
➪Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 4
Despierto desorientada.
Con mi vista recorro aquella habitación en la cual me encontraba, que para mí era desconocida. Paso mi mano por mis ojos refregándolos y gimo de dolor. Vuelvo a pasar mi mano por mi frente y afirmo que el dolor proviene de ahí, siento como esta se encuentra cubierta por una gasa.
Mi mente no paraba de llenarme de preguntas, mi vista se dirige a la ventana rápidamente y puedo ver el bosque.
¿Estaré en aquella cabaña que vi antes de caer inconsciente?
¿Qué hago aquí?
¿Dónde estoy?
Y es ahí donde los recuerdos golpean mi mente. Aún tenía la esperanza de que todo esto solo sea un sueño y sin poder aguantarlo largo un sonoro sollozo, tapo mi boca con mi mano para no hacer ruido.
Trato de tranquilizarme pero no lo logro, respiro hondo tratando de regular mi respiración. Cuando lo logro me levanto de la cama, me pega un leve mareo haciéndome sostenerme de la mesita de luz, esto produce que se callera la lámpara haciendo un estruendo.
Joder.
El sonido de la cerradura de la puerta al querer ser abierta me hace sobresaltarme, se me corta la respiración y siento como mi corazón se acelera.
¿Y si es un asesino en serie y quiere matarme?
¿Y si es un psicópata?
Y muchas más preguntas similares llegan a mi cabeza. Salgo de mis pensamientos al escuchar como la puerta es forzada. De repente dejan de forzarla, yo sigo parada en el mismo lugar batallando si acercarme o no, pero luego un estruendo llena la habitación, al mismo tiempo que la puerta es abierta bruscamente, dejando pasar un cuerpo de largo cayendo directo al suelo.
- Mierda, ya tendría que haber cambiado la cerradura - dice el chico gimiendo de dolor. Era alto, morocho, cabello oscuro y unos ojos color miel.
- Que... - el al percatarse de mi voz se levanta rápidamente todavía quejándose.- Su mirada refleja ¿preocupación?, su mirada se dirige de la lámpara destrozada en el suelo a examinar todo mi cuerpo buscando algo, al no encontrar nada sus facciones se relajan. ¿Qué le ocurre? – yo...
- ¿Qué paso? – sus ojos conectan con los míos transportándome una sensación de que se me hace familiar, de algún lado lo conozco.
- "¿Qué paso?" ¿enserio? – respondo por alterarme- ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? – pregunto seria.
- Wow, wow. – levanta sus manos- bájale a tu mal humor alteradita – hace una señal con sus manos hacia abajo. ¿¡ALTERADITA!? O... eso no es nada. Largo una risa sarcástica- además deberías agradecerme, te he ayudado.
- ¿Acaso te he dicho que me ayudes? – lo ataco. Vale, creo que estoy exagerando.
- ¿Acaso quieres morir de hipotermia? No sabes la helada que está cayendo afuera – responde ya molesto.
- Creo que me hubieras hecho un favor – contesto más relajada en un todo bajo. Suspira y luego se presenta.
- Oliver – estira su mano.
- Kali – la estrecho con desconfianza.
- Kali... destrucción – me mira fijamente, murmurando lo último.
- ¿Qué? – pregunto al no entender.
- Kali significa destrucción.
Luego de aquella rara presentación, el me trajo el almuerzo.
El resto de la tarde me la pase enserada en esta habitación, carcomiéndome el cerebro tratando de descifrar las razones de los acontecimientos sucedidos estos últimos días.
Me recuesto en la cama con un leve dolor de cabeza.
Tal vez debería dejar de pensar un rato y dormir, pensé.
Así también poder olvidar un rato.
Mis ojos se cierran automáticamente con una lentitud, sintiendo como mi cuerpo se relaja cayendo en los brazos de Morfeo.
»»»
Me levanto de la cama lentamente, escuchando unos extraños ruidos provenientes de algún lugar detrás de la puerta. Apoyo mi oreja en esta para lograr escuchar mejor, logrando así escuchar unos leves susurros llamándome.
- Kali... Kali... - agarro el picaporte de la puerta y abro lentamente esta, dejando un pequeño espacio para poder mirar. El pasillo se encontraba oscuro pero de ella resaltaba unos atrayentes ojos dorados.
- Debes saber la verdad kali.... Debes volver conmigo.... – volvió a susurrar pero yo lo único que podía ver son sus ojos, atrayéndome y transmitiendo tantas cosas. Una calidad diviso de ello, que me asusta, no él, sino todos lo que me provoca tan solo mirar sus ojos.
Cierro rápidamente la puerta al mismo momento que despierto.
Me siento en la cama con mi respiración agitada, de inmediato mis oídos se inundan de unos gritos sacándome de mi ensoñación.
Me paro, salgo de la habitación pasando por el pasillo. Cada paso que daba los gritos se hacían más intensos, afirmándome que provenían de abajo.
Termino de bajar las escaleras quedándome en el último escalón, observo a dos personas discutiendo, una que acabo de conocer y otra que nunca imagine ver aquí.
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