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ㅤAquel gym era un lugar relativamente pequeño de cuatro paredes. Era un espacio chico pero se sentía cómoda allí. Y el entrenador era respetuoso.

ㅤUn día, la mandó a la máquina de correr. Ella temía cansarse antes del tiempo que le estipularon, ya que no estaba en forma, su resistencia era débil.

ㅤNo obstante, para su sorpresa, no solo estaba soportando bien el ejercicio, sino que -además- le resultó muy liberador. Se acordó de aquel chico que iba y venía, que cada vez que parecía que lo superaba, él regresaba y ella creía que podían volver a empezar, pero entonces desaparecía.

ㅤEn esos pasos, que se perdían en la cinta, descargó toda esa frustración y tristeza. Probablemente ella se ilusionaba sola, a veces intentaba comprenderlo. Incluso, creía que ya había conocido el amor y que no podría nunca más volver a sentirlo. Pero no.

ㅤDespués de un mes, ya no necesitó respuestas. Le daba igual. Y todo respecto a él, lo que haga y lo que no haga, le dejó de importar. Se dio cuenta de que el amor aún no había llegado y tampoco tenía apuro. Y ahí está, mirando de nuevo esa cinta donde va a dejar las huellas del último amor que no pudo ser. Un poco de amor propio en el gym da libertad.

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| El gym - Microrelatos

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