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11 [La verdadera fuerza]

Al día siguiente, en la madrugada.

Naruto se encontraba dormido en el mismo lugar en donde lo había dejado Hinata, mientras que la Hyuga se encontraba recostada junto al árbol magullado que estaba golpeando.

En eso, en medio del frío de la mañana y de la neblina, una figura empezó a caminar cerca del lugar. Su aspecto era frágil, parecía una chica de naturaleza amable, quien se disponía a recoger algunas plantas, mientras admiraba a los pajaritos cantar.

Se trataba de Haku, quien había salido por algunas hierbas medicinales; sin embargo, detendría su trabajo al notar a Naruto, quien dormía a los pies de un gran árbol.

—¿Qué hace él aquí? —pensó el chico al reconocer al rubio, por lo que se acercó cuidadosamente a él, y al hacerlo también notó la presencia de Hinata, quien descansaba no muy lejos de allí.

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Mientras, en la casa de Tazuna

—Ni Naruto ni Hinata regresaron anoche, ¿verdad? —dijo Tazuna, quien se encontraba sentado en una de las sillas del comedor junto a Kakashi y Sasuke.

—Pues parece que se motivaron por tu historia —comentó Kakashi sin darle demasiada relevancia.

—Espero que estén bien; un par de niños toda la noche sin refugio no es bueno para su salud —comentó Tsunami algo preocupada, mientras se preparaba para hacer el desayuno.

—No te preocupes, estarán bien. Aunque no lo creas, son ninjas muy decentes —aclaró Kakashi.

—Yo no lo sé, pero me sorprendería que esos idiotas estuviesen muertos —comentó Sasuke, enlazando sus dedos mientras en su mente se preguntaba—: ¿En qué estaban pensando? Par de idiotas.

Inari, por su parte, se quedó en silencio sin decir ni una palabra al respecto; de hecho, parecía un poco molesto.

—Como sea, me voy a caminar —dijo Sasuke tranquilamente, antes de meter sus manos en los bolsillos y retirarse de la casa.

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En el bosque

Haku se colocó junto a Naruto, quien aún estaba dormido. El joven de aspecto frágil simplemente empezó a aproximar su mano al cuello del rubio; sin embargo, solo lo movió suavemente del hombro.

—Hey, despierta. Si duermes aquí, te vas a enfermar —dijo Haku, aún sacudiendo a Naruto, quien se despertó de forma tranquila.

—¿Eh? ¿Quién eres tú? —respondió el rubio, ahora sentándose en el suelo—. Quiero decir, ¿qué estás haciendo aquí?

—Yo estoy recolectando hierbas medicinales —respondió con tranquilidad Haku.

—Vaya, empiezas a trabajar temprano, ¿verdad, amiga?

—Sí, me gusta la calma de la mañana, pero no pensé encontrar a alguien durmiendo aquí —este comentario hizo que Naruto riera levemente antes de responder:

—Es que estoy entrenando con mi amiga... —dicho esto, Naruto empezó a mirar en todas direcciones, como si buscara algo—. ¿Eh? Espera, ¿dónde está Hinata?

—¿Eres un ninja? Lo noto por la banda que traes, o ¿es alguna moda? —cuestionó Haku, señalando la frente del rubio, a lo que este rió con orgullo.

—¡Te has dado cuenta, y sí! ¡Soy un ninja! —exclamó él, mientras colocaba sus dedos índice y pulgar en los bordes del protector.

—Wow, eso es sorprendente. ¿De cuál amiga hablabas? —nuevamente preguntó Haku con cierto interés.

—Em, no la veo... Creo que se fue anoche... —respondió el rubio antes de suspirar—. ¿Hinata me habrá dejado solo aquí? No creo que ella haría algo así.

—¿No es ella?

El joven señaló a la kunoichi, quien estaba aún inconsciente junto a un árbol; Naruto volteó y al observarla no pudo evitar sentirse aliviado.

—Sí, es ella —respondió el rubio con una sonrisa—. ¡Sabía que no me dejaría aquí solo!

Sin más, Naruto se colocó de pie, empezando a caminar en dirección a su compañera.

—Debería despertarla, no quiero que se enferme —comentó Naruto, colocándose junto a ella.

—Sí, es una niña muy linda. Sería una pena que se enfermara; además, se nota que es una buena amiga —comentó Haku, admirando a la pareja—. Pero antes dime una cosa...

Naruto le devolvió una mirada de intriga a Haku, a lo que este prosiguió:

—¿Por qué estaban entrenando?

—Je... Buena pregunta, pero espera un momento.

Naruto empezó a mecer suavemente a Hinata, mientras le hablaba con la misma suavidad para así despertarla.

—Hey... Hinata, despierta.

—¿Eh?... ¿N-Naruto? —dijo ella, apenas empezando a abrir sus ojos perlados. Su primer vistazo del día fue Naruto, pero al desviar la mirada se encontraría cara a cara con Haku.

Ella no pudo evitar exaltarse; el corazón se le aceleró, estaba a punto de hablar, sin embargo, Haku le dedicó una mirada frívola... Era una señal: "Cuidado con tus acciones o palabras".

—¿¡Eh!? ¿¡Qué está haciendo él aquí!? —pensó Hinata; sin embargo, debido a aquellas señas y a lo tranquilo que se veía Naruto, la Hyuga logró entender algo de la situación... Debía seguir la corriente.

—Buenos días, dormilona —burló Naruto al verla despierta.

—No creo que esa niña sea tan tonta como para decir algo... —pensó Haku, manteniendo su expresión calmada.

—Te presento a una amiga —continuó Naruto mientras señalaba a Haku—. Ella está recogiendo hierbas medicinales.

—E-em, h-hola, mucho gusto —contestó Hinata, sentándose en el suelo, fingiendo calma, aunque estaba sudando frío.

—El gusto es mío —contestó Haku amablemente antes de volver la mirada a Naruto—. ¿Ya me puedes contestar la pregunta?

—Ah, sí, lo siento jajaja... Es porque... —empezó Naruto, mientras trataba de ordenar sus ideas.

—Él parece ser alguien amable a pesar de todo —pensó Hinata, mientras observaba a Haku con cautela.

—¡Entrenamos porque queremos ser más fuertes! ¿Verdad, Hinata? —exclamó Naruto como respuesta, por lo que Haku levantó una ceja.

—¿Eh? Pero si ya parecen muy fuertes —contestó Haku, mostrando admiración en su voz.

—No, no... queremos ser aún más fuertes —contestó el rubio, a lo que Haku inclinó su cabeza a un lado.

—¿Por qué razón?

Hinata, por su parte, se quedó en silencio, prestando atención a toda la situación, pero sobre todo a Haku.

—Para ser el ninja número uno de mi aldea, para que todos reconozcan mi fuerza y para demostrarle algo a alguien —exclamó el rubio, a lo que Haku asintió antes de mirar a Hinata.

—¿Y tú? ¿Por qué quieres ser más fuerte?

Esto tomó por sorpresa a la tensa Hyuga, quien titubeó antes de poder contestar.

—¿Y-yo?... Y-yo quiero ser fuerte para poder defender a quienes quiero, y también para hacer que mi padre reconozca mi fuerza —contestó la Hyuga tratando de mantener la calma, aunque en realidad su corazón estaba latiendo con fuerza debido a la presencia de Haku.

De hecho, le resultaba aterrador. Sabía que era muy fuerte e incluso un asesino; sin embargo, la forma en que se presentaba ante ellos era amable, delicada, e incluso tierna... Era de miedo.

—Vaya... ¿Sabes? Cuando una persona intenta proteger algo o a alguien importante para él o ella, esa persona se hace realmente fuerte —respondió Haku mientras se perdía en sus recuerdos.

Por su parte, Naruto recordó aquel momento en que había defendido a Iruka de Mizuki, derrotándolo con relativa facilidad. Hinata, por su parte, recordó cómo Kakashi estaba dispuesto a proteger a sus tres alumnos, aun a costa de su vida.

Tras un breve momento de silencio, Naruto finalmente sonrió.

—¡Sí! Eso lo entiendo muy bien, y tú también, ¿verdad, Hinata? —exclamó el rubio, colocando su mano en la espalda de su amiga.

—Si es así, serán realmente fuertes —declaró Haku, colocándose de pie y empezando a caminar—. Nos volveremos a ver en otra ocasión.

—¡Seguro! —respondió Naruto con una sonrisa.

—Ah, se me olvidaba... soy chico —finalizó Haku antes de marcharse del sitio. Tras unos segundos de procesar, Naruto finalmente entendió.

—¡¿Quéee?! ¡Pero si es más bonito que Sakura! —Naruto quería preguntarle a Hinata, pero al voltear, logró ver cómo ella estaba cabizbaja y tomando aire—. ¿Eh? ¿Qué pasa, Hinata?

—N-no fui fuerte... —respondió ella, a lo que Naruto rápidamente la tomó de los hombros.

—No digas eso, deja de ser dura contigo misma. Eres fuerte y no lo discutas, porque yo nunca voy a creer que eres débil —declaró él, a lo que Hinata solo pudo sonreír.

—Gracias... —dijo ella un poco más calmada, solo para después mirar con intriga a su compañero—. Pareces sorprendido por algo... ¿Qué ocurrió?

—¿Es que no lo viste? ¡Era un chico! —exclamó Naruto, a lo que ella solo inclinó su cabeza a un lado...

—¿Tú pensaste que era mujer?

—¡¿Qué?! ¿Cómo es que distingues eso? —ante esta pregunta por parte del rubio, Hinata solo se sintió nerviosa; de nuevo, aquel miedo que le había dejado Haku había regresado.

—E-es porque y-ya lo había visto... —contestó ella con la cabeza agachada y juntando sus dedos índice.

—¿Qué? ¿Dónde? —preguntó Naruto, algo sorprendido por la revelación.

—Él es... la persona de la máscara... la que salvó a Zabuza... —respondió Hinata agachando la cabeza, mientras se esperaba los reclamos.

—¿¡Quéee!? ¿¡Él!?... —El rubio se detuvo antes de gritar, y cambió su voz a una más calmada—. No dijiste nada... ¿por lo mismo de la última vez? ¿Protegernos?

—S-sí, no creo que le podamos ganar... no hubiera sido prudente... —contestó la Hyuga, a lo que Naruto suspiró.

—Mmm, tal vez tengas razón, pero no me ganaría tan fácilmente. Pero igual, tal vez lo mejor no era pelear aquí, por eso tienes razón. Pero que quede claro, ¡no soy débil! —declaró el rubio con su clásica sonrisa.

—L-lo siento —se disculpó la Hyuga.

—Tranquila, no pasa nada. Tus intenciones no eran malas, hiciste lo que debías —comentó Naruto.

Sin embargo, la conversación se vio interrumpida con la llegada de Sasuke, quien los observó con indiferencia.

—¿Ustedes qué están haciendo? ¿Y quién era el que se acaba de ir? —comenzó el Uchiha.

—¡Sasuke! Primero que nada: es "él", no "ella". Segundo, ¡treparé este árbol antes que tú! —exclamó Naruto, colocándose de pie de un salto.

—Ajá, sí, claro, como digas...

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Unas horas más tarde

Kakashi había llegado al bosque. El peliplata avanzaba en silencio mientras miraba a los árboles y pensaba.

—¿Dónde estarán? Ni Hinata ni Naruto llegaron a desayunar, y Sasuke no regresó cuando dijo que se iba a pasear...

En eso, los pensamientos del jounin fueron interrumpidos por un grito eufórico.

—¡Lo logré! ¡Lo logré! —exclamó Naruto desde lo alto de un gran árbol, mientras se mantenía estático en un solo punto con sus pies adheridos al tronco.

—Deja de gritar, tarado —regañó Sasuke, quien estaba de cabeza en una de las ramas.

—Oh, ahí están... Es impresionante... —pensó Kakashi al ver la escena.

—¡Kakashi-sensei, mire esto! —exclamó el rubio con orgullo, por lo que el jounin solo sonrió por debajo de su máscara.

—Su manejo del chakra ha mejorado mucho. Tal vez ya terminaste tu entrenamiento; no obstante, sigan practicando, siempre pueden mejorar más el manejo de chakra —respondió el jounin, a lo que Naruto rió.

—¡Sí! Se lo debo a Hinata.

—Ya sabía que Hinata lo quería... pero no creí que tanto como para tenerle paciencia y enseñarle a ese cabeza dura —pensó Kakashi de forma burlona—. Por otro lado, Sasuke no se quedó atrás... Siguió el consejo que le dio Hinata y de paso descansó; están iguales...

Por su parte, Hinata estaba algo agotada, por lo que se había recostado junto al árbol que antes golpeaba. En eso, Naruto se acercó a ella.

—¡Ey, Hinata! Ya sé cómo podría ayudarte en tu entrenamiento, como tú me ayudaste a mí —dijo el rubio colocándose frente a ella y dedicándole una sonrisa—. ¿Qué dices? ¿Te interesa?

—N-Naruto... C-claro —respondió ella algo nerviosa al notar la cercanía que había logrado con el rubio.

—¡Genial! —exclamó él.

—Está bien que se ayuden mutuamente, pero... deberían desayunar, o morirán antes del mediodía, par de tortolitos —dijo Kakashi con su típica tranquilidad, causando que ambos genin lo miraran con los ojos como platos.

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Unas horas más tarde

—Vaya... Supongo que tendré que entrenar más tarde con Hinata... —pensó Naruto, quien ahora se encontraba en el puente, junto a Tazuna y algunos pocos obreros.

Ahora que había terminado de entrenar, Kakashi le había pedido que tomara el relevo cuidando de Tazuna.

—Qué aburrido es esto... —pensó el rubio, observando en silencio a los trabajadores.

—¿Por qué esa cara tan larga, chico? —cuestionó Tazuna mientras se tomaba un momento, a lo que Naruto solo suspiró.

—Francamente, preferiría estar entrenando a estar mirando esto —contestó el rubio, a lo que a Tazuna se le saltó una vena en la frente.

—Enano, si tanto te molesta estar quieto, entonces ayuda a construir —respondió el constructor de forma sarcástica. Sin embargo, el rostro de Naruto cambió a uno de intriga, para después transformarse en una sonrisa.

—¡CLARO! ¡ESTO SERÁ BUENO! —Sin más, el rubio dio un salto y luego usó su jutsu, creando decenas de clones—. ¡Ya verás! ¡Haré de este puente el mejor!

El rubio comenzó a "trabajar", levantando vigas y materiales con suma facilidad... pero usándolos incorrectamente, a lo que Tazuna levantó la voz con una vena aún más marcada en su frente.

—¡IDIOTA! ¡NI SIQUIERA SABES LO QUE HACES! ¡Si vas a ayudar tendrás que obedecerme para hacerlo bien! ¡Esto es algo que no aprendes de un momento al otro! —reclamó Tazuna, a lo que Naruto solo rió nerviosamente. Era cierto, no sabía ni siquiera lo que debía hacer, por lo que había sido tonto simplemente empezar a acaparar el espacio de la obra con sus clones de forma desorganizada.

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Mientras, en el bosque...

—¡Mierda! —pensó Sasuke, cayendo una vez más—. ¿Qué demonios ocurre?... Aún necesito práctica para usar esta habilidad en combate.

El Uchiha había estado escalando mientras saltaba de tronco en tronco y disparaba a una diana. Esto era para usar la habilidad de escalar bajo tensión.

Mientras tanto, Hinata continuaba golpeando el árbol con las pesas en las muñecas. Sin embargo, ahora parecía hacerlo de una forma más frenética e incluso rápida, dejando en la corteza del árbol múltiples marcas de daño.

—¡Debo resistir!... El ritmo que estoy siguiendo es mucho más agresivo y cansino que el de siempre. Es obvio que me cansaré más rápido... Pero si me puedo acostumbrar... Y si lo hago manteniéndome calmada... —Cada golpe levantaba pequeños trozos del tronco reducidos a astillas, dejando pequeñas marcas con forma de agujero.

—¿Qué tipo de Taijutsu es ese...? —se preguntó Sasuke.

Sin embargo, la verdad es que la ojiperla se encontraba agotada. Le estaba costando trabajo controlar su respiración y sus golpes cada vez eran más débiles; su concentración se veía cada vez más sosa.

En eso, Hinata lanzó un último golpe, solo para después caer inconsciente. Sin embargo, antes de caer al suelo, fue rescatada por su compañero, quien saltó desde su posición a gran velocidad para atraparla.

Ella apenas recobró la consciencia, abriendo sus ojos lentamente.

—Oye, será mejor que descanses. Si no descansas, solo vas a estar fatigada sin resultados —comentó Sasuke antes de sentarla junto al árbol. Él apreció cómo el Byakugan, que estaba activo, se apagaba.

Hinata, al oír eso, miró al Uchiha, quien estaba junto a ella y la miraba con calma.

—S-Sasuke...

—Te concentras demasiado en cosas que no necesitas —dijo Sasuke, a lo que Hinata se vio intrigada. No entendía a qué se refería.

—¿Q-qué? —preguntó ella, a lo que Sasuke respondió:

—Te he estado observando, y por lo que veo, cometes un error muy evidente... Te concentras demasiado en respirar, mientras que te concentras en mantener tus ojos activos y en golpear. Además, si no me equivoco, tus golpes cargan chakra, lo que requiere más concentración aún —explicó Sasuke, a lo que Hinata no pudo evitar abrir los ojos de par en par al notar que la estaba aconsejando.

—¡Estuvo analizando mi técnica...! —pensó ella sorprendida, a lo que Sasuke continuó:

—La respiración es algo que no deberías obligar a tu cuerpo a hacer. Debes hacerlo sin necesidad de pensar. Claramente eres capaz de controlar tu chakra sin pensar demasiado, puedes hacer lo mismo con tu respiración. Sin embargo, lo piensas demasiado, y no es porque lo necesites, sino porque tienes miedo de no hacerlo bien —explicó Sasuke, a lo que Hinata se vio más sorprendida y no pudo decir nada.

—Es verdad... —pensó ella mientras asentía.

Irónicamente, era el mismo consejo que ella le había dado sobre el chakra... Mantener la mente en blanco, pero ella misma había caído en la desesperación en su ámbito físico...

—Dime una cosa —empezó Sasuke mientras se sentaba a un lado para después suspirar.

Hinata lo miró con el rabillo del ojo, mientras que el Uchiha meditaba sus palabras.

—Claramente vienes de un clan con línea de sangre, ¿no es así? Supongo que de ahí son esos ojos.

—S-sí... Es el Byakugan, estos ojos son... —trató de explicar Hinata, a lo que Sasuke interrumpió:

—Ya veo. Supongo que con ellos puedes ver cosas que no se ven a simple vista, probablemente puntos vitales. Supongo que es una vista más aguda e incluso penetrante... —analizó el Uchiha mientras observaba a la nada. Hinata se vio sorprendida por la forma en que el Uchiha la analizaba; parecía que él había estado observando lo suficiente.

—Si no me equivoco, tu Taijutsu se basa en eso. Movimientos rápidos, no tan fuertes, pero efectivos en puntos estratégicos... En ese caso, no tiene sentido que hagas lo que estabas haciendo.

—¿A qué te refieres?

—Manejar tu respiración, como ya dije, es algo que debes hacer naturalmente. Sin embargo, no solo es eso. El problema es que, al manipular tu respiración a voluntad, obstaculizas la sincronización de tus movimientos al concentrarte demasiado en la respiración, que de paso se vuelve errada por mover mal tu cuerpo, haciendo que pierdas resistencia y efectividad. Si dominas lo que te digo, no te cansarás tanto.

La Hyuga al instante entendió a lo que se refería. El ritmo de su cuerpo no era acorde al de su respiración por el exceso de presión que hacía en ella... No era solo mantener la mente en blanco, era dejar fluir el cuerpo.

Antes de que ella respondiera o dijera algo, Sasuke se puso en pie y se alejó para seguir con su entrenamiento.

—Será mejor que descanses un poco, luego vuelve a intentarlo. No te concentres demasiado en lo que no debes —comentó el Uchiha antes de seguir con su entrenamiento—. Oh... Y una cosa más...

—¿Q-qué ocurre? —preguntó ella, a lo que Sasuke le devolvió la mirada.

—No es mi asunto, pero sé que tienes muchas inseguridades sobre tu fuerza —empezó Sasuke mientras se recordaba a sí mismo... cuando era más pequeño...

El Uchiha actualmente no podía evitar sentirse reflejado en ella... Era como ver a una versión menor de él, aunque con una mayor fragilidad, nobleza y miedo. No podía evitar sentir inquietud por eso.

Finalmente, Sasuke decidió concluir:

—No es malo ser débil o que te sientas débil; lo malo es que te resignes a quedarte débil —declaró antes de volver a caminar.

Hinata abrió más sus ojos. Aquellas palabras le habían hecho sentir bastante fuerza... Ella no pudo evitar sonrojarse. Sasuke estaba mostrando preocupación por ella a su manera; era algo nuevo... A la vez que penoso, pero agradable...

Sin saberlo, ambos estaban siendo observados por Kakashi, quien se encontraba tras un árbol.

—Parece que Sasuke ha empezado a entender el valor de sus compañeros... Sin embargo... Su orgullo le ha impedido acercarse lo suficiente a Hinata... Aun así, no es un mal inicio para una relación compañerista... —analizó el peliplata.

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Horas más tarde, ya casi al anochecer.

Tanto Naruto como Hinata se encontraban en el bosque entrenando.

—¿¡Ya estás cansada!? —preguntó Naruto.

—S-sí, pero debo continuar —contestó la Hyuga, quien respiraba pesado.

—¡Esa es la actitud! —exclamó el rubio antes de hacer sellos manuales—. ¡Kage Bunshin no Jutsu!

10 clones aparecieron alrededor de Hinata, quien se colocó en su pose de Taijutsu.

—¡Ahora!— exclamó Naruto. Todos los clones se lanzaron contra ella, aunque su verdadera intención no era atacarla, sino tocarle la frente, mientras que Hinata debía usar su Taijutsu para deshacerlos.

La chica se concentró, podía ver a cada uno de los clones acercarse, por lo que empezó a atacar. Cada uno de sus golpes era contundente; al hacer contacto con las réplicas, las deshacía. Hinata rápidamente destrozó a varios de ellos con movimientos fluidos y rápidos, sin embargo...

—Perdiste— comentó Naruto riéndose, pues uno de los clones había logrado colocar sus dedos en la frente de la ojiperla.

Hinata suspiró para después devolverle una mirada determinada.

—¡Otra vez!— exclamó ella.

—¡Bien, esa es la actitud! Pero esta será la última por hoy, te veo muy cansada, y ya he hecho muchos clones hoy— declaró Naruto antes de colocar sus manos en posición para su jutsu.

—Está bien— contestó la ojiperla mientras analizaba mentalmente —Sasuke tenía mucha razón... Mi cuerpo ya sabe respirar correctamente... Concentrarme en eso solo me hacía menos efectiva... Incluso mi cuerpo se siente menos rígido...

—¡Kage Bunshin no Jutsu!—

El ejercicio continuó, los clones viniendo en todas direcciones. Hinata se movía con fluidez y agilidad. Uno de los clones fue golpeado de lleno en el pecho, mientras ella usaba su pie como gancho para hacer caer a otro; luego se agachó, esquivó a otro y lo golpeó por debajo para deshacerlo y colocarse de pie.

Otro trató de atacar desde la espalda; sin embargo, ella dejó pasar su mano por encima del hombro, luego lo tomó y, haciendo palanca con su propia fuerza, estampó al clon contra el suelo, deshaciéndolo.

Después de algunos segundos, todos habían sido eliminados sin llegar a tocarla.

—¡Bien, lo lograste!— exclamó Naruto con una sonrisa. Hinata, por otro lado, estaba respirando con dificultad, mientras el sudor bajaba por su rostro... Ya había entrenado por horas, aunque había descansado tres, siguiendo el consejo de Sasuke.

—Sí, creo que ya es momento de que descansemos— contestó ella antes de dejarse caer al suelo de pasto para reponer fuerzas.

—Sí, ya está anocheciendo, será mejor regresar a casa del constructor...— comentó Naruto, haciendo lo mismo que su compañera.

Tras un momento, ambos se pusieron de pie tras recobrar el aliento y empezaron a caminar en dirección a la casa del constructor, mientras que Sasuke continuaba con su entrenamiento.

—Suerte, Sasuke...— dijo Hinata mentalmente mientras se alejaba junto a Naruto.

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Tras algunas horas, Sasuke finalmente había dejado de entrenar... Su desplazamiento entre árboles y maniobras en el proceso habían mejorado mucho.

En el comedor se podía ver cómo los tres genin se encontraban exhaustos, y no solo eran ellos.

—Vaya, estoy agotado, trabajé todo el día en el puente, ya no falta mucho para terminarlo— declaró Tazuna con una sonrisa mientras estiraba uno de sus brazos.

—Jaja, nosotros también estamos al tope... Entrenamos muy duro, ¿verdad, Hinata?— contestó Naruto, colocando su brazo alrededor del cuello de su compañera.

—Sí— respondió ella antes de sonreír, pues se sentía orgullosa de su avance.

Por su parte, Sasuke solo sonrió ligeramente antes de mirar en otra dirección.

—Muy bien, mañana todos protegeremos a Tazuna, incluyéndome, ya podré moverme bien— comentó Kakashi al ver el progreso de sus alumnos.

Sin embargo, a pesar del ambiente agradable de la conversación, había algo que estaba incomodando a Naruto: era la mirada de Inari, quien lo observaba fijamente, y no solo a él, sino también a sus compañeros. Sin embargo, Sasuke parecía ser el único a quien realmente no le importaba.

—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?— finalmente preguntó Naruto, ya sintiéndose irritado por la mirada.

—¡¿POR QUÉ SE ESFUERZAN TANTO HASTA QUEDAR ASÍ?! ¡POR MUCHO QUE ENTRENEN, NO PODRÁN GANARLE A GATŌ! ¡NO IMPORTA LO QUE HAGAS, LA GENTE DÉBIL SIEMPRE PERDERÁ CONTRA LA FUERTE!— gritó Inari. Se notaba enojado, frustrado, pero también impotente.

Todos se quedaron en silencio con las palabras del niño; ni siquiera Tazuna o Tsunami se atrevieron a decir nada, cuando Naruto finalmente rompió el silencio.

—Cállate, no soy como tú, ni pienso como tú— contestó el jinchūriki, tratando de finalizar la conversación ahí. Sin embargo, Inari se molestó aún más con esta respuesta.

—¡CÁLLATE TÚ! ¡ME ENOJA VERTE ASÍ! ¡YO NO SOY COMO TÚ! ¡TÚ NO SABES NADA! ¡SIEMPRE ESTÁS RIENDO Y HACIENDO EL PAYASO! ¡TÚ NO CONOCES EL VERDADERO DOLOR! ¡ERES UN IGNORANTE PRIVILEGIADO!— exclamó Inari en su ataque de cólera, casi llorando por la impotencia y rabia.

Sin embargo, estas palabras resonaron en todos los miembros del equipo 7, aunque ninguno dijo nada...

Hinata, al oír esto, ni siquiera intentó detener a Naruto; sentía que, sea lo que fuera a decir, tenía el derecho a hacerlo...

—¿Es por eso que pretendes ser el protagonista de una tragedia y llorar todo el día? ¿Eso es todo lo que quieres hacer? De seguro lograrás mucho llorando— contestó Naruto con un tono de frialdad, a lo que Inari se sintió sorprendido por la respuesta.

El rubio golpeó la mesa con la palma de su mano, luego levantó la mirada; sus ojos azules penetraban a Inari y, levantando la voz, finalmente sentenció:

—¡Si es así, entonces sigue, idiota llorón! ¡Llora, llora y sigue llorando! Si los problemas del mundo se solucionaran así, entonces todos deberíamos andar llorando en vez de tomar acciones. ¡LLORA!— exclamó el rubio de forma amenazadora, a lo que Inari finalmente rompió en lágrimas.

Antes de que alguien dijera algo, y para evitar ver más de la escena, Naruto se levantó y salió de la casa, dejando un silencio sepulcral en el comedor, el cual era solamente adornado por el llanto de Inari, quien, tras un momento, también huyó de la escena.

El niño ahora estaba llorando junto al océano, mientras contemplaba el agua bajo la tenue luz de las estrellas, cuando de repente alguien se acercó a él.

—¿Me puedo sentar?— dijo Kakashi, señalando el lugar junto a Inari, y sin esperar su respuesta, se sentó junto a él.

Inari se quedó en silencio, tratando de ocultar sus sollozos, mientras el jōnin pensaba en qué decir.

—No creo que lo que te dijo Naruto haya sido con rencor. A veces es un cabezota. Tazuna nos habló de tu padre, pero te diré algo— comentó Kakashi, yendo directo al grano, mientras Inari solo se limitaba a escuchar.

—Él también ha sufrido. A diferencia de ti, él nunca tuvo padres ni amigos; probablemente no entienda el dolor de las pérdidas, pero a pesar de todo, nunca lo he visto llorar. Él siempre está riendo y llamando la atención; tal vez se cansó de llorar— explicó el peliplata, a lo que Inari levantó la cabeza, dejando en claro su sorpresa —. Por todo esto, pocas personas podrían entender tus sentimientos tanto como él... Tienes a tu abuelo y a tu madre, valóralos.

—¿Qué?— dijo el chico con cierta incredulidad, a lo que Kakashi lo miró un momento.

—Lo que dijo antes Naruto no creo que se refiriera a ti, sino a él mismo; se estaba reflejando— finalizó el peliplata, a lo que Inari no supo cómo responder...

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Al día siguiente

El equipo 7, junto a Tazuna, se había levantado. Como de costumbre, la neblina cubría el entorno de la isla gracias al mar.

Kakashi finalmente estaba rehabilitado y parecía estar analizando la situación.

—¡Listos para la acción! ¿Qué haremos? —exclamó Naruto, muy emocionado. Algo le decía que sería un día intenso.

Kakashi se aclaró la garganta antes de dirigirse a Hinata.

—Hinata, antes que nada, quiero que uses tus ojos. Si mi corazonada no me falla, Gatō enviará mercenarios. Estuve pendiente todo este tiempo y, durante estos días, hemos sido observados. No se atrevieron a atacar con nosotros cerca; sin embargo, deben saber que ya me recuperé, y a estas alturas probablemente Zabuza también. Por ende, no estaré en la casa —explicó Kakashi, lo cual dejó a Naruto confundido.

—No entiendo... ¿Qué pasa con eso? —cuestionó el rubio.

—Lo más seguro es que planeen atacar hoy, que nos vamos, probablemente a la familia de Tazuna para chantajearlo. Por esa razón, quiero que Hinata escanee el área —explicó el Jōnin. La ojiperla, por su parte, había entendido, por lo que asintió con la cabeza.

—Y-ya veo, en ese caso haré mi mejor esfuerzo —contestó ella antes de activar el Byakugan, observando en todas direcciones.

Como era usual en ella, su mirada cambió tras un momento, dando a entender que había visto algo.

—A-al norte... En esa dirección vienen varios hombres. Están armados, tienen katanas; probablemente son samuráis de bajo rango —dijo ella, a lo que Kakashi suspiró.

—Bien, escuchen: Sasuke, Tazuna y yo nos dirigiremos al puente. Ustedes dos irán a por los matones de Gatō, ¿entendido? Si los atacan con una emboscada será rápido —explicó el Jōnin. Sin embargo, había algo más en su mente.

Kakashi miró en otra dirección mientras meditaba.

—Es obvio que con solo uno de ellos bastaría para acabar con los matones... Sin embargo, en caso de que las cosas se compliquen, ellos podrían hacer un plan para ayudar desde el ataque sorpresa... Hinata no puede ir sola; Naruto no es muy bueno con los planes demasiado elaborados, y Sasuke, si bien lo es, no tiene el Byakugan para analizar la situación a distancia y es el mejor peleando... Por ello, Naruto y Hinata irán... —analizó para sí el Jōnin, mientras tomaba en cuenta las posibilidades.

—¡Cuente con nosotros! —exclamó Naruto, emocionado, a lo que Kakashi le dio una sonrisa con su ojo.

Sin más, el equipo se dividió. Por su lado, Naruto siguió a Hinata para llegar lo más rápido posible a los matones, mientras que Kakashi y los otros se dirigieron al puente.

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Al llegar al puente

Lo que encontraron fue una masacre. Los trabajadores restantes de la construcción estaban gravemente heridos en el piso, y muchos de ellos muertos, ya sea por estar literalmente descuartizados o por desangrarse.

—Como lo pensé, se trata de él... —dijo Kakashi en voz alta, claramente horrorizado por la escena.

En eso, varios cúmulos de agua empiezan a emerger del suelo, tomando una forma humana.

—Cuánto tiempo, Kakashi... Por lo que veo, aún cargas con estos mocosos... Aunque solo trajiste al que tiembla —declaró la voz de Zabuza mientras los clones se terminaban de formar alrededor del equipo—. La niña del Byakugan no está aquí... Pensaba en cortarle la cabeza para llevarme sus ojos. El precio de esos ojos es ridículamente alto...

Los clones del mercenario rodeaban al equipo, a lo que Sasuke tomó un kunai. Su mano temblaba, cosa que le dio gracia a Zabuza.

—Pobre chico, sigues temblando —se mofó uno de los clones, pero Sasuke solo rió.

—¡Tiemblo de emoción! —Sin más, el Uchiha desapareció en un borrón de velocidad, y en cuestión de segundos todos los clones fueron eliminados, dejando nada más que charcos...

La desventaja de los clones de agua es que requieren una concentración constante; entre más haces, menos efectivos son... Sasuke sabía muy bien esto, por lo que no le fue difícil...

Sin embargo, el objetivo de esos clones no era realmente pelear...

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En otra parte

—¿Están lejos? —preguntó Naruto. Este saltaba entre los árboles junto a su compañera, quien mantenía su Byakugan activado.

—N-no, estamos cerca —contestó ella.

Naruto solo suspiró. Parecía pensativo, como si quisiera decir algo, pero no sabía cómo... Sin embargo, después de unos segundos, decidió simplemente decirlo.

—Oye, quería decirte algo... Pero, no te lo tomes mal —dijo el Jinchūriki, a lo que Hinata lo miró.

—Cl-claro...

—¿Por qué tartamudeas todo el tiempo? —dijo él, a lo que la Hyūga se vio tomada por sorpresa. Incluso la había hecho sentir incómoda, ya que pensaba que eso molestaba a su compañero... Ella agachó la cabeza.

Naruto notó esto rápidamente, por lo que empezó a explicar.

—No creas que quiero ofenderte. Es solo que no debes temer a lo que yo piense de lo que tú dices. Después de todo, ¿eres mi amiga o no? ¡Puedes confiar en mí! No temas a lo que piense nadie —exclamó el rubio. Hinata no pudo evitar sonrojarse un poco, ni sonreír.— Hinata, tu palabra, opinión y decisiones son importantes... No dudes de ellas. Tienes una linda voz; que nadie te silencie.

—Naruto me considera su amiga... —pensó ella con felicidad antes de contestar con alegría—. En ese caso, l-lo intentaré.

Naruto sonrió ante esto, y ambos continuaron su camino.

Tras un momento, Hinata frenó en seco, no sin antes hacerle una seña a Naruto para que hiciera lo mismo.

—Es aquí —susurró ella.

Los dos Genin estaban sobre la rama de un árbol muy alto. Debajo de ellos iba pasando el grupo de matones.

—Tenemos que tomar un rehén. Me pregunto... ¿Tendremos que llevarla consciente o inconsciente? ¿Qué dicen? —se burló uno de ellos mientras caminaba.

—Bah, no importa. Si jugamos un poco con la presa, lo único que importa es que esté viva para que el plan funcione —contestó el otro, a modo de burla, por lo que todos rieron.

—Jejeje, tienes razón.

—¡Hey, ustedes! —exclamó Naruto, arrojando shuriken a los pies de los samuráis, quienes se detuvieron.

—Vaya, qué eres tonto. No tienes puntería, mocoso, y gritando así no tomarás por sorpresa a nadie —Naruto solo rió, confundiendo así a los samuráis.

De la nada, los shuriken se transformaron en clones del rubio que derribaron a los samuráis de un puñetazo. Estos se colocaron de pie, muy enojados.

—¡Ya verás, mocoso!

Sin embargo, en un instante los matones fueron derrotados y cayeron inconscientes. Detrás de ellos estaba Hinata, quien los había golpeado en un punto vital mientras estaban distraídos...

—¡Esa fue buena! Vaya, ¿en cuánto tiempo despertarán? —preguntó Naruto, bajando del árbol con un salto.

—Golpeé sus puntos vitales. Estarán inconscientes todo el día o tal vez más... Aún así, será mejor atarlos —contestó Hinata.

—Eso mismo iba a decir. No queremos que causen problemas más tarde —dijo Naruto mientras tomaba un alambre de hilo de su riñonera.

Un rato después, los matones estaban amarrados a un árbol, y sus espadas habían sido rotas y clavadas a un árbol alejado de ellos.

—Deberíamos ir al puente. ¿Puedes ver desde aquí el puente? —preguntó Naruto, y Hinata empezó a hacer sellos manuales para activar el Byakugan.

—Puedo ver neblina... ¡E-es Zabuza, y está con el chico de la máscara! Kakashi-sensei y Sasuke están con el constructor —dijo ella, respondiendo a la pregunta.

—¡Creo que lo mejor es que nos apresuremos! —exclamó Naruto antes de tratar de correr. Sin embargo, Hinata lo tomó de su chaqueta para detenerlo.

—La situación no se ve bien; lo mejor será hacer un plan para entrar en escena —dijo ella, a lo que Naruto se vio sorprendido, pues en retrospectiva tenía razón. Por lo que se detuvo y la miró con una sonrisa.

—Bien, tú eres mejor en eso... ¿Qué se te ocurre?

Fin del Capítulo 11

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