Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9: ¿Dónde está la señorita Pérez?

Cleo.

Cepille mi cabello distraídamente mientras pensaba en la señorita Pérez, no me había contestado ninguna llamada o mensaje, estaba empezando a preocuparme su evidente desaparición.

Llame a su casa, con la esperanza de que su hermana me contestara, pero no hubo respuesta, eso lo comprendía, era la señorita Pérez quien se encargaba de contestar los teléfonos.

Baje a la cocina para ver si alguien ya había llegado, la casa seguía igual de solitaria y oscura, delante de la puerta había una hoja tirada en el piso, la levante pensando que era basura pero al tirarla vi unas letras en rojo.

¿Por qué no vas al sótano?

Karma.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Deje la nota en la basura y corrí a mi habitación, la cerré con seguro y con las manos tembloroso, la respiración agitada y un terrible miedo llame a mi hermano.

—¿Hola?

—Adrien ¿Dónde... dónde estás?

—Cleo ¿Estas bien? Suenas muy agitada.

—¿Por qué nadie ha llegado a casa?

—Estamos trabajando, los señores Suzuki nos hicieron trabajar más tarde por esta ocasión y los abuelos están aquí con nosotros, te iba a mandar un mensaje para que vinieras pero creí que no ibas a querer.

Tome dos respiraciones profundas.

—¿Por qué hicieron eso?

—¿Qué cosa?

—Me dejaron sola —le dije, no pude más y comencé a llorar.

—Cleo siempre te quedas sola.

—Pero ¿Por qué hoy?

—Cleo ¿Qué pasa? Me gustaría ir a casa pero no puedo irme de aquí.

Arrugue la nariz y limpie mis lágrimas.

—Está bien, adiós.

Colgué antes de que me respondiera. Siempre había sido una persona valiente y esta no sería la excepción. Fui a la habitación de mis padres, busqué en el closet una caja de metal que había visto en mi infancia algunas veces, saque el arma que resguardaba y la apreté entre mis manos. Salí de la habitación, las manos me temblaban, tenía miedo, la pistola no me daba seguridad.

Había entrado unas cuantas veces al sótano, entre mi familia era conocida como la bodega ya que ahí guardaban archivos importantes, un sonido molesto al abrir la puerta me puso los pelos de punta, abajo estaba totalmente oscuro, la lámpara del celular no alcanzaba a alumbrar todo y el interruptor de la luz estaba hasta abajo, es por eso que todos bajaban de día para evitar accidentes, alumbre los escalones, tenían tanto polvo que estando en otro escenario me hubiera puesto a limpiarlos, alumbre la pared para encontrar el interruptor, me desespere al no poder encontrarlo pero entonces recordé que estaba del otro lado.

Esta es una mala idea Cleo, debiste llamar a la policía.

Encendí las luces y lo primero que vi fue un montón de cajas amontonadas, visualice todo el sótano pero no había nada extraño, un sollozo salió de mis labios, baje un escalón más y pude visualizar que había otra parte, algo que no recordaba, me adentre pegada a la pared mientras trataba de ver que había en el otro extremo, me aterraba mirar arriba y descubrir a alguien en la puerta o que se cerrara de la nada.

Tape mi boca para no gritar al ver que había una mujer a espaldas de mí sentada en una silla, su cabello largo y claro casi tocaba el piso, sus brazos estaban a los costados sin moverse, su cabeza estaba ladeada y su ropa era un vestido blanco de tirantes, por un momento pensé que era una muñeca... o la señorita Pérez.

Tranquila Cleo, la señorita Pérez no tiene el cabello tan largo y claro.

—¿Hola?

Ella no respondió, trague en seco, tenía miedo de mirar atrás y que alguien estuviera ahí, porque en verdad sentía a alguien detrás de mí, sentía que no estaba sola en esta casa.

Me acerque hasta quedar a centímetros de ella.

—¿Hola? —repetí, toque su hombro pero quite mi mano rápidamente al sentir su fría piel fue ahí cuando note la falta de color en su piel.

Grite aterrada y subí corriendo las escaleras, me tropecé y caí de nuevo abajo, me raspe las rodillas, volví a subir atravesando toda la casa y salí corriendo de ahí con lágrimas en los ojos mi cerebro no procesaba todo lo que acababa de pasar y solo me quedaba salir corriendo, me detuve en un árbol y vomite cayendo de rodillas las cuales me sangraban, toque mi pecho tratando de controlar mi respiración pero fue un fracaso no podía respirar sentía que mi mente se estaba destruyendo, mi visión estaba nublada al igual que mi mente, tome mi celular pero resbalo de mis manos y cayó en el vómito, abrace el árbol y llore creyendo que el lloraría conmigo.

Unos minutos después, cuando logre tranquilizarme, tome mi teléfono limpiándolo con el pasto y llame a la policía, ellos dijeron que mantuviera la calma y no colgara, rastrearon mi ubicación, porque no tenía ni la menos idea de donde estaba. Los espere hasta que llegaron a donde yo estaba, que al parecer era demasiado lejos de mi casa, había corrido tan desesperadamente que ni siquiera sabía dónde estaba.

Un oficial bajo de su auto y me subió cargándome. El pequeño techo, el pequeño espacio y la oscuridad que emanaba me hicieron cerrar los ojos con fuerza y temor. También había una ambulancia, fuimos de nuevo a mi casa, en el camino revise mi celular, tenia mensajes de mi familia preguntando donde estaba; al parecer ya habían llegado, vaya que no se esperaban lo que estaba por pasar.

El oficial se bajó y hablo con mi familia acerca de lo sucedido, yo me mantuve muy ajena a todo eso, aún seguía paralizada, miraba mi celular apagado sin ninguna emoción tratando de distraer mi mente. Pude ver como sacaban una bolsa negra encima de una camilla, me obligue a apartar la mirada con los ojos llenos de lágrimas, esto siempre pasaba en las películas, pero nunca pensé verlo en la vida real.

Todos pasamos la noche en la estación de policía. Mis padres hablaron varias veces con los policías exigiéndoles información pero nadie hablaba.

—Todo estará bien —me animo Adrien, abrazándome.

Solté aire, llevaba conteniéndolo por demasiados segundos.

—Mira el lado bueno, mañana no iras a clases.

Intente sonreír pero no podía.

—Mañana quiero ir a la escuela —le dije —, me sentiré mejor si voy a la escuela.

Adrien me miro confundido, él sabía que yo no era muy fanática de la escuela.

—Es una larga historia pero ahora tengo una buena razón para ir y no son los chismes.

—¿Y cuál es?

Atrapar a Karma.

—Estudiar —mentí —, quiero ser algo importante en la vida.

Adrien sonrió.

—Eso me parece excelente, sé que serás algo mejor que un mesero.

Ladee la cabeza.

—No, ser mesero es un trabajo muy digno.

Adrien no dijo nada ante mi comentario.

—Señores Rose —dijo un oficial entrando en el cuarto en el que nos tenían —, me temo que no podrán volver a su casa.

Mis padres se miraron entre sí, mis abuelos estaban dormidos en las sillas y Adrien solo bajo la mirada.

—¡Es nuestra casa! —Exclamo mi madre —, somos los dueños, seguro esto fue obra de los Suzuki.

—Cálmate Alexa —le dijo mi padre —, ellos no se atreverían a tanto.

Mi madre no se veía tan convencida de eso.

—¿Dónde viviremos Noah? —Le pregunto a mi padre — ¿En la calle?

Los mire discutir por un rato, el policía se veía muy incómodo al igual que mi hermano y yo.

—Pero ¿Por qué no podemos volver? —pregunto mi madre de nuevo.

—Porque la casa es la escena de un crimen, por lo que está siendo investigada, les informaremos cuando ya puedan volver.

—No sé si quiera volver a esa casa —dijo mi padre —, había un cadáver, el gobierno nos debería de dar otra o los Suzuki, es lo mismo.

—Nadie nos va a dar una nueva casa.

Mi hermano y yo nos miramos, alce la mano para captar la atención de mis padres y el policía.

—¿De quién era el cuerpo? —pregunte, hubo un momento de silencio y Adrien negó con la cabeza.

—No necesitas saberlo —me susurro Adrien.

—El cuerpo era de una mujer de 32 años llamada Alejandra Pérez Núñez.

Un escalofrió recorrió mi estómago dándome ganas de vomitar, las lágrimas no tardaron en salir, sentía como si estuviesen revolviendo mi estómago como una pasta, Adrien toco mi hombro sin saber que me pasaba.

Mis labios comenzaron a temblar, cubrí mi cara con ambas manos y la baje hasta mis rodillas, en esos instantes es como si todo fuera en cámara lenta hasta que de la nada todo volvió a su curso original.

—No, la señorita Pérez no —dije entre lágrimas. Alce la cabeza cuando el aire fue insuficiente.

—Lo siento mucho —menciono el policía y luego de inclinar su cabeza se fue de la habitación.

—¿La conocías Cleo? —me pregunto mi padre con la mirada en el piso y la voz seria, como solía hablar siempre que estaba preocupado.

Asentí y volví a dejar mi cabeza caer adelante, Adrien me abrazo y me limpie las lágrimas con la manga de su sudadera.

—No puede ser, ahora vas a ser sospechosa —dijo el tirando de su cabello hacia atrás —, esto si es un problema.

—No, el problema es que no tenemos casa —recordó mi madre —, si Cleo va a la cárcel por lo menos va a tener donde dormir.

—¿Podrían callarse? —Les dijo Adrien molesto —, Cleo está mal y no quiere oír que va a ir a la cárcel.

—Es que si no hablamos de esto ahora después ya no podremos hacerlo —le respondió mi madre.

—Lo de Cleo es importante, podemos vivir en un hotel o pedirle dinero a los Suzuki, ellos lo van a entender.

La furia de mi madre se desató, camino hacia donde estábamos sentados, se agacho a la altura de Adrien y le dijo:

—En tu vida vuelvas a creer que yo le voy a deber un favor a esa familia.

Mamá volvió a su postura original y se acercó a mi padre nuevamente.

Adrien recargo su cabeza en la mía mientras yo aún seguía llorando en silencio sin poder creer que la señorita Pérez estuviese muerta. Ella era tan buena, me enseño cosas que mi madre nunca pudo enseñarme, ella era como una hermana mayor que a veces confundía como una madre.

La iba a extrañar mucho, nuestras pláticas sobre libros, las veces que me escabullía en la biblioteca para perder clases y ella me respaldaba, las veces que me quedaba hasta tarde con ella para ayudarla a acomodar libros, su calidez y amabilidad.

Mis labios estaban apretados y mis ojos cerrados pero sentía ese nudo en la garganta que amenazaba con estallar.

Pobre señorita Pérez ella no merecía esto ¿Qué pasara con su pobre hermana?

Después de un largo tiempo cuando todos estaban dormidos en las sillas el sueño comenzó a ganarme pero en mis últimos pensamientos siempre estuvo la venganza por la muerte de la señorita Pérez.

Juro por la Señorita Pérez que te matare Karma.


------------------------------ 

Comentarios...

Gracias por leer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro