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12

Jimin había decidido llevarse a Youngsoo a su casa para darle un poco de privacidad a Yoongi y a su madre, diciéndoles que podían subir cuando quisieran para tomar un café. Él había aprovechado el momento para ordenar un poco y lavar algunas prendas que tenía en el cesto de ropa sucia mientras ordenaba sus pensamientos antes de que tuviese que enfrentar una vez más al pelinegro.

Una hora más tarde la puerta de su apartamento se abrió y por esta entró la señora Min seguida de Yoongi, quien parecía un poco más relajado luego de la pequeña charla con la mujer.

En ese momento Youngsoo estaba sentado en el suelo frente a la mesita de café, comiendo galletas y viendo la televisión mientras coloreaba un dibujo que Jimin le había dado para entretenerse. El rubio camino hasta la mujer y Yoongi ofreciéndoles a cada uno una taza humeante de té e invitarles a tomar asiento en el sofá.

Jimin trataba de mantenerse lo más sereno posible ante la presencia de Yoongi, ignorando la tensión que se formaba cada vez que el pelinegro posaba su vista sobre él, observándolo con esa culpa habitual que últimamente no lo abandonaba.

—Dime hijo, ¿entonces Jimin y tú ya se reconciliaron? —preguntó la mujer dando un sorbo a su té sin apartar la vista de su hijo mayor. Yoongi se tensó, mirando a Jimin quien había desviado su vista a la taza entre sus manos.

—Bueno, aún no la verdad, recién acabo de llegar de mi... viaje. —El pelinegro contestó y Jimin carraspeó disculpándose antes de dar media vuelta para caminar hasta la cocina, sintiendo que no podría mantener su expresión tranquila por mucho tiempo más.

El menor apoyó sus manos sobre el mesón, cerrando los ojos con fuerza y respirando pausadamente tratando de contener las lágrimas que se acumulaban detrás de sus ojos sin saber el porqué, sintiéndose dolido y reviviendo todo lo sucedido debido a la presencia de Yoongi.

Quería mantenerse alejado, quería mantenerse firme en su decisión de no perdonar al pelinegro, pero se le hacía demasiado difícil teniendo a Yoongi allí, mirándolo como si fuese un pedazo de rubí al que quería robar, debía mantenerse alejado si quería que su corazón no se ablandara.

Los brazos de Yoongi rodearon su cintura y su respiración le hizo cosquillas en la nuca cuando apoyó la cabeza en su espalda haciendo que temblara, trató de alejarse, pero la debilidad era demasiada, apenas y podía mantenerse de pie, pues lo único que quería en ese momento era pegar su cuerpo al del pelinegro y disfrutar de su calor.

—Mamá quería que viniera a hablar contigo... —susurró Yoongi en su oído haciendo que su piel se erizara.

—N-No... no tenemos de que hablar. —Su voz tembló, sintiendo como Yoongi paseaba sus labios a milímetros de su cuello, haciendo que sus pensamientos se nublaran y que los recuerdos de la noche anterior lo golpearan.

—Ya nos vamos, fue un placer compartir con ustedes —La voz de la mujer se hizo presente mientras entraba a la cocina tomando la mano de Youngsoo quien comía una galleta—. Espero volvamos a vernos pronto hijo.

Yoongi asintió con una pequeña sonrisa, se separó un poco de Jimin para despedirse de su madre con un abrazo y luego hizo lo mismo con su hermanito. El rubio sonrió a la mujer haciendo una venía, sintiéndose incapaz de hablar en ese momento.

La mujer salió de la casa y apenas el sonido de la puerta indicó que había sido cerrada Jimin trató de huir a su habitación, pero se vio frenado cuando Yoongi tomó su brazo y lo jaló haciendo que su espalda se pegara con el pecho del pelinegro una vez más.

Jimin tembló cuando las manos de Yoongi recorrieron su cuerpo, y luchó débilmente por separarse.

—H-Hyung... no... —trató de protestar, pero las palabras murieron en un gemido, sintiendo como su erección crecía con unos simples toques.

—Shh... —Ese siseo hizo que las piernas de Jimin temblaran e inevitablemente su cuerpo se pegó más al de Yoongi.

La lengua del pelinegro acarició la zona detrás de su oreja, lamiendo su lóbulo y succionándolo un poco mientras recorría su abdomen con las manos. En el momento en que las manos de Yoongi trataron de ir más abajo Jimin reaccionó, alejándose bruscamente del pelinegro.

—E-Esto está mal, no confunda las cosas, hyung —protestó Jimin con las mejillas rojas, y por más que hubiese querido alejarse, no podía, sus pies se negaban a responder y su cuerpo parecía estar conectado al de Yoongi a través de un magnetismo.

—Al parecer tú amigo no piensa lo mismo. —Yoongi sonrió de manera lasciva mientras señalaba el bulto en la entrepierna de Jimin.

El menor enrojeció por completo y cuando estuvo por darse la vuelta para caminar a su habitación Yoongi lo interrumpió una vez más, tomándolo bruscamente y subiéndolo a la encimera para luego posarse entre sus piernas.

Su lengua delineó sus labios, introduciéndola sin permiso en la boca de Jimin, succionando sus labios y tomándolo de la nuca impidiéndole moverse, un gemido de Jimin fuera atrapado por la boca del pelinegro y cuando el rubio comenzó a removerse intentando separarlo gruñó.

—Quieres esto tanto cómo yo, Jimin. Deja de ir en contra, voy a hacer qué me perdones, solo déjame sentirte —habló en medio del beso, sosteniendo a Jimin entre sus brazos impidiéndole moverse.

Aquellas palabras se derramaron en su interior cómo algo caliente y sintió su aliento estancarse mientras sus resistencias flaqueaban amenazando con derrumbarse muy pronto.

Jimin dejo de luchar en el momento en que una de las manos de Yoongi se coló entre sus cuerpos y masajeó su miembro por encima de la tela de su pantalón, no se molestó en ser suave, de todos modos, sabía que a su pequeño le gustaba que fuera brusco.

El rubio gimió pasando sus manos por el cuello de Yoongi y lo atrajo para besarlo, sintiendo sus resistencias romperse cuando la temperatura de su cuerpo se elevó debido a la brusquedad con la que el contrario lo acariciaba.

Con el paso del tiempo sus encuentros se habían vuelto más delicados y amorosos, pero ahora Yoongi jugaba con su punto débil, convirtiendo el encuentro en algo brusco al igual que antes, cómo en el principio cuando el único que sentimiento que tenían el uno por el otro era el deseo.

Los dientes de Yoongi tiraron de la piel del cuello de Jimin, lamiendo después para calmar el ardor provocado, las manos del pelinegro recorrían ansiosas la anatomía del pequeño, sintiéndolo temblar bajo su toque.

Yoongi casi lanzó a Jimin al suelo, haciendo que se pusiera de rodillas frente a él, los ojos del rubio se conectaron con los suyos, observando sus fanales oscuros y rebosantes de lujuria, esa lujuria obscena que hace mucho no veía. Las manos del pelinegro fueron hasta su propio cinturón, desabrochándolo y dejando que sus pantalones cayeran hasta sus tobillos junto a su ropa interior. El miembro se irguió orgulloso frente al rostro de Jimin quién relamió sus labios ansioso, sintiendo la necesidad de saborear la familiar polla del mayor una vez más.

No dudó antes de tomarlo con su mano y comenzar a masturbarlo, el pelinegro gimió sin apartar su vista del chico y sin mucha paciencia tomó con brusquedad su cabello, metiendo su erección apenas Jimin abrió la boca, moviendo sus caderas con brusquedad y comenzando a follar sin piedad la boca del menor.

Los ojos de Jimin subieron a los suyos, mientras dejaba que Yoongi se moviera como le diera la gana, él contuvo las arcadas cuando su polla se enterró más allá de su garganta haciendo que sus ojos se llenaran de lágrimas, Yoongi soltó el cabello de Jimin y este volvió a tomar el falo del mayor en su mano, moviendo su cabeza para meter y sacar el miembro de su boca creando un obsceno chasquido en el proceso.

—M-Mierda bebé... haces magia con esa boca —alagó Yoongi entre jadeos, sintiendo como Jimin masturbaba su miembro, sacando la lengua cuando sintió su polla palpitar, sabiendo que estaba a punto de llegar.

Yoongi observó cómo los hilos de semen salían disparados directo a la boca y el rostro de Jimin de forma desordenada, quien no paraba aún de masturbarlo, lamiendo la esencia que caía en las comisuras de su boca. El pelinegro limpio el resto de semen con su pulgar y luego lo llevo hasta la boca de Jimin para que este lo chupara gustoso.

Jimin se puso de pie, besando ansiosamente a Yoongi y enredando sus lenguas permitiendo que el mayor saboreara su propio semen desde su boca, era algo demasiado impuro, pero toda la situación solo los estaba enloqueciendo a ambos.

Yoongi llevo sus manos al trasero de Jimin, apretándolo con fuerza y dándole una nalgada que le sacó un gemido, ya no estaban pensando, estaban totalmente cegados por el deseo que sentían en ese momento, era un juego muy sucio que les encantaba a ambos y si eso les permitía olvidar todo por al menos un momento, se volvía mejor.

El pelinegro tiró de la camisa de Jimin, sacándosela y lanzándola al suelo de la cocina para luego hacer lo mismo con la suya, su boca se dirigió a los pezones del rubio y los mordió un poco antes de chuparlos, haciendo que este enredara los dedos en su cabello mientras gemía de forma incontrolable.

El botón de los pantalones de Jimin fue roto por Yoongi en el momento que este le sacó los pantalones junto a la ropa interior de un solo tirón, arrojándolos fuera de sus piernas a algún lugar en el suelo de la cocina. El rubio no puso quejas cuando Yoongi lo mandó suelo, ordenándole que se recostara hasta que su espalda pegó con la fría y dura superficie.

—Te ves bastante feliz, Jiminnie. ¿Sabes lo que voy a hacer? —habló Yoongi con voz ronca, arrodillándose en el suelo frente a las piernas de Jimin.

— ¿Q-Qué va a h...? ¡Ah! —La voz de Jimin se vio interrumpida por un gemido cuando Yoongi hizo que llevara sus rodillas a su pecho y al siguiente momento la lengua del mismo acarició su entrada.

—Te gusta ¿no es así, Jiminnie? Sé lo que le gusta a mi pequeño —Yoongi hizo círculos con su lengua alrededor de la rosada entrada del menor, quien temblaba debido a la estimulación en aquel nudo de nervios.

Enterró su lengua en la apretada cavidad del chico mientras que con su otra mano acariciaba su miembro desatendido, masturbándolo con lentitud mientras llevaba dos de sus dedos a la boca del menor indicándole que los lamiera.

Jimin chupó los dedos del mayor con ansiedad, sintiendo como presionaba y frotaba su glande con el pulgar. Dos de los dedos de Yoongi se enterraron con brusquedad en su interior, sacándole un gemido agudo, el pelinegro presionó en su interior bruscamente en busca de su punto, deslizándolos dentro y fuera del agujero del rubio con rapidez.

Curvó los dedos en su interior, buscando más contacto y haciendo que Jimin se retorciera en el piso, murmurando palabras incomprensibles y deseando por algo más en su interior.

—H-Hyung, fólleme duro... —pidió entre gemidos y Yoongi rio, decidiendo parar su juego ante las suplicas del rubio.

—No podrás caminar en una semana —bromeó Yoongi, incorporándose y masturbando su miembro para extender un poco el líquido preseminal que ya escapaba su dura erección.

El mayor frotó la cabeza de su pene contra la entrada del menor haciéndolo temblar y mover las caderas en busca de más contacto, Yoongi sonrió, enterrándose de golpe en su interior haciéndole chillar.

Yoongi no se molestó en esperar a que Jimin se adaptara y comenzó a golpear fuerte en el interior del menor, haciendo que poco a poco los jadeos de dolor de este se convirtieran en gemidos de placer puro. El rubio engancho sus piernas a la cadera de Yoongi haciendo que este llegará más profundo, embistiéndolo con brusquedad y llevando su mano hasta la garganta de Jimin para mantenerlo en su sitio.

Los dedos de Yoongi se cerraron alrededor de su cuello, cortándole la respiración y haciendo que el menor abriera los ojos, luchando por hacer que el aire llegara a sus pulmones, Yoongi no paró de moverse con brusquedad, observando como poco a poco Jimin iba perdiendo fuerzas, luchando débilmente por separarse, sus manos rasguñaron su brazo, luchando por apartarlo. Yoongi se extasiado al ver cómo el chico debajo de él iba perdiendo vitalidad, volviéndose débil y eso solo lograba excitarlo más.

No fue hasta que sus ojos estuvieron a punto de cerrarse que Yoongi lo soltó, haciendo que el menor tosiera y tomara una gran bocanada de aire tratando de recuperarse.

—E-Estas loco... —acusó Jimin entre jadeos, sintiendo como Yoongi aumentaba la velocidad.

—Te encanta.

Yoongi giró a Jimin bruscamente, saliendo de su cuerpo por un momento y obligándolo a ponerse en cuatro, el menor pegó su mejilla al suelo con las caderas alzadas, observando como el pelinegro estiró su mano, tomando su cinturón que yacía en el suelo con una idea clara en su mente.

El cinturón acarició las nalgas de Jimin haciéndolo temblar y Yoongi sonrió.

—¿Quieres esto, Jiminnie?

—Q-Quiero todo lo que tenga para darme, Hyung —respondió sin pensar. Gritó cuando sintió como el cinturón de Yoongi se estampaba con fuerza en sus nalgas, haciendo que ardiera de una forma exquisita.

Yoongi relamió sus labios, acariciando suavemente para luego dejar caer el cinturón una vez más, haciendo que de a poco los muslos de Jimin enrojecieran.

Lo azotó con fuerza, haciendo que se retorciera y arquera la espalda, rogándole que se detuviera cuando el ardor se volvió insoportable, incluso su piel se rasgó un poco haciendo que aparecieran pequeños puntos de sangre. El pelinegro no podía estar más complacido con aquella imagen, y a pesar del dolor, Jimin también lo amaba.

En dolor se convertía en algo maravilloso cuando era infligido por Yoongi. Y Jimin se sentía capaz de morir desangrado en sus brazos si él así lo quería.

Se posó detrás de Jimin una vez más, sosteniendo sus caderas y enterrándose en él una vez más, acarició sus nalgas aliviando el ardor al igual que su espalda al mismo tiempo que lo embestía con fuerza, luego llevó una mano al cabello del rubio y tiró de él para darse soporte, inclinándose y besando su cuello con ansiedad, dejando varios chupetones que más tarde se convertirían bonitas marcas.

Jimin lloriqueaba debido al placer que lo recorría y llevó su mano a su necesitada erección masturbándose con fuerza, sintiendo el calor arremolinarse en su vientre, escuchando como Yoongi gruñía y maldecía mientras enterraba sus uñas en sus caderas.

Estaba teniendo un déjà vu, el encuentro le traía muchos recuerdos que le hacían sentir sofocado, estaba mareado, perdido en la marea que eran sus emociones y el placer apabullante que amenazaba con hacerlo explotar.

Su cuerpo se sacudió en espasmos cuando el fuerte orgasmo lo golpeó sin avisar, haciendo que apretara sus paredes hasta exprimir el miembro de Yoongi, quien derramó su semilla dentro de él. Se dio la vuelta y cayó de espaldas en el frío suelo, luchando por recuperar el aliento.

Yoongi lo observó, dejándose caer a su lado y abrazándolo enseguida, importándole poco o más bien nada el hecho de que sus cuerpos estuviesen sucios y sudorosos.

— ¿Debo conquistarte de la misma forma que la primera vez, pequeño? —susurró Yoongi en el oído de Jimin.

— ¿Esta vez quién terminará peor? —sonrió girándose hasta quedar frente a Yoongi.

—Mientras estemos juntos todo estará bien, recuerda que mejor juntos que separados.

El acto sexual de Jungkook y Taehyung se vio interrumpido en el momento en que los gritos de Seokjin provenientes de la habitación de al lado se hicieron presentes.

Jungkook observó confundido a Taehyung sobre él y enseguida se pusieron de pie, tomando su ropa del suelo y vistiéndose casi a la velocidad de la luz, temiendo porque Seokjin matase a la persona a la cual le estaba gritando.

Ambos salieron al pasillo, observando a Seokjin frente a la puerta de la habitación que compartía con Namjoon con su bolso en la mano, mostrando que claramente acababa de llegar.

— ¡¿Acaso no piensan hablar?! —Seokjin gritó con rabia, y Jungkook notó que su voz estuvo a punto de quebrarse.

— ¿Qué demonios está pasan...? —Jungkook cortó sus palabras apenas estuvo junto a Seokjin, observando a Namjoon levantarse de la cama y ponerse su ropa interior.

Pero eso no fue lo que los sorprendió, si no que en la cama aún se encontraba Edán, desnudo y con el cabello revuelto mientras miraba a Seokjin con el miedo rebosando en sus ojos.

Esto no era para nada parte del plan. Pensó Edán deseando que la tierra se lo tragara.

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