Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Uno

Sophia

—¡Más alto! —exclamó Paco, el nuevo director del "Cascanueces", la obra más importante de mi carrera hasta ese momento, incluso cuando ya había estado en muchos musicales anteriores a los cuales había asistido desde que cumplí los quince años. Desde pequeña me había encantado todo tipo de danza, los bailes de salón y cualquier actividad o ritmo que se pudiera bailar; mi madre cuando aún se interesaba un poco por mantener comunicación, decía que mientras me esperaba nunca dejaba de patearla o moverme por lo que supo e inquiría que sería una niña muy activa... y tuvo razón. Sin embargo, aunque mi preferencia eran los bailes latinos y en pareja, mi padre consideró que sería mejor aprender ballet, algo que según él requería más disciplina y entrenamiento; aunque cualquier baile necesitaba de una buena dedicación y responsabilidad para ejecutarlos como se debía. Aún así, aprendí de todo y seguí con mi sueño de ser bailarina.

—¡Sophia! —gritó de nuevo trayendo mi atención al presente—. ¿Puedes concentrarte?

Paco me miró con una cara de pocos amigos, nunca me cayó bien del todo, ni yo a él. Fernando era mejor director, pero hace poco que había fallecido debido a una enfermedad hereditaria, una pérdida que todos lamentábamos, mucho más ahora que habían dejado a ese parásito a cargo de todo.

Respiré profundamente para encontrar algo de paciencia y comencé a bailar desde el principio a la par de mi compañero, Javi. En el momento crucial de la coreografía, tomé el impulso suficiente y me lancé adoptando la pose esperando a que Javi me tomara de la cintura atrapándome, pero eso nunca sucedió.

Lancé un pequeño grito cuando sentí el impacto del piso con la parte lateral izquierda de mi cuerpo, cerré los ojos del dolor y sentí mi cara contraerse en una mueca pues el ardor continuaba recorriendo mi costado.

—¡Niña tonta! —vociferaba el director—. Todo lo estás arruinando.

Intenté no prestar atención a sus palabras, en realidad el error no había sido mío, Javi se distrajo y estaba muchos pasos atrás de donde debería, pero no podía decirle eso a Paco; a pesar de que la mayoría éramos mujeres sentía un gran y notorio favoritismo por los hombres.

Javi se acercó a mí susurrando.

—¿Te encuentras bien? Lo siento Sophi, estaba distraído.

Abrí los ojos para observar su cara de nerviosismo, sus oscuros ojos me observaban apenado y extendía su mano hacia mí. Su piel acaramelada y lo tonificado de su cuerpo gracias al ballet le daban cierto atractivo que junto a su corto cabello atraía mucho la atención, sin embargo, su torpeza para algunas cosas y carácter blando le quitaban un poco de perfección.

Asentí aceptando su disculpa.

Yo podría haberme equivocado igual, pero el dolor que sentí cuando caí y el temor de que eso pudiera haber sido de gravedad, que pudiera arruinar toda mi carrera y mis sueños fue lo suficiente para bajar mi presión. Si bien no había sido mi primera elección el estudiar ballet, era mi vida, no conocía otra y me gustaba.

En cierto punto disfrutaba mucho la delicadeza de este, me encantaba cuando iba subiendo de nivel, cuando a los siete años usé mis primeras puntas y la maestra me escogió para el festival de otoño. Fue el mejor día de mi vida cuando me escogieron como parte de "El lago de los cisnes", no era el protagónico pero ahí inició mi carrera oficialmente, aunque claro había sacrificado muchas cosas.

La normalidad no entraba en mi vocabulario, desde que era una niña tratando de superar la adolescencia no pude siquiera sufrir o incluso disfrutar estos cambios de una manera normal. Mi rutina consistía en escuela toda la mañana, salir, tomarme mi batido proteico en la camioneta que me llevaría al estudio de baile, cambiarme rápidamente en los baños, calentar e intentar adaptarme a aquellas que ya habían empezado la clase. Al llegar a casa era todo tan silencioso y solitario que prefería entrenar más.

Las hormonas hicieron su función, haciendo que me ensanchara de las caderas y mi busto creciera, mi padre en ese instante sucumbió al pánico, pues decía que con aquellas piernas regordetas no podría interpretar "El lago de los cisnes", ni ninguna otra cosa. Mi madre enfurecía cuando le decía que no comería pues mi padre no quería, a veces pensaba que eso ocasionó las peleas que nunca los había visto tener hasta ese momento; sin embargo, no duró mucho, mi madre se recluía y poco importaba las exigencias que mi padre imponía.

Pasaron muchas cosas hasta llegar a ese momento, siendo un icono de México y alguien tan importante que aunque Paco sufriera todos los días al verme, no podía despedirme. Sabía que si fallaba en la disciplina que me costó formar todos esos años o lo dejaba a la ligera, nada habría servido ni valido la pena, pues donde estoy lo perdería, mi padre se decepcionaría y yo igual.

Tenía que ser cautelosa, aunque en ocasiones me enorgullecía y pavoneaba por todas aquellas cosas que obtuve y que sabía merecía mi esfuerzo.

No volvimos a hacer la cargada, Javi dijo que ese día no se sentía preparado y el director lo entendió dándole una palmada en la espalda como si no hubiera pasado nada. Terminamos el acto y el director dijo que era suficiente, en cuanto lo dijo todos nos tiramos al suelo exhaustos, siete horas y media sin descanso, pareciera que nunca nos dejaría libres.

—Hasta mañana, Sophia. —Se despidió Camila yendo a la salida; por mi parte hice un ademán con la mano y escuché cómo todos iban saliendo.

Me levanté después de un rato cuando las luces del estudio comenzaron  a apagarse anunciando que estaban a punto de cerrar sus puertas. Tomé mi gran y pesado bolso sintiendo un dolor en el hombro; en cuanto lo levanté observé por debajo de la camisa y miré la mancha roja en el lugar, mi caída resultó en raspones, genial.

Salí del gran estudio con la botella de agua en mi mano y mi celular en la otra. Ernesto —mi representante—, siempre estaba al pendiente de mis redes, se encargaba de promocionarme y nunca dejar solas las páginas, blogs y club de fans que había creado; pero por ese día yo quise saber lo que pasaba, lo que la gente pensaba.

Me asombré al ver cuantos seguidores se habían unido en tan poco tiempo, me sentía feliz, me había concentrado tanto en mi carrera que nunca tuve un sueño de conseguir gente que me siguiera, además de que era muy difícil que el ballet clásico fuera algo tan sonado en México, no había nada televisado, entrevistas o reportajes hasta que fuera algo internacional.

Me subí a mi auto y me tomé una foto, tenía el cuello cubierto de una fina capa de sudor, mis labios se veían un poco resecos, no tenía maquillaje en el rostro y el cabello despeinado, con pelitos aquí y allá, pero quería mostrarla, como agradecimiento, que vieran como era casi siempre en realidad la vida de una bailarina. La subí a las diferentes redes sociales sin pensarlo dos veces, si me detenía a hacerlo probablemente comenzaría a notar las imperfecciones, un ojo saldría mejor que el otro y demás, al final solo me alegró ver toda la aceptación que tuvo cuando llegué a casa al fin.

Mi celular sonó cuando apenas entraba al edificio de departamentos donde me alojaba desde hacía ya varios años.

—¿Sí?

—Sophia, qué bueno encontrarte —saludó Ernesto del otro lado de la línea, su voz siempre había sido algo gangosa pero ese día se escuchaba más constipada—. Necesito que me digas qué entrevistas vas a aceptar y en qué revistas darás la primicia sobre la obra.

—¿Nos vemos hoy como en tres horas? Tengo que hablar contigo sobre un nuevo proyecto que me interesa.

—Perfecto. Estaré ahí.

Me di una ducha rápida, me puse cómoda y alisé mi cabello color caoba que a pesar de ser tan lacio tenía unos muy buenos nudos. Mis ojos color miel —a veces con motas verdosas—, se encontraban un poco hinchados y mis ojeras eran pronunciadas por falta de sueño y descanso, mi piel era trigueña pero en mi nariz y pómulos había unas muy notables pecas color café que me gustaban mucho. Me apliqué algo de bálsamo en los labios pues siempre sufría de que se me partieran.

Como cada lunes por la tarde, tomé la cinta métrica y comencé a medirme, busto, cintura, caderas y piernas. Mi padre me enseñó a no pasarme de un límite, y la verdad es que aunque era un poco estricto daba resultados.

Miré los números bufando, ochenta y cinco, setenta y dos, noventa. Froté mi estómago sintiendo el conocido ardor y sensación de vacío, por un momento me pregunté si saltándome la comida del día aquellos números bajarían. Negué con la cabeza repetidas veces yéndome a lavar el rostro, no era perfecto pero bastaba para seguir en mi límite. Salí de mi habitación hacia la pulcra cocina color beige. Tenía una encimera sobre la que me gustaba comer, una estufa de cuatro mechas, y múltiples cajones color café sobre y en el piso.

Me preparé mi malteada proteica a la hora que debía y me senté en el gran y cómodo sillón rojo de la sala de estar. Agarré las cartas de la pequeña mesa del centro y observé la correspondencia: pagos, revistas y ¿una invitación?

Eso llamó mi atención por lo que me detuve a leerla:

"GRAN MASCARADA.
En honor a nuestro querido y afamado director Fernando Hernandez.
Acompáñenos a disfrutar de una noche elegante de máscaras, artistas y mucho baile.
De 7:00 p.m a 1:00 a.m
Sábado 1 de septiembre."

Lo leí con atención y debía admitir que me emocionó, hace tanto que no iba a un baile por diversión.

**********************

Hola, espero les guste este primer capítulo, es una historia con la que estoy muy emocionada y espero a ustedes también les guste.

No olviden votar y comentar si les gustó. Me hace muy feliz recibir todo tipo de apoyo.

Recuerden que tenemos un grupo de lectores en facebook

Gracias por leer, hasta el próximo capítulo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro