¡Carajo!

Estoy jodido, realmente jodido. 

Estoy jodidamente enamorado y no vale una mierda negarlo. 

Mirando el reflejo que me regresa el espejo no puedo evitar notar mi estúpida sonrisa al escuchar el tono de mensajes en mi celular.

Y es que no es cualquier tono, no, es definitivamente mi canción favorita  y claro que es también la asignada a Otabek. Mis ojos brillan y mi sonrisa es asquerosa-mente grande y lo sé, estoy jodido. Me enamoré de mi mejor amigo. Y justo ese es el problema.

Es mi amigo.

Es mi mejor amigo.

Es un hombre.

Un fuerte, moreno y atractivo hombre que seguramente se alejaría asqueado de mi si supiera que me enamore de él como una idiota colegiala que suspira por sus llamadas y anhela verlo a cada segundo del día. 

Aparte violentamente la mirada y me deje caer al suelo tan fuerte que probablemente tendré algún moretón esta noche. El techo blanco e impoluto del baño acaparó mi mirada en un vano intento de olvidar.

De olvidar y no pensar en la mierda que me metí. Por qué ese mismo fuerte, moreno y atractivo hombre estaba por llegar para ir a dar un paseo y debía actuar normal y no pensar en que me enamoré de él.

Decidido a sobrevivir ese día con dignidad y fortaleza me levante y me vestí, jeans negros ceñidos con desgarros en las rodillas, una camiseta negra y una chaqueta con estampado de tigre que me encanta y con la que se que me veo estupendamente bien. 

El mensaje de Beka no era muy largo solo decía que llegaría en 15 minutos y Beka era increíblemente puntual.

Dichos minutos pasaron volando y de pronto me encontré frente a Beka, con su cabello oscuro sensualmente desordenado y sus ojos marrones brillando de traviesa alegría.

Sus labios sonriendo con esa pequeña mueca similar a una media sonrisa que jamás me pareció tan tentadora.

Estoy jodido, estoy demasiado consciente de él y de mis emociones.

Otabek Altin solo me mira con esos ojos profundos y dice mi nombre con esa voz sexy y ligeramente ronca y mis rodillas ya están temblando.

Estoy jodido...

No, honestamente solo soy un idiota enamorado.

A lo largo de ese día cosas tan comunes que hacíamos cada vez que nos vemos comenzaron a tomar significado en mi mente, o al menos comencé a notar esos detalles con mayor claridad.

Como dejé hace un tiempo de sujetarme al asiento de la moto y comencé a rodear su cintura con mis brazos y recargar mi rostro en su fuerte espalda. La sensación de sus músculos tibios contra mis dedos en contraste con el frío cuero contra mi rostro que daba placenteros escalofríos.

Y su aroma, dios su aroma era embriagador y se aferraba ligeramente a mi ropa también luego de un largo tiempo abrazados mientras daba vueltas por la ciudad en esa motocicleta negra que sin duda parecía hecha para él, el aroma de cedro y cuero con toques cítricos que me hacían desear hundir mi rostro en el hueco de su cuello para disfrutar de su aroma al máximo.

La suave presión de su amplia mano en mi espalda baja mientras me guía por la calle, sus ojos oscuros y sensuales como el chocolate fijos en mi rostro mientras hablo con el sobre mis entrenamientos, el ballet y mi gata.

Su risa varonil y su voz mientras me cuanta sobre su hermana, las nuevas locuras de su madre y sus futuras presentaciones como DJ en la ciudad y entonces casi como por arte de magia me doy cuenta que estamos en casa, en mi casa.

Sentados en mi pequeño sofá casi frente a frente y su rodilla choca con la mía y se ve maravilloso allí sentado sonriendo solo para mi.

Con los ojos alegres y los labios curvados en una sonrisa me mira y algo absurdo se me ocurre.

Besarle.

Parpadeo confundido y me reprendo, es mi amigo. Es Beka y no estoy dispuesto a perderle.

Sus labios se curvan en una mueca traviesa mientras extiende sus piernas fuertes sobre mi mesa de café y me mira retador.

Y lo se, se que me reta a gritarle por maltratar mi mobiliario como lo hice con Viktor hace un tiempo y no a besarle hasta conocer de memoria cada rincón de su boca.

Carajo que si lo se. El no me está retando a besarle pero...

Estoy jodido.

JODIDO, si jodido en mayúsculas por que no se como, ni cuando pero mis labios están sobre los suyos, mis manos en sus mejillas sintiendo el suave rastro de su barba comenzando a crecer y mis ojos están cerrados.

Los abro un poquito y veo sus pupilas dilatadas en sus cuencas abiertas al máximo y los cierro fuerte de nuevo.

Estoy preparado para que me aleje, quizá me gritará y lo perderé para siempre pero cada maldito segundo sintiendo sus labios contra los míos valdrá la pena... al menos tendré el recuerdo.

Mis propios ojos se abren de golpe al sentirlo tirar fácilmente de mi cuerpo hasta sentarme en su regazo y sus labios tornarse dominantes mientras me devuelve el beso con feroz pasión y sus manos toman mis caderas con fuerza para acercarme a él.

Cuando sus ojos se cierran y su lengua pide acceso a mi boca dejo caer mis párpados y me hundo completamente en el placer y felicidad que me ofrece este beso.

Al diablo el miedo, me esta besando y aún si no me ama no rechaza mi cuerpo, aún puedo enamorarlo. 

Soy persistente y tenaz. Yo siempre tengo lo que quiero y jamás había deseado algo o a alguien como lo deseaba a él. 

Beka.

Otabek Altin será mío... tanto como yo soy suyo desde ese lejano atardecer cuando hablamos por primera vez.