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ㅤTemprano, al salir el sol, cuando ellos se miraron uno al lado del otro, fue como descubrir la felicidad en la cama: la luminiscencia atravesando la ventana, la música de los pájaros cantando, las cuatro paredes de la habitación y aquella alma resguardada bajo las sábanas. Ella lo miró extasiada y él abrió sus ojos, que se envolvieron en el mismo paisaje y, en consecuencia, su semblante esbozó una sonrisa.

ㅤSus pupilas se encontraron y sus sonrisas los sorprendió en una especie de paraíso. Sus miradas decían tanto, estaban muy cómodos el uno con el otro, como si se conocieran toda una vida. El silencio decía más que las palabras. Estaba cargado de emociones que los embriagaba. Y acto seguido, ella no pudo evitar querer abrazarlo. Se besaron un instante, pues, apenas despertaban, y él sintió deseos de besar aquella piel recién amanecida.

ㅤEntonces, vio aquellas curvas desnudas entre las sábanas y, excitado, se adentró a aquella guarida que lo llamaba. Empezó suavemente, con mucho amor, y paulatinamente con fervor. Tanta pasión en los gemidos de ambos, los trasladó a un frenesí paradisíaco.

ㅤAl terminar, ella recostó su cabeza en el pecho de aquel muchacho y escuchó su corazón muy acelerado. Levantó su mano para corroborar que era real, tenía total control de lo que estaba pasando. Él se unió a ella, entralazando su mano. Y como si le leyera la mente le dijo que parecía un sueño pero que no lo era. A ella le hizo mucha ilusión la conexión que habían formado.

ㅤDespués, él no tuvo miedo de desnudar su alma y expresarle lo agradecido que se sentía de que aquello esté pasando. Y le confesó que en sus planes futuros había anotado su nombre. La adoraba tanto que sabía que, para que funcione, tenía que ser directo, ir de la mano paso a paso. Ella estaba en la misma sintonía. Aquel ritual los había unido para siempre, para compartir sus vidas.

| Paraíso - Microrelatos

~Desmaissières ©

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