Final.
―Min Yoongi. Aceptas a Park Jimin como tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, ¿hasta que la muerte los separe? ―Los fanales de Jimin brillaron con emoción, relamiendo sus labios y sintiendo la ansiedad molestarlo, sus ojos se cerraron gracias a la sonrisa que brotó de sus labios tras aquellas esperadas palabras.
―Sí, acepto.
Yoongi habló sin una pizca de duda, sus ojos fijos en los del rubio, demostrándole, que no tenía miedo, y que no se arrepentía en lo absoluto de nada. Jimin interrumpió al hombre antes de que hablara y no puedo aguantar más, rodeó el cuello de Yoongi con sus brazos y lo besó, sintiendo las lágrimas colarse entre aquel gesto, el pelinegro se agarró a su cintura mientras correspondía gustoso, los presentes aplaudieron y silbaron celebrando que al fin era oficial.
Jimin y Yoongi se encontraban en su mundo, abrazándose con fuerza y sintiendo sus latidos acompasarse, luego de varios segundos se separaron y entrelazaron sus manos, aceptando los abrazos de las personas que se acercaban a felicitarlos.
―Bien, creo que no hace falta decir nada más ―habló el oficiante de la boda con una sonrisa felicitando a la pareja.
Jungkook se acercó a Jimin y lo abrazó con fuerza bajo la intensa mirada de Yoongi, automáticamente se sonrojó.
―Oficialmente, no habrá más incesto ―dijo su hermano menor con diversión, Jimin soltó una risita y pensó que estaban completamente locos por haber normalizado aquella situación.
No los culpen, hasta hacía unos meses ellos ni siquiera se hubiesen podido imaginar que compartían un vínculo como ese, ahora debían empezar a acostumbrarse a tratarse como verdaderos familiares directos.
―Hm, no creo que Yoongi tenga problema con eso ―bromeó el rubio ganándose una mirada de advertencia por parte su esposo.
―Por supuesto que tengo un problema con eso ―finalizó el mayor jalando el brazo de Jimin para acercarlo a su lado y rodear su cintura con uno de sus brazos.
Jungkook rio y vaciló un poco antes de abrazar a Yoongi, el pelinegro aceptó el gesto poco a poco palmeando la espalda del menor, ambos habían hecho una tregua y se habían prometido entre todos que empezarían de cero, y esta vez sí harían las cosas bien. Un grito de emoción los exaltó, pero luego se sintieron cálidos debido al sentimiento de familiaridad.
― ¡No puedo creerlo! ¡Estoy tan feliz! ¡Ahora serán una pareja de conejos calenturientos felices! ―Edán habló limpiándose las lágrimas de felicidad que corrían por sus mejillas.
―Aún no puedo creer que estés aquí ―habló Jimin separándose un poco de Yoongi para abrazar una vez más al rizado.
― ¿Cómo creen que me perdería esto? Así fuese en forma de fantasma, pero estaría aquí sí o sí ―Edán bromeó correspondiendo el abrazo de Jimin con fuerza―. Además, ya había comprado el regalo de bodas perfecto.
Edán se giró hacia Hoseok y este le tendió dos cajas negras, el rizado entregó una a Yoongi y luego la otra a Jimin, ambos lo miraron con el ceño fruncido.
―Ábranlo ―ordenó el rizado sonriendo.
Jimin alzó lentamente la tapa de la cajita, revelando el contenido y abriendo sus ojos con sorpresa al ver una daga de plata negra con detalles en oro rosa, y lo más bonito, las iniciales de Yoongi marcadas junto a un "mejor juntos que separados". El rubio se acercó para ver la de Yoongi la cual era igual a diferencia de que los detalles eran en color negro y llevaba sus iniciales.
―Ya saben que amo su relación casi tanto como las navajas y esas cosas, ahora tienen una representación discreta del otro, ya que pienso que ustedes son como dagas ―habló Edán ―. Sutiles, pero letales.
―Muchas gracias, Edán ―agradecieron ambos al unísono abrazando al chico, el rizado sonrió, dando espacio para que Seokjin también felicitara a la pareja.
―Mi Jiminnie se casó ―habló Seokjin limpiándose las lágrimas mientras abrazaba al mencionado―. Recuerdo como si hubiese sido ayer que discutía contigo para que no salieras de nuevo con Jackson... Has crecido tanto, Jimin.
Jimin luchó por no derramar lágrimas, pero fue imposible alejar aquel sentimiento de su pecho, la nostalgia era inevitable, podía sentir en ese momento como tantas cosas habían cambiado... Miraba atrás y podía observar todas sus caídas, sus berrinches, sus noches de insomnio, las lágrimas, todas las veces que creyó que no podría y que estaba a punto de rendirse. Ahora podía girar la vista y a su lado, se encontraba él.
La persona que después de tantas cosas lo había levantado, quien lo había mantenido con vida, quien lo mató y lo hizo revivir de nuevo, allí al lado se encontraba la persona que en algún momento fue el peor de sus miedos, y ahora, era lo único que necesitaba. Quien le había enseñado que podía morir, que podía estar quemándose vivo, pero podría seguir, a pesar de todo, podría seguir si estaba con él. ¿Era amor o simple dependencia? No lo sabía, lo único que sabía, era que no le importaba averiguarlo.
Yoongi cubría sus ojos con sus manos a medida que lo guiaba por aquel pasillo, Jimin sentía el frío que hacía en aquel lugar y no tenía idea de lo que había planeado el contrario, sin embargo, no podía sentirse más ansioso.
El pelinegro apartó sus manos y poco a poco se permitió abrir los ojos, quedando sin respiración al observar aquel lugar. El suelo era de madera oscura casi negra, y la habitación en sí era demasiado grande, las paredes eran paneles de vidrio totalmente transparentes y a través de estos podía ver la playa que los rodeaba junto a la luna reflejándose en el agua del mar, era simplemente maravilloso.
―Mira hacia arriba ―susurró Yoongi en su oído haciendo que elevara la vista cuidadosamente.
Se quedó pasmado, observando que el techo en forma de cúpula también era transparente, gracias a ello el cielo podía verse a la perfección, al igual que las estrellas y la blanca luna iluminando la habitación. Jimin se sentía demasiado bien, tan feliz que no pudo hacer otra cosa que girarse para abrazar a Yoongi y comenzar a llorar, el pelinegro lo apretó contra su cuerpo y lo dejó liberarse, dejó que drenara todos aquellos sentimientos y aprovechó el momento para decir todo lo que sentía en ese momento.
―Cualquier lugar Jimin, se vuelve maravilloso con tu simple presencia. No importa si es un lugar como este o una simple habitación vacía en mal estado, a tu lado todo es perfecto, haces que todo se vuelva perfecto, y eso hiciste con mi vida. Siempre fui una persona vacía y sin sentimientos, Jimin. Creí que nunca experimentaría cosas agradables, pero tú, el simple hecho de verte era increíble, el solo oírte respirar, me hacía sentir el ser más feliz del jodido mundo... Sabía que no te merecía, cuando te miraba, sabía que no era lo correcto, pero con el tiempo, me volví egoísta, y llegué a la conclusión de que serías para mí, no podía dejarte ir... No después de que me enseñaste que eras mi salvación, que eras la persona que me haría vivir, que me haría experimentar todas esas sensaciones que no creía posibles, tú Park Jimin, te convertiste en mi mundo, y te pertenezco. No me importa si todo acaba esta noche, no me importa si mañana despierto y me doy cuenta de que todo fue un sueño, no me importa nada, porque me enseñaste, que había alguien para mi allí afuera. Y si es una ilusión, no me importa, porque fui feliz, y porque sé, qué algo tan perfecto, tiene qué ser real, porque tú me amas y yo te amo, porque, aunque lo repita varias veces sabemos, que estamos mejor juntos que separados...
―... Que nos quemen vivos, no me importa, estoy dispuesto a fundirme contigo si de esa manera nos volvemos uno, y puedo así, morir contigo, porque eres todo para mí, y así será por siempre.
Los ojos de Jimin brillaron luego de aquel discurso, y sintió como las lágrimas empapaban su rostro, tuvo que suspirar varias veces para obligar las palabras a salir de garganta, sintiendo que el latido de su corazón era tan fuerte que Yoongi podría escucharlo en sus propios oídos. El pelinegro limpió su rostro con sus manos, mientras le escuchaba atentamente cuando empezó a hablar.
―Cuando te vi por primera vez... Me hiciste temblar de miedo, me mostraste lo prohibido que eras y lo mal que estaba el querer estar cerca de ti, y amé cada maldito sentimiento que causaste en mí. Lo supe desde el principio, sabía que no serías cualquier cosa, sabía que me joderías la vida y que nada estaría bien, pero luego de tantas cosas entendí, que no quería estar bien, que no me importaba morir, no me importaba lo mal que pudiese llegar a estar, yo sólo quería estar a tu lado, quería enfrentarme a todo lo que fuera con tal de tenerte. Me convencí, de que era el precio de la felicidad, porque feliz o no, tú eres todo lo que necesito, y no me importaría morir esta misma noche en tus brazos. Te pertenezco, soy tuyo totalmente desde el primer momento en que te vi, aún sin saberlo, robaste mi alma y todo de mí, me hiciste adicto a ti, me hiciste odiarte para después amarte, me enseñaste el placer desde el dolor e hiciste que también me enamorara de lo oscuro y obsceno. Me hiciste amar el peligro, me hiciste amarte a ti, me hiciste caer en lo prohibido, y lo peor de todo... Me hiciste creer que todo lo que estaba mal, era hermoso, y no era malo, que nada que tuviese que ver contigo estaba mal. Eres perfecto. Asesino o no, psicópata o no, sádico o no, eres perfecto, y eres todo lo que necesito, porque nací para morir contigo y vivir atrapado en tus ojos, robaste mi alma, me diste un cálido hogar dentro de ti, simplemente gracias por dejarme amarte, Min Yoongi.
No tuvieron que decir nada más, se besaron, con fuerza y cargados de sentimientos, sintiendo sus cuerpos temblar y responder con familiaridad, eran todo, todo lo que necesitaban era sus cuerpos juntos, todo lo que necesitaban era amarse sin límites hasta perder la cabeza, todo lo que necesitaban era recorrer sus cuerpos hasta no poder más, gritar sus nombres hasta que no pensaran en nada más que no fuese el otro.
Los labios de Yoongi reclamaron el cuello de Jimin, aspirando su aroma y permitiéndose tocar el cuerpo del pequeño con libertad por encima de la ropa, era más suyo que nunca, no por el hecho de haberse casado, sino porque sabía, que cada día estaban más seguros de que no necesitaban nada más, cada día estaban más seguros de que no existía nadie más que ellos.
Con suavidad Jimin recorrió el cuerpo de Yoongi, empujándolo a la gran y suave cama, su cuerpo cayó con suavidad contra el colchón, luego pasó sus manos por el cuello de pelinegro para atraerlo más y poder profundizar el beso, sus cuerpos de rozaban inconscientemente, sintiendo la ansiedad crecer a medida de que los segundos corrían, la piel de Jimin quemaba en las manos de Yoongi, quitó su camisa con suavidad, besando su cuerpo y dejando marcas en su blanquecina piel, Jimin revolvía el cabello de Yoongi con sus manos, cerrando los ojos con fuerza para disfrutar al máximo las caricias pasionales del mayor, disfrutando de la manera en que lo tocaba, como si fuese una obra de arte.
Retiró la camisa de Yoongi, observando su piel tersa y sonrojada a causa de la excitación, rasguñó su espalda sin demasiada fuerza haciéndolo gruñir, rápidamente sus erecciones despertaban y la impaciencia los hacía temblar, pero querían alargar el momento, querían tener tiempo para sentirse mutuamente, expresar todos sus sentimientos en aquel acto, ser tan lentos como si tuvieran todo el tiempo del mundo, querían perderse entre sus cuerpos y no salir nunca de allí.
La cercanía se volvía insuficiente, tocarse se volvía una necesidad y sus besos eran cada vez más cargados de pasión, Yoongi desnudó a Jimin totalmente observando su piel brillar con el reflejo de la luna, observó todas y cada una de las cicatrices en el cuerpo del pequeño, algunas diminutas y otras que eran más perceptibles a simple vista. Yoongi veía a Jimin como el lienzo de su relación, en el cuerpo de Jimin se encontraba toda su historia, desde el comienzo hasta donde estaban ahora, Jimin era incluso más perfecto ahora, aún con su cuerpo vestido de marcas, era lo más hermoso que Yoongi podría haber visto, él seguía siendo un ángel, seguía siendo la luz de Yoongi, y ni con diez mil cicatrices más, eso cambiaría.
Yoongi se inclinó y se dio el tiempo de besar cada una de las cicatrices de Jimin, trazándolas con su lengua y deleitándose con los suspiros entrecortados de este, su miembro duro rozaba su abdomen y Yoongi no esperó para tomarlo en su mano haciéndolo gemir, Jimin se retorció entre los brazos de Yoongi, sintiéndose más caliente que nunca y necesitando todo el contacto que fuese posible.
Jimin suspiraba, sintiendo la boca de Yoongi recorrerlo hasta llegar a su entrada, el aliento del pelinegro golpeó su agujero haciendo que su piel se erizara, su lengua delineó su punto más sensible obligándolo a jadear, gimió alto cuando Yoongi lo embistió con uno de sus dedos sin dejar de masajear su miembro, relamió sus labios sintiendo como mojaba su entrada con su saliva, preparándolo para recibir otro dedo, se movió contra los dedos de Yoongi buscando más alcance, sintiendo su cuerpo sensible ante cualquier roce, el mayor sentía los suspiros y gemidos de Jimin como música, lo instaba a complacerlo cada vez más, amaba que se volviera tan dócil en sus brazos.
Jimin ronroneaba y murmuraba palabras incoherentes, mientras Yoongi se incorporó para besarlo, lamiendo la saliva que escurría de su boca antes de chupar su belfo y morderlo un poco para después alejarse un poco con la tarea de quitarse el pantalón junto a su ropa interior, su erección saltó al aire, palpitando y sintiéndose totalmente falta de atención, Jimin acarició su hombría, tratando de rodearlo todo con su mano, Yoongi apoyó sus antebrazos a cada lado de la cabeza de Jimin y se posicionó entre sus piernas abiertas, luego volvieron a besarse haciendo que el rubio gimiera cuando el mayor embistió en falso rozando su entrada, la cual palpitaba y se contraía en anticipación.
Yoongi se alineó contra la apretada entrada de Jimin y lo besó más mientras se enterraba en él, Jimin gimió agudo contra su boca, sintiendo como su piel se estiraba recibiéndolo dentro de él, sus lenguas se recorrieron ansiosas y Jimin acarició la espalda de Yoongi haciendo que sus pechos se rozaran más. El rubio abrió más las piernas cuando Yoongi aumentó el ritmo de las embestidas, estaba jadeando en su oído mientras lamía y succionaba su lóbulo, la acción tenía a Jimin temblando mientras gemía alto y agudo, sintiéndose extasiado por todas aquellas sensaciones.
Sus cuerpos respondían de manera automática, reclamándose y dejándose llevar, arrastrándose a su propio mundo y amándose salvajemente, sus pieles ardían y sus cuerpos encajaban a la perfección, sintiéndose tan bien como la primera vez, descubriéndose como si fuera la primera vez.
―Te amo, Jimin... Te amo para siempre ―susurró Yoongi entre jadeos, sintiendo que era demasiado necesario expresarlo en esos momentos.
―Te amo... ―jadeó Jimin cuando encontró su voz entre toda la intensidad del momento.
Sentía a Yoongi deslizarse con facilidad dentro de él, provocando un ardor exquisito y haciéndolo sentir tan lleno que le costaba respirar, amaba esa sensación, amaba cuando el aroma de Yoongi se impregnaba en su piel al igual que sus gemidos roncos, amaba la manera en que se desesperaba por no conseguir lo suficiente.
Yoongi llevó su mano al miembro de Jimin y lo masturbó con fuerza, sintiendo su orgasmo cerca y luchando por liberarse de una vez, el pelinegro golpeaba con fuerza, haciendo a Jimin chillar cada vez que tocaba su punto dulce, el menor movía sus caderas por inercia encontrándose con sus embestidas y soltó un gemido alto cuando llegó al clímax, botando gruesas cuerdas de semen y sintiendo a Yoongi llenar su interior, una fina capa de sudor cubría sus cuerpos y lucharon por recuperar las respiraciones, al acabar Jimin había rasguñado la espalda de Yoongi con fuerza, y este sentía ahora el ardor demasiado placentero.
Sus ojos se encontraron, extasiados y exhaustos, se contemplaron mutuamente, sus latidos se sincronizaban poco a poco nuevamente y Yoongi enterró su cabeza en el cuello de Jimin, no debían decir nada más, estaban en paz, todo estaba bien. Por primera vez realmente todo estaba bien.
La tormenta había cesado, estaban juntos, se pertenecían y al fin lo habían entendido, habían recibido su recompensa luego de todas sus batallas, habían aprendido a amarse de la manera más imperfecta que podía existir.
Habían superado todo, se amaban.
¿Quién había terminado peor?
Mejor juntos que separados.
Estoy seguro de que todo estará bien.
Habían respondido todas sus preguntas, ya no más dudas, no más juegos.
Todo terminó. El final, es el comienzo, el comienzo de un amor único y especial, el comienzo, de algo que jamás tendrá final.
Ambos terminaron peor que el otro, pero sobre eso aprendieron, que mejor juntos que separados, y todo estará bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro