Jungkook se quedó por allí cerca y observó con desconfianza a los guardias que de un momento a otro comenzaron a desalojar el lugar.

¿Qué estaba ocurriendo?

Se agazapó a la espera paciente de que Yoongi saliera, comenzaba a sentir una creciente inquietud y su mente empezó a divagar.

¿Dónde estaba?
¿Por qué no salía?

Él era el único de todos los Alfas que no había abandonado el recinto. La ansiedad se transformó en celos, sintió un nudo en su estómago porque la espera se estaba volviendo insoportable y eso lo hizo sentir cada vez más frustrado.
Yoongi seguramente había jugado la carta de la pureza de casta e intentaría quedarse con su Omega. La sangre le hirvió en las venas, realmente se desconocía.
Cuando estaba a punto de reventar las puertas para entrar y sacarlo de los pelos, lo vio salir arrancándose el collar y con una sonrisa diabólica en la cara que él hubiera borrado de un cachetazo.

Su instinto le dijo que lo siguiera sin ser visto, y lo hizo.
Lo vio dirigirse a la parte sur del pueblo, una zona muy alejada, lejos de todo y cerca de la nada.
Supuso que estaba de caza, buscando la nueva víctima pero curiosamente, ese sector no estaba poblado.

Cuando llegó a destino reconoció el lugar, se trataba de las ruinas del Templo de la Luna, ellos ya habían estado allí, exactamente sobre el altar de sacrificios, Yoongi le había confesado un tiempo atrás, que ese sería el lugar a donde él marcaría a su destinado.

En aquel momento, a JK le pareció una idea tan absurda como todas las cosas que se le ocurrían a su amigo pero ahora frente a lo que estaba ocurriendo, supo que Yoongi estaba esperando a Jimin y se sintió invadido por muchas sensaciones y ni una sola era buena, pero el miedo era la emoción que a él y a su lobo le corroía las venas como ponzoña ardiente.

Se quitó el collar de un uñazo, emanó el ámbar azul más furioso que encontró en su organismo y caminó directo hacia Yoongi hasta acorralarlo.

El Épsilon no solo lo superaba en altura, también lo hacía en fuerza y poderío. Yoongi no tenía ni una sola chance de salir ileso si Jungkook decidía atacarlo.

—¡Ey, ey, ey, hermano! ¿Qué te pasa? —intentó escabullirse pero Jungkook no se lo permitió.

—No me llames hermano, no eres mi hermano, Yoongi. Los hermanos no se traicionan.

—Yo no te he traicionado, Kook, yo solo quiero lo mismo que tú. Eso no me hace un traidor.

—Sí lo eres, sabes que he buscado a este Omega toda mi vida y ahora pretendes quitármelo.

—Por empezar, no puedo quitarte lo que no te pertenece —Ay, eso le dolió— Y segundo… ¿Y si Jimin fuera mi destinado? ¿No te conviertes tú en un maldito que pretende quedarse con lo que es mío?

Eso hizo retroceder al Épsilon porque lo que el infeliz planteaba, bien podría ser real. Pero no lo era. Se dejó engatusar solo un segundo y no le permitió que le carcomiera la cabeza con engaños. Él sabía toda la verdad sobre Yoongi, todas sus miserias y por sobre todas las cosas, todas sus mentiras.

—Yoongi, basta, tú sabes que yo sé.

—Sé que tú sabes, Jungkook.

—¿Por qué continúas, entonces?

—Quizas —Jungkook pudo ver al Yoongi que él quería, al que conocía desde su niñez, a su amigo antes de que se convirtiera en un monstruo— quizás, amigo, estoy buscando encaminar mi triste existencia. En él veo un futuro.

—¿Y lo citaste aquí, verdad?

—Sí, él quiere hablar conmigo —Ahí estaba de nuevo el Yoongi y su incontinencia a las mentiras que volvería loco a cualquiera.

—Deja de mentir. ¿Dime por qué lo citaste aquí? ¿Con qué excusa? ¿Ibas a matarlo?

—¡Me descubriste! Sí, iba a matarlo... de amor, Jimin es demasiado bonito.

Fue la gota qué derramó el vaso, él no tenía por qué seguir soportándolo.

—Mira, esto es muy simple, o te vas, o te arranco la cabeza, elige ya, Yoongi…

—Ayshh, Jungkook, cuando te sale ese lobo violento del alma, siento cosas aquí abajo, casi te diría que me excitas.

Jungkook blanqueó los ojos, era imposible hablar en serio con Yoongi. Del dramatismo a la broma barata en segundos. Toda la furia que los habitaba hasta el momento, se fugaba cuando ellos volvían a hablar como dos hombres que se conocían desde niños.

—Ahora dime ¿A ti qué te pasa con ese Omega?

—Yo sé que él es mío, lo siento aquí —jungkook llevó una mano a su pecho— Lo siento aquí —Se tocó la cabeza— Lo siento aquí —Se tocó el corazón.

Para su sorpresa, Yoongi señaló sus genitales y su voz áspera resonó severa

—Y también lo sientes ahí.

Se preparó para retirarse pero antes le diría lo que él realmente creía que le sucedía al Épsilon.

—Hazme un favor, Jungkook, cógetelo esta noche y termina con esta estupidez del enamoramiento… Mañana podemos compartir su corazón a la hora de la cena.

Le guiñó un ojo antes de emprender retirada y Jungkook confirmó que el Yoongi que él alguna vez quiso, había desaparecido hacía ya mucho tiempo.

—Hazlo, Jungkook, quítate las ganas que le tienes. Yo ya me largo, "tu Omega" debe estar por llegar.