Mi querida Mariafé, decidí iniciar esta aventura de escribirte y ahora que ya te hice una bibliómana, me resultará más fácil que puedas leer ; con tu venia decidimos hacer público estas misivas por si le sirven de guía o ayuda como lo fue para ti, a otras personas.
Dejo mi alma en cada carta y sobre todo quiero expresarte todo mi amor, sí, ese que para muchos pueda ser inexplicable, porque no te engendré, sin embargo en algún momento, te adopté como hija y te acepté como eras, con tus miedos, complejos y defectos y te fui formando hasta donde me permitiste, éstas son algunas lecciones que siempre te enseñé.
Ahora que estamos separados por la distancia, escucharás mi voz en cada línea y siempre podrás sentirme cerca de ti, mi princesita.