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9 | Maldita Suerte


Fue imposible para Jungkook retirarse como tenía planeado, una vez que vio a Yoongi entre los Alfas que se alistaban para visitar a Jimin y que llegaban con el firme propósito de probar ante el divino concilio de los Omelas, que cada uno de ellos eran potenciales candidatos a unirse en matrimonio con el Omega sagrado.

Por desgracia para Jimin y por suerte para Jungkook, hasta el momento, ese famoso Alfa no había hecho aparición, pero ahora en la fila se encontraba Yoongi. Maldición.

Jungkook se paró delante de su amigo obstruyéndole el paso y la vista hacia adelante.

—¿Qué crees que haces?

—¡Ehh, Jungkook! Me asustaste —Yoongi lo miró de arriba abajo con una media sonrisa en los labios— ¡Estás más alto! ¿Has crecido, amigo?

—Deja de decir estupideces y responde…

—Yo podría hacerte la misma pregunta. ¿Qué haces tú aquí?

—No respondas con otra pregunta. Nos vamos ya.

Lo tomó del brazo y comenzó a arrastrarlo hacia la salida pero Yoongi no se lo permitió, se soltó del agarre y lo desafió.

—Déjame en paz, Jungkook, no me iré de aquí hasta no ver de cerca al Omega blancuzco por el que te has vuelto un idiota.

—Basta, Yoon, ven conmigo, no necesitas esto… —su voz era casi una súplica.

—Ven tú conmigo, Jungkook , ¿Hace cuánto buscas a este Omega? ¿Años? Por fin lo encuentras y lo esquivas. No te entiendo.

—Créeme que no lo estoy esquivando.

—Sigamos nuestro plan… tú lo enamoras y yo me lo co-m- —Se interrumpió cuando lo que Jungkook había dicho, le había llegado al cerebro y jodido la mente— ¿Estás viéndote con él? —esa mirada gatuna no traía nada bueno detrás.

—Responde. ¿Estás con él? ¿Ustedes ya…

¡Avancen!
Se escuchó gritar al guardia.

Ellos no avanzaban, estaban teniendo un duelo de miradas y gruñidos que asustó al resto de visitantes.
Jungkook no entendía nada.
¿Yoongi quería lo mismo que él?
¿Por qué?
No sabía qué era exactamente lo que el Alfa asesino se traía entre manos, pero de seguro, no era nada bueno.

—Es mío, lo sabes —Jungkook lo miró desafiante.

—Si fuera tuyo, mi querido, Jungkook —hizo una pausa maligna— tú serías Alfa. Y si mal no recuerdo —Se arrimó al oído para decir en voz baja— eres un jodido Épsilon.

Yoongi aprovechó el momento de aturdimiento que sus palabras provocaron en Jungkook, lo esquivó  y lo dejó atrás.

—Por cierto —se detuvo, volteó a verlo para decir— No me esperes despierto esta noche, koo, tal vez “tú” omega y yo tengamos algo más importante que hacer.

En dos trancos el Épsilon estaba de nuevo encima de él…

—Deja de jugar juegos estúpidos Yoongi, no te olvides que sé quién eres.

—¿Qué dirás, que soy el asesino de Omegas? ¿A quién crees que le creerán? ¿La palabra del desconocido que se ve a escondidas con el Omega prohibido o al Alfa puro con cara de santo?

—Cara de santo… —Quiso reír pero no pudo— ¿Realmente te ves así a ti mismo? Puedo oler las muertes que cargas entre tus manos, Yoongi. Y no, no hablo de decir que eres el miserable asesino que están buscando. —La mirada de Jungkook se había vuelto amenazante— Tú sabes bien de qué hablo, Alfa “puro”... —hizo comillas con los dedos cuando lo dijo.

Dejando esa espina clavada en la mente de su amigo, Jungkook se hizo a un lado y lo dejó pasar.

Él llevaba collar, él también podría haber entrado para estar cerca de Jimin aunque más no fuera por escasos minutos, pero él no quería eso, él no iba humillar al Omega que se encontraba en desigualdad de condiciones, en esa jaula sucia, apocado y triste. Él no sería uno más de todos esos imbéciles que lo observan enjaulado como si se tratase de un animal.
No, así no.
Él quería verlo libre, saltando, corriendo, con sus cabellos al viento o entre sus brazos.

Se escuchó pensar y entendió que lo que él sentía, ya no era el deseo de comer el corazón violeta, él quería cuidar de ese corazón, pero ese era un sueño imposible de realizar, los Omelas buscaban un Alfa para Jimin y él, tal como dijo Yoongi, era un jodido Épsilon.
Maldita, maldita suerte.


Cuando llegó el turno de Yoongi de estar frente a Jimin, él intentó sacarlo del ostracismo en el que se hallaba el Omega.
Pasó el revés de su mano, de una punta a la otra y el golpeteo del anillo sobre el hierro hizo sonar los barrotes logrando lo que quería, que la jaula sonara y llamara la atención del blanco.

Jimin levantó su cabeza confundido, nadie debe tocar su jaula, por ninguna razón, nunca. Estaba sentado, sobre sus rodillas y levantó la cabeza para mirar al audaz que se atrevía a tanto.
Se puso de pie y observó al hermoso Alfa de piel tan blanca como sus propios cabellos, al que le bailaba una extraña sonrisa en la cara.

—Hola, Jimin —Le susurró— mi nombre es Yoongi, so-oy... —no pudo terminar la frase cuando su nariz detectó el olor de Jungkook entre las manos del Omega.
Su mirada se tornó oscura y la respiración errática. Estaba ante la prueba de que ellos ya habían estado juntos y la idea de que Jungkook se saliera con la suya y consiguiera la vida eterna a expensas de comer el corazón violeta, le provocó un odio tan descomunal que hasta él se desconoció.

—Quiero ver tu cuello —Las escleróticas negras asustaron a Jimin pero para quienes conocen el carácter del Omega se sabía que él no se quedaría atrás y enfrentaría al desconocido aunque estuviera enjaulado.

—Tienes olores que no son tuyos, Jimin —Le gruñó.

—¡Como si supieras a qué huelo!… no sé quien eres pero ya me caes mal, aléjate de mí.

—Ahora mismo estás oliendo a sangre ajena, tienes restos de sangre en el cuello, demuéstrame que no te han mordido.

Jimin se llevó la mano a la parte del cuello donde Yoongi tenía la vista clavada y notó restos de la sangre seca de Jungkook. Evidentemente él no se había percatado que la tenía, sino, también se la hubiera lavado como había hecho con toda la otra huella sanguinolenta.

—No tengo que mostrarte nada, vete de aquí.

Namjoon se interpuso entre el Alfa y la jaula y lo levantó de las solapas de su ropa.

—¿Te atreves a hablar al Omega sagrado en su santuario? ¡Quién eres! —Le gritó.

—¿Santuario? ¿A esta jaula de mierda le llamas santuario?

Nam le hubiera partido la cara en dos pero se contuvo, en lugar de eso lo soltó y llamó a la guardia para que se llevaran al infeliz lejos de aquí…
Antes de irse, Yoongi miró a Jimin que se encontraba aferrado a los barrotes de su prisión.

—Soy el Alfa puro que has esperado toda tu vida, Jimin.

El próximo capítulo se viene power...
💔










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