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ㅤNo ha encontrado un par de ojitos que la añoren bien y bonito. No es su máxima realización en la vida. Pero sería lindo. Solo unos ojos que escondan en sus pupilas un brillo como el suyo, hará que pelee por ellos como nunca antes había hecho por nadie. Qué no daría por conocer unos ojos como los de ella, que la miren como lo miraría ella.

ㅤMientras tanto, lo que importa es la mirada que se dirige a sí misma, que la hace sentir en un cielo donde sus alas se extienden como ella más adora. No es perfecta, pero se siente como un ser alado lleno de magia. Se equivoca, aprende y crece. No, no es perfecta, es humana.

ㅤY su mirada se abstrae y se enamora cuando se mira. Se condensa, es protagonista de sí misma, de su propia historia. Y si escribe junto a algún otro ser alado y se termina, ya aprendió que el fin de una historia es el preludio de otra. Nunca se deja de hacer magia y de hacer realidad alguna fantasía, sola o en compañía.

ㅤCuando se mira, agradece a los guardianes de luz que dan luminiscencia a cada recoveco de su recóndito. Magia es crecer y hacer realidad mundos quiméricos de ideas hermosas. Suena idóneo, a un mundo imposible. Pero ahí también reside su magia, en creer que se puede hacer realidad con otro ser tan celestial como ella.

ㅤLa magia es como la felicidad: voluble, volátil, etéreo. Hay que cuidarla y protegerla, como se cuida la llama de una vela. La magia que reside en lo profundo de aquellos ojos cafés que la miran es tan sagrada, casi como una religión. Mirarse con amor y gratitud es un ritual que nutre el alma. Hay que asegurarse de cuidar nuestra llama para mirarla y admirarla como lo más bello que llevamos dentro y que colorea nuestra historia en esta vida tan efímera.

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| Mi mirada - Microrelatos

~Desmaissières ©

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