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Jimin entró al apartamento encontrándose con Jungkook sentado en el sofá, quien sonrió apenas lo vio cruzar la puerta.
― ¡Jiminnie! No sabes cuanto me alegré de que hubieses ido a visitar a Seokjin. ―El mencionado esbozó una sonrisa rígida y asintió lentamente.
―Me encontré con Edán anoche así que decidí aprovechar. ―Jimin trató de que su voz sonara lo más relajada posible.
Porque si, había ido a la mansión, pero en el tiempo que estuvo allí no vio a Seokjin ni de lejos. Se sentó en el sofá junto a Jungkook quien frunció el ceño mientras lo examinaba.
― ¿Qué sucedió con tu camisa? ―Jimin se miró a sí mismo un segundo, sonriendo cuando el entendimiento lo golpeó.
―Se mojó. Esta la tomé del armario de Yoongi ―Jungkook se tensó de la misma manera que lo hacía siempre al escuchar el nombre del pelinegro y Jimin ladeó la cabeza confundido, haciendo que Jungkook sacudiera su cabeza y le dedicara una sonrisa cálida, típica de él―. Conocí a la madre de Yoongi.
La expresión del menor se descompuso por completo y miró a Jimin confundido, este suspiró comenzando a hablar, contándole con sumo detalle cada una de las palabras dichas por la mujer.
―Entonces Yoongi tiene un hermano menor. ―Jungkook habló una vez Jimin terminó de contarle lo sucedido, el mayor asintió.
―Se llama Young Soo y tiene cuatro años, la señora Min dijo que pronto me dejaría conocerlo. ―La sonrisa de Jimin hizo que Jungkook se sintiera culpable una vez más, observando aquel brillo nostálgico que se instalaba en los fanales de su hermano como cada vez que hablaba de Yoongi.
El teléfono de Jungkook vibró y este se inclinó un poco tomándolo de la mesa de café frente a ellos. Leyó el mensaje que había llegado en su mente tensándose al instante.
― ¿Quién es? ―preguntó Jimin asomándose por encima del hombro de Jungkook tratando de ver, pero el pelinegro bloqueó el celular antes de que alcanzase a ver algo.
―No es nada, debo salir un momento, no tardo. ―Jungkook se levantó ante la mirada confundida de Jimin y tomó su chaqueta que estaba sobre una silla para luego volverse a su hermano y besar sus labios antes de caminar hasta la puerta.
Jimin suspiró y se dejó caer por completo en el sofá, cerrando los ojos y sintiendo el cansancio inundar su cuerpo, poco a poco se quedó dormido, meditando todas las emociones que había experimentado en tan poco tiempo.
Un golpe fuerte en la puerta lo hizo despertarse algo alarmado y enseguida giró su cuerpo viendo fijamente a la puerta que se sacudía un poco, siendo claramente forzada, su ceño se frunció y dio un brinco en su lugar cuando un segundo golpe fue atestado, como si alguien empujase su cuerpo contra la madera.
Jimin tembló en el momento en que la puerta fue abierta con brusquedad rompiendo las bisagras en el proceso y observó como tres tipos desconocidos invadían el lugar, ingresando rápidamente sin preocuparse por la puerta abierta.
― ¡¿Quién carajo son ustedes?! ―Jimin se levantó enseguida, caminando furioso hacía los hombres.
Uno de ellos golpeó su estómago con su puño sacándole el aire, en ese momento los otros dos lo tomaron de los brazos inmovilizándolo.
―Vaya, vaya... Así que tú eres Park Jimin. ―Jimin miró al hombre frente a él con rabia, removiéndose para soltarse del agarre de los hombres.
― ¿Quién es usted? ―Jimin escupió con rabia.
―Eso no importa. ¿Dónde está Suga? ―El pelirrojo frunció el ceño ante la pregunta del viejo.
―Oh vaya, lamento decirle que, si está buscando a Suga, está perdiendo su tiempo ―Jimin sonrió burlesco―. Suga está muerto, señor.
El hombre soltó una carcajada. ―No bromees conmigo, niño.
― ¿Tengo cara de estar bromeando? ―Jimin alzó una ceja, retando al hombre con la mirada.
―Entonces supongo que no te importará acompañarlo, pequeña puta. ―El puño del hombre impactó contra la mejilla de Jimin y este siseó debido al dolor.
Otro golpe en su rostro fue suficiente para que su nariz comenzara a sangrar, luego golpeó su estómago una vez más y los hombres lo sostuvieron con fuerza impidiéndole moverse, Jimin gimió debido al dolor cuando el mayor pateó su costado.
―Repito Park. ¿Dónde está Suga? ―Esta vez la voz del hombre sonó hostil, mirando a Jimin quien se encogía adolorido en su lugar.
―L-Le dije que está muerto. ¿Cree que jugaría con algo así? ―Jimin habló entre jadeos, luchando por recuperar el aliento.
Otro golpe en su rostro y luego el hombre estampó su rodilla en su abdomen, Jimin cerró los ojos con fuerza, quejándose en voz baja. Los hombres lo soltaron y cayó al suelo, enseguida caminaron por la sala del lugar, destrozando todo lo que veían a su paso, lanzando los jarrones al suelo, arrancando las pinturas de sus marcos, pateando los cojines y arañando los sofás con una navaja.
Jimin trató de incorporarse, pero una patada en su espalda lo devolvió al suelo, un golpe más en su cabeza lo hizo sentir mareado y de repente los tres hombres ya se encontraban golpeándolo sin piedad en el suelo.
―Solo eres la maldita puta de Min Suga, no sirves para nada, estás viviendo solo en este puto palacio. ¿Dónde está tu príncipe, marica? ―El hombre hablaba con rabia sin dejar de golpear a Jimin con brutalidad.
El chico se hallaba casi inconsciente en el suelo cuando escuchó tres disparos y sintió los cuerpos de los desconocidos caer a su lado, escuchó la voz de Jungkook y luego todo se volvió negro.
Jungkook observó a Yoongi de reojo quién guardaba la pistola en la cinturilla de su pantalón y se escondía detrás de la pared para que Jimin no pudiese verlo. El menor corrió hasta Jimin alzando su rostro manchado de sangre, observándolo totalmente inconsciente.
―Jimin ―Jungkook dio algunas palmadas en la mejilla del pelirrojo, observando los hematomas que comenzaban a formarse en su rostro―. Mierda, Jimin, reacciona. Está inconsciente.
Jungkook alzó la vista observando el lugar donde se encontraba Yoongi y este luchó por no correr hasta Jimin.
―Llévalo al hospital, yo limpiaré este desastre. ―Yoongi observó como Jungkook tomaba a Jimin en sus brazos y no pudo evitar sentir una pizca de celos.
―No diré nada esta vez porque si no hubieses llegado no se habría pasado con él, pero no te quiero cerca de aquí, si Jimin se entera de que no estás muerto, no quiero verme involucrado, así que aléjate, esto no es un maldito juego. ―Jungkook habló con la ira reflejándose en sus ojos mientras pasaba por su lado cargando a Jimin para salir del departamento.
Yoongi no tuvo tiempo de contestar y miró al suelo, relamiendo sus labios mientras esbozaba una pequeña sonrisa al notar que Jimin llevaba una de sus camisas. En primer lugar, ¿qué había estado haciendo rondando por ese lugar? ¿por qué de repente se había dejado llevar por su impulso y había subido hasta el apartamento de Jimin?
Golpeó la pared con su puño, haciendo que sus nudillos se rasgaran con la acción, pero poco le importó. Sintió como sus sentimientos lo volvían loco, quería acercarse, quería tocarlo, se estaba volviendo insoportable, cada vez se estaba volviendo más débil. Cada vez dolía más y era más difícil controlarse.
Pero... ¿Jimin lo perdonaría si se enterara de que se hizo pasar por muerto durante ocho meses?
Jimin había pasado por mucho, dudaba que al menos tratara de comprender que lo había hecho por él. Pero ahora, al ver esa escena, no estaba tan seguro. Si se había alejado para protegerlo, ¿por qué aquellos tipos estuvieron a punto de matarlo a golpes?
Lo salvaste, si no hubieses llegado, estaría probablemente muerto.
Aquella voz habló en su cabeza haciéndolo temblar, sintiéndose furioso de repente por tener que admitir que tenía razón. Lo había salvado. Aunque Jungkook también pudo haberlo hecho.
Ahora no tenía idea de lo que estaba sucediendo, se estaba hundiendo, aquella ansiedad estaba consumiéndolo totalmente, aquella ira inexplicable comenzaba a cegar nuevamente su ser, necesitaba su calor, necesitaba su presencia, necesitaba poder sostenerlo, necesitaba sostener su mundo, porque sentía que estaba cayendo y no tenía nada a que aferrarse.
¿Por qué tengo que ser tan débil ahora? ¿Qué has hecho conmigo? ¿Debo dejar que este fuego me consuma para que puedas estar bien? ¿O debo volver a ser egoísta y amarrarte a mí una vez más?
Necesito una respuesta, me estoy ahogando, ya no sé qué estoy haciendo.
Yoongi arrastró el ultimo cuerpo a la horilla de aquel lago y uno a uno los fue empujando hasta que se perdieron en el agua, limpió sus manos en su pantalón y caminó hasta su auto observando las luces de la ciudad qué se veían al otro lado del lago, la luna estaba incluso más brillante aquella noche.
―Eres afortunado, es una hermosa noche para morir ―habló abriendo la puerta de copiloto de su auto y arrojando al tipo fuera de este―. Comienza a hablar. ¿Para quién trabajan y por qué están buscándome?
Yoongi arrancó la cinta adhesiva que cubría la boca del chico y este se quejó un poco tratando de removerse, pero su manos y pies se hallaban perfectamente atados.
―No sé por qué te buscan, a nosotros solo nos pagan por llevarte hasta él. ―El chico tembló ante la oscura mirada del pelinegro y este se inclinó frente a él para verlo mejor.
― ¿Quién es "él"? ―pregunto Yoongi haciendo énfasis. El chico se negó a hablar―. ¿Quieres que te lance al lago vivo o muerto?
―No puedo decirte quién es...
Yoongi rio y sacó una navaja de su bolsillo apuñalando el abdomen del chico haciendo que este soltara un alarido de dolor y se encogiera en su lugar.
― ¡No juegues con mi puta paciencia! ¿Tú sabes quién soy yo? ―Yoongi esbozó una sonrisa algo inquietante haciendo que el chico asintiera lentamente―. Bien. ¿Has oído que soy un loco? Pues ahora estoy más loco, así que colabora y tu muerte no será tan dolorosa.
―N-No sabemos su nombre real... L-Le llaman Suho... ―respondió entre jadeos y Yoongi rio mirándolo con diversión.
Miró a su alrededor, examinando el lugar antes de devolver su vista al chico que ya tenía un charco de sangre junto a él.
― ¿Tienes frío? Yo sí, haré una hoguera para que entremos en calor. ―Yoongi caminó hasta su auto y sacó un bidón de un espeso líquido rojo que el chico no pudo identificar.
El pelinegro sonrió abriendo el envase y al momento comenzó a vaciar el contenido sobre el cuerpo del chico en el suelo, este se removió incómodo y trató de hablar, más se veía ahogado por el líquido que lo empapaba.
― ¿Q-Qué estás haciendo? ―El chico tembló cuando Yoongi lanzó el bidón vacío y sacó una caja de cerillos de su bolsillo.
―Eliminando la evidencia y haciendo una hoguera, ya te dije que tengo frio. ―Yoongi encendió un cerillo y los ojos del chico se abrieron con sorpresa cuando la llama iluminó el rostro de Yoongi, haciéndole ver incluso más escalofriante.
―E-Esto no es justo... ―El chico habló haciendo que se detuviera, Yoongi lo miró con el ceño fruncido y la cabeza ladeada.
―La vida no es justa, chico. Conozco a un chico que es un claro ejemplo de eso, tuve qué alejarme de la persona que amo para no lastimarla, y ahora él sufre por mi culpa. ¿Crees que eso es justo? Nada en esta vida ha sido justo para él, así que voy a quemar a todo el que pueda, porque si él es inocente y ha pasado por todo eso, desgraciados como tú lo merecen, y no lo tienen, así que se los daré yo, nos vemos en el infierno.
Yoongi dejó caer el cerillo sobre el cuerpo ajeno escuchando los gritos desgarradores del chico mientras su cuerpo se consumía entre las llamas, los ojos de Yoongi reflejaron el fuego y su cuerpo se entibio, sintiendo un poco de satisfacción al ver aquello.
Porque, en su mundo, todos eran culpables de que tuviese que alejarse de Jimin, y una persona menos, era un obstáculo menos.
Lo lamento tanto, pequeño. Te prometo que pronto estaremos juntos de nuevo.
Las llamas consumiendo el cuerpo de aquel chico eran la representación de como aquella situación consumía a Yoongi. Estaba cansado, cansado de tener que alejar a los que amaba por miedo a lastimarlos, estaba cansado de que personas miserables interfirieran en su bienestar.
Porque en mi cabeza todo está mal, puede que todo conmigo este mal, pero no me importa, porque quiero sostenerlo entre mis brazos y ser egoísta, quiero que muera en mis brazos, porque al menos así, ambos moriremos felices.
Al menos así, la condena será soportable.
Al menos así, tengo más coraje y puedo seguir luchando.
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