Capítulo XX.- Pesadillas: El Jurado
Derpy llegó a su hogar y subió al cuarto de huéspedes con la esperanza de encontrar al Doctor. Por suerte, ahí estaba, sentado en el piso y sacando cacharros y cosas viejas de su caja. Tocó en la puerta para avisar que ahí estaba. Él volteó curioso.
-Oh, hola Ditzy. Creí que estabas con tu amiga.
-Ya se fue a su casa. Se hacía tarde.-Comentó ella.
-Sí, pensé que eso podría pasar. Digo, estaba viendo el atardecer desde mi ventana, así que la caída de la noche era la probabilidad más obvia, y por tanto su retirada.- Se quedó pensativo un momento.- Carrot Top... Lyra me la mencionó una vez. Dijo que sabía todo sobre los estudiantes de CHS.
-Algo así.- Derpy se sentó junto a él.- Es la primera en enterarse de todo, aunque tu presencia la tomó por sorpresa.
-Sí, tengo ése efecto en las personas.
Se quedaron en silencio un momento, hasta que ella se atrevió a hablar.
-Dime Doctor, ¿puedo confiar en ti?
-Pero por supuesto Ditzy.- Su sonrisa era radiante. Demasiado radiante, así que muy probablemente también era falsa.
-¿Y tú confías en mí?
-Obviamente, mi querida compañera.- Regresó la vista a sus cacharros. En teoría, la conversación había terminado.
-¿Y qué es todo esto?- Ella señaló a la caja.
-¡Ah, es mi vieja caja de memorabilia! Son souvenirs de aventuras pasadas. De hecho aquí metí el comunicador que usé en la Prisión Lunar. ¿Recuerdas? Nuestra primera aventura.
Ella soltó una risa.
-Por supuesto que lo recuerdo.- Ditzy agarró el extremo de una bufanda multicolor que yacía en el piso.
-Ah, sí. La bufanda. Mi cuarta encarnación la usaba todo el tiempo.- Entonces sacó de la caja un abrigo de colores.- Y la sexta tenía un sentido de la moda peor. Ugh, no puedo creer que en verdad haya usado esto.
Derpy siguió curioseando entre los objetos de la caja: un cubo de cristal ("Cubo de éstasis", según el Doctor), una sombrilla con mango en forma de signo de interrogación, una flauta, un apio que quedó inservible hace mucho tiempo, un brazo de plástico, una estrella dorada (de la cual el Timelord no quiso hablar) y algo que el Doctor nombró Detector Timey Wimey ("Hace Ding cuando hay cosa").
Todo iba bien hasta que Ditzy encontró unos cables que terminaban en electrodos rojos y azules, conectados a una especie de caja mecánica.
-¿Y esto qué es?
-Ah, El Jurado. No es muy importante. Era una máquina antigua de los Timelords. Básicamente formaba un vínculo hacia el subconsciente de quien usaba los electrodos rojos. La persona que usaba los azules podía meterse en su cabeza y explorarlo todo. Cuando El Jurado era usado, no quedaban secretos sin descubrir. Se le usaba mucho en juicios, pero dejó de utilizarse debido a que los criminales empezaron a formar recuerdos falsos con el fin de engañarlo.
El Doctor lo arrojó, pero su compañera lo recogió. ¿Un objeto capaz de revelar cualquier secreto?
-¿Y de dónde se prende?
-Presiona el mecanismo de activación clase beta en el frente de la caja.- Respondió mientras veía un muy arcaico destornillador sónico.
-... ¿que presione el qué?
-El gran botón rojo.
Ella lo vio. Si usaba esa cosa en el Doctor podría saber todo sobre él.
-Ditzy, no es por molestar, pero... ¿tendrás unas cuantas galletas en la cocina?
Ella salió de sus pensamientos con un brinquito.
-Hum... sí, claro. Si quieres puedo bajar por unas y unos vasos de leche para los dos.
El viajero le dedicó una sonrisa.
-Eso sería espléndido. Gracias Ditzy.
Derpy bajo a la cocina y sacó las galletas. Se dirigía al refrigerador por la leche cuando pisó algo raro. Se agachó para recogerlo: era un frasco de somníferos, probablemente de su madre cuando no podía conciliar el sueño. A veces dejaba el frasco en la cocina, cuando estaba muy cansada.
En otras circunstancias lo habría regresado al botiquín del baño, pero una idea cruzó por su mente.
Una idea muy, muy mala.
***
-Aquí tienes, Doc.- Derpy le pasó el vaso de leche tibia a su amigo. Él dejo a un lado la foto que estaba sosteniendo (donde aparecían un anciano, dos adultos con pinta de profesores y una adolescente de cabello negro, no mayor que la chica de ojos bizcos) y tomó el vaso.
-Gracias amiga. En verdad necesito algo así.-Se acabó medio vaso de un trago. Ella se veía nerviosa. Demasiado nerviosa.- Síp, no hay nada más relajante que un vaso de le—
El sonido sordo de su cuerpo al caer al piso asustó a Derpy.
-Bueno, al menos está respirando.- Comentó en voz alta. En verdad odiaba haber tenido que drogar a su amigo, pero no había otra forma. No creía que fuera a aceptar que alguien se metiera en su cabeza, ni siquiera ella.
Derpy lo colocó en la cama y conectó los electrodos rojos a su cabeza. Una vez que estaban fijos, repitió el proceso en ella misma con los azules.
Su mano izquierda sostenía el dispositivo con el interruptor, y se notaba que temblaba.
-Lo siento Doctor.-Dijo en voz alta, aunque sonó muy quebrado.- Lo siento mucho, pero debo saber si puedo confiar en ti.
Entonces presionó el botón.
Y todo se volvió obscuro.
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