8
Jungkook entró al departamento con el teléfono pegado a la oreja, su respiración agitada y su cuerpo sudado debido a que había tenido que subir corriendo por las escaleras, totalmente preocupado desde que su vecina lo había llamado y le había dicho que Jimin parecía estar teniendo otro ataque.
El pelinegro paseó su vista por todos lados, sosteniendo el celular con demasiada fuerza en su mano y sintiendo ese mal presentimiento en el pecho que lo aturdía sin control. Su vista cayó en la cocina y observó los pies de Jimin asomar detrás del mesón y enseguida corrió al lugar, observándolo tendido en el suelo junto a un cuchillo y una hoja de papel que había estado sosteniendo en su mano.
Jungkook palideció y se inclinó enseguida llevando su mano a la muñeca de Jimin buscando su pulso, luego de confirmar que estaba bien recogió la hoja de papel que estaba bastante arrugada y leyó un poco maldiciendo internamente.
Su nerviosismo aumentó y no supo que hacer, con manos temblorosas marcó el número de Yoongi observando a Jimin en el suelo, la culpa lo asfixiaba sin dejar de recordarle que era tan responsable como Yoongi de todo lo que había sucedido.
―E-Él lo sabe... ―La voz de Jungkook se quebró apenas Yoongi contestó el teléfono y casi pudo ver la mueca de confusión que estaría esbozando en el otro en esos momentos.
― ¿Qué? ¿De qué hablas Jungkook? ¿Quién sabe qué? ―Jungkook suspiró tratando de calmarse antes de hablar, sin dejar de ver a Jimin con un rastro de lágrimas secas en el rostro.
―Jimin. Jimin sabe que no estás muerto. ―El silencio fue sepulcral por varios segundos en los que solo escuchaba al pelinegro respirar pesadamente.
― ¿Cómo que lo sabe, Jeon? Más te vale que esto no sea una jodida broma. ―El menor cerró los ojos sintiendo su corazón palpitar con el miedo de que Jimin despertara en cualquier momento.
―No es ninguna broma. Mierda, Yoongi. Él está aquí inconsciente en el suelo de la cocina, con un cuchillo al lado y la carta que me enviaste ―dijo tratando de no alterarse demasiado. Yoongi maldijo del otro lado de la línea.
―Pero ¿está bien? Él... Olvídalo. voy para allá. ―Jungkook escuchó la línea cortarse al otro lado y suspiró.
Tomó a Jimin entre sus brazos y lo cargó hasta el sofá, recostándolo sobre este y sentándose a su lado mientras esperaba a que Yoongi llegara. Llevó sus manos a su propio rostro estrujando sus ojos y jalando su cabello con desesperación. La había cagado, todo estaba arruinado y no tenía ni la menor idea de cuál sería la reacción de Jimin al despertar, lo único que podía saber con certeza, es que no estaría para nada feliz y que le costaría bastante hacer que dejara de odiarlo.
La puerta del apartamento se abrió luego de largos minutos dejando ver a Yoongi quién entró observando a Jimin recostado en el sofá durmiendo plácidamente y a Jungkook a su lado mirándolo con expresión torturada, podía ver claramente que todo se había jodido.
― ¿Qué pasó? ¿Está bien? ―Yoongi y se puso de rodillas frente al sofá examinando a Jimin, su piel más pálida de lo normal y las oscuras ojeras que adornaban debajo de sus ojos.
Su corazón se aceleró al mismo tiempo que sentía su garganta secarse, no esperaba volver a verlo así de cerca y menos en esas circunstancias, él lucía tan roto, era un cambio bastante drástico, cómo si no quedase nada del chico lleno de vida del que se había enamorado. Quería tocarlo, acariciar su rostro y besar sus labios, pero sabía que no era el momento.
―Cuando entre estaba tirado en la cocina con un cuchillo a su lado y esto. ―Jungkook alzó la carta que había estado en la mano de Jimin minutos antes y Yoongi se la arrebató releyendo un poco por encima.
Suspiró, sintiendo como todo su esfuerzo se iba a la mierda. Sabía que Jimin lo odiaría, todo estaba jodido, realmente jodido. Él nunca esperó que algo bueno fuera a salir de aquella situación, pero, sin embargo, no imaginó jamás que Jimin terminaría enterándose por sí mismo y menos de esa manera.
En su cabeza trató de buscar alguna solución, pero ya no había nada que hacer, Jimin había leído la carta y sabía toda la verdad, iba a despertar y probablemente lo mataría a golpes en cuanto lo viera.
Cómo por arte de magia, Jimin se removió en su lugar, despertando poco a poco, abriendo los ojos y parpadeando lentamente tratando de entender lo que sucedía. Jungkook lo miró inexpresivo, atento a su reacción, la tensión en el ambiente era totalmente densa y por un momento quiso no estar allí.
Jimin miró a Jungkook y luego al papel que su hermano sostenía en su mano, los recuerdos lo golpearon como un auto en movimiento y el dolor se hizo nuevamente presente en su pecho, sintió la mirada de alguien a su lado pesada sobre él y giró la cabeza lentamente, incorporándose exaltado al instante y colocando la mayor distancia posible entre el pelinegro y él.
Su espalda chocó con el pecho de Jungkook y tembló sintiendo como los sollozos escapan de manera involuntaria, llevo sus manos a su boca tratando de contener estos mientras observaba a Yoongi mirarlo fijamente, sin moverse si quiera un centímetro.
Yoongi no sabía que decir, el aire había abandonado sus pulmones en el momento en que sus ojos se encontraron con los de Jimin, era peor de lo que esperaba, el dolor y la decepción era visible en los fanales del rubio que soltaba lágrimas casi a gritos sin contenerse.
―J-Jimin... ―El brazo de Yoongi se estiró tratando de alcanzar su mejilla, pero antes de que pudiera procesarlo la mano de Jimin se estampó con fuerza contra su mejilla―. Jimin, yo...
― ¡Ni Jimin ni una mierda! ¡¿Qué carajos pasa por tu cabeza Yoongi?! ¡Casi un año! ¡UN MALDITO AÑO EN EL QUE CASI MUERO! ―Jimin se levantó del sofá con brusquedad, alejándose lo más posible de ambos chicos, sintiendo como si su presencia quemara o le robara el oxígeno.
― ¡Cada día era peor! ¡Estaba convencido de que estabas malditamente muerto y no te vería nunca más! ¿Y tú? ¡¿Qué carajos estabas haciendo tu?! ―gritó Jimin nuevamente cuando ninguno de los dos respondió. Las lágrimas salían sin control de sus ojos, estaba temblando, sintiéndose al borde del colapso nuevamente.
No podía creerlo, no podía creer que luego de diez meses Yoongi estuviese allí, frente a él, sin ningún mísero rasguño y como si nada hubiese pasado, como si el tiempo no hubiese transcurrido y como si hubiese estado allí todo el tiempo. Como si Jimin no hubiese estado muriendo todo ese tiempo convenciéndose de que había perdido al amor de su vida.
―Jimin, quería protegerte...
― ¿Protegerme? ¿Protegerme de qué? Mierda, Yoongi... ¿Cuántas veces te dije que estaba dispuesto a morir por ti? ¡¿Cuántas veces te dije que nada tendría sentido sin ti?! ―Yoongi se tensó, sintiendo un nudo formarse en su garganta al ver a Jimin tan roto, tan decepcionado.
―No podía seguir siendo un egoísta ―dijo con voz lastimera. Jimin soltó una risa amarga.
―Debiste matarme... Debiste matarme porque sin duda el infierno sería mejor que aguantar toda esta mierda, que aguantar todas estas mentiras y vivir con este dolor asfixiante. ―Jimin se deslizó por la pared cayendo al suelo y envolviendo sus piernas entre sus brazos para esconder la cabeza entre estas.
―Confié en ustedes ―continuó sintiendo las palabras amargas en su boca―... Confié en ustedes y nunca creí que fueran capaces de mentirme de esta manera, estuve a punto de morir tantas veces y nunca dijeron nada, nunca me dijeron la verdad... ¡¿ACASO TIENEN UNA MALDITA IDEA DE LO QUE SENTÍA?! ¡ME ESTABA VOLVIENDO LOCO! ¡Las putas voces en mi cabeza me estaban volviendo loco!
Yoongi quería acercarse, pero sabía que él rubio no lo permitiría, Jungkook se levantó y camino hasta Jimin, pero este levantó su mano haciéndolo frenar, indicándole tácitamente que retrocediera.
―No, Jungkook. No quiero tus disculpas ahora, no quiero tus palabras de consuelo, no quiero nada de ti, porque cuando debiste hablar, cuando debiste calmarme de verdad, no lo hiciste...
Jungkook se quedó estático en su lugar, viendo a Jimin encogido en el suelo con el rostro totalmente rojo a causa de las lágrimas y su cuerpo temblar debido al frío que estaba haciendo en el lugar.
Jimin giró su vista, observando a Yoongi y sintiendo su pecho oprimirse, quería correr hasta a él, quería abrazarlo, quería fundirse con él, pero el dolor de la traición en su pecho era más fuerte, el rencor formaba una barrera entre sus sentimientos y Yoongi, no podía, no podía ser tan estúpido para caer otra vez.
―Jimin ¿podemos hablar? Y-Yo podría explicar... ―Yoongi se vio interrumpido.
―No tienes nada que explicarme, Yoongi. Para mí ya estás muerto, y yo no hablo con fantasmas.
Jimin se puso de pie, tomó sus llaves junto a su chaqueta y salió de la casa dando un portazo, ignorando el llamado de los chicos a su espalda pues ahora solo quería huir. Sus piernas temblaban con cada paso que daba y el nudo en su garganta se hacía cada vez más insoportable, quería gritar, así que una vez llegó al estacionamiento, lo hizo.
Gritó con todas sus fuerzas, maldiciendo toda la mierda que había decidido que soportar, todos los obstáculos que superó para estar con Yoongi, todas las formas en las que le demostró que lo amaba y que estaba dispuesto a todo, para que al final, Yoongi no pudiese devolverle todo aquello, si no qué simplemente, huyó.
Se subió al auto y encendió el motor sintiendo el volante ajeno en sus manos, como si fuese un sueño, en realidad todo parecía un sueño, se encontraba en una especie de trance, una burbuja que su subconsciente creaba probablemente para no lastimarlo más de la cuenta.
Aferró sus manos con fuerza, pisando el acelerador a fondo y conduciendo por las calles sin importarle mucho las leyes de tránsito, sus ojos estaban nublados a causa de las lágrimas que no podía contener.
No pensaba con claridad, una sola pregunta se repetía en su mente, una, y otra, y otra vez.
¿Por qué me hiciste esto?
Aceleró a tope cuando entró a una calle menos transitada, sintiendo la sangre de sus venas hervir a causa del montón de emociones que experimentaba en ese momento, no podía dejar de pensar en el momento en que vio a Yoongi, su cabello negro, su piel aún más pálida y su expresión indescifrable, tan perfecto como lo recordaba.
Y dolía, dolía que las cosas sucedieran de esa manera, hubiese querido abrazarlo, porque mierda, él de verdad lo extrañaba. Pero dentro de él también estaba su orgullo, que le repetía que se habían burlado de él, que habían jugado con sus sentimientos y le habían plantado aquella horrorosa idea en su cabeza. Le habían repetido mil veces que los muertos no resucitaban, se lo habían dicho viéndolo a los ojos, sin vacilar, le repetían una y otra vez que Yoongi estaba muerto, sin mostrar siquiera una pizca de culpa o arrepentimiento.
No veía nada frente a él, ni siquiera estaba del todo concentrado en el camino, apretaba el acelerador cada vez con más fuerza, casi con rabia, y de repente sintió que ya no tenía el control del auto, no tenía ni idea de donde estaba, miró a todos lados sobresaltándose cuando una media pared apareció frente a él, trato de frenar, pero era demasiado tarde.
El auto impactó con violencia contra el pequeño muro, el vidrio delantero se rompió en pedazos y Jimin puso sus brazos al frente tratando de cubrirse, el auto casi voló debido a la fuerza del impacto, se volteó sobre el asfalto y dio una media vuelta. Jimin salió disparado fuera del auto por el vidrio roto en el proceso, cayendo a unos metros del auto casi inconsciente.
Jadeó, sintiendo su cuerpo adormecido debido al dolor punzante que se extendía por toda su anatomía, sintió la sangre resbalar de su frente y todo se volvió oscuro, lo último de lo que fue consciente fue del frío suelo bajo su cuerpo, luego se desmayó.
La ambulancia y la policía llegaron algunos minutos más tarde al lugar, revisaron el auto que se encontraba volcado y totalmente destrozado sobre el asfalto. Luego de verificar que no hubiese nadie dentro de este recorrieron la zona en busca de algún cuerpo y en pocos momentos la vista de uno de los policías cayó a unos metros del auto donde se encontraba el cuerpo de Jimin en un estado que parecía crítico.
Los paramédicos se acercaron enseguida, subiéndolo a la camilla y revisando su pulso, mientras los oficiales buscaron su cartera en su bolsillo sacándola y revisando hasta dar con su identificación.
―Park Jimin... Vaya, cuanto tiempo sin oír ese nombre ―exclamó uno de los oficiales mirando el documento. Los paramédicos subieron a Jimin a la ambulancia con prisa y los policías escucharon como reanimaban al chico.
Dentro de la ambulancia el equipo luchaba por mantener a Jimin consciente hasta llegar al hospital, el chico no daba señales de querer al menos luchar por su vida y los paramédicos temieron por eso.
―Vamos, chico, tienes que intentarlo, eres muy joven, piensa en tú familia ―habló uno de los paramédicos que atendían al rubio tratando de mantenerlo al menos un poco despierto.
Seokjin frunció el ceño al observar el número desconocido en la pantalla de su móvil y sin pensarlo mucho contestó llevando el aparato a su oreja.
― ¿Sí? ¿Diga?
― ¿Kim Seokjin? ―preguntaron al otro lado de la línea y él afirmó―. Le llamamos del hospital central de Seúl. En la información de Park Jimin aparece usted como el único contacto de emergencia, necesitamos informarle que el joven tuvo un accidente, le agradecemos venir cuanto antes.
Luego de eso colgaron. Seokjin no podía procesar con claridad lo que acababa de escuchar, se aferró a la mesa junto a él tratando de no caer y miró a Namjoon apenas esté se acercó con una mueca de confusión.
― ¿Qué sucede...?
―Jimin está en el hospital ―respondió con voz ahogada. Namjoon captó al instante y enseguida tomó sus llaves saliendo de la mansión junto a Seokjin.
El rubio se subió al asiento de copiloto de la camioneta y esperó a que Namjoon arrancara mientras marcaba el número de Jungkook casi con desesperación.
― ¿Qué carajos pasó con Jimin? ―preguntó apenas Jungkook contesto.
―El descubrió la verdad. Sabe que Yoongi no está muerto, está muy molesto y nos insultó a ambos, luego salió de casa, no sé dónde está, Yoongi está buscándolo. ―Seokjin hirvió debido a la rabia y suspiró exasperado sosteniéndose el tabique de la nariz.
―Pues dile que deje de buscarlo y vaya al hospital, Jimin tuvo un accidente. ―Silencio fue lo único que se escuchó al otro lado de la línea, casi podía sentir como Jungkook contenía la respiración, y sin más que decir cortó la llamada observando a Namjoon quien conducía rápidamente al hospital.
Su corazón palpitó de forma dolorosamente rápida, estaba totalmente asustado por Jimin y por un momento se odió a si mismo por haberse alejado tanto de el menor, pero él simplemente no podía. Había decidido permanecer lo más alejado posible de todo ese asunto, él nunca había estado del todo de acuerdo con la decisión de Yoongi, pero no le quedó de otra más que aceptar. Pero en ese mismo momento había decidido que se alejaría de Jimin, él no sería capaz de mentirle si lo miraba a la cara, él nunca podría ser capaz de consolarlo sabiendo la verdad.
Ahora toda la mentira se había derrumbado dejándolos a todos en el medio como cómplices.
Y Seokjin no podía evitar sentirse culpable al igual que el resto de los chicos en ese momento, sentía la desesperación golpear en su pecho y solo suplicaba porque Jimin estuviese bien.
Yoongi se apoyó contra el auto tratando de recuperar la respiración cuando su celular vibró en su bolsillo indicándole que le había llegado un mensaje de texto, observó por última vez el club del que acaba de salir en el cual había estado buscando a Jimin y desbloqueo el celular observando un mensaje de Jungkook, su teléfono cayó al suelo apenas termino de leer este.
"Jimin está en el hospital, tuvo un accidente."
Y en ese momento Yoongi se dio cuenta de que había cometido el peor error de su vida diez meses atrás cuando había decidido alejarse de Jimin.
Estaba seguro de que su corazón podría estallar en ese momento debido a la repentina aceleración, sus manos comenzaron a sudar y con movimientos descoordinados se subió a su auto para arrancar directo al hospital, pasándose una mano por el rostro mientras escuchaba a su mente recriminarle todo lo que había sucedido por su estupenda idea.
Estoy cansando de pedir disculpas, pequeño, así que por ahora solo lucharé por recuperarte...
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