Jungkook caminó desafiante y poco metros antes se detuvo frente a la mirada amenazadora de Namjoon.
Él había sentido el olor del Omega y quería volver a sentir ese aroma de cerca o se volvería loco.
—No avances ni un paso más —advirtió el hermano de Jimin —¿Quién eres y qué haces aquí?
—Mi nombre no te dirá nada, soy un forastero que anda de paso —comentó Jungkook y dio varios pasos más.
—No sigas avanzando o abriremos fuego.
Jungkook levantó ambos brazos y mostró las palmas hacia el frente, adoptando una postura defensiva y al mismo tiempo pacífica.
—Ey, ey, está bien, no me amenaces. No soy peligroso. Mi amigo y yo, solo estamos buscando un sitio donde alojarnos.
Su rostro reflejaba una expresión de calma y sinceridad, como si quisiera decir "No hay problema, estoy aquí para hablar". Pero la realidad era que él no quería hablar, él quería encontrar al Omega y hundirse en su cuello.
—Pues aquí no será, esto no es hospedaje, este es un lugar Santo, deberían retirarse ahora mismo.
—Sí, claro, lo haremos.
Hizo una venia con la mano y caminó hacia atrás sin dejar de mirarlo pero un movimiento detrás de él llamó su atención, Namjoon vio los ojos del Épsilon brillar en rojo y giró para ver qué lo había provocado.
Y claro, detrás de él se encontraba Jimin observando al extraño como si estuviera en trance.
Un gruñido ronco salió de la garganta de Jungkook que dio tres largos pasos y hubiera llegado a Jimin si no fuera porque Namjoon lo detuvo con un golpe de puño cerrado sobre la mandíbula. El golpe ni siquiera lo hizo mover de su sitio, en lugar de eso el lobo mostró sus colmillos y volvió a gruñirle a Jimin a la distancia.
Sus feromonas llegaron a la nariz del Omega que empezó a caminar hacia él sin tener dominio de sus actos.
—¡Jimin, detente! —gritó Nam— regresa Jimin, sal de aquí.
—Jimin —susurró el Épsilon— tu nombre es hermoso.
Casi a punto de que Namjoon cambiará de forma para enfrentar al Épsilon y arrancarle la garganta, Yoongi llegó casi sin aliento a calmar al lobo que había enloquecido frente a las feromonas blancas del lobo de Jimin.
—Jungkook, mírame.
Jungkook no podía dejar de mirar al Omega y jadeaba peligro con cada respiración.
—Saca al omega de aquí ¡Ya! —Le ordenó a Nam al reconocer que estaba fracasando en su intento de calmar a Jungkook.
Un grupo armado se llevó a Jimin que parecía seguir en trance aunque el Épsilon ya no estuviera cerca. Sus ojos brillaban en violeta y su respiración se había hecho casi transparente.
Namjoon quedó alerta hasta que vio a los extraños abandonar el lugar y desaparecer de su vista.
Subió corriendo a la habitación de Jimin, necesitaba algunas explicaciones.
—Jimin, hermanito, ¿Qué te ocurre?
Lo zamarreó para hacerlo regresar. Jimin fue saliendo del extraño estado de a poco y sus ojos retornaron al hermoso color oscuro habitual.
—Nam, me siento mal.
—¿Qué sientes, hermano?
—Me duele el pecho. ¿Qué ocurrió afuera?
—Apareció un Alfa imbécil y pensé que te atacaría.
—No era un Alfa, Nam. Eso que sentí no eran feromonas de un Alfa. Al menos no huele a como ustedes huelen…
Se sumergió en sus pensamientos y antes de que Nam volviera a preguntar algo más, él hizo otra pregunta.
—¿Será que es un Alfa puro?
Su cara era un poema ante lo que su mente había elucubrado.
—¿Nam, será él el Alfa que estamos esperando?
Namjoon es quien sabe de todo y él siempre tiene todas las respuestas pero para esta pregunta no tenía una respuesta certera, pero ante la inquietud que había planteado su hermano, sintió que esa era una posibilidad que él no había contemplado.
—Solo tenemos una forma de saberlo, Jimin, si él es puro, lleva una marca de nacimiento en el cuello, más bien cerca de la oreja, justo aquí —Llevó su mano detrás de su lóbulo— ¿Ves? Aquí, de donde sale su olor. Todos los puros lo tienen, no importa la casta, si él es tu destinado, pronto lo sabremos.
—Debe ser —Achinó sus ojitos contento— pude sentirlo.
—¿Qué sentiste?
—Un imán poderoso atrayéndome a él.
—Mira Jimin, hasta que no sepamos quién es, tú debes cuidarte. Debes ser fuerte y proteger tu tesoro, hermano. Que hayas sentido ese impulso hacia él, no me gusta, no me da confianza, yo te ruego que no te expongas. Y por favor, de ahora en más, cuando estés afuera, usa tu collar antimordidas, Jimin, por favor.
Jimin afirmó con su cabeza.
La conversación llegaba a su fin, Namjoon iría a dar las últimas instrucciones a la guardia que custodiaban al omega para que reforzaran la seguridad pero antes de irse se volteó sonriente.
—Jimin, entonces…si él es el indicado, ¡Qué felicidad, hermanito! Janna dejará de lavarte el c..
No pudo terminar la frase porque Jimin le había arrojado un zapatazo a la cabeza.
Jungkook aulló como animal enjaulado cuando se llevaron al Omega, fue entonces que Yoongi intentó nuevamente traerlo a la realidad.
De un brazo lo arrastró lo más lejos que pudo de la abadía y una vez que se calmó, pudieron hablar.
—Jungkook, ¿qué te ocurre? ¿Qué fue todo eso?
—Es él, Yoongi, es el Omega que he buscado toda mi vida.
—¿Ese Omeguita insignificante es... —Sonrió con malicia— ¿Ese pequeño todo blanquito es el dueño del corazón púrpura? ¡No me hagas bromas Jungkook!
Jungkook aún no recobraba el ritmo natural de su respiración pero lo miró con desprecio.
—No he visto aún su corazón…
—Ni se lo verás, nos iremos hoy mismo de aquí… No quiero problemas con el grandote que lo cuida.
Jungkook frunció el ceño y gruñó , por supuesto que él no se iría de allí.
—Vete tú, yo me quedo.
Yoongi aceptó quedarse pero lo convenció de salir de las tierras santas y buscar alojamiento en el pueblo.
Ya estaban alejándose cuando el Épsilon comenzó a jadear nuevamente e inició retorno al monasterio. Yoongi corrió tras él y metros antes de que la guardia los detectaran, JK se detuvo y elevó sus ojos al balcón donde Jimin se encontraba.
Bajo la luz de la luna, el Omega era una visión plateada inalcanzable, sus cabellos blancos daban marco a ese rostro perfecto al que Jungkook quería tomar entre sus manos y marcar cada centímetro de su piel con feromonas de macho bravío.
El viento corrió su bata de seda y ante los ojos de los que estaban ocultos, se manifestó el pequeño corazón púrpura que latía bonito bajo la piel translúcida.
—¡Cielos benditos! Es él, tenías razón Jungkook, es tu Omega.
Jungkook cambió de forma y aulló desesperado bajo el balcón de su Omega blanco. Los guardias encendieron sus flechas y no dudaron en disparar al lobo negro que había invadido territorio prohibido.
Yoongi también mutó y mordió las patas de su compañero para hacerlo reaccionar y sacarlo rápidamente de allí.
Épsilon y Alfa abandonaron el convento corriendo en cuatro pero a sabiendas que mañana mismo volverían por ese corazón violeta.
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