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Capítulo VIII.- Una Nueva Vida

-¡Doctor! ¿Ya casi termina?- Derpy esperaba a su amigo afuera del cuarto de huéspedes, donde habitaba desde el día anterior.

-Un momento, Ditz. Ya casi termino.- Se escuchó desde el interior de la habitación. Medio minuto después, el Doctor salió con un atuendo muy distinto a aquél con el que ella lo conoció. De usar una chamarra de cuero y pantalones de mezclilla, ahora llevaba puesto un traje rayado color marrón, el cual se habría visto muy elegante de no ser porque lo combinó con tenis de tela blancos. Encima de todo, se había puesto una gabardina marrón que parecía estar hecha de gamuza, y a eso agreguémosle una corbata café.

-Y bien, ¿qué te parece?- La pregunta tomó a Derpy por sorpresa

-Estee... se ve bien, ¿pero no es mucho marrón?

El Doctor revisó su atuendo rápidamente.

-Sí, eso creo. La corbata no le queda.

La chica sonrió y fue corriendo al cuarto de su padre. Cuando regresó traía una corbata color verde en las manos.

-Toma ésta. Es de mi padre, pero ya no la usa.

-Oh, gracias Derpy. No haces más que salvarme la vida.-Comentó mientras se ponía la corbata. Ahora ya se veía mejor.- Bueno, creo que es hora de ir a la escuela... y no puedo creer que acabo de decir eso.

Los dos chicos tomaron sus mochilas, bajaron las escaleras y salieron a la calle. Era un hermoso lunes de otoño, con las calles llenas de las hojas caídas de los árboles y un viento frío delicioso. Derpy le hacía muchas preguntas al Doctor: sus aventuras, viajes, enemigos y mucho más. La mayoría las contestaba con alegría, pero algunas las evitaba (como de qué planeta venía y si había viajado con más personas). Por su parte, él le preguntaba sobre su mundo, con el fin de saber qué tan diferente era la línea de tiempo a comparación de la de su Universo de origen. Por fortuna, todo parecía estar en orden, pero el Doctor no podía evitar la sensación de que algo estaba mal.

Derpy buscaba la forma de mantener alegre a su amigo. El día anterior no hablaron, pero ella lo notó taciturno y triste, y no era de extrañar: si ella hubiera tenido una forma de viajar por el tiempo y el espacio por 900 años, también se habría deprimido al quedar encadenada a la Tierra.

Entonces notó el reloj.

-Bonito broche, Doc.

Él bajó la vista extrañado. En su solapa había un brochecito con forma de reloj de arena.

-¡Qué curioso, no lo había notado!

-¿En serio? Es un poco obvio en mi opinión.

-No te quejes, Ditz.- Reclamó.- Tú usas siempre esa falda con burbujas bordadas.

-¡N-n-no es cierto!- Ella se ruborizó.- ¡Me gustan las burbujas! ¡Y las faldas, las faldas son geniales!

El Doctor se rió.

-Esa es la peor frase que he oído en mi vida.

Antes de que se hubieran dado cuenta, el dúo se hallaba frente a la escuela. Una gran multitud de chicos de la misma edad se saludaba y atravesaba las puertas de cristal del edificio. Derpy suspiró con tristeza.

-Okey, Doc.- Ella se volteó para verlo cara a cara.- Tú entra primero y busca a la directora Celestia. Debe estar en su oficina. Para llegar toma el primer pasillo a tu derecha cuando entres y sigue todo el camino hasta el fondo. Ahí te presentas y te tiene que asignar un grupo, ¿entendido?

-Entendido, pero... ¿qué hay de tí?

-Yo tengo clase, así que nos veremos más al rato.

Los dos cruzaron las puertas y tomaron caminos separados: ella salió corriendo hacia el pasillo central, mientras él se dirigía al primer pasillo a su derecha. Tras unos diez minutos, apareció ante él la oficina de la directora.

Estaba a punto de tocar la puerta, pero esta se abrió cuando una mujer salió de la oficina, murmurando quejas sobre los padres irresponsables y horarios confusos. Por la voz, el Doctor la reconoció como la futura Nightmare Moon, pero no se inmutó, por lo que procedió a entrar. Ahí había otra mujer, de cabello multicolor, piel blanca como la nieve y ojos magentas. Decidió preguntarle por la directora

-Disculpe, estoy buscando a la Directora Celestia. Soy nuevo y quisiera inscribirme.

La mujer le dedicó una sonrisa.

-Entonces cuenta con suerte, joven. Yo soy la directora.- Acto seguido se sentó en el escritorio y sacó un documento en blanco y una pluma.-Déjeme anotar sus datos. ¿Nombre?

-John. John Smith.- El Doctor no quería usar ese nombre. Le traía malos recuerdos de cuando ocurrió lo de la Familia de Sangre, pero no tenía de otra.

-¿Edad?

-Diecisiete y contando.- "Aunque en realidad son 900 y tantos años", pensó.

-¿Nacionalidad?

-Británico. Ya sabe: Pink Floyd, Revolución Industrial, Beatles, Beatles y más Beatles.

La directora lo observó con una sonrisa.

-Bien, es casi todo lo que necesitamos. ¿Documentos?

-Por supuesto.- Entonces sacó una billetera con un papel en blanco dentro y se lo mostró a la directora.- Como verá aquí están mis datos de nacimiento, familia, escolaridad, número de calzado y confirmación de que no soy un alienígena que viaja en el tiempo.

Otra sonrisa se dejó ver en el rostro de Celestia.

-Tranquilo, nunca habría pensado eso.

"Papel psíquico, nunca me fallas", se dijo el Timelord para sus adentros.

-Excelente, creo que es todo.- La mujer se levantó de su asiento y tomó un horario de un cajón abierto.- Perdone que no revisemos mucho este tipo de trámites, pero últimamente han entrado muchos alumnos. Le juro que si alguien más entrara en las próximas semanas ni siquiera revisaríamos su acta de nacimiento.

El Doctor iba a comentar sobre ese malísimo sistema de seguridad, pero decidió guardárselo.

-Empiezas clases mañana. Hoy puedes tomar un tour guiado por la escuela, por si te interesa conocer las instalaciones.

-Oh, sería un placer madame.- Contestó. En verdad quería conocer el lugar.

-Perfecto.- Ella presionó un botón en el intercom que reposaba en su escritorio.- ¿Profesora Cheerilee?

-¿Sí, directora?- Una voz joven atendió la llamada.

-¿Podría enviar a la señorita Heartstrings a mi oficina? Le tengo un encargo.

-Claro, Directora.

Por los siguientes veinte minutos, Celestia le contó al Doctor la historia de la escuela, y el significado de su lema ("Amar y Tolerar a Aquellos Diferentes y Semejantes"), así como lo importante que era para ella y su hermana el trabajo en equipo y la armonía entre los estudiantes. El Doctor escuchaba con atención, admirando la sabiduría de la directora.

Pronto se escucharon unos golpes en la puerta.

-Debe ser ella.- La Directora se levantó y abrió la puerta. Una chica de la misma edad que su compañera estaba parada ahí, con mirada nerviosa. Tenía cabello corto, de color menta. Su piel era de un tono parecido. Sus ojos tenían el mismo color ámbar que los de Derpy, y en su ropa destacaba en varios puntos la imagen de una pequeña arpa dorada.

-John, te presento a Lyra Heartstrings. Lyra, él es John Smith. Es nuevo en la escuela, ¿crees que podrías darle un tour por las instalaciones?

La chica sonrió.

-No hay problema, directora.

-Bien. Entonces no pierdan tiempo. Es una escuela grande después de todo.

Los dos chicos salieron de la oficina. Apenas se cerró la puerta, Lyra le ofreció una mano.

-Un gusto John. Como sabes yo soy Lyra, guía escolar de emergencia.

Él se la estrecho.

-John, chico inglés nuevo. Pero realmente no me gusta ese nombre.

-¿Entonces cómo quisieras que te llame?

El chico hizo una mueca, seguida de una expresión de satisfacción.

-Tenía un apodo en Inglaterra. Mejor me presento con él.- Le volvió a estrechar la mano a Lyra.- ¿Qué tal? Soy el Doctor.  

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