Único
Gracias Teresa6539 como siempre por tu ayuda.
Gulf estaba embarazado y la noticia había dejado impactados a los tres alfas, jamás imaginaron que en tan poco tiempo el omega pudiera concebir, esa noche cuando recibieron la noticia los tres lo abrazaron, lo besaron y lo consintieron como nunca, había un pequeño creciendo dentro del vientre de Gulf, lo cual los hacia ser aún más sobre protectores.
Cuando le dieron la noticia a los niños, estos se pusieron felices con la idea de un hermanito, sobre todo Athez porque sería un hermano mayor, en ese hogar todo era felicidad, los alfas se desvivían por ayudar a su omega, prácticamente no lo dejaban hacer nada, a duras penas y lo dejaban ir a la floristería, siempre estaba uno de ellos por si hacía falta cargar algún tipo de peso.
Y así había llegado el momento de la primera consulta médica, a pesar de que Gulf ya había ido a confirmar su embarazo, aun no le habían hecho su primera ecografía y por eso estaban allí los cuatro ese día aprovechando que los más pequeños estaban en la escuela, aunque mientras estaban en esa sala de espera todos se los quedaban mirando, pues Boon estaba sentado con Gulf en sus piernas y Mew y Golf a cada lado tomando sus manos, eran una familia curiosa, se salían de todas las reglas conocidas para los allí presentes.
La enfermera que se hacía cargo de la entrada de los pacientes a la consulta salió de su mostrador con una carpeta en la mano —Gulf Kanawut es su turno puede pasar—. Esa fue la señal para que los tres alfas se levantaran escoltando al omega.
— ¡Uh!, solo puede pasar el padre alfa del niño—. Los tres hombres se quedaron viendo entre ellos.
No estaban seguros de que hacer, ninguno de ellos sabía quién era el padre del bebé en el vientre del omega, por supuesto que se habían hecho esa pregunta en sus cabezas desde que se enteraron, pero no se habían atrevido a expresarla en voz alta, tenían miedo de hacer enojar a su omega, de todos modos ellos querrían a ese pequeño como propio sin importar quién era el padre biológico, era una personita que estaba creciendo en el vientre de Gulf, ¿cómo no adorarla?, sobre todo porque la barriga del pelinegro ya estaba algo pronunciada y a los tres les encantaba pasar algún tiempo acariciando la pequeña protuberancia en su bajo vientre.
—Ellos vienen conmigo, son mis alfas—, respondió Gulf con voz suave.
La mujer se los quedó viendo con la boca abierta, en sus años trabajando en ese consultorio era la primera vez que veía una cosa así, por lo que automáticamente solo se apartó del camino y los dejó pasar; el omega caminó seguido de los otros tres, abrió la puerta del consultorio e ingreso, encontrándose con la doctora dándoles la espalada mientras revisaba algunos papeles, estaba algo distraída, por lo que cuando volteo se sorprendió un poco por verlos allí parados.
— ¡Esto si es una sorpresa!, tenía tiempo que no veía un omega con más de un alfa, pasen y pónganse cómodos, estos va a ser fascinante—. Saludó la mujer sin ningún problema mientras sonreía —Por cierto mi nombre es Ana, ustedes dirán: ¿que los trae por aquí?, ¿tienen algún problema con su unión?
— ¡Nada de eso!—, contestó rápidamente el omega —Estamos aquí porque hace unos días me enteré que estaba embarazado...
— ¡Oh que maravillosa noticia!, ¿quién es el padre?—, preguntó quitada de la pena la mujer a lo que el pelinegro solo se sonrojó, ni el sabía quién era el padre — ¡Ya veo!, no te preocupes eso es muy común en este tipo de uniones—. Le restó importancia a su propia pregunta —Estoy segura de que estos tres hombres van amar a ese bebé sin importar que, siempre es así, pero cuando nazca igual pueden hacerle una prueba de ADN y así saben de quien fue el espermatozoide ganador—. Sonrió ella feliz.
—Eso no va a ser necesario, no necesitamos saber quién es el padre, lo querremos sea hijo de cualquiera de nosotros—, dijo Mew con su propia sonrisa, haciendo que en los ojos de Gulf se formaran algunas lágrimas de felicidad.
—Me lo imaginaba, pero solo tenía que darles la opción por si lo querían saber, ahora ayuden a ese omega suyo a acomodarse en esa camilla y echémosle un vistazo a ese bebé.
Los hombres se apresuraron a ayudar a Gulf a levantarse y con delicadeza Golf lo llevó a la camilla, Boon descubrió su vientre y Mew se situó a su lado tomando su mano, los tres estaban emocionados y se morían por ver como estaba yendo su embarazo, según sus cuentas el omega ya debía de tener tres meses.
—Bien, veamos a este pequeño—. Tomó el aparato y le colocó el gel en el abdomen al omega para comenzar a revisarlos, a medida que movía el aparato por la piel de Gulf, su ceño se fruncía cada vez más sin decir nada, movía algunas teclas en el aparato y volvía a repasar en un lugar que ya había visto.
— ¿Hay algo mal con mi bebé?—, preguntó preocupado el pelinegro.
—La verdad es que no.
— ¿Y entonces porque está haciendo esas caras?—, pregunto ahora Boon.
—Porque estoy viendo algo que no veía desde mis días de estudiante—. Volvió a pasar el aparato lista para explicarle a los preocupados padres lo que estaba viendo — ¡Felicidades!, van a tener tres bebés.
— ¿De verdad?, ¿mi Gulf va a tener trillizos?— Mew estaba emocionado con la idea, habrían tres pedacitos más de su omega para querer.
—Así es y lo mejor de todo es que es uno de cada uno de ustedes, cada bebé tiene su propia bolsa, lo cual parece indicar que cada uno tuvo su espermatozoide ganador.
— ¿Está segura de eso?— Golf no lo podía creer.
—Estoy un 95% segura de ello, con ustedes son ya tres casos de parejas múltiples que he visto y en todos ellos su primer embarazo ha sido un pequeño o pequeña de cada alfa, pero como dije anteriormente eso lo podemos saber con una prueba de ADN cuando nazcan y así cada uno sabe quién es su hijo—. Les señaló en la pantalla en donde estaba ubicado cada bebé.
—Lo sostengo no necesitamos saberlo, esos tres niños serán nuestros hijos—, hablo Mew dándole un beso en la mano al pelinegro, quien tenía algunas lágrimas corriendo por sus mejillas, él estaba feliz, tenía un pedacito de cada uno de sus alfas creciendo en su interior.
Desde que se había enterado de la noticia se había sentido un poco mal por darle un hijo a uno de ellos y a los otros no, cada uno de ellos merecía la felicidad de tener un pequeño en sus brazos, pero lo que más le conmovía era su convicción de no querer saber quién era el padre, estaba feliz, había escogido a los mejores hombres para estar en su vida, amaba a sus tres alfas con toda su alma.
Salieron de ese consultorio con grandes sonrisas en sus labios, estaban felices habían recibido la mejor noticia del mundo, iban a ser padres de tres hermosos niños, la familia seguiría creciendo.
El resto del embarazo pasó de manera tranquila, con los alfas protegiendo a sus omega de que no hiciera algo que pudiera afectarle a los pequeños, los niños también estaban al pendiente de lo que su papi pudiera necesitar, a medida que su vientre crecía a Gulf se le hacía más difícil moverse, por ello cuando ya contaba con siete meses de embarazo ya no pudo seguir yendo a trabajar a la floristería.
Mew y Golf se habían hecho cargo del negocio por él, se turnaban y con la ayuda de los niños todo estaba marchando bien, mientras él se quedaba en casa sentando en el sofá de la sala viendo la televisión, en su cuarto tomando una siesta o leyendo un libro, algunos días eran más aburridos que otro, pero entendía que era por su salud y la de sus niños.
Y la verdad sea dicha le encantaba la atención que estaba recibiendo de sus alfas y sus niños, se sentía consentido, amado y sobre todo cuidado; hasta que un día cuando ya contaba con ocho meses y medio de embarazo comenzó a sentir un pequeño dolor en su bajo vientre, lo cual era indicativo de que esos pequeños ya querían salir de su vientre.
Así que agarrando su pronunciado estómago caminó los pasos que lo separaban de la cocina y miro a sus alfas y les dijo: —Chicos creo que estos niños ya quieren nacer...
Esas palabras fueron como un detonante para que los tres hombres salieran corriendo, Golf escaleras arriba en busca de las cosas para ir al hospital, Boon por las llaves del auto y Mew a sostener al omega, mientras los niños también corrían hacia la camioneta familiar, con todos a bordo del vehículo comenzaron la loca carrera al hospital, en el camino llamaron a la doctora Ana, quien les dijo que los esperaba allí.
Llegaron al hospital rápidamente sorprendiendo a los enfermeros que los recibieron por la cantidad de gente que había llegado con el omega, en la sala de espera quedaron los tres alfas con los niños, por el momento Gulf había sido llevado a una habitación, Mew había llamado a su madre para que se hiciera cargo de los pequeños, ella llegó justo a tiempo, porque Ana salió de la habitación y los llamó.
—Todo está bien, esos niños están apresurados por nacer, ¿van a entrar a la sala de partos?
—Por supuesto—, contestaron los tres al unísono.
—Bien, pero se tienen que comportar, si llego a ver algún solo indicio de que perturben a mi paciente estarán fuera, no tolero alborotos—. Los miró seriamente haciéndose entender a lo que los hombres asintieron en acuerdo —Muy bien, con las reglas claras es momento de que vean a su omega.
Cuando entraron a la sala de parto ya Gulf estaba listo para dar a luz, las contracciones eran cada vez más repetitivas y el dolor era un poco tolerable gracias a la inyección que ya le habían suministrado, los alfas se ubicaron a su alrededor en la parte superior, con Boon y Mew sosteniendo sus manos mientras que Golf estaba a un lado de su cabeza, de los tres era el que estaba más asustado con todo aquello.
—Gulf estamos listos para que estos niños vean la luz, cuando sientas una contracción fuerte comienzas a pujar.
No hicieron falta más indicaciones porque a la primera oportunidad el omega hizo lo indicado, pujó con todas sus fuerzas, estrujando las manos de sus alfas quienes aguantaron valientemente aunque sus manos estaban adoloridas.
Fue una hora y un poco más que Gulf estuvo en trabajo de parto, los hombres se comportaron a la altura de la circunstancias, aguantaron estoicos los reclamos, gritos y maldiciones de su omega, que no dejaba de reprocharles por dejarlo embarazado, los apretujones de mano estuvieron a la orden del día, tanto así que se tuvieron que turnar para que el omega los apretara, pero todo había valido la pena, todo el dolor, el llanto, los gritos, todo había valido la pena, allí entre sus brazos cada uno de ellos tenía un bebé, un bebé fruto de su unión con ese hermoso pelinegro que les había robado el corazón y que ahora los miraba desde su lugar en aquella cama con una sonrisa en sus labios y lágrimas en los ojos.
Estaba feliz, su familia había crecido, eran tres hermosos niños los que había llevado en su vientre y ver la imagen de esos hombres cargándolos con delicadeza, lo había llenado de tantos sentimientos en su interior que no podía explicar con palabras como se sentía en esos momentos, solo sabía que era el omega más feliz del mundo, felicidad que fue completa cuando sus otros hijos entraron a la habitación y conocieron a sus nuevos hermanos.
Definitivamente había tomado la mejor decisión para su vida, él no podía elegir entre esos tres hombres, los amaba por igual y cada día estaba más convencido que Luke los había puesto en su camino para que volviera a ser feliz, para que se diera cuenta que todavía podía ser amado y poder brindarle unos nuevos papas a sus pequeños, no eran una familia típica, pero eran una al fin, una en donde el amor era lo más importante y se lo demostraban cada día, con cada gesto, con cada sonrisa y con cada palabra que se decían.
El plan de encontrar un alfa para papá estaba terminado y no pudo tener mejor resultado que ese, tres alfas amorosos y protectores que darían la vida por cada uno de sus hijos, porque la felicidad es diferente para cada persona y para Gulf había llegado en forma de tres y siete niños traviesos.
FIN
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