Capítulo XXX.- Viejas Rencillas: Un Pequeño Giro en el Tiempo
El Doctor y su asistente, con el fin de evitar ser capturados por la Guardia Judoon, tuvieron que huir a un desierto, donde por azares del destino, se encontraron con un DeLorean, con el cual viajaron hacia la Luna en el año 2045.
Los dos comenzaron a realizar un breve recorrido por la base mexicana en la Luna, pero lo que ninguno de los dos se había dado cuenta, es que habían llegado a un futuro alterno, en donde los Judoons organizaron una invasión y posterior ocupación a la Tierra, bajo el pretexto de que estuvieron en la -hasta ahora infructuosa- labor de capturar tanto al Doctor como a su asistente.
Tampoco se habían dado cuenta de que la base minera en la que estaban, no solo se dedicaba a la minería, sino también era la puerta a uno de los muchos campos de refugiados establecidos por los terrícolas tras la conquista de su mundo por parte de los Judoons.
- ¡Bien amiga, tenemos qué volver a donde está el DeLorean! - exclama el Doctor - ¡De prisa!
Los dos comienzan a correr, pero inmediatamente fueron sorprendidos por el escuadrón Judoon que pasaba por ahí.
- ¡AL FIN LOS ENCONTRAMOS! - exclamó un capitán Judoon - ¡NUESTRO AMO TYBO SE ALEGRARÁ DE VERLOS CUANDO SEPA QUE YA LOS HEMOS CAPTURADO!
- ¡¿Amo Tybo?! - exclamó el Doctor, quien después piensa un momento - Un momento, ya entendí... Tybo estaba detrás de toda esta persecución; tanta ha sido su obsesión por capturarme que lo obligó a comenzar una guerra por el dominio de la Tierra, para después, una vez que se proclamara Jefe de la Tierra, continuara con mi búsqueda. - el Doctor siguió pensando, hasta que finalmente encontró una buena idea - Bien, mis buenos amigos Judoon, díganle a su amo Tybo que no podrán capturarme, y que si lo hacen, seré un cadáver.
- ¿De qué estás hablando, Doc? - Derpy se encuentra en dudas.
- ¡Tengo una idea! - el Doctor comienza a activar una vara mágica, la cual hace transportar al Señor del Tiempo y a su asistente hacia donde estaba el DeLorean, dejando a los Judoon completamente sorprendidos ante la magnitud que esto representaba.
- Bien, hay que meternos al DeLorean cuanto antes. - exclamó el Doctor, mientras él y su asistente se suben a la poderosa máquina del tiempo.
- ¿A dónde iremos ahora?
- Al mismo lugar donde estuvimos, sólo que tenemos que llegar un poquito antes para evitar que invadan la Tierra!
- ¿Pero cómo?
- Tengo la forma, confía en mí.
El DeLorean comenzó a arrancar, haciendo que los Judoon reaccionaran de inmediato.
- ¿VIERON EL VEHÍCULO? - el jefe de la guarnición Judoon señala al DeLorean.
- ¿DÓNDE? - pregunta uno de sus subordinados Judoon.
- ¡AHÍ! - exclama el jefe mientras señalaba nuevamente al vehículo - ¡EL DOCTOR HA DE ESTAR AHÍ! ¡QUE NO ESCAPE! ¡ATRÁPENLO!
- ¡COMO ORDENE, COMANDANTE!
Los Judoon comenzaron a subirse a su propio vehículo, con tal de perseguir al DeLorean en el que iban el Doctor y su asistente. Había comenzado una nueva persecución que tendría también la pinta de ser algo muy interesante.
- ¡Doc, los hombres con cabeza de rinoceronte nos están siguiendo! - Derpy se percata de que los están siguiendo.
- Ya lo sé, Derpy, ya lo sé. - sentenció el Doctor, quien hizo acelerar el carro a una velocidad superior, haciendo que llegue incluso a la zona donde alunizó el Apolo 11.
Una vez que pasaron por el lugar, el DeLorean llegó a su máxima velocidad, haciendo que se abriera un portal que los llevaría de vuelta a su época. Por su parte, los Judoon también pasaron por la zona donde se encuentra la bandera de los Estados Unidos, y uno de los Judoon toma el asta, lo arranca de su zona y lo usa como arma para atacar al DeLorean, pero cuando iba a hacerlo, se dieron cuenta de que el DeLorean había escapado, dejando a los Judoon sorprendidos y desesperados ante el hecho de que fallaron otra vez.
***
El Doctor y Derpy finalmente llegaron de regreso a la escuela Canterlot, exactamente el mismo día en el que emprendieron su marcha hacia la Luna del futuro; sin embargo, se darían cuenta de una particularidad que los dejaría sorprendidos y con mucho tiempo de sobra.
- Bien, hemos vuelto al mismo día de donde partimos al futuro. - dijo el Doctor, mientras revisaba los relojes - Sólo que con un pequeño detalle: El reloj está tres horas antes de la hora de salida de clases.
- Lo que significa que... - Derpy es interrumpida.
- Que aún tenemos tiempo para evitar la llegada de los Judoon a la Tierra.
- ¿Pero cómo?
- Se me ocurrió una idea.
El Doctor y su asistente bizca fueron hacia donde se encontraba la TARDIS -que como todos ya saben, ahora es la casa del Doctor- y ahí, el Doctor comienza a fabricar, en cuestión de segundos, una especie de cohete espacial. Acto seguido, utilizó su cámara de clonación para clonarse a sí mismo, para poner a su clon dentro de la nave, pero no solamente se clonó a sí mismo, sino que también clonó a su asistente y también la puso en la nave. Todo esto, en un lapso de 45 minutos.
Acto seguido, activó el despegador, y el techo de la casa se abrió para dejar pasar al cohete, donde se encontraban los clones del Doctor y de Derpy, y de inmediato, el cohete despegó en dirección hacia el espacio, con el fin de poder ser encontrados por los Judoon. A esto había que agregar que el Doctor les colocó una especie de detector para hacer que los Judoon los localicen y los tomaran como si fueran el auténtico Doctor y su auténtica asistente.
Una vez que los Judoon lograron encontrar la nave con dichos clones, los tomaron como rehenes y los llevaron ante el Consejo Supremo de Judoonia, donde fueron vistos por la población Judoon como los verdaderos criminales.
***
- Bien, ya hemos cumplido otra misión. - declaró el Doctor - Otro problema menos.
- ¿Y qué hacemos ahora? - le pregunta Derpy.
- Pues... mmm... no lo sé. - respondió él - A menos que... ¡La Escuela Canterlot!
- ¡¿Qué?!
- Tenemos que irnos de aquí antes de que nos descubran!
***
Derpy y el Doctor corrieron en dirección hacia la escuela, sin darse cuenta de que se encontrarían con ellos mismos saliendo de la escuela. El Doc y la Derpy que salieron de la escuela se encontraron con sus otros yo, a lo que respondieron con mucha sorpresa.
- ¡Espera, Derpy! ¡Hay dos de nosotros! - exclamó el Doc que salía de la escuela.
- Escucha, John Smith... - aclara el Doc que volvió del futuro.
- ¿Cómo sabes mi nombre?
- Es que ella y yo venimos del futuro, de un futuro alternativo, en el que la Tierra fue invadida por Humanoides con cabeza de Rinoceronte.
- ¡¿Humanoides con cabeza de Rinoceronte?! - se extrañó la Derpy que salió de la escuela.
- Sí. - respondió la Derpy que vino del futuro - Y tuvimos que volver al pasado para evitar la invasión.
- Un momento, si la invasión es inminente, deberían de arreglar eso. - replicó el Doc que salía de la escuela.
- Ya lo hicimos. - respondieron el Doc y la Derpy del "futuro".
- ¿Entonces ya no existe el futuro donde seríamos invadidos por los alienígenas raros de los que hablan? - cuestionó Derpy.
- ¡Correcto! - respondieron también el Doc y la Derpy del "futuro".
- Bueno, - comenta el Doc del presente - Si ese futuro alterno y oscuro ya no existe...
- ¿No deberían ustedes dejar de existir también? - preguntó la Derpy del presente.
- Oh, maldita sea.
El Doc y la Depy del futuro desaparecen, dejando sorprendidos al Doc y a la Derpy del presente.
- Bueno, creo que ya deberíamos de dejar todo esto de los viajes por el tiempo, por el espacio y por las dimensiones de una vez... - comentó el Doctor - Al menos por ahora.
- Tienes razón. - comenta Derpy - Creo que lo mejor será que actuemos como personas normales, comunes y corrientes.
***
En el transcurso de la semana, el Doctor, o mejor dicho, John Smith, recibía numerosas invitaciones de parte de todos los clubes de la Escuela Canterlot High; sin embargo, John sólo mostró interés en algo que, según él, le era lo más interesante: El Diario Escolar. Ahí, el Doc decide entrar a ese trabajo como un columnista, enfocándose en una columna especial sobre mitos y leyendas. No obstante, lo que le esperaría al Doctor, sería de antología.
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