Piloto 1
Género: Slice-of-life (al principio), fantasía, aventura, comedia, drama, lgbt
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-"... y así es como haces un pastel que literalmente parece una nube!" -explicó una señora con un sombrero de cocina gigante en su cabeza, y un delantal rojo puesto. Enfrente de ella, lo que parecían mini nubes (con la misma condesación y todo, excepto de color chocolate y otros colores pasteles) flotaban tranquilamente.
-Aburridooooooo.
Click
-"Las sirenas andan protestando, diciendo que el oceano es su hogar y que pueden hacer como nosotros y decidir quien viene o no -protestaba una señora de cabello corto y rubio, sentada en un sillón rojo, el cuál formaba parte de un círculo de sillones rojos con otras señoras-. ¿Acaso no saben que tan grande es el océano? ¿Y en serio vamos a darles control-"
-¡Aburrido!
Click
-"¿Quieres evitar que tu hijo sea un imcopet y-"
CLICK
-"¿Sientes que estás sólo? ¿Vacío? ¿Te gustaría sentirte completo? ¿Pertenecer en algún lado? En la iglesia de-"
Click
-¡¡Aaaaaah, no hay nada interesante!! -protestó Nicholás, o Nic, mientras se revolvía su cabello castaño.
-¡¿Por qué estás gritando?! -preguntó alguien con una voz grave.
"Ay, puta madre".
Ese alguien entró en el salón a grandes zancadas y con el ceño fruncido, creando una diminuta arruga en medio de sus cejas. Era tan alto que su cabeza casi rozaba el marco de la puerta del salón. En su muñeca derecha destacaba un reloj negro.
Cuando sus ojos azul cielo se posaron en Nic, frunció aún más el ceño, pero por la confusión.
-¿Por qué estás sentado así?
Nic estaba boca abajo, con las piernas apoyadas en el respaldo del sofá; la planta de sus pies tocando la pared color gris, y mechones de su cabello color chocolate rozando la alfombra granate que cubre el piso.
Nic sonrió avergonzado.
-Creí que ayudaría a que me aburra menos.
-...
-...
-... se te va a subir la sangre a la cabeza.
-Y a ti se te van a salir canas, relaja -protestó, rodando sus ojos azul cielo.
-¡No me hagas esos ojos, Nicholas!
"Ah, mierda, dijo el nombre completo".
-OK, OK, tranqui, perdón por saber bromear -protestó mientras se levantaba y se sentaba apropiadamente. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas.
Ismael soltó un suspiro.
-El almuerzo está listo.
***
-Nicky, cuando termine mi dibujo, ¿te gustaría ver? -preguntó un chico de 17 años, el cuál estaba sentado enfrente de Nic. Él alzó la mirada y sonrió con cariño a su hermano.
-Me encantaría, Liam, aunque sé que será muy bueno, como siempre.
-Sísísí, aún así quiero oírlo de ti cuando lo veas -insistió, señalando a Nicholas con su cuchillo. Como respuesta se rió y alzó las manos de forma dramática.
-OK, OK, como desees, Li.
A su derecha oyó un suspiro, haciendo que frunciese su ceño y girase su cabeza para mirar a su otro hermano.
-Chris, ¿algún problema? -preguntó, fingiendo un tono calmado que era muy falso. Chris ni siquiera lo miró, se encogió de hombros.
-No sé a que viene esa pregunta -contestó mientras se metía un pedazo de carne a la boca.
-Oye, chicos, no empecéis -pidió Ismael, quien estaba sentado enfrente de Chris. A su derecha estaba Liam, quien al notar lo que iba a pasar, agachó la mirada y comenzó a comer de forma veloz y a masticar con fuerza.
-¡Él empezó! -protestó Nic, apuntando a Chris con el dedo de forma dramática.
-Sólo suspiré, melodramático.
-¡Tú eres el melodramático!
-Lloraste el otro día porque se te cayó el helado.
-¡SOBRE MIS NUEVAS DEPORTIVAS, CHRIS!
-¡¡¡Basta ya!!! -ordenó Ismael, golpeando la mesa, haciendo que los otros dos hermanos lo mirasen con los ojos como platos-. ¡NO QUIERO MÁS PELEAS MIENTRAS COMEMOS! ¡¿Quedó claro?!
-Sí, señor -respondieron a la vez.
-Ya no tengo hambre -dijo Liam de pronto, dejando caer los utensilios y levantándose de forma brusca, haciendo rechinar la silla contra el piso.
-¿Estás seguro? -preguntó Ismael.
-Sí, tranquilo -respondió de forma fría para después alejarse a paso calmado del comedor.
Nic se lo quedó viendo fijamente, apretando los puños bajo la mesa y con la culpa comiéndose sus entrañas.
***
-¿Adónde vas?
Nic se congeló. Estaba sentado en el frío suelo del recibidor, atándose los cordones de sus nuevas deportivas (aún era un misterio como Ismael había logrado quitar a la perfección las manchas de helado de chocolate).
-Voy a salir un rato a patear el balón -respondió, sin molestarse en mirar a su hermano.
-Ah.
-...
-...
-... no regreses tarde.
-Vale.
-Trata de no ensuciarte demasiado como la última vez.
-Sí, señor.
-Y no te metas en peleas, te lo suplico.
-... no tienes que preocuparte por eso -respondió de forma calmada mientras se ponía en pie. Miró por encima del hombro a su hermano mayor-. No voy a la escuela.
***
-¡¡¡MOISÉS!!!
Antes de que su amigo pudiese reaccionar, Nic saltó sobre su espalda y rodeó su cuello con sus brazos.
-¡TE ATRAPÉ!
-¡OYE, SUÉLTAME, CAPULLO! -chilló, agitando sus brazos, dejando caer el libro que estaba sosteniendo entre sus manos.
-¡ATRAPÉ UN POKEMÓN, SÍ!
-¡IMBÉCIL! -a pesar del insulto, se estaba riendo a carcajadas.
-Te pasa por no tener la guardia alta -se burló, aún abrazándolo, aunque aflojando el agarre un poco-. ¿Adónde vas, nene?
-No me llames así -respondió, fingiendo irritación y poniendo sus ojos en blanco-. ¿Puedes soltarme para que pueda recoger mi libro, por favor?
-No.
-... ¿Disculpa?
Nic lo soltó, se puso enfrente suya y tomó el libro.
-Ten -extendió el libro que sostenía con ambas manos.
-Oh, gracias -quitó cualquier resto de suciedad que podría tener el libro. Mientras tanto, Nic recogió su balón de fútbol, el cuál dejó caer al suelo cuando atacó a Moisés sin piedad.
-¿Ahora me dices adónde ibas? -preguntó, colocándose a su izquierda, sujetando la pelota ajo su brazo derecho y metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta. Ambos comenzaron a caminar.
-Iba al parque a leer ahí un rato.
-¡Ay, eres como Chris, siempre leyendo!
-Sólo que yo leo cosas realmente interesantes, no como tu hermano, que lee ficción -presumió mientras alzaba la barbilla. Nic sonrió.
-No sé, leer sobre viejos científicos no me suena muy interesante.
-¡Sí que lo es! ¡Es super interesante como descubrieron que plantas usar para crear diferentes tipos de pociones! ¡Como experimentaron hasta crear antídotos!
-Lo que tú digas.
Moisés siguió hablando de lo que Nic se estaba perdiendo mientras caminaban por la calle. Era un bonito día de sábado, con el cielo azul completamente despejado. Algo que le gustaba a Nic de su barrio era lo tranquilo que era. Apenas había ruido, todo estaba bastante cerca a pie, y los vecinos eran simpáticos. Hasta los desconocidos que pasaban por ahí le sonreían o saludaban con la mano, o lo dejaban acariciar sus perros.
Mucho mejor que su antiguo barrio.
Finalmente llegaron, y para su alegría, no había nadie. Bueno, sólo una madre jóven con su pequeña hija, pero no era suficiente para molestarlo.
Dejó caer su pelota de fútbol y comenzó a darle patadas para comenzar a correr, mientras que Moisés se sentaba en un banco para leer. Eligió uno cubierto por la sombra de un gran árbol.
Nic primero chutó el balón contra un tobogán rojo varias veces, con fuerza, hasta que se cansó y sintió un hormigueo en su pierna derecha. Así que comenzó a sostener la pelota sobre su cabeza, tratando de mantener el equlilibrio.
Aunque aún no lo hacía bien así que se le cayó en la cara.
-¡AUH! -gimió mientras caía de rodillas, sosteniéndose el puente de la nariz con fuerza.
-¿Estás bien? -preguntó Moisés, mirándolo preocupado.
-No, creo que me he roto la nariz -protestó, lagrimeando un poco.
-Ah...
De repente Moisés se echó a reír, ganándose una mirada furiosa de Nic.
-¡¿De qué te ries?!
-Es que... ¡jajaja! El "auch" no para de sonar en mi cabeza... -respondió entre risas, soltando el libro, dejandolo apoyado en su regazo. Sin dejar de reír, se llevó una mano a la frente-. Y encima vi como se te cayó el balón... ¡Jajaja!
-¡Imbécil! ¡Estúpido! ¡Mamahuevo!
-Irónico que lo digas tú -replicó, riéndose aún más, ahora con ambas manos sobre sus ojos y echando su cabeza hacia atrás.
-¡Me las vas a pagar!
Rápidamente Nic trató de levantarse pero se tropezó y volvió a caer de rodillas, sólo haciendo reír aún más a Moisés, quien ahora tenía lágrimas en sus ojos oscuros y se sujetaba del estómago.
-... lo dejaré pasar... por esta vez... -declaró Nic, con dolor en su voz, mientras se levantaba con cuidado. Tenías las rodillas ligeramente enrojecidas.
-Venga, perdón, perdón -se disculpó mientras se secaba las lágrimas con el dorso de las manos. Nic sólo miró hacia otro lado y agarró su pelota.
-Sigue leyendo sobre viejos aburridos que ya están muertos, yo seguiré haciendo algo más divertido SOLO -declaró mientras le daba la espalda a su amigo.
-Niiiiic, vengaaaaaa.
-Vaya, que brisa tan fuerte se oye.
-¿En serio, Nic?
-Esto es taaaaaaaan solitario.
-¡Niiiiic!
-¡¿QUÉ?! -exclamó, volteando su cuerpo para mirarlo.
-... hola.
-... Dime, Moisés, ¿te gusta tu nariz?
-Uh, diría que sí, ¿por?
-Sería terrible si algo le pasara, ¿no?
-........ OK, OK, mensaje captado -respondió, agarrando su libro abierto y cubriéndose el rostro con él. Ante esto, Nic asintió satisfecho y se alejó con el balón en mano.
Dio un par de pasos hasta estar a un par de metros enfrente de una pirámide de cuerdas. Echó su pierna derecha hacia atrás mientras seguía sosteniendo el balón entre sus manos. Tomó un par de inspiraciones profundas, dejó caer el balón, y lo golpeó con la punta del pie antes de que tocase el suelo.
Tan buen chute que le dio a la niña que estaba justo flotando enfrente de la pirámide.
-¡OSTIA!
-¡LILY!
La joven madre afortunadamente atrapó a su hija entre sus brazos y la estrechó con fuerza. Con cuidado dejó a la pequeña en el suelo y le inspeccionó la cabeza.
-¿Te duele?
-No, mami, sólo un poco.
-¿Entonces sí?
Tímidamente y jugueteando con sus dedos, Nic se acercó a la madre, quien seguía agachada al lado de Lily.
-Yo...
-¡TÚ! -la madre lo miró, con sus ojos verdes muy abiertos. Tenía sus mejillas enrojecidas por la ira-. ¡LE DISTE A MI HIJA!
-Perdona...
-¡EN LA CABEZA!
-De verdad lo sien-
-¡CON UN BALÓN QUE GOLPEASTE CON TODA TU FUERZA!
-Señora, ya dije que lo siento -dejó caer sus manos.
-¡Podría haberse hecho mucho daño! -continuó, abrazando a su hija con fuerza, quien parecía confundida.
-Fue un completo accidente. No quería darle.
-¡No puedes jugar a la pelota aquí!
-Es un parque, a mí me parece que sí puedo -se estaba empezando a molestar.
-¡Hay niños pequeños! Además, ¿cuántos años tienes? ¿Qué haces aquí?
Nic rodó sus ojos.
-De nuevo, es un parque. Aquí puede venir cualquiera.
-¡Hmph! -tomó a su hija en sus brazos-. Mi hija lo estaba haciendo tan bien, y tú tuviste que arruinarlo...
-¿No te parece más peligroso dejar a tu hija flotando sola? ¿Y si se golpeaba con algo?
-Estaba vigilandola. Además -tiró de una cuerda que estaba conectada a Lily-. Mi hija tiene un arnes para no irse volando demasiado lejos.
-Ah, pero aún así...
-Extraño que no entiendas -interrumpió. Entrecerró sus ojos y miró fijamente a Nic, quien comenzó a balancearse en sus pies, incómodo-. A no ser que... -sus ojos se abrieron muchísimo-. Oh, Dios bendito -se llevó una mano a la boca, haciendo que Nic entrecerrase sus ojos.
-¿Qué?
-¿Eres... un incompet? -susurró la mujer.
-¿Perdona?
-Oh, pobrecito, lo siento mucho.
-¿Por qué lo sientes?
-¿No lo eres?
-Bueno, sí, pero-
-Oh, lo siento, pequeño. No tener magia como la gente normal debe ser doloroso.
Eso hizo que Nic abriese sus ojos como platos.
-¡No soy pequeño, y no quiero que me tengas lástima! -exclamó, apretando sus puños con fuerza y sacudiéndolos-. ¡Tengo 19 años!
-No deberías ir sólo por ahí, es peligroso para ti.
-¡CÁLLATE, VIEJA! ¡TE HE DICHO, NO SOY UN NIÑO PEQUEÑO!
Caminó a grandes zancadas para recoger su balón de fútbol. Se giró sobre sus talones y comenzó a caminar a la entrada del parque.
-¡ME VOY!
-¡Nic, espera! -Moisés corrió hacia él y lo sostuvo del hombro-. Amigo, no la escuches. No dejes que te amargue el día.
-Ya es tarde para eso -declaró. Moisés se lo quedó mirando con tristeza, haciendo que Nic se sintiese culpable-. ¿Por qué no vienes a mi casa? Podemos jugar ahí. O simplemente sentarnos juntos en el sofá.
-Me gustaría -esbozó una sonrisa, haciendo que el sentimiento de culpa en su estómago se desvaneciese.
Mientras caminaban de regreso a casa, Nic pensó como su situación apestaba.
Como si ser autista no fuera suficiente, también era un incompet, alguien que no tenía el órgano que los ayudaba a hacer magia.
"Genial, simplemente genial".
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Recuerden que esto es de prueba y que quizas haya cosas que cambien. Pero díganme que les pareció :3
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