Epístola 19 - LA DISCIPLINA
Mi dulce Mariafé, ¡No sabes cuánto disfruto llamarte así! Quizá me recuerda tu perseverante FE y la que debo tener cada día, aunque es tan difícil y tú lo sabes.
Gracias por ser no solo mi hijita, mi princesita, sino mi confidente, mi cómplice y mi gran fortaleza.
Ayer te dije que la idea no era solo leer algo sino en ponerlo en práctica si es que lo consideramos productivo.
El tema de hoy tiene que ver con eso, aunque muchas veces los adultos somos buenos regañando y exigiendo a los hijos cosas que ni nosotros lo podemos hacer, tal vez, a todos, nos falte la Disciplina.
Considero que tiene dos campos semánticos aplicables.
El primero, la disciplina consiste en un conjunto de reglas con una respectiva periodicidad regular es decir que se relaciona con la constancia pero sobre todo que su cumplimiento conlleva a conseguir objetivo o frutos a través del tiempo.
Por ejemplo si te propones a levantarte temprano todos los días para leer cinco página de un libro que crees muy importante. La idea no es terminar el libro o levantarte temprano unos cuantos días, quizá un día lo hiciste y otro no ; por lo cual pretendes el siguiente leer 10 páginas para igualarte. Eso no es disciplina, sino hacerlo con regularidad lo que te propusiste.
Al principio será una molestia luego será menor , con el tiempo ya fluirá como algo natural y finalmente lo disfrutarás pues cuando no lo hagas sentirás como un vacío en ti, con respecto a tus hábitos.
Por eso disciplina se asocia con la decisión , el orden, la perseverancia y el éxito.
Ser disciplinado muchos lo relacionan con ser ordenado pero es más que eso porque si solo lo eres por un tiempo y no eres constante no tiene validez, por lo tanto : no hay resultados.
El segundo campo es el más conocido ya que es sinónimo de castigo. En este caso es la imposición de una sanción para corregir lo cual debe estar basado en un acuerdo previo o muchas veces la estipulación de un conjunto de normas de las que algunas no se hayan cumplido o se hayan de alguna manera infringido.
En otro capítulo ya en la segunda parte de este epistolario trataré más a fondo el aspecto del castigo y cómo ha evolucionado, ya que actualmente somos menos tolerantes al castigo, la exhortación o la disciplina.
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
Hebreos 12:7
A los padres nos corresponde disciplinar a los hijos cuando éstos no cumplieron con alguna regla preestablecida o sobreentendida y este es un gesto de AMOR aunque parezca lo contrario.
No hacerlo serían indiferencia o indolencia.
Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Hebreos 12:8
Ahora ya sabes que si te disciplino lo hago para corregirte porque quiero lo mejor para ti.
Esta epístola me habla también a mí, me he propuesto ser disciplinado con varios aspectos que espero Dios me ayude no solo a cumplirlas sino a ser constante en ello.
Finalmente espero que seas disciplinada no solo en el Colegio sino en la casa, en tu vida social y sobre todo en lo personal teniendo en cuenta lo espiritual en primer lugar y luego lo físico.
Que Dios te ayude a serlo y que aceptes la disciplina que se te imponga ya sea de parte de una autoridad, profesor o tus padres.
Por último soportes mi rígida disciplina como siempre lo has hecho por lo que te agradezco, tu docilidad me conmueve sin embargo siempre tengo el que por todo y entorno, todo eso se convierta en rebeldía.
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Hebreos 12:11
No olvides que lo hago porque te amo, hijita de mi corazón.
Que Dios te bendiga e ilumine siempre.
Tu papito.
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