CAPITULO 20
👑CHLOE👑
Trato de no abrir los ojos, pero la luz que entra es muy fuerte, así que termino despertándome, encontrándome en una grande y suave cama, la cabecera y el pie son hechas de hierro y tienen un diseño que se asemeja a las enredaderas. Un ventanal enorme se cierne a mis lados, iluminando la habitación por completo. Me levanto, metida en un camisón corto que no sé cuándo me lo puse, y me acerco descalza hacia la ventana y un paisaje hermoso cubre mi campo de visión. Un campo verde se extiende varios metros delante de mí, termina en donde inicia una especie de arena y luego el mar se cierne por todo el horizonte. Es una vista increíble que parece imaginaria.
Tengo una sensación extraña en el cuerpo, como un dolor leve en todas partes que espero que se quite con una ducha. Dos mujeres entran por la puerta y me preparan el baño como si hubieran leído mi mente. Se despiden con una reverencia y salen de la habitación dejándome en una gran bañera con espuma y olor a lavanda. Luego de un largo tiempo dentro del agua, salgo y me pongo una bata que dejaron para mí. Camino hacia la cama, en donde un vestido blanco largo me espera. Me lo pongo, sintiéndome como si tuviera un disfraz de la época griega. Es suelto y tiene una abertura en la pierna izquierda. La tela es suave y cómoda, aunque algo transparente.
- Hola – escucho una voz conocida y me volteo - ¿Estás bien?
James aparece en el umbral de la puerta, pero tiene algo extraño. Parece otra persona y su presencia no me provoca el escalofrío que solía provocarme. Me observa de pies a cabeza, pero su mirada no provoca nada en mí. Es como si fuera alguien más.
- Si – digo evitando la sensación extraña al verlo.
- ¿Te duele algo? – pregunta acercándose a mí y tomando mis manos con las suyas.
- No – el gesto me extraña. Algo en mí me dice que ese no es James.
- Me alegro – dice sonriendo - ¿Cómo te sientes con la transformación? – con esta pregunta sube una de sus manos a mi rostro.
- Bien – digo alejándome lentamente. Alguien me atacó en mi propia casa, así que supongo que no será difícil hacerlo aquí, donde evidentemente soy la más débil.
Camino hacia la ventana, mientras James revisa el cuarto de baño de forma sospechosa. Para mi buena suerte, esta habitación parece un reservorio de armas, y una pequeña daga decora la pared, así que me dirijo hacia ella con disimulo y la tomo en mis manos, justo cuando James sale del cuarto de baño.
- ¿Todo en orden? – pregunta volviéndose a acercar
- Si – digo disimulando – Todo está bien.
- Me alegro, amor – dice acercándose más a mis labios, con una mano en mi rostro.
Mi instinto actúa, tomándolo del brazo con fuerza, mientras lo llevo a la cama. Lo tiro encima en un segundo y me coloco a horcadas de el con la daga en su cuello, mi mano sosteniendo su brazo contra la cama y mis piernas aprisionando su otra mano. Las lecciones de defensa que tuve con James me permiten moverme rápido. No me extrañaría que alguien hubiera tomado su lugar con alguna poción multijugos o lo que sea que tengan en este mundo.
- Dime quién eres y en dónde está James – sujeto la daga con más fuerza contra su cuello.
- ¡Calma, calma! – dice desesperado - ¡No quiero hacerte daño!
- ¿Quién eres y dónde está James? – repito
- Te juro que no te voy a lastimar – la presión que ejerzo sobre su cuello empieza a dejarlo sin aire.
- Si me haces repetir la pregunta una vez más, te mataré – digo presionando más la daga. Un poco más de fuerza y atravieso su piel.
- ¡Chloe! – una voz en mi espalda me distrae.
James está parado en la puerta, claramente preocupado, viéndome con miedo. Y debajo de mí, el otro James sigue pataleando para que lo suelte.
- Está bien – dice James acercándose – Es mi hermano.
- Gemelo – dice el supuesto hermano, casi sin aire.
Suelto su brazo y bajo lentamente, con la daga aún en mi mano, por si acaso.
- Tu chica está loca – dice el hermano de James acercándose a él – Sin ofender, alteza.
- Él es Julian – dice James evitando que proteste sobre el término "alteza".
- Un gusto – digo dejando la daga en la pared – No vuelvas a hacer esos chistes – le digo con tono amenazante.
- A partir de ahora no lo voy a hacer – dice riéndose – Casi me muero
- Gracias – me dice
- ¿Por casi matar a tu hermano? – pregunto incrédula
- Por lograr que se le quite la costumbre de hacerse pasar por mí – sonríe – Siento mucho el incidente
- Yo no – habla Julian – Fue increíble ver lo bien que le has enseñado a defenderse. Buen trabajo hermanito – James pone los ojos en blanco
- Descuida – le quito importancia al incidente y me dirijo hacia la cama para arreglar todo.
Otras dos mujeres entran antes de que pueda acercarme, diciendo que ellas se encargan. El que me den haciendo todo me hace sentir inútil, pero Julian vuelve a abrir la boca, soltando cualquier tontería que me hace reír. Aparentemente no puedo salir porque existe la posibilidad de que la magia entre en mí de golpe, cosa que aparentemente puede hasta matarme, así que nos quedamos en la habitación con Julian y James, conversando y riéndonos.
Hay un montón de libros sobre la historia de los fénix, todos sus mitos, leyendas, costumbres, y James y Julian me cuentan varias leyendas. La cultura griega está insertada en la cultura de Mageía, así que sus creencias giran en torno a los dioses griegos. Me enseñan varias palabras en griego, y no resulta tan complicado para mí ya que tomé griego un semestre en la universidad como materia obligatoria. El día pasa y el sol sigue brillando hasta que se va apagando lentamente y es reemplazado por la luz de la luna. Una luna enorme que ilumina casi con la misma intensidad. Hay miles de estrellas acompañándola y unas cuantas estrellas fugaces que cruzan el cielo. Este sitio transmite paz a cada segundo y la verdad quisiera no irme de aquí nunca.
El rostro de mi madre se cruza por mi mente ante estos pensamientos y pienso que seguramente ella no sabe nada de esto y llevo dos días aquí sin hablarle. Debe estar muy preocupada. Nunca he estado fuera de casa durante tanto tiempo y entiendo que para ella no debe ser nada fácil esto. Me cuidó desde siempre y me dio todo el amor del mundo, me dio una gran vida, feliz, cómoda y tranquila y ahora todo es inestable. Sé que ella aceptó el hecho de que algún día alguien llegaría a mi vida para llevarme a reinar un mundo en el que los humanos no pueden entrar. Aun así, necesito apoyarla en estos días difíciles.
- Tranquila – dice James respondiendo nuevamente a mis pensamientos – Le conté que estaríamos aquí – un suspiro de alivio deja mis labios.
- Aun así, me gustaría volver a casa – digo – Me asusta el pensar que alguien pueda atentar contra ella por llegar a mí. Además, no quiero que se sienta sola.
- Lo sé – se acerca a mí y su cercanía vuelve a alterar mi sistema nervioso – Si quieres volver, no hay problema
- Gracias – digo tomando su mano, siguiéndolo hacia el portal que abre dentro de la habitación. Me despido de Julian y me introduzco con James en el círculo celeste frente a mí.
Tengo una sensación extraña en el cuerpo. Hoy me transformé en lobo y no puedo decir que no me siento más fuerte porque no sería cierto. Aún tengo rastros del dolor de la transformación en el cuerpo, pero el corazón me palpita con fuerza cuando recuerdo los sucesos y cuando les doy un significado.
Antes de anoche las cosas que me sucedían parecían un sueño y creía que despertaría en cualquier momento, pero mi transformación me trajo a la realidad. Nada de esto es un sueño, es totalmente real y hay mucho en juego. Mi vida, la de mi madre, la vida arrebatada de mis padres, y miles de personas inocentes que viven en Mageía.
Estaba renuente a aceptar esto, pero empiezo a comprender la importancia de mis acciones y el impacto que tendrán en la vida de miles. En este momento no puedo simplemente desligarme de la magia como planeaba hacerlo al principio, necesito fortalecerme, educarme y prepararme para luchar por el bien de mis seres amados y de la gente inocente de Mageía.
Seré su reina.
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