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10 [Entrenamiento]

Los tres Genin estaban emocionados por la idea de entrenar. Ya iba siendo momento de crecer realmente como ninjas.

—¡Para mí suena bien! —exclamó Naruto sin ocultar su emoción, cuando de repente una nueva voz infantil invadió la habitación.

—Eso es tonto.

Estas palabras hicieron que todos los presentes en la sala voltearan a ver la puerta, donde estaba parado un pequeño niño. Este traía puesto un sombrero blanco con líneas azules en él, tenía los ojos y el cabello negros, y vestía un overol; debajo de este, una camiseta blanca.

—¿Y tú quién eres? —preguntó Naruto con incredulidad.

—¡Inari, estás bien! ¡Ven aquí! —exclamó Tazuna con alegría.

—Inari, saluda a estas personas; ellos salvaron a tu abuelo —dijo Tsunami a su hijo.

—¿Para qué? Ellos van a morir de todas formas —contestó cortante el niño.

—¿¡Qué dijiste!? ¡Ya verás, niño! —exclamó Naruto molesto ante el comentario.

Hinata, con suma suavidad, colocó su mano en el hombro de Naruto, y este se detuvo para devolverle la mirada.

—E-es solo un niño, Naruto... —dijo ella tratando de calmar la situación.

Naruto reflexionó un momento sobre esto y decidió quedarse en silencio, regresando a su posición anterior, aunque el comentario le había molestado.

—No tienen posibilidades contra Gatō, es muy poderoso para ustedes —dijo el chico, despreciando a los ninjas.

—Inari, ¿verdad? Solo te diré algo, ¡no conozco a ese tal Gatō, pero sé que no se compara conmigo! ¡Yo soy un superhéroe! Algún día seré el mejor ninja y seré Hokage —declaró Naruto con una gran sonrisa.

—¿Qué te crees, idiota? Los héroes no existen —respondió de forma cortante.

Naruto se enojó; sin embargo, se calló, recordando lo que dijo Hinata. Discutir con un niño no sonaba muy razonable en retrospectiva...

—Bien, ya lo verás —declaró el Jinchuriki con una sonrisa... Si las palabras no valían, entonces lo harían los hechos.

—Si no quieren morir, deberían irse —finalizó Inari antes de marcharse.

—¿A dónde vas, Inari? —preguntó Tazuna desconcertado.

—A ver el océano desde mi habitación —respondió él, subiendo las escaleras.

—Lo siento —dijo Tazuna a los ninjas.

—¡Ya verá ese niño! —declaró Naruto con su sonrisa determinada.

Sin más, Hinata se puso de pie, en silencio, y caminó tímidamente hacia la puerta. Salió de la casa, y todos los demás se quedaron en silencio.

—Necesito aire fresco —dijo Naruto antes de imitar a su compañera. Al salir, logró ver a Hinata frente a la casa, con su Byakugan activado, mirando en dirección al segundo piso.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Naruto.

—¡Eh!... Yo... emmm...

—¿Qué es lo que miras?

—Él está sufriendo... Aunque no lo demostró antes, parece ser que él, a fin de cuentas, también es una víctima de las circunstancias —respondió la Hyuga, con la mirada aún sobre el segundo piso.

—¿Qué? ¿Quién? —preguntó Naruto, para luego pensar—. No tartamudeó...

—Inari, él está llorando ahora mismo. Debe estar sufriendo —explicó Hinata mientras desactivaba el Byakugan.

—¿Por qué? —preguntó Naruto, claramente intrigado.

—N-no lo sé...

—Rayos... Ibas tan bien, ¿por qué tartamudeas?... Tu voz suena muy hermosa cuando no lo haces... —pensó Naruto, algo frustrado.

En eso, el rubio se acercó más a ella, a lo que la Hyuga no pudo evitar agachar la cabeza, tratando de ocultar su cara.

—Oye... Te quería pedir perdón; antes fui muy duro, lamento haberte gritado —dijo el rubio, algo apenado, a lo que Hinata levantó la mirada, curiosa—. Probablemente Kakashi-sensei tenía razón; nos salvaste.

La Hyuga no pudo evitar devolverle una sonrisa a Naruto mientras lo miraba a los ojos. Esta vez, fue Naruto quien se volteó en otra dirección, tratando de ocultar su sonrojo, pues no acostumbraba a pedir disculpas, le resultaba algo vergonzoso, pero no se arrepentía... Ella era importante para él, después de todo.

—D-descuida, Naruto... También te entiendo... —respondió ella, agachando su cabeza nuevamente.

Sin embargo, antes de que alguno dijera algo más, Sasuke se acercó a ellos.

—Oigan, Kakashi-sensei ha dicho que empezaremos el entrenamiento en 10 minutos —dijo sin más el Uchiha, antes de retirarse.

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Unos momentos después, Kakashi estaba reunido con los tres en el bosque.

—Bien, empezaremos su entrenamiento, pero antes hablaremos de lo básico: el chakra —empezó el Jounin, quien ahora estaba usando una muleta.

—¿Para qué hablaremos de eso? ¿No es conocimiento básico de la academia? —dijo Naruto, claramente confundido. Ante lo cual, Kakashi solo se quedó en silencio.

—Es importante entenderlo a profundidad para poder usarlo a plena capacidad —contestó Kakashi, para luego cuestionar—: Naruto, en tus palabras, ¿qué es el chakra?

—Bueno... Básicamente es la energía que usamos para los Jutsu, ¿pero por qué debemos saber del chakra? ¿Eso no se aprende con el cuerpo? —cuestionó el rubio, mientras se colocaba las manos en la nuca.

—Naruto tiene razón, nosotros ya podemos usar Jutsus, ¿qué sentido tiene saber teoría si es mejor la práctica? —agregó Sasuke, con su clásico tono de superioridad.

Kakashi se quedó en silencio antes de contestar.

—Es cierto que en un combate, la teoría bruta no parece muy útil, pero se equivocan. Si bien la teoría no es nada por sí sola, es un excelente complemento para la práctica —contestó Kakashi con simpleza, mientras señalaba a sus discípulos—. No están manejando el chakra de manera correcta. En la academia les enseñaron a canalizarlo, moldearlo a nivel básico y sus usos prácticos, pero no a profundidad. Con teoría podrán entender el chakra y comprender cómo usarlo mejor; de esta forma refinan sus habilidades. No tener teoría es como tener un cuchillo sin afilar; puede ser letal, pero no es capaz de liberar todo su potencial —finalizó el Jounin.

Los Genin se vieron incrédulos ante esta comparativa, y en retrospectiva tenía razón, pues si bien ellos tres estaban en un rango ninja, lo cual ya los hacía más fuertes que el humano promedio, eran como cuchillos; sin embargo, recordar la pelea de Zabuza y Kakashi era como ver a un par de katanas afiladas luchando; simplemente, ellos no podían compararse en este punto...

—Escuchen, este será su entrenamiento... —dijo Kakashi, interrumpiendo los pensamientos de los Genin, quienes posaron sus miradas en él.

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Mientras, en otro lado...

—Ya quítate esa estúpida máscara, ¿cuánto tiempo piensas usarla? —dijo Zabuza, quien se encontraba sentado en el suelo; hace apenas un momento había recuperado la consciencia.

—Es solo que me trae recuerdos —contestó Haku con calma, mientras se retiraba la máscara, dejando ver su rostro suave, con aspecto femenino.

El espadachín de la niebla solo suspiró mientras se arrancaba las agujas que atravesaban su cuello de lado a lado.

—¿Por qué tenías que tirármelas al cuello? —cuestionó algo molesto, a lo que Haku solo hizo una leve sonrisa.

—Es solo que no quería lastimar tu precioso cuerpo; además, en el cuello es más simple dejar en estado de muerte temporal, ya que tiene menos músculos —contestó el chico mientras lo miraba de cerca—. No te será posible moverte demasiado por al menos una semana, pero te podrás mover.

—Eres tan puro y listo; es lo que me gusta de ti, Haku —respondió Zabuza, a lo que su acompañante mantuvo la misma sonrisa y voz serena.

—Es porque soy solo un niño.

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De vuelta al bosque...

—Será... trepar árboles —dijo el Jounin, a lo que sus alumnos solo se vieron confundidos.

—No suena muy divertido... —pensó Naruto.

Sasuke se quedó sin decir nada, pero se notaba que le parecía una estupidez, pues ellos sabían saltar bastante alto y moverse entre los árboles con saltos; subir un árbol no era gran cosa. Kakashi solo rió ligeramente antes de aclarar:

—Pero, no es trepar árboles simplemente; los van a trepar sin usar las manos ni saltar.

—¡Esto suena divertido! —se dijo Naruto a sí mismo, mientras que sus dos compañeros se vieron sorprendidos.

—Bien, observen—dijo Kakashi, haciendo una señal con sus dedos. Luego, comenzó a caminar con sus muletas en dirección a un árbol. Colocó un pie sobre el tronco, y para sorpresa de todos, empezó a caminar verticalmente, desafiando la gravedad.

—¡Está trepando y sin usar las manos!—exclamó Naruto.

—Verticalmente... Había visto a algunos ninjas hacerlo, pero nunca supe cómo—agregó Hinata con incredulidad, mientras Sasuke se quedó en silencio.

—Esto es algo que podrán hacer si acumulan chakra en la parte baja de sus pies y lo hacen absorber por el tronco del árbol. Si controlan bien su chakra, podrán hacerlo sin problemas—explicó Kakashi desde lo alto del árbol.

—¿Pero cómo eso nos hace más fuertes?—preguntó Sasuke.

—A eso voy. Pongan atención. El objetivo de este entrenamiento es:

1. Enseñarles a controlar el chakra para que acumulen la cantidad apropiada en el lugar adecuado. Como dije, esto es un factor importante a la hora de realizar técnicas. Escalar árboles de esta manera requiere concentrar el chakra apropiado en sus pies. Esta es una técnica muy práctica que se enseña desde los primeros meses como Genin. Una vez que lo dominen, podrán realizar cualquier técnica con mayor eficacia y menor desgaste... eso en teoría.

2. Deben desarrollar resistencia para usar su chakra en situaciones donde estén en movimiento. Por ejemplo, un ninja en combate debe moverse constantemente. En este punto, el control del chakra se vuelve más complejo. Por esta razón, deben ganar resistencia para conseguir el control necesario de su chakra.

—Bien, pero hablando todo el día no se consigue nada—concluyó Kakashi.

El Jounin sacó tres kunai de su riñonera y los arrojó a los pies de sus alumnos.

—Con esos kunai, marquen hasta dónde pueden escalar. Al principio, no serán capaces de escalar el árbol caminando; será mejor que corran para tomar impulso—. Los Genin tomaron cada uno un kunai, y Kakashi comenzó a observar.

—¡Esto será fácil!—exclamó Naruto, preparándose para correr.

—No fanfarronees, solo intenta trepar cualquiera de estos árboles—reprochó el Jounin, a lo que Naruto rió antes de empezar a correr lo más rápido que podía. No solo él, sus compañeros también, cada uno en dirección a un árbol diferente.

—Bien, si esto se trata de concentración... Es como lo que mi papá me ha enseñado para el Jūken: ¡precisión!—pensó Hinata mientras se acercaba al árbol, empezando a cambiar su forma de respirar para concentrarse mejor.

Ella suspiró mientras expulsaba un poco de aire en forma de una pequeña nube, acumulando chakra en sus pies.

—¡Debo superar este desafío! A juzgar por todo, esta es una de las técnicas más básicas pero importantes para un ninja—pensó Sasuke, apretando su kunai y acercándose más al árbol.

Así, todos llegaron a su respectivo árbol, mientras Naruto cayó prácticamente al tratar de dar un paso para subir.

Por su parte, Sasuke trepó varios pasos antes de que una parte del tronco se rompiera, obligándolo a saltar, no sin antes dejar una marca con su kunai.

—Ya veo, si el chakra es muy fuerte, soy repelido, y si es muy débil, el tronco no lo absorbe. ¡Qué difícil!—pensó el Uchiha, apretando el kunai en su puño.

—Bien, parece que quien mejor está controlando su chakra es Hinata—declaró Kakashi, observando a la mencionada, quien ahora estaba en la copa de su árbol, aferrándose a una rama.

—Lo hice... Por un momento creí que caería, tal vez fueron los nervios—pensó la Hyūga, mirando al suelo donde estaban sus compañeros.

—¡Wow, Hinata, eso es increíble!—exclamó el rubio, interrumpiendo los pensamientos de la Hyūga, quien se sonrojó, aunque el Jinchūriki no pudo evitar pensar—. Pero da un poco de rabia, estoy muy lejos de eso...

—Tsk... Bien por ella—pensó Sasuke, apretando su kunai.

—Impresioné a Naruto—pensó ella, aún aferrada a la rama y sonriendo ante esto, pues de cierta forma se sentía bien al haberlo logrado.

—Vaya, parece que ella está más cerca de ser Hokage que alguien por ahí, y claro, el clan Uchiha no es tan bueno como pensaba—dijo Kakashi de forma sarcástica, a lo que Hinata no pudo evitar sentirse avergonzada al punto de enrojecer, mientras que sus compañeros se vieron algo molestos por la provocación.

—Y-yo no...—trató de decir ella, pero su voz baja ni siquiera era audible por la distancia.

—¡LO HARÉ! ¡PRIMERO ALCANZARÉ A SASUKE! ¡LUEGO LLEGARÉ HASTA LA CIMA!—pensó Naruto con determinación, empuñando el arma.

—Esto solo es un ridículo obstáculo, tengo metas más grandes que esto—pensó Sasuke, preparado para correr nuevamente.

—Los tres tienen mucho chakra y potencial, no me cabe duda de que pueden llegar muy lejos... No me extraña, teniendo en cuenta su linaje. Si esto funciona, les será muy beneficioso... Sobre todo a Naruto... Tiene más chakra que cualquiera de los cuatro, incluso juntos—pensó Kakashi, analizando a sus alumnos.

Mientras ellos entrenaban, Inari solo observaba desde detrás de un árbol, sin que ninguno de ellos le diera importancia...

—No saben a lo que se enfrentan, pierden su tiempo—se dijo Inari, antes de empezar a caminar en dirección contraria.

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Horas después, en otro sitio...

Zabuza estaba acostado en una cama, mientras que Haku estaba sentado a su lado.

El mercenario tenía que reponerse debido a que había sido puesto en estado de muerte temporal por Haku. Ahora, su cuerpo requería tiempo para volver a funcionar correctamente; su sistema nervioso y músculos estaban entumecidos.

En ese momento, entraron tres personas a la habitación: Gatō y sus dos guardaespaldas, quienes cargaban katanas consigo. Eran samuráis de bajo rango, unos mercenarios.

—¡Vaya! Tienes el atrevimiento de venir aquí después de haber fracasado. Si esos son los ninjas de Kirigakure, entonces son unos perdedores, ¡patéticos!—exclamó Gatō, mientras observaba al dúo. Haku se levantó sin decir nada.

—¡Ey! Sé que estás despierto, ¡no te quedes callado!—regañó el magnate, mientras se acercaba a Zabuza para intentar quitarle la sábana, pero una mano firme lo atrapó de la muñeca con mucha fuerza.

—No permitiré que pongas tus sucias manos sobre Zabuza-sama—declaró Haku tajantemente, mientras comenzaba a ejercer presión.

—¡Suéltame, me estás rompiendo la muñeca!—se quejó Gatō, adolorido.

Los samuráis, al oír esto, comenzaron a desenvainar sus espadas, pero antes de poder hacerlo, el joven ya estaba entre ellos, les había quitado sus espadas y ahora los amenazaba con ellas, apuntando directo a sus cuellos.

—Será mejor que se retiren, ¡estoy de muy mal humor!—regañó Haku, poniendo los pelos de punta a los hombres.

—¿Es un monstruo? ¿Nadie puede ser tan rápido?—pensó uno de los guardaespaldas, sintiendo cómo el filo de su propia espada le apuntaba al cuello, mientras Gatō gruñía, disgustado.

—¡LA PRÓXIMA VEZ QUE FALLEN, CONSIDÉRENSE EXPULSADOS DE AQUÍ! ¡NO LO OLVIDEN!—dicho esto, el gánster se retiró junto a sus guardaespaldas, dejando solos a los ninjas.

—Haku, no debiste intervenir—dijo el asesino, quien escondía un kunai debajo de las sábanas.

—Lo sé, pero no podemos matar a Gatō, aún. Si lo hacemos, causará mucho revuelo y perderemos el dinero. Además, bajo su sombra estamos libres de nuestros perseguidores—

—Sí, tienes razón...—dijo Zabuza, finalizando la conversación.

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De vuelta al bosque...

Naruto seguía intentando trepar sin mucho éxito, mientras que Sasuke había progresado un poco, pero no se mantenía adherido lo suficiente.

Por su parte, Kakashi y Hinata habían tomado distancia.

—Tu control de chakra es impresionante, por no decir excelente—admitió Kakashi, a lo que Hinata asintió. —Me queda claro que el control de chakra es tu punto fuerte, mejor que el de tus compañeros... Sin embargo, aún eres deficiente en tu habilidad de combate, específicamente en la fluidez y resistencia física—

Hinata se miró a sí misma por un momento, tratando de entender a qué se refería.

—Eres una Hyūga... Y tanto tu ataque como tu defensa se basan en el estilo de lucha Jūken. Te he observado usarlo... No está mal, sin embargo, noto que dudas demasiado al golpear, te limitas en cada golpe. Tu coordinación sigue un patrón lineal y no dinámico... Por lo que concluyo que no estás dominando bien tu fluidez, sin mencionar que te cansas rápido a nivel muscular —explicó Kakashi—. En ese aspecto, estoy seguro de que Naruto y Sasuke son mejores; son más ágiles, fuertes y resistentes físicamente, además de ser más dinámicos al atacar.

Hinata asintió... Era algo que su padre ya le había señalado con anterioridad, pero Kakashi, a diferencia de él, parecía estar buscando una solución.

—No sé mucho sobre tu Taijutsu Hyūga avanzado... Pero lo he observado lo suficiente y conozco bastante de su teoría. Así que te entrenaré con esa base —explicó Kakashi mientras llevaba sus manos a la riñonera.

Extrajo un pergamino, lo abrió, y convocó lo que parecían ser dos pulseras con varios kanji y cuadros: eran pesas.

—Esto es algo que analicé hace tiempo... Las tenía por si acaso. Son para ti, las usarás en los brazos —dijo Kakashi entregándoselas.

Hinata notó que eran un poco pesadas... Aunque no demasiado, probablemente limitarían sus movimientos, pero nada excesivo.

—S-si, sensei... —respondió ella antes de que Kakashi le quitara una, haciéndole una seña para que extendiera la muñeca, cosa que ella hizo.

El ninja copiador le colocó ambas pesas. Ella sentía que las manos le pesaban... Lanzar golpes con estas pesas debería ser complicado.

—Ahora, vas a entrenar tus golpes como ya sabes hacerlo. Debes acostumbrarte a usarlas; créeme, eso te ayudará bastante a mejorar tu precisión, fluidez y coordinación al momento de dejarlas... Además de mejorar tu resistencia —explicó Kakashi.

—¡S-si!—

De esta forma, la Hyūga se dirigió hasta un árbol y comenzó a lanzar sus golpes Jūken... Como era de esperarse, eran golpes mediocres, lentos y poco acertados...

—Bien, volveré más tarde para ver cómo sigues o hacer correcciones —dijo Kakashi antes de retirarse.

...

Hinata continuó practicando su Taijutsu de esta nueva forma... Era un entrenamiento básico, pero realmente nuevo para ella; en el clan Hyūga nunca lo había hecho...

Así pasaron algunas horas, con ella lanzando sus golpes...

—Sí... La concentración es la clave... Si controlo mejor mi chakra y mis músculos, mis golpes serán mejores... —pensó Hinata mientras se movía con más fluidez que antes. Cada golpe dejaba pequeñas marcas de sus dedos en el tronco, mientras trataba de controlar su respiración de forma fluida para mejorar la concentración.

Naruto, por su parte, intentó subir al árbol una vez más, cayendo en el intento y golpeándose contra el suelo.

—Maldición... No he logrado subir ni cinco pasos...—

El rubio se levantó del suelo y caminó hacia su compañera, mientras Sasuke seguía en lo suyo.

—Oye, Hinata—

Ella no le prestó atención... Estaba muy concentrada, así que el rubio insistió llamándola... Nuevamente, sin éxito...

—Bueno... A ver... —pensó antes de colocarse detrás de ella y taparle los ojos.

—¿E-eh!?...—

—¿Quién soy? —preguntó Naruto fingiendo una voz gruesa.

—¿Q-qué... pasa, Na-Naruto...? —respondió ella dejando de golpear el tronco. Se sentía nerviosa, pero con todas sus fuerzas logró mantener la compostura, volteándose para ver a su compañero.

—¿Podrías darme un consejo sobre cómo enfocar mi chakra? —dijo el rubio, algo apenado. Sin embargo, ella sonrió.

—C-claro... —dijo ella dibujando una sonrisa en su rostro, ignorando el cansancio y el peso en sus brazos.

—Solo no se lo des a Sasuke, por favor —dijo el rubio con una sonrisa maliciosa—. Ah, pero antes, ¿por qué golpeas ese árbol? ¿Es el entrenamiento de Kakashi?—

—Oh... Sí... E-es que quiero ser más fuerte... y... P-porque la verdad es q-que soy d-ébil y...— trató de explicar ella, pero su compañero rápidamente la detuvo.

—Oye, no eres débil, pudiste controlar tu chakra a la perfección. Puede que todos necesitemos entrenamiento, pero no porque seamos débiles —declaró Naruto con una sonrisa, a lo que ella agachó la cabeza.

—Y-yo... me siento débil —contestó la Hyūga con resignación en su voz.

—¿De qué hablas? Fuiste muy valiente, tanto que pudiste ponerte en medio de la patada de Zabuza sin dudarlo, además ayudaste a distraer al clon. Solo debes mejorar tu resistencia física y, tal vez, aprender a bloquear patadas en vez de recibirlas —dijo Naruto con una sonrisa, bromeando un poco, a lo que ella rió.

—Gracias, Naruto, aprecio mucho tu gesto. Bien, te daré el consejo —respondió ella.

—Milagro no tartamudeaste —pensó Naruto con una sonrisa, mientras Kakashi observaba en silencio desde la distancia.

—Vaya, sí que está madurando. Ha comprendido la importancia del compañerismo; tal vez llegue muy lejos algún día —pensó el Jōnin.

Una vez que Hinata le dio el consejo, el rubio le dedicó una sonrisa antes de correr de vuelta a su entrenamiento.

—¡Vaya! ¡Gracias, Hinata, lo tendré en cuenta!—

—No fue nada, Naruto. Tú sí sabes darme valor; yo soy quien debería agradecerte —pensó ella mientras asentía con la cabeza.

Hinata asintió con una sonrisa antes de regresar a lo suyo, mirando cómo sus dedos sangraban.

—Tienen razón... Mi resistencia física no es muy buena... El clan Hyūga se especializa más en la técnica que en la fuerza... Pero, como dijo Kakashi-sensei, la sola teoría o la sola habilidad por sí mismas no son más que un cuchillo sin filo... Así mismo, las técnicas y la fuerza juntas pueden formar algo más poderoso... —analizó ella mientras observaba las pesas en sus muñecas y apretaba su puño.

Por su parte, Sasuke había observado en silencio todo lo ocurrido, por lo que solo gruñó.

—No los necesito, subiré este árbol y controlaré mi chakra... Soy un Uchiha, no puedo perder. Esto es un desafío y, si lo logro, algún día podré alcanzarlo a él... —se dijo a sí mismo antes de continuar con el entrenamiento.

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Al día siguiente

Era casi mediodía, y Hinata se encontraba en el puente vigilando al constructor.

—Oye, ¿dónde están tus compañeros? —preguntó Tazuna, a lo que la ojiperla pensó un momento antes de contestar.

—E-ellos están entrenando—

—¿Y tú no tienes que hacerlo? —cuestionó el constructor.

—N-no... Yo... Kakashi me dijo que lo protegiera... M-mientras descanso el c-cuerpo... Dijo que Gatō podría enviar más mercenarios... —contestó ella.

—Ya veo, pero ¿por qué solo tú? ¿Y si aparece otro tipo como Zabuza?—

—B-bueno... Kakashi-sensei dijo q-que... —antes de que ella dijera algo más, un obrero se acercó a ellos.

—Señor Tazuna, tengo que hablar con usted—

—¿Sí?—

—Señor, he estado pensando mucho en esto y... ¿puedo dejar de trabajar en el puente? —dijo el hombre, claramente cabizbajo.

—¿¡Qué!? ¿¡Tú también!? —exclamó el constructor, algo decepcionado.

—Señor, ¿no deberíamos detenernos por nuestro bien? —dijo el hombre, claramente temeroso.

—No, no puedo hacer tal cosa. ¡El puente es por el bien de todos! No solo el nuestro—

Hinata solo podía observar la discusión en silencio, mientras varios pensamientos la invadían.

—Es cierto que Gatō podría tener otros mercenarios como Zabuza... Pero, Kakashi-sensei dijo que, de ser así, este habría llegado lo más rápido posible para aprovechar la situación... Sin embargo, no ha aparecido nadie... Por lo que si envían mercenarios, muy probablemente no se trate de ninjas, por lo que es algo que en teoría puedo manejar... —pensó para sí la ojiperla mientras observaba la discusión, en la cual claramente no tenía lugar.

—Señor Tazuna, nada tendría sentido si lo matan, además arriesgo mi vida solo estando aquí —dijo el obrero, a lo que Tazuna finalmente suspiró antes de mirar al cielo.

—Ya es mediodía, hay que almorzar. No tienes que volver mañana —finalizó el viejo, a lo que el obrero se retiró, aunque no se notaba exactamente feliz de haberlo hecho

—Si esto es tan peligroso... ¿por que estara tan decidido a terminarlo? Es por un bien mayor... pero debe haber algo mas... o no?— Pensó Hinata para si, pues al parecer Tazuna no se detendría apesar de que su vida corría peligro, pero lo más llamativo era que trabajaba cada vez más solo, haciendo que está mega obra fuera más y más complicada.

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Unas horas más tarde, el viejo se había ido al pueblo junto a su escolta, quien lo seguía en silencio.

—Debo comprar algunas cosas para la cena, sígueme—ordenó Tazuna mientras caminaba entre la multitud.

—S-sí—

En las calles del pueblo, solo se podía ver mucha pobreza: mendigos, gente durmiendo en el suelo y en callejones, personas desempleadas, ladrones; e incluso a la entrada de la tienda, se veía a un niño sentado en el suelo, hambriento y sucio.

Sin duda, esta era una visión nueva para la ojiperla, quien toda su vida había estado en Konoha, bajo el ala del clan Hyūga, uno de los clanes más ricos y prestigiosos. Aunque había visto pobreza antes, esto simplemente excedía cualquier cosa que pudiera imaginar que existiera...

A diferencia de otras veces, esta vez no tenía un escolta encima que la hiciera sentirse observada desde abajo...

—T-ten...—dijo suavemente la Hyūga mientras extendía su mano con algunas monedas al pequeño, quien le devolvió una mirada inocente, con lágrimas en los ojos, cruzando su mirada con aquellos ojos perlados que, de alguna forma, le inspiraban confianza a pesar de su rareza...

—¿P-para mí?—

—S-sí, son para ti—respondió ella dibujando una sonrisa en su rostro, intentando darle confianza al niño.

El niño, agradecido, recibió el dinero y se retiró con lágrimas de felicidad y una gran sonrisa.

—¡M-muchas gracias, señorita! ¡Usted es un ángel!—

—Vaya, eres tan amable como aparentas. Supongo que tus padres te educaron muy bien—dijo Tazuna al ver la acción de la ojiperla, quien al oír eso, agachó la cabeza casi de forma instintiva.

Su padre y abuelo eran muy clasistas y secos con la gente... La mayor amabilidad que aprendió fue de su madre fallecida y de Kurenai.

—Oh, lo siento...—se disculpó el anciano, notando que había tocado un nervio.

—N-no es nada—respondió ella, tratando de dibujar una sonrisa en su rostro y levantar la cabeza.

Después de un momento, ambos entraron a la tienda. Esta se veía empobrecida; los productos eran pequeños, viejos y escasos, lo que dejó nuevamente a la ojiperla sorprendida.

Ver este pueblo era casi un golpe de realidad para ella, quien se había quedado en silencio esperando a Tazuna mientras lo vigilaba.

De la nada, un ladrón intentó tomar la bolsa que llevaba, pero Hinata lo notó al instante y rápidamente alejó la bolsa mientras lo miraba fijamente.

—S-señor... por favor, apártese...—

—Vamos, chiquilla, entrégalo, ¿o prefieres tu vida?—dijo el hombre con un arma blanca en mano. —Tan frágil esta niña, jaja—

—No es necesario que robe, p-puedo darle algo...—

—¡No me vengas con eso! Es mejor que me lo lleve todo, no seas obstinada—exclamó el hombre, haciendo que tanto Tazuna como el dueño de la tienda se voltearan a verlos.

—L-lo siento, pero no puedo permitírselo—contestó ella mientras usaba sellos manuales para activar su Byakugan, de modo que, si algo sucediera, pudiera acertar un golpe en el lugar adecuado para dejarlo inconsciente.

Sin embargo, esos ojos eran algo que ninguno de esos ciudadanos había visto o imaginado alguna vez en su vida. El ladrón, sin más, salió huyendo despavorido.

—¡Monstruo! ¡Un monstruo! ¡Ayuda!—

La chica solo lo vio huir mientras desactivaba sus ojos para luego agachar la cabeza. Aunque ya estaba acostumbrada a oír eso en Konoha, era horrible sentir que en todas partes iba a ser igual.

—No dejes que eso te ofenda, esos ojos son impresionantes. Es normal que se asusten, nunca nadie aquí ha visto algo así—dijo Tazuna, tratando de animarla.

—L-lo sé...—contestó ella, tratando de sonar alegre, pero en el fondo pensaba: —Es solo que... es triste volver a escuchar eso...—

—Bien, vámonos, ya tengo lo que necesito—dijo Tazuna. La Hyūga asintió y ambos empezaron a caminar hacia las afueras del pueblo.

En el camino, Hinata no pudo evitar que su amabilidad la dominara, pues estuvo dando un poco de dinero a las personas mendigas, sobre todo a los niños. Y aunque Tazuna le decía que debería ahorrar, terminó por gastar todo el dinero que traía con ella.

—Ha sido así desde que llegó Gatō; todas las personas han perdido la esperanza. Por eso tengo que terminar el puente. Si lo logro, todo volverá a ser como antes. Ese puente es un símbolo de coraje y valentía—declaró Tazuna, refiriéndose a aquel devastado pueblo, a lo que Hinata se vio sorprendida.

—¡Si quiero ayudar, debo ser más fuerte!—pensó ella con determinación. —Usted también es valiente por seguir en la construcción, aun sabiendo lo peligroso que es...—

—Tal vez tengas razón, pero el valor no te hace inmortal—respondió Tazuna, a lo que la Hyūga solo se quedó en silencio, analizando aquellas palabras y lo trágicas que en realidad eran.

Hinata, al llegar a la casa del constructor, se retiró rápidamente al bosque para entrenar. Haber visto aquel panorama le había hecho entender muchas cosas, y si realmente quería ayudar a esas personas, su fuerza era necesaria. Ahora, ella, al igual que sus compañeros, estaba en una posición en la que podrían ayudar al cambio.

—¿Qué le habrá pasado?—preguntó Tazuna en voz alta, al notar cómo la Hyūga se había retirado sin siquiera decir una palabra.

—Parece que quiere ser más fuerte—respondió Kakashi. —Aunque, todo indica que no es solo por ella misma...—

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En el bosque:

—¡Rayos!—se quejó Naruto al caer una vez más. —¡Sasuke cada vez está más alto!—

—¡Se me está acercando cada vez más!—pensó Sasuke, algo frustrado al ver el progreso de Naruto.

—¡Debo dejar de pensar en Sasuke! ¡No me estoy concentrando!—se dijo a sí mismo el Jinchūriki, antes de notar cómo alguien llegaba al lugar. Por lo que saludó con una sonrisa: —¡Hola, Hinata!—

—Eh... Ho-hola... Naruto—respondió ella, devolviendo la sonrisa.

—Bien... debo concentrarme. Hinata dijo: "Debes estar relajado. El chakra va con el espíritu; si estás tenso o algo, será difícil." Mmm, bien, concéntrate...—se dijo el rubio, antes de volver a fijar su mirada en el árbol.

—Naruto ha progresado... Las marcas de su árbol indican que ha subido más desde la última vez que lo vi. Está muy cerca de Sasuke—observó la Hyūga con cierta admiración.

—¡Bien! ¡Aquí voy!—exclamó mentalmente el Jinchūriki antes de correr lo más rápido que podía.

Con la mente en blanco, manteniendo su respiración de forma sincrónica y sin tensar los músculos, Naruto comenzó a correr verticalmente, subiendo esta vez un poco más que Sasuke, antes de volver a hacer una marca y luego saltar al suelo.

—¡Rayos! ¡Es difícil concentrarse! Bueno, al menos mejoré—pensó el rubio, volviendo a acomodar el kunai en su mano.

Sasuke miró esto con intriga, luego observó a Hinata, quien se encontraba golpeando un árbol.

El Uchiha, sin decir nada, se acercó a su compañera. Tal era su silencio y tal era la concentración de la chica, que ni siquiera se percató de que Sasuke se acercaba.

—Oye, Hinata—empezó Sasuke, quien, aunque no lo mostrara, estaba algo apenado. Sin embargo, la Hyūga siguió sin notar su presencia...

—Oye, te estoy hablando—insistió, pero Hinata estaba enfocada; sus ojos estaban fijos en el árbol, mientras se concentraba en respirar, y cada golpe era enviado con más fuerza. —Bien, si así quiere jugar...—

El Uchiha intentó frenar uno de los golpes, colocando su mano en medio para atrapar las de ella. Al notarlo, Hinata frenó su siguiente golpe en seco, a unos centímetros de la mano de su compañero.

—¿Eh? ¿S-Sasuke?—dijo ella, algo apenada al no haberlo notado llegar.

—Sentí una ráfaga extraña en ese golpe. Siento un leve calor en la palma de mi mano... ¿Qué tipo de ataque es ese? Debe estar usando chakra—analizó Sasuke antes de retirar su mano.

—¿Q-qué pasa?... N-no hagas eso de nuevo... N-no quiero lastimarte...—comentó ella con cierta pena mientras comenzaba a jugar con sus dedos.

—¿¡Eh!? Oye, Sasuke, ¡no la molestes, baboso!— Exclamó Naruto al percatarse de lo sucedido

—¡Cállate, Naruto! ¡A ti nadie te está hablando!— exclamó Sasuke antes de volverse hacia la Hyuga, quien ahora lo observaba con una clara mirada de curiosidad.

Para el Uchiha, los ojos de su compañera eran extraños, pero no porque fueran un dōjutsu o porque fueran perlados, sino por la forma en que lo miraba. De hecho, en ese momento, esa mirada lo hacía sentir incómodo. Era una mirada algo inocente, pero al mismo tiempo, llena de curiosidad, y estaban a solo unos centímetros de distancia...

Era incómodo, porque parecía que ella siempre sentía compasión y lástima, lo que lo hacía sentirse extraño.

—Ehm, tú podrías...— comenzó Sasuke. Lo que iba a decir prácticamente rompía su orgullo, y ante esa mirada se sentía aún peor, por lo que se quedó un momento en silencio.

—¿Eh?— Hinata miró con intriga a su compañero, mientras este parecía meditar sus palabras. —No es habitual que me hable... ¿Habrá pasado algo?—

—Podrías... ¿darme el consejo que le diste a Naruto?... Por favor— dijo Sasuke, tratando de mantener el contacto visual con aquella mirada, mientras pensaba: —Esto es vergonzoso y humillante...—

Al instante, Hinata se puso bastante nerviosa, incluso se sonrojó de la vergüenza mientras bajaba la mirada.

—Y-yo... Este... N-no te gustará lo que te diré, e-es que...— balbuceó, agachando más la cabeza, y murmurando algo que no se entendió.

—¿Qué cosa? Dímelo— respondió Sasuke acercándose un poco más y colocando sus manos en los hombros de la ojiperla, quien una vez más se sintió muy apenada y agachó aún más la cabeza.

—L-le prometí a Na-Naruto... que no te lo diría— respondió ella mientras se ponía tan roja como un tomate, sintiendo cómo su corazón se aceleraba, muy avergonzada.

Por su lado, Sasuke solo rodó los ojos, mientras sentía cómo una vena se hinchaba en su frente. Haber roto su orgullo había sido en vano.

—¡Demonios!— maldijo el Uchiha mentalmente.

—Bien hecho, Hinata. Esa cara de Sasuke nunca la olvidaré, jejeje, ¡no tiene precio!— se burló Naruto mentalmente.

—L-lo siento, p-pero creo que puedo decirte algo— dijo Hinata, con la cabeza agachada y con cierta culpa por no haber ayudado a su compañero.

—¿Qué cosa?...— Sasuke se acercó nuevamente, intentando dejar a un lado su rabia.

Hinata se acercó a su oído suavemente, con algo de pena, para susurrarle, mientras Naruto ponía una mirada de mil yardas... ¿Qué le diría ahora?

—S-solo mantén la mente en blanco— dijo ella en voz muy baja. Técnicamente, no estaba diciendo exactamente lo que le dijo a Naruto, y se sentiría horrible si despreciaba el valor de Sasuke por romper su orgullo.

Sasuke suspiró antes de asentir con la cabeza.

—Como sea, gracias— contestó Sasuke con simplicidad antes de alejarse.

__________________________________

Ya había caído la noche, era la hora de la cena.

Naruto y Sasuke iniciaron una feroz competencia entre ellos, comían y comían, y una vez que terminaban, pedían más y más, solo para acabar vomitando.

—¡Quiero más!— exclamaron ambos, antes de lanzarse una mirada de rivalidad el uno al otro, para luego vomitar de nuevo.

—C-chicos... esto no es bueno para ustedes...— dijo Hinata, tratando de calmar la situación, pero con una mirada de tristeza. —Además... No es bueno desperdiciar la comida así, y menos con la pobreza de estas tierras...—

—¡Necesito energía!— exclamó Sasuke.

—¡Sí! ¡Tenemos que hacernos fuertes sin importar qué!— agregó Naruto.

—Pero devolver es malo, además Hinata tiene razón, la situación actual no es para tirar la comida de esa forma— dijo Kakashi a modo de regaño, a lo que ambos suspiraron antes de mirar en otras direcciones.

Hinata suspiró, algo molesta por la situación. Sabiendo de la pobreza en el pueblo, no le gustaba ver a sus compañeros actuando así, aunque no los culpaba. Comenzó a pasear su mirada por las paredes de la casa.

La mirada de la joven terminó posándose sobre un cuadro en la pared, donde se veía a Tsunami e Inari, pero notó que estaba rasgado.

—Hay un espacio vacío... ¿Será que el pedazo arrancado es el que tiene Inari?— pensó la Hyuga, recordando cómo había visto a Inari llorando, por lo que solo se quedó callada. —No creo que sea prudente preguntarlo...—

Sin embargo, su mirada no pasó desapercibida para alguien más.

—¡¿Qué estás mirando?! ¡Te hablo a ti, la de los ojos raros!— exclamó Inari, claramente molesto, sacando a la Hyuga de sus pensamientos.

—Y-yo... Este...—

—¡¿Tú qué?! ¡No es nada que te importe, rara de mierda!— exclamó el niño, exasperado por la timidez de la kunoichi. Cada vez que hablaba, era lo mismo; su tartamudez lo irritaba. Naruto se puso de pie, enojado.

—¿Quién te crees para hablarle así? No te está haciendo nada, ¡mejor cálmate, niño tarado!— regañó el Jinchuriki mientras pensaba con rabia: —¡¿Qué se cree este niño?!—

—N-no importa— dijo Hinata, tratando de calmar la situación, a lo que Inari solo se levantó y salió sin mirar a nadie.

—¡Inari! ¡Espera!— exclamó Tsunami, pero el niño no se detuvo.

—Lo siento, no siempre fue así. Él está lastimado— comentó Tazuna con algo de lástima.

—¿T-tiene algo que ver con la persona de la foto?...— comentó Hinata con la cabeza agachada.

—Eso es correcto— respondió Tazuna.

—¿Quién era esa persona? ¿Y por qué su foto está arrancada de esa imagen?— preguntó Naruto, volviendo a sentarse, a lo que tanto Tazuna como su hija se mostraron algo tristes.

—Era mi esposo...— contestó Tsunami, sin moverse de su lugar, dejando ver el dolor en sus palabras.

—Él fue el hombre que alguna vez fue llamado héroe en estas tierras...— agregó Tazuna con cierto dolor en su voz.

—¿Héroe?— dijo Naruto con curiosidad.

—Era un hombre muy valiente. No era el verdadero padre de Inari, pero se querían tanto que, para Inari, era como el padre que nunca tuvo...— explicó Tazuna, mientras miraba al techo y luego a los ninjas. —La primera vez que se vieron, este héroe salvó a Inari de morir ahogado en un incidente, e incluso lo cuidó después de eso—

Nadie dijo nada; simplemente hubo un pequeño silencio antes de que el constructor continuara con su relato.

—Le enseñó a Inari el valor, le enseñó que debía luchar por lo que ama y le importa, aunque tuviera que arriesgar su vida. Ese hombre era muy valiente y de fuertes ideales. Su nombre era Kaiza. Ellos se apegaron tanto que, con el tiempo, él se hizo parte de la familia... Kaiza era el hombre más valiente de esta ciudad, siempre decidido a ayudar a todos, aun arriesgándose. En más de una ocasión demostró su valor con sus acciones, tanto que toda la ciudad lo nombró como un héroe, pero...—

Al llegar a ese "pero", el constructor bajó la cabeza y suspiró. Sasuke y Kakashi ya sabían lo que venía; Hinata lo sospechaba, pero Naruto se vio impaciente ante ese "pero".

—¡¿Pero qué?!— exclamó el rubio, esperando a que el anciano continuara.

—El día que Gatō llegó y se apoderó de esta ciudad...— Tazuna trató de continuar, pero le era difícil.

—Ocurrió un incidente. ¿Qué ocurrió exactamente?— cuestionó Kakashi, mientras se hacía una idea de lo que pasó.

—En frente de todo el mundo, Kaiza fue... Fue ejecutado por Gatō, delante incluso de los niños y mujeres... No sin antes cortarle los brazos con los que estaba dispuesto a proteger a todos...—

Estas palabras dejaron fríos a los oyentes de la historia, pues era macabro.

—Pobre Inari...— pensó Hinata con pesar.

—desde ese día algo cambio dentro de Inari, algo se quebro, todos perdieron el valor, y no solo el valor, la esperanza, todo se vino abajo— prosiguio el viejo, a lo que nadie dijo nada mas.

En ese momento, Naruto se levantó de la mesa con frialdad, sin embargo, cayó al piso tras dar un paso debido al agotamiento. Su compañera rápidamente se levantó para ayudarlo a levantarse.

—Naruto...—

—Será mejor que descanses por hoy, ya usaste mucho chakra. No más entrenamiento por hoy— dijo Kakashi, mientras el rubio se terminaba de poner de pie.

—¡Se lo voy a demostrar!... Le demostraré que los héroes existen— exclamó Naruto con una mirada de determinación, fijando su vista en los presentes.

Ante esta iniciativa, Hinata no pudo evitar sonreír, sintiendo una profunda admiración por su compañero.

—Te sigo— dijo ella, a lo que él la miró con intriga antes de dedicarle una sonrisa.

—¡Esa es la actitud, Hinata!— exclamó Naruto antes de tomarla de la mano y comenzar a correr hacia el bosque junto a ella. Mientras corrían, pensaba para sí mismo: "Veo que poco a poco va mejorando su confianza."

Aunque Naruto no lo había notado, Hinata se había puesto bastante roja al ser tomada de la mano, pero el frío de la noche la ayudó a calmarse rápidamente. Así, ambos se perdieron de vista de los demás.

—Qué idiotas... si no descansan, se van a fatigar— pensó Sasuke mientras apoyaba los codos sobre la mesa. —Parte de entrenar es descansar...—

—Vaya, veo que ambos están creciendo muy rápido... Si no descansan, se van a fatigar, pero creo que es una buena oportunidad para ellos— reflexionó Kakashi, sonriendo con su ojo antes de mirar al techo.

El peliplata no pudo evitar pensar en Kurenai en ese momento, llevándose la mano al mentón, considerando lo que estaba ocurriendo.

—Creo que la idea de reemplazar a Sakura fue mejor de lo que esperaba. Esos dos son una buena influencia el uno para el otro... Sin embargo, aunque Sasuke ha madurado mucho para su carácter, no es tan evidente como en sus compañeros. Tal vez necesita pasar más tiempo con ellos...— analizó el Jounin, con una mano en el mentón.

—¿Es bueno dejar a esos dos solos en el bosque?— preguntó Tsunami, algo preocupada.

—Descuida, aún son muy jóvenes, además de resistentes... No les pasará nada— respondió Kakashi, a lo que Tsunami solo levantó una ceja ante la respuesta del Jounin.

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En el bosque

El rubio y la ojiperla finalmente llegaron al lugar de entrenamiento, donde Naruto se preparaba para continuar.

—Naruto, creo que sé cómo ayudarte a trepar el árbol— dijo Hinata con una sonrisa, a lo que Naruto le devolvió una mirada intrigada.

—¿En serio? ¡Creo que podemos ayudarnos mutuamente!— exclamó el rubio emocionado.

—B-bien, aquí voy— dijo ella, comenzando a ejecutar sellos manuales.

—Tenías que tartamudear... Pero bueno, vas mejorando— pensó Naruto.

—¡Byakugan!— Los ojos de la joven tomaron aquella apariencia agrietada, con venas en el contorno, lo que despertó la curiosidad del rubio.

—¿Para qué lo usarás?— cuestionó Naruto, mientras ella comenzaba a escanearlo con la mirada.

—Ya verás... Acumula tu chakra y... yo te indicaré cuál es el punto que debes mantener... E-eso debería ayudar— explicó Hinata.

—¡Bien! ¿Es que tu Byakugan puede ver el chakra?— preguntó Naruto con fascinación, ya que cada vez que aprendía algo nuevo sobre aquellos ojos, le parecía realmente sorprendente.

—S-sí— respondió la chica, jugando con sus dedos, lo que provocó una sonrisa en Naruto.

—¡Fantástico!—

Así, Naruto comenzó a acumular chakra en sus pies. Después de algunos segundos, Hinata lo detuvo.

—Mantén esa cantidad... Recuerda, después no te la diré y deberás recordarla mecánicamente. Solo te diré si fue demasiado o muy poco... Como dices tú, tu cuerpo debe aprenderlo— explicó Hinata, a lo que Naruto asintió con una sonrisa.

—¡Bien!— dijo antes de prepararse para correr, mientras pensaba: "Es agradable cuando hablas sin tartamudear."

Sin más, Naruto comenzó a correr lo más rápido que podía. Tras subir varios metros, terminó cayendo, aunque no sin dejar una marca.

—Le bajaste un poco y te despegaste— analizó Hinata.

—¡De nuevo!— exclamó Naruto, con más determinación.

Así estuvieron intentando durante algunas horas, mientras Hinata le señalaba los errores que cometía, hasta que finalmente Naruto pudo sostenerse por bastante tiempo sin necesidad de correr.

—¡Lo logré!— celebró Naruto desde lo alto del árbol, mientras Hinata lo miraba, sintiéndose feliz por él. —Si aprendo a mantenerme en esta cantidad, podré hacerlo sin ayuda...—

—B... bien hecho...— dijo Hinata mientras desactivaba su Byakugan y sonreía por el avance de su compañero.

En ese momento, Naruto cayó inconsciente desde lo alto del árbol, debido a la fatiga, comenzando a caer en picada. Hinata, al notar esto, rápidamente saltó entre los árboles, atrapando a su compañero en el aire y llevándolo al suelo.

—Yo también estoy agotada, lo mejor será descansar...— dijo Hinata antes de bostezar y colocar a su amigo en el suelo.

—Perdón, perdí la consciencia un segundo, gracias por eso...— dijo Naruto, apenas consciente.

—No hay problema... Mañana lo intentas de nuevo, pero sin ayuda. Solo recuerda la cantidad que usaste...— La Hyuga se detuvo al notar algo importante. —Se durmió... jeje. No puedo llevarlo a la casa del señor Tazuna, estoy muy cansada para cargarlo, y no puedo dejarlo solo aquí. Lo mejor será quedarme aquí con él...—

Hinata acomodó a Naruto y lo recostó junto a un árbol. De un pequeño pergamino de su riñonera, extrajo una sábana de las que usaban para acampar, para que así conservara calor y no se enfermara tan fácilmente.

—Se ve tan lindo cuando duerme... Sí que te esfuerzas... Por eso, cada vez te admiro más— pensó Hinata mientras observaba a su inconsciente compañero.

Ella se quedó despierta entrenando un poco más. Un tiempo después, también terminó quedando inconsciente, recostada junto al árbol donde estaba practicando. Estaba agotada, había estado usando su Byakugan durante bastante tiempo.

Así, ambos genin terminaron descansando bajo la fría y oscura noche, abrigados por el aire nocturno del bosque y la tenue luz de la luna y las estrellas, que brillaban de forma especialmente resplandeciente aquella noche.

Fin del capítulo 10.

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