Capítulo XL.- Cambios: Las Dos Reinas y la Señora del Tiempo
La Guerra de los Mundos había convertido a Londres y a sus alrededores en el escenario de guerra entre las fuerzas armadas al servicio de Su Majestad y las poderosas y muy superiores fuerzas armadas de Marte, cuyo grueso estaba compuesto por Changelings y cuya parte restante estaba conformada por los nativos marcianos, comandados por los señores de la guerra que participan en la invasión.
Cuando la nave nodriza aterrizó, los más famosos señores de la guerra de Marte, quienes eran John Carter, Dejah Thoris y Tars Tarkas, se reunieron con el Doctor y Derpy, quienes estaban acompañados de la Liga Extraodinaria, Sherlock Holmes y John Watson. Inmediatamente se inició un gran combate entre ambos bandos, situación que el Doctor aprovechó para devolverle los buenos recuerdos a su antiguo compañero Jack Harckness y a su hija Jenny.
Pero cuando las fuerzas marcianas fueron vencidas por nuestros héroes, John Carter declaró lo siguiente:
- Pero créanme cuando les digo, que no soy yo quien dirige todo esto... ¡La Reina Chrysalis y sus soldados cambiantes son quienes están detrás de todo esto!
- Es algo que ya sabemos. - replicó el Doc.
- Pero, ¿Cuál es esa reina de la que hablas? - dijo Sherlock con la duda.
Inmediatamente, desde la nave nodriza, comenzaron a descender un grupo de Changelings completamente armados, y ellos se encontraban escoltando a una mujer vestida de atuendos similares a los monarcas, además de que tenía la piel oscura, ojos verdes y un cabello también verde. Aquella mujer no era otra que la mismísima Reina Chrysalis.
- Tal vez no lo sepas, mi leal amiga, - el Doctor habla con Derpy - Pero se suponía que Chrysalis sólo existía en los relatos mitológicos de Gallifrey; ahora me percato de que los mitos y las leyendas de mi pueblo resultaron ser una verdad.
- Vaya, Doc - replica Derpy - Creo que ella no viene en son de paz.
- Eso temo, Derp.
- ¡Finalmente hemos puesto a la Tierra bajo nuestro control total! - exclamó la Reina Chrysalis a todos sus demás soldados y súbditos - ¡Es momento de que busquen al líder terrícola y lo encuentren! ¡Me urge reunir con él!
- ¡Como usted ordene, Su Majestad! - respondieron los señores de guerra de Marte y todos los demás soldados marcianos al unísono, mientras se arrodillaban ante su reina.
- Un momento, - dijo Jenny a su padre - ¿Acaso la Tierra cuenta con un líder?
- Em, no, creo que no. - le responde el Doc - Pero lo más cercano que existe en estos momentos, debe de ser quien gobierne el Imperio Británico.
- Lo cual sólo nos lleva a una cosa... - responde Derpy, hallando la clave - ¡La Reina Victoria!
- Es verdad. - el Doctor se dirige hacia todos los demás héroes decimonónicos - ¡Oigan! ¿Saben dónde puedo encontrar a la Reina Victoria?
- En el Palacio de Buckingham, obviamente. - le responde Sherlock.
- Bien, creo que me encargaré de llevarlos a todos hacia donde se encuentra la Reina.
- ¿Pero cómo? - le pregunta Derpy a su fiel compañero.
- Esto será un gran trabajo para la "vieja confiable". - el Doctor saca su maleta (que en realidad es la NeoTARDIS), la cual, al abrirse, se convierte en una especie de autobús de dos pisos (como los que se ven actualmente en Londres), pero con los mismos colores de la TARDIS, lo cual deja sorprendidos a todos, incluyendo al mismísimo Sherlock.
- Me pregunto, - dijo el Capitán Nemo - ¿Qué es ese artefacto? ¿Una especie de vehículo futurista?
- Algo así. - le responde el Doctor - Pero hay qué darnos prisa antes de que los marcianos se nos adelanten. ¡No hay más tiempo qué perder!
El Doctor y Derpy fueron los primeros en subir a la NeoTARDIS en forma de autobús de dos pisos; a éstos los siguieron Jack Harckness y Jenny. Después, Sherlock Holmes y John Watson también hicieron lo mismo, y a continuación, los miembros de la Liga Extraordinaria en el siguiente orden: Mina Harker, Allan Quatermain, Hawley Griffin (el Hombre Invisible), Dr. Jekyll/Mr. Hyde, Capitán Nemo, Tom Sawyer, y por último, Huck Finn. Una vez que todos se metieron a la NeoTARDIS, el Doctor comenzó a arrancar a toda velocidad en dirección hacia Londres y hacia la residencia de la Reina.
Sin embargo, Chrysalis comenzó a percatarse de que el Doctor y compañía emprendió la huida, por lo que exclamó lo siguiente:
- Perseguidlos lo más pronto posible, - exclamó Chrysalis - ¡Mi ejercito de Cambiantes entrará aquí y primero tomaremos Londres y luego toda la Tierra!
- No se preocupe, Su Majestad - exclamó John Carter - ¡Mis leales compañeros y yo iremos por sus cabezas!
John Carter y los demás señores de la guerra de Marte se suben a una especie de "motonetas marcianas" y, escoltados por combatientes Changelings, se aproximan a perseguir a la NeoTARDIS.
***
Estando ya en Londres, el Doctor continúa manejando la NeoTARDIS, mientras aprovecha que las calles se encontraban vacías debido a que la gente huía de los invasores.
- Bien, creo que faltan dos kilómetros para llegar. - el Doctor se guiaba mediante el GPS del autobús.
- Oye Doc, ¡Mira esto! - dijo Derpy, quien señalaba directamente hacia el Big Ben, el Palacio de Westminster y la Abadía del mismo nombre, siendo destruidos por las máquinas de guerra marcianas.
- ¡Maldición! - exclamó el Doctor - ¡Aceleración rápida!
Inmediatamente, la NeoTARDIS avanza a gran velocidad, pasando el Puente de Westminster, cruzando el Támesis y llegando, con gran velocidad y esquivando a las máquinas marcianas, hasta que finalmente llegaron al Palacio de Buckingham.
Estando ahí, el Doc y compañía bajaron del autobús de dos pisos, y éste se transforma nuevamente en una maleta que el Doctor carga.
- Bien, ahora tenemos que ir a donde está la reina. - dijo el Doctor.
- ¡No hace falta! - exclamó una voz que le pareció familiar a Sherlock Holmes.
- No es mi intención molestarlo, mi estimado Smith - le comenta el famoso detective londinense - ¡Pero la Reina está en frente suyo!
El Doctor se da una media vuelta y queda sorprendido.
- ¡Pero si se trata de Su Majestad, la Reina Victoria!
- A sus órdenes, joven caballero... ¿cuál es su nombre?
- Smith, John Smith, Su Majestad.
- Ya veo, señor Smith. - continuó Victoria - Al parecer los marcianos nos llevan la delantera; pero todavía no es demasiado tarde...
- De hecho, ya es demasiado tarde. - exclamó Chrysalis, quien ya había llegado al lugar mientras la caravana marciana perseguía a la NeoTARDIS.
- Vaya, vaya... Usted debe ser la Reina de los Marcianos... - sentenció la Reina Victoria, quien se dirige hacia Chrysalis - Es todo un honor tenerla en frente mío, pues ni siquiera todos los demás reyes de la Tierra se han atrevido a visitar a mi palacio. Por lo que veo, usted y todos los de su especie solamente vienen por nuestros alimentos y por tomar posesión de todos los territorios habidos y por haber.
La Reina Chrysalis comienza a reírse a carcajadas, y después continúa: - Tienes razón, Reina Terrícola. Y como Reina de los Cambiantes y de todos los Marcianos, de mi depende encontrar alimento para mis súbditos. Este planeta tiene más amor, más alimentos y más suministros que cualquier lugar que haya encontrado. Mis compañeros podrán devorar tanto de él, que obtendremos más poder del que jamás soñamos.
- Ríe todo lo que quieras, Reina Cambiante - exclamó el Doctor - ¡Pero jamás podrás someternos!
- El señor Smith tiene razón - dijo Victoria - ¡No eres quién para quebrantar la voluntad de la Humanidad! ¡Por más adversidades que enfrentemos, el género humano saldrá siempre adelante!
- ¿Que decías, reina estúpida? - le replica Chrysalis - Se dan cuenta que la Tierra ahora le pertenece a los Marcianos, ¿Verdad? - se dirige a sus súbditos - ¡Adelante! ¡Aliméntense! - comienza a reír - En realidad es curioso. El "Señor Smith" sospechó de mí todo el tiempo. Lástima que todos los demás estaban demasiado inmersos en sus asuntos internos, para darse cuenta de que las sospechas del "Doctor" eran ciertas. - vuelve a reír.
En ese momento, todos los demás Changelings y Marcianos que estaban frente a su reina, comenzaron a marchar en posición de ataque hacia el Palacio de Buckingham con el fin de combatir a las fuerzas británicas que aún estaban defendiendo el lugar. Por su parte, Jenny comienza a interferir en los actos de la Reina Cambiante.
- ¡No te saldrás con la tuya! - exclamó Jenny.
- Ya lo hice. - le responde la Reina Chrysalis - Ningún humano va a impedir nuestro dominio. Acabé con el grueso de su estúpido ejército. Y ahora, sólo quedan sus remanentes. ¡Cada humano va a hacer lo que yo le ordene, y mis súbditos y yo nos alimentaremos de su carne y de sus alimentos por generaciones! - ríe maniáticamente.
- ¿Y si no tuvieras que hacerlo? - le replica Jenny.
- ¡Eso es ridículo! ¡El hambre de los Cambiantes nunca se acabará!
- ¡Claro que se puede! - Jenny continúa - ¡Pueden dejar del lado su espíritu de guerra y entablar relaciones pacíficas con la Tierra! ¡No tienen que vivir sus vidas con hambre y sed de guerra todo el tiempo!
- ¡No sabes nada de los Cambiantes o de lo que significa ser su reina! ¡Ni siquiera sabes nada acerca de los Marcianos! ¡Yo decido lo que es mejor para mis súbditos, no una basura pensante!
- ¡SILENCIO! - exclamó John Carter, quien se dirige hacia su jefa - ¡Yo sé lo que es guiar a la gente a través del miedo y la intimidación! ¡Y yo sé lo que es querer que cada persona haga lo que su gobernante ordene! Pero todo esto está mal. ¡Un verdadero líder no obliga a sus súbditos a ser quienes no son! ¡La chica tiene razón; no es necesario que Marte y la Tierra estén en una guerra que a la larga perjudicará a ambos mundos! ¡Vivir en paz sí es posible! - intenta dar la mano a la Reina Cambiante - ¡Celebra lo que los hace únicos y escucha cuando encuentran un mejor camino!
- ¡La única cosa que descubrirás es lo que les pasará a los que traicionan a la causa marciana! - Chrysalis saca una daga, con tal de asesinar a Carter, pero un escudo lanzado desde lejos, golpea la mano de la Reina Cambiante, haciendo que la daga caiga al suelo.
- ¡No! ¡Alto! - grita Dejah Toris, quien sale a la defensa de su amado John - ¡No debes matarlo! ¡Si lo haces, tendrás que matarme a mí también y a todos los que antes te apoyaban!
- Vaya, al parecer tenemos a otra traidora en el lugar - dijo la Reina Chrysalis - ¡Hasta que acabe con todos los terrícolas, procederé a hacer lo mismo con todos los marcianos! ¡Muy pronto, los Cambiantes dominarán a ambos mundos! - vuelve a reír maléficamente.
- No tenemos mucho tiempo qué perder. - dice el Doc a su "hija" - ¿Estás segura de que quieres acabar con todo esto de una vez?
- ¡Por supuesto que sí! - sentenció Jenny - ¡Debo acabar con esto de una vez! ¡Y ya tengo la forma!
- ¿Y cuál es esa forma, Jenny? - preguntaba Derpy.
Inmediatamente, Jenny sacó de su bolsa una pequeña varita mágica, con la cuál le devolvía los recuerdos buenos a John Carter y a todos los nativos de Marte junto con sus señores de la guerra, haciendo que éstos dejaran de pelear contra los humanos. Al mismo tiempo, usó la varita hacia todos los Changelings, haciendo que éstos dejaran de obedecer a la Reina Chrysalis y decidieran también dejar de pelear, y no solo éso, sino que la mayoría de los Changelings se dirigieron hacia John Carter y hacia Dejah Toris, por lo que se arrodillaron ante ellos.
- No lo puedo creer. - dijo Derpy - Vencimos a los Cambiantes y a los Marcianos sin la necesidad de usar armas, encontraron a nuevos líderes, y... ya son buenos.
- Bien hecho, Jenny. - el Doc felicita a su hija - Parece que has aprendido mucho desde la última vez que hablamos.
- Muchas gracias, padre. - Jenny comienza a dirigirse hacia Chrysalis - ¡Sólo míralos a todos tus súbditos, han dejado de pelear y han optado por vivir en paz! ¡No tienes por qué seguir luchando contra nosotros! Puedes ser el líder que tus súbditos merecen.
Jenny le da la mano a Chrysalis para que ésta cambie de opinión, pero ella abofetea su mano en señal de rechazar la oferta.
- ¡Ninguna venganza que puedas imaginar se va a acercar a lo que te voy a hacer algún día, Agente Jenny! - exclama Chrysalis, quien sube nuevamente hacia la nave nodriza y abandona la Tierra con tal de volver algún día con el fin de poder vencer a lo humanos (si es que puede)
- John Carter, - exclama la Reina Victoria - como nuevo líder de los cambiantes y de todas las razas de Marte, espero con ansias la oportunidad de platicar para mejorar nuestra relación interplanetaria en un futuro. Sin embargo, por el momento, tal vez sea mejor que le dejemos el Reino de los Cambiantes a los cambiantes.
- No se preocupe, Su Majestad. - dijo John - Tal vez los Cambiantes decidan en dónde quedarse.
***
Al día siguiente, toda la ciudad de Londres comenzó a ser reconstruida; aunque en esta ocasión con la ayuda de los marcianos y de los Changelings, quienes comenzaron a experimentar una nueva era interestelar: muchos de ellos volvieron a Marte, mientras que algunos otros decidieron quedarse en la Tierra, con el fin de establecer relaciones amistosas con las diversas culturas de la Tierra. A esto había qué agregar que los dos grupos alienígenas habían empezado a compartir su avanzadísima tecnología hacia los terrícolas. No obstante, el Doctor y Derpy habían ya decidido volver hacia el año 2016, por lo que la NeoTARDIS vuelve a su forma de DeLorean.
- Oye padre - dice Jenny - ¿Es cierto que nos volveremos a ver un día de estos?
- Por supuesto qué si, hija - el Doc la abraza - Sólo recuerda lo siguiente: Un Señor del Tiempo es una historia, una educación, un crecimiento, una cultura compartida.
- Adiós, padre. - Jenny se despide del Doc y se va de regreso a su planeta y época de origen a través de una cabina plateada similar a la TARDIS, pero que se parecía más a la de la película de Bill y Ted.
- Y por cierto, Jack - Derpy se dirige hacia Jack - ¿Te quedarás en este Londres, tal y como lo hiciste en el pasado?
- No lo sé - dijo Harckness - Pero tal vez regrese al siglo XXI y a lo mejor me reintegro al Instituto Torchwood. Bueno, ya me despido. ¡Hasta pronto!
- Bien Derpy, creo que tenemos que volver a la época en la que perteneces. - dijo el Doc mientras se sube a la NeoTARDIS.
- Como usted diga, Doc. - replicó Derpy.
En estos momentos, el Doctor y su asistente regresan a la ciudad de Canterlot en la época actual; con el fin de hacer los preparativos para una nueva aventura, cuando se de la oportunidad.
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