a una piedra que le habían arrojado desde lejos. Esta había golpeado su muñeca, haciéndole una herida.

Naruto agarró a Konohamaru en el aire y lo alejó de los agresores.

Todos se voltearon para ver hacia lo alto de un árbol, donde se percataron de que ahí estaba Sasuke, quien jugaba con una piedra en su mano.

—¿Quién te has creído para pensar que tienes el derecho a comportarte así en nuestra aldea? —cuestionó el Uchiha de forma amenazante, a lo cual Kankuro lo fulminó con la mirada.

—No está mal —pensó Temari al ver la acción del Uchiha.

—Sasuke... Qué alivio... —pensó Hinata con tranquilidad al ver que Konohamaru se había librado de la golpiza sin la necesidad de que Naruto fuera a los golpes...

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En algún lugar de la Torre Hokage...

Se podía ver cómo había decenas de ninjas, en su mayoría Jōnin, mientras que Hiruzen estaba sentado en su escritorio con un gran libro enfrente y varios documentos.

—Antes que nada, los responsables de equipos Genin recién graduados pasen al frente —ordenó Hiruzen.

Con esta orden, varios Jōnin pasaron al frente.

Junto a ellos, pasaron otros 12... Eran los Jōnin encargados de los equipos graduados de las otras aulas de la academia. Eran un total de 15 equipos Genin de la nueva generación.

—Bien, como ya saben, los exámenes Chūnin se acercan... Sus equipos, a pesar de ser novatos, ya llegan al rango C, por lo que pueden ser recomendados... —explicó Hiruzen antes de inhalar de su pipa.

Los Jōnin se quedaron en silencio mientras Hiruzen retomaba.

—¿Ustedes qué piensan? ¿Consideran que sus equipos están capacitados para presentarse a la prueba? Si los Genin están dentro del rango C y han completado ocho misiones exitosas de dicho rango con todas las formalidades, y ustedes creen que están capacitados, pueden recomendarlos. A estas alturas ya deberían haber completado el número de misiones adecuado —dijo el Hokage dirigiéndose a los Jōnin, ante lo cual Iruka dirigió la mirada a estos—. Los Jōnin que crean que sus equipos están listos, den un paso al frente.

—No tiene ni que preguntar, aún es muy pronto para ellos... Escuché que el equipo Kakashi estuvo en una misión de rango A... pero no deja de ser un examen lleno de muchos Genin más experimentados —concluyó mentalmente Iruka mientras analizaba a los maestros.

Para sorpresa de Iruka, tres Jōnin pasaron al frente. Se trataba de Kakashi, Kurenai y Asuma.

—Bien, ¿Kakashi? —continuó Hiruzen, a lo que el Jōnin se llevó una mano al mentón.

—Del equipo 7, del cual soy responsable, propongo a Sasuke Uchiha, Naruto Uzumaki y Hinata Hyūga, tres en total. Yo, Kakashi Hatake, los recomiendo para los exámenes Chūnin —contestó Kakashi, a lo que el Hokage asintió antes de anotarlo.

—¿¡Cómo!? —exclamó Iruka en voz baja. Realmente estaba sorprendido por la actitud del ninja copia, sin embargo, su sorpresa estaba lejos de terminar.

—Del equipo 8, del cual soy responsable, propongo a Kiba Inuzuka, Sakura Haruno y Shino Aburame, tres en total. Yo, Kurenai Yūhi, los recomiendo para los exámenes Chūnin —continuó Kurenai dando un paso al frente. Luego, Asuma siguió el ejemplo de sus compañeros.

—Del equipo 10, del cual soy responsable, propongo a Shikamaru Nara, Ino Yamanaka y Chōji Akimichi, tres en total. Yo, Asuma Sarutobi, los recomiendo para los exámenes Chūnin —finalizó el Jōnin mientras se retiraba el cigarrillo de la boca.

—Vaya, es raro que recomienden a todos los novatos de un aula... —comentó Hiruzen—. ¿Alguien más?

Al mirar a los demás Jōnin, notó que ninguno de los 12 restantes parecía estar dispuesto a recomendarlos.

—¡Esperen un momento! —exclamó Iruka colocándose frente a todos los presentes.

—¿Qué ocurre, Iruka?

—Hokage-sama, tengo algo que decir sobre todo esto. Los nueve que acaban de nombrar son novatos que fueron mis alumnos de aula. Sé que tienen talento, yo mismo he visto de lo que son capaces... ¡pero creo que es muy pronto para que ellos hagan los exámenes! Creo que necesitan más experiencia, no entiendo por qué sus sensei los han recomendado de esta forma.

Ante estas palabras, Kakashi se llevó las manos a los bolsillos y miró al Chūnin con una mirada calmada.

—Yo tenía seis años menos que Naruto cuando pasé la prueba, confía más en ellos —argumentó Kakashi, a lo cual Iruka lo fulminó con la mirada.

—¡Naruto no es como tú! ¡Tú lo hiciste en una época de crisis! ¡Esta es otra época! ¿Acaso quieren matarlos? —regañó Iruka mientras señalaba al peliplata.

—No dejan de quejarse por las misiones, a ver con un reto como este, será divertido verlos destruirse —contestó Kakashi de forma sarcástica, cosa que hizo enojar más a Iruka.

—¿¡Qué dijiste!?

—Solo fue una broma, Iruka, entiendo tus motivos, pero...

—Kakashi, ya déjalo... —dijo Kurenai tratando de intervenir, pero el ninja copia la ignoró.

—Ya no eres su maestro, ahora soy yo. Están bajo mi responsabilidad, soy yo a quien le están pidiendo tomar una decisión sobre mi equipo... Además, la decisión final de participar les corresponde a ellos. Como ninjas, ya pueden decidir; yo solo he abierto una puerta —finalizó Kakashi de forma cortante, ante lo cual Iruka no tenía nada que responder.

Realmente, aunque estuviera totalmente en desacuerdo, la realidad es que Kakashi tenía razón.

—No hace más que causar problemas —pensó Asuma mientras inhalaba humo de su cigarrillo.

Incluso el Hokage se había quedado en silencio ante aquella situación.

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De vuelta con Naruto...

—Vaya, un mocoso con ganas de molestar y de hacerse el interesante, te daré una paliza —dijo Kankurō mientras miraba fijamente a Sasuke. El Uchiha le dirigió una mirada de indiferencia antes de aplastar la roca con su mano, reduciéndola a polvo.

—¿No es eso lo que hacías al buscar pelea en una aldea ajena? —cuestionó Sasuke cortante—. Además, deberías preocuparte más por el idiota que tienes enfrente; te dará una paliza si te descuidas.

—Uh... Esto no me gusta —pensó Hinata para sí misma mientras veía a su compañero.

La joven dirigió su mirada a los ninjas de Suna.

—Naruto, me decepcionaste... —dijo Konohamaru entre lágrimas a su amigo, al ver que este no había sido quien lo había salvado de la paliza.

—¡PERO SI YA LO IBA A GOLPEAR! ¡ADEMÁS, SALISTE ILESO, BABOSO! —exclamó Naruto tratando de excusarse, para después fulminar a Sasuke con la mirada mientras pensaba—. ¡Sasuke, hijo de...!

—¡Baja de ahí si te atreves, no aguanto a los emo fanfarrones como tú! —gritó Kankurō mientras bajaba aquel objeto cubierto de vendas que traía en la espalda, acto que Temari rápidamente se apresuró a tratar de detener.

—¡Que no se te ocurra usarlo en esta tontería! ¡Vas a meternos en problemas, idiota! —regañó la rubia mientras se acercaba a él, pero finalmente fue una voz de ultratumba la que interfirió.

—Kankurō, ya basta.

Aquella voz le puso los pelos de punta a todos los presentes, era bastante siniestra...

—Esa voz... ¿Está detrás de mí, en este árbol? —pensó Sasuke antes de voltear la mirada y ver al responsable de aquella voz. Se trataba de un chico de cabello rojizo, piel pálida, ojos verdes, ojeras y una calabaza de arena en la espalda, el cual se encontraba de cabeza en una rama justo detrás de Sasuke.

—Kankurō, ensucias la reputación de nuestra aldea con tus estupideces —continuó aquel misterioso joven.

Con esta aparición, se había robado la atención de todos. Era intimidante. Tanto Kankurō como Temari cambiaron su expresión en un segundo; estaban asustados, por no decir horrorizados.

—Ga... Gaara —Kankurō tragó saliva mientras empezaba a sudar; incluso le costaba respirar.

—¿¡Cómo lo hizo!? ¡No noté su presencia! ¡Es muy rápido! —analizó Sasuke mientras miraba al pelirrojo.

—Ni siquiera nosotros pudimos ver el momento en el que llegó... —pensó Hinata, quien se había tensado por completo. Su cuerpo estaba paralizado mientras observaba aquella escena.

—Me estás hartando, Kankurō, siempre te comportas como un estúpido... ¿Acaso olvidaste a qué vinimos? —continuó Gaara ignorando por completo la reacción de todos.

—¡Fue culpa de ellos! ¡Ellos empezaron! —exclamó Kankurō tratando de argumentar, pero a cambio recibió una mirada fulminante del pelirrojo.

—Cállate o te mato —dijo Gaara mientras su voz se tornaba más grave y su aura se hacía más imponente—. No estoy pidiendo excusas.

—Bi-bien, fue culpa mía... L-lo siento... —se disculpó Kankuro bajando la mirada.

—Pe-perdónanos…— agregó Temari haciendo lo mismo que su hermano.

—Este sujeto me inquieta, no me gusta su mirada— pensó Sasuke al observar todo este acontecimiento.

—Me disculpo— dijo Gaara dirigiéndose a Sasuke, para luego desaparecer en una nube de arena y reaparecer junto a Kankuro y Temari.

—Llegamos antes de lo previsto, pero no vinimos a divertirnos— agregó Gaara, a lo que Kankuro se colocó aquel objeto vendado en su espalda.

—Ya… ya lo sé… Lo siento…—

—Nos vamos—. Dicho esto, Gaara empezó a caminar mientras los dos forasteros lo seguían en silencio.

En eso, Sasuke bajó del árbol de un salto y exclamó:

—¡Esperen! ¿¡Ustedes qué hacen aquí!? ¡Los forasteros de otras aldeas ninja no deberían estar paseando por nuestra aldea así como si nada!— cuestionó el Uchiha, a lo que los tres se voltearon.

—Ya deberían saberlo, vinimos a los exámenes Chunin, por lo que tenemos un permiso para estar aquí— contestó Temari levantando un carnet…

—¿Eh? ¿Exámenes Chunin?— pensó Naruto sin entender de lo que hablaba.

—¿Ya es época de esos exámenes?— pensó Hinata aún sin decir nada, pues se encontraba algo asustada por los extranjeros.

Sasuke asintió, parecía entender de lo que hablaba, por lo que continuó:

—Otra cosa, el de la calabaza, identifícate—. Continuó el Uchiha, a lo que Gaara le dirigió la mirada.

—Mi nombre es Gaara, Gaara del Desierto… Tú también me interesas, ¿quién eres?— contestó el pelirrojo, ante lo cual Sasuke sonrió.

—Mi nombre es Sasuke Uchiha—. Una vez hecha esta presentación, Gaara asintió en señal de respeto, después se retiró junto a sus hermanos…

Sasuke suspiró antes de hacer una seña a su equipo.

—Nos vemos luego, había venido a preguntarles algo, pero ya no importa—. Sin más, el Uchiha se retiró de un salto, empezando a alejarse.

Fin Capítulo 15


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