Capítulo XVII.- El Destructor de la Oscuridad
¿Cuánto tiempo más habría de durar su agonía?. El Doctor sentía como los Vashta Nerada subían por sus piernas, arrancando pedacitos de carne a su paso. Ahora morir de forma inmediata no parecía tan malo.
Había oído que la muerte era una sensación fría y lenta, pero entonces, ¿por qué sentía de repente un calor intenso?
¿Y cuándo dejaron de subir los Vashta Nerada?
Se volteó, todavía tirado sobre el suelo, mientras un resplandor lo cegaba. No necesitaba ver para saber quién lo salvó.
El Relojero.
Aguantándose el dolor en sus piernas, el Doctor se levantó y caminó hacia el otro Timelord. Agarraba con un brazo el arma de luz, con éste temblando por el peso. Su otro brazo seguía inmóvil, todavía sufriendo por la fractura de hace rato.
Sin decir nada, el viajero le quitó el dispositivo y lo apagó, para después levantar la cabeza al cielo, con una expresión de ira capaz de congelar el corazón de cualquier hombre.
-¡Última advertencia, Vashta Nerada!- Rugió el chico con voz atronadora.- ¡Váyanse! ¡Dejen ésta escuela, o me veré obligado a destruirlos!
Por los altavoces de la biblioteca se dejó escuchar la colmena, emulando las voces de la Directora y Sub Directora.
-¡Claro! ¡Hazlo otra vez, Doctor! ¡Acaba con nosotros como lo hiciste con muchos otros! ¡Aunque nos atacaras con tu pequeño aparato, jamás podrías destruirnos a todos al mismo tiempo!
-Oh, en eso te equivocas. Debes saber que, cuando el Relojero y yo acabamos con tus atacantes, teníamos el arma a la menor intensidad posible.
"Ahora imagínate lo que podría hacer en su máxima potencia."
A pesar de que las sombras no podían provocar ruido, se podía percibir un silencio sorpresivo.
-No lo harías...- Se dejó escuchar a través de los parlantes.- No eres capaz...
El Doctor movió una pequeña perilla al lado del aparato, y puso el dedo en el gatillo.
-Tápate los ojos, Relojero.- Dijo a su compañero, seguido de un pequeño susurro: "Lo siento. Lo siento tanto".
Cerró los ojos
Y la luz inundó el recinto.
No hubo rincón sin iluminar en la biblioteca.
No quedó ni una sola sombra en la cual se pudieran ocultar los Vashta Nerada.
Y al final, tampoco sobrevivieron ellos.
Quitó el dedo del gatillo, y el resplandor cesó. Abrió los ojos para buscar al otro Timelord, pero éste ya no estaba. No le sorprendió. Arrojó el arma al piso, destruyéndola, y se dirigió a la salida. Estaba agotado, y no podía pensar en nada que no fuera su cama, esperándolo en casa de Derpy. Al llegar a la entrada de la escuela, simplemente sonrió, sabiendo que sobrevivió para ver otro día.
Al otro lado del pasillo, Sunset Shimmer veía partir al Doctor. Escuchó todo el escándalo de la biblioteca, y también vio los destellos de luz. ¿Qué diablos había pasado?
La chica sacudió la cabeza. "No importa", se dijo, "No importa en absoluto. Ahora debo enfocarme en lo que me interesa". Sacó un dibujo fantásticamente hecho por aquél que ella conocía como Clockwork, donde se podía ver a un unicornio alado color púrpura, con una crin azul oscuro con franjas rosas. Llevaba un vestido de princesa y una brillante corona.
-No tengo idea de cómo se enteró de tu existencia.- Dijo ella en voz alta, mientras una sonrisa maligna surgía en su cara.- Pero lo que sí sé es que tomaré aquello que es mío por derecho, Princesa Twilight Sparkle.
Con eso en mente, dio media vuelta y regresó a su armario, preparada para planear su gran venganza contra el mundo que le dio la espalda.
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