21
Todos en la mansión estaban en movimiento, Seokjin corría de aquí para allá llevando y trayendo cosas, pues era él el encargado de planear la boda de Jimin y Yoongi. En ese mismo momento el pelirosa se encontraba sentado en el salón siguiendo a su hyung con la mirada y rompiendo en risas cuando el mayor chocó con uno de los chicos que entraba con una caja haciendo que ambos cayeran al suelo botando todo el contenido de esta.
― ¡Acaso todos están ciegos hoy! ―protestó Seokjin levantándose del suelo y observando al chico que había tropezado que no era nada más y nada menos que Taehyung.
―Lo siento, hyung. Pero ordenaste tantas cosas que hay como 10 mil cajas por bajar aún. ―Se quejó esta vez Taehyung masajeando su cabeza resentido por el golpe.
―Mejor que sobre a que falte ―afirmó sonriente el mayor tomando la caja que Taehyung le ofrecía.
― ¿Tú cómo te sientes, Jimin? ―preguntó el peliverde mirando a Jimin.
―Estoy súper emocionado. ¡Esta vez no se siente como si todo pudiera estallar en cualquier momento! ―El pelirosa esbozó una sonrisa que hizo que sus ojos se cerraran.
Los últimos días habían sido tan alborotados como ese, Jimin estaba totalmente ansioso, ver a todos correr de aquí para allá sabiendo que planeaban su boda le hacía sentir muy feliz, y la verdad se le hacía muy difícil creer que esto pasaría, después de tantas cosas, tantas dificultades, al fin iba casarse con su Yoongi.
Y hablando de Yoongi, no lo veía desde el día anterior, ya que tuvo que ir de viaje en una misión y el pequeño tuvo que quedarse en la mansión para no sentirse solo en su enorme casa.
― ¿Así que es mañana? ―preguntó Hoseok sentándose a su lado, el pelirrojo había mantenido un humor extrañamente alegre la última semana, incluso parecía que comenzaría a saltar de emoción en cualquier momento, lo que le resultaba sospechoso.
―Sí, el gran día, y esta vez, podré escuchar a Yoongi decir el "sí, acepto" ―Jimin se acomodó mejor para ver al pelirrojo―. ¿No es emocionante?
―Bastante emocionante.
Hoseok se levantó sin borrar su sonrisa y volvió a perderse en el pasillo dejando a Jimin solo mientras observaba hacía la puerta de la mansión que se encontraba abierta de par en par dejando que pasaran los miembros cargando cajas y un montón de cosas que Seokjin exigió para la boda.
― ¿Qué carajos es todo esto? ¿Acaso nos mudaremos de nuevo? ―La voz de Yoongi resonó mientras entraba al lugar quitándose las gafas de sol.
Jimin no esperó ni un segundo para correr hacía el mayor y tirarse sobre él haciendo que se tambaleara hacía atrás.
― ¿Quién es esta pulga y de donde salió? ―preguntó Yoongi fingiendo demencia y mirando a Jimin con diversión.
―Soy su futuro esposo ―respondió el pelirosa con una gran sonrisa.
―Mi futuro esposo es muy pequeño... ¿Eres legal? ―preguntó divertido el mayor alzando una ceja.
―Mi belleza es ilegal. ―Jimin abultó los labios exigiendo un beso y Yoongi presionó sus belfos con los contrarios de manera tierna.
―Concuerdo con eso, pequeño futuro esposo.
Yoongi apretó el cuerpo de Jimin entre sus brazos, enterrando su rostro en su cuello y aspirando su aroma, nunca se había sentido tan en paz, sin duda no había nada mejor que sostener a Jimin, se volvía totalmente liviano en sus brazos y sentía que podía rozar el cielo si tenía a ese ser tan perfecto junto a él.
Lo amaba. Yoongi estaba totalmente seguro de que sentía cosas demasiado profundas por Jimin, incluso más fuertes que el amor, Jimin era su mundo, su hogar, todo. La risa de Jimin era su oxígeno, sus besos eran el paraíso, el latir de su corazón era su melodía perfecta, y sus ojos eran su mundo, porque detrás de los ojos de Jimin se escondía todo lo que era. Y todo lo que Jimin era, era el mundo de Yoongi.
Los días pasaban rápidos a su lado, cada día aquellos sentimientos crecían de una manera inexplicable, hasta que temían explotar en algún momento por todo aquello, y todo aquello era tan real. Tan real que asustaba, tan real que podías sentir cada uno de esos sentimientos quemar como fuego. Ya no podían esperar a que llegara el día en que unieran sus vida, y esta vez sí, para siempre.
El día de la boda.
Jimin se quejaba mientras Seokjin peinaba su cabello con demasiada brusquedad, la fuerza que empleaba era innecesaria, aun así, parecía que le arrancaría la cabeza en cualquier momento.
―La estilista dijo que no era recomendable aplicar tinte después de una decoloración tan fuerte... ―Se quejó Jimin mientras Seokjin aplicaba cantidades industriales de tinte en su cabello.
―La estilista es una tonta, amor. No hagas caso a la estilista ―Seokjin replicó esparciendo el tinte―. Además, ¿cómo saldrás en tus fotos de boda con el cabello rosado?
―Pues divino, como siempre ―respondió Jimin haciendo ojitos provocando que Seokjin riera.
Jimin se sonreía a sí mismo en el espejo, sintiéndose totalmente emocionado sabiendo que unas horas al fin estaría casado con Yoongi, después de tanto esperar, al fin pasaría.
Luego de tintes, champús, hidratantes, planchas, secadoras, ah y claro, unos cuantos golpes por parte de Seokjin, Jimin estaba listo y con el cabello de un color rubio claro casi blanco, bastante bonito, a decir verdad.
El mayor peinó el cabello de Jimin una vez más y lo hizo pararse indicándole que se pusiera el traje sobre la cama, el cuál era un costoso Armani blanco con una corbata rosa pastel.
Con ayuda de Seokjin se vistió, sintiéndose cada vez más nervioso a medida que los minutos pasaban, hasta en un momento sintió ganas de echar a correr y perderse, pero se relajó.
Seokjin arregló su corbata cinco veces más antes de que alguien tocara la puerta desesperadamente.
― ¡Jimin! ¡Tenemos diez minutos esperándote! ―habló Taehyung del otro lado y ambos abrieron los ojos con sorpresa terminando de recoger todo y saliendo disparados fuera de la habitación.
El estómago de Jimin se revolvió al escuchar el bullicio de gente en la planta baja, automáticamente sus manos temblaron y comenzó a sudar, se golpeó internamente varias veces luchando por calmarse, sintiendo que caería al suelo en cualquier momento, bajó al salón y al instante todas las miradas se posaron sobre él.
Seokjin lo dejó caminar solo hasta Yoongi y el hombre que llevaría a cabo la boda, junto a estos se encontraban Namjoon, Taehyung y faltaba Hoseok quienes serían los padrinos de boda. Jimin no entendía el porqué de su nerviosismo, conocía a todos los presentes allí y el hombre con el que iba a casarse era el amor de su vida quién conocía hasta el último lunar de su cuerpo.
Caminó decidido, suspirando y tragando el nudo en su garganta, a pesar del nerviosismo todo se sentía real, esta vez todo era real, iba a casarse con Yoongi, esta vez no tenía que temer, esta vez el chico no iba a huir.
Jimin sonrió cuando sus ojos conectaron con los de Yoongi y este le devolvió la sonrisa de manera autentica, sin temblar. El pelinegro llevaba un traje blanco parecido al de Jimin con la excepción de que su corbata era negra, lucía maravilloso ante los ojos del menor, quién sentía que iba a largarse a llorar en cualquier momento. Podía sentir todos los sentimientos a flor de piel, podía sentir como sus caminos se unían finalmente.
Jimin y Yoongi habían entendido la magnitud de aquel sentimiento, habían entendido que habían nacido para estar juntos, que no importaba donde estuviesen ni en qué situación, o incluso si estaban en medio de la nada, muriendo, si se estaban asfixiando, todo siempre estaría mejor juntos que separados.
Yoongi tomó la mano de Jimin cuando llegó a su lado y la apretó con fuerza besando sus nudillos, todos sonrieron observando enternecidos manteniéndose en completo silencio.
―Bien... ―comenzó a hablar el oficiante y todos prestaron atención―. Estamos aquí reunidos...
― ¡No puedo creer que hayan empezado sin mí! ¡Te lo dije caballito, no podías manosearme en el pasillo!
Todos en la sala quedaron helados al escuchar aquella voz, a excepción de Hoseok quien sostenía el brazo del chico y Namjoon que sonreía con autosuficiencia.
Jimin sintió que se desmayaba, miró a todos exigiendo una respuesta, pero la mayoría estaban igual o peor que él.
¿Era real? ¿Es un sueño? ¿Cómo es posible?
Por un momento se pellizcó el brazo porque estaba casi seguro de que estaba soñando, aquello no podía ser real.
― ¿Mi belleza los dejó pasmados? ¿O es porque estoy más delgado? ―habló Edán con diversión mirándolos a todos.
― ¿Qué...? Trató de hablar Jimin en dirección a Namjoon, pero este lo interrumpió al instante.
―Les explicaré ―Namjoon caminó al frente para que todos pudiesen escucharlo―. Verán. Cuando estuvimos a punto de meter a Edán a la urna, sus signos vitales emitieron señales, era cómo si su cuerpo estuviese en pausa, fue allí que nos dimos cuenta de que quizá solo estaba en una especie de coma debido al veneno. Decidimos dejarlo en observación para ver si con el tiempo, podría despertar. No quisimos decir nada hasta no tener completa certeza de que pudiese sobrevivir.
Namjoon hizo una pausa en la que todos se mantuvieron atentos en silencio, preguntándose cómo era que aquello había sido posible, incluso Edán parecía estar ajeno lo que había sucedido.
―...Su sangre se vio contaminada en gran parte por el veneno así que, tuvimos que prácticamente desangrarlo y hacerle una nueva transfusión, al ver que esto pareció funcionar decidimos crear un antídoto, y para esto fue que extrajimos sangre a algunos de los miembros. Al final el antídoto logró eliminar todo el veneno que infectaba su sangre y de esta manera fue despertando poco a poco. Solo Hoseok y yo lo sabíamos, Edán terminó de despertar esta mañana.
―Wow, así que no sabían. Pues a eso es a lo que yo llamo una entrada triunfal ―Edán bromeó y Jimin corrió a abrazarlo sin poder contener las lágrimas.
Jimin no sabía si sorprenderse o no, después de todo, en su mundo el balance estaba tan roto, que hasta los muertos resucitan.
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