CAPITULO 16
👑CHLOE👑
Dos horas. Llevo dos malditas horas corriendo a través del maldito bosque a las afueras del maldito pueblo. James se ha encargado de tirarme al piso cada que se le presenta la oportunidad. Cuando empecé a correr, barrió mis pies con sus piernas. Luego se escondió tras de un árbol y me atacó por la espalda haciéndome caer de bruces al suelo. Básicamente me he lastimado más esta tarde que en toda mi vida. Tengo las palmas de las manos rojas y todo mi cuerpo está sudado.
Regresamos a mi departamento luego de las dos horas más dolorosas de mi vida, pero no subimos a mi piso, sino que nos quedamos en el gimnasio al lado del vestíbulo.
James me arrastra hacia adentro y mi mente me dice que mañana no podré ni caminar.
- ¡Vamos! – me dice James cuando llego a los treinta abdominales.
Sé que treinta abdominales no es nada, pero para alguien que no acostumbra a hacerlos es una tortura sin fin.
Luego de una hora en el gimnasio, en la cual siento que el alma se me va del cuerpo, por fin subimos al departamento. La subida en el ascensor me da esperanzas, pero el maldito de James me arrastra hacia las escaleras. Siento que subo un peldaño por hora, y cuando al fin entro a mi casa, me dirijo a la cocina por comida. Lamentablemente, James fue más rápido y me espera con una botella llena de agua y un tazón de fruta. Le doy una mala mirada, pero me atraganto la comida apenas me siento.
Una vez que mi corazón se recupera de los pequeños infartos que me dan cada minuto, decido ir a tomar una ducha para relajar mi cuerpo. Entro a mi habitación y empiezo a quitarme la ropa mientras camino al baño. Cuando llego, sólo me cubre la ropa interior, la cual quito con cansancio y me meto bajo la regadera. El agua fría ayuda a mis músculos a relajarse y no me muevo por varios minutos. Esto de ser heredera de Slytherin sigue sin convencerme. Cualquiera en mi lugar se habría negado y creído que era una locura, pero algo dentro de mí siempre me dijo que era diferente.
Mi mamá me decía siempre que era especial y única, pero eso es lo que todas las madres piensan de sus hijos. Cuando era niña jugaba a ser una princesa que fue raptada, como Rapunzel o una princesa guerrera como Mérida, pero la adolescencia llegó y se acabaron esos juegos y ahora, aparentemente todo lo que salía de mi imaginación a los diez años resultó ser cierto.
Paso la esponja con jabón por mi cuerpo, el shampoo y el acondicionador en mi cabello y los quito con agua mientras siento como mis músculos se van relajando. Termino de bañarme, pero decido quedarme unos minutos más en la ducha. Cierro los ojos y dejo que el agua fría continúe empapando mi cuerpo. Un escalofrío se me presenta en la nuca y abro los ojos de golpe. Miro a través del vidrio blanco de las puertas, pero no hay nada. Decido salir de una vez porque empiezo a congelarme por la temperatura del agua. Mi vista se dirige a las llaves del agua, pero veo un líquido carmesí empaparme las manos. Me doy cuenta que mi cuerpo está bañado en el mismo líquido. Alzo la vista y veo cómo el agua de la regadera se tornó roja.
"Sangre" – Me digo a mi misma, siento como el líquido va subiendo por mis pies hasta mis tobillos. Borbotea más sangre por el desagüe de la bañera y va subiendo por mis piernas.
"Muerte, tú eres la muerte, tú serás la muerte, tu destino es la muerte"
Susurros llenan el baño, la imagen de mi madre en un ataúd me hace gritar y salir corriendo hacia afuera. Mi meta es salir del departamento, pero un cuerpo detiene mi camino a la mitad de mi habitación.
Las lágrimas nublan mi vista, pero sé que James está frente a mí.
- ¡Chloe, dime qué pasa! – dice realmente alterado y yo no puedo dejar de llorar y balbucear – Cálmate, ¿qué pasó?
- Estaba duchándome y luego había sangre y voces y mi madre – siento que me ahogo con las palabras.
Me deja parada y corre hacia el baño. Luego de unos segundos regresa muy confundido y me abraza con fuerza, cubriendo mi espalda con una toalla mientras yo no puedo borrar la imagen de mi madre en esa maldita caja. Reviso mis manos y no hay rastros de sangre en ellas, tampoco en mi cuerpo
- Okey, okey, okey – dice viéndome a los ojos – Calma.
Me aprieta contra su cuerpo y mi cerebro nota un pequeñísimo detalle: estoy desnuda, mojada y llorando pegada a su cuerpo. Se separa de mí y me cobre totalmente con la toalla mientras me sostiene con suavidad. Vuelvo a revisar mi cuerpo y no hay nada.
"¿Lo imaginé?" – no puede ser. Fue muy real.
- No lo imaginaste – dice James sentándome en la cama y arrodillándose frente a mi – Lo hizo una ninfa de la mente. Pueden manipular tu mente para que veas y hagas lo que quieren.
- ¿Qué? – no entiendo un rábano de lo que dice
- Es extraño que lo haya hecho con tanta facilidad – explica – Por lo general las reinas son inmunes a cualquier hechizo de control de parte de alguien inferior. Averiguaré qué sucedió, tranquila
Dijo esto y lo último que provocó en mí fue tranquilidad. Me estoy muriendo de los nervios, literalmente. El sonido de la puerta y la voz de mi mamá anunciando su llegada interrumpen las miles de preguntas que tengo. James se disculpa diciendo que debe ir a hablar con mi madre y yo me quedo sola en mi cuarto. Tomo mi pijama y termino de vestirme justo cuando James entra de nuevo.
- Tu madre dice que nunca hicieron un hechizo protector aquí, por eso pudieron invadir tu mente – dice preocupado acercándose – Tranquila, no volverá a pasar. Pediré a una de las brujas en Mageía un hechizo de protección muy fuerte y todo estará bien.
- Gracias – digo enfocándome en la seguridad que me brindan sus ojos.
- Intenta dormir – dice acariciando mi mejilla – estaré aquí por si me necesitas.
Sonrío ignorando el fuego que inició en mi interior con ese simple gesto. Sale de la habitación y yo termino de secarme el cabello y me meto a la cama. El cansancio del día hace que me quede dormida apenas mi cabeza toca la almohada, pero entre sueños, siento los labios de James posarse en mi frente. Sonrío inconscientemente y vuelvo a la profundidad de los sueños.
Sueños que no son nada agradables.
De hecho, desde hace un par de meses que tengo pesadillas muy regulares. Casi siempre son muy borrosas, pero me solía despertar sintiendo que el corazón se me salía de pecho. El hecho es que, esta vez, nada fue borroso.
Las nítidas imágenes en mis sueños me atormentaron toda la noche. Mi madre en un ataúd, sangre en la bañera, James con una flecha en el pecho, pero lo que más me inquieta, fue la imagen de una pareja, hombre y mujer, amarrados a unas sillas, con los ojos llenos de lágrimas y suplicándole a alguien frente a ellos.
¿Qué piensan de los sueños de Chloe???
Los leo.
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