Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1.❁

Desde pequeño, su madre le enseñó que tenía que cuidar de manera especial su corazón. Le habló sobre una enfermedad sumamente rara que solo el 1% de la población poseía. Algo tan fantasioso y discreto que muchos lo tomaban como un cuento para asustar a los niños.

Aún recordaba las palabras exactas que utilizó al relatárselo, junto a su rostro lleno de lágrimas. Se veía tan asustada y devastada. Una imagen que jamás pudo olvidar.

—Es una maldición que muy pocos han llegado a experimentar o presenciar.— comenzó, acariciando de manera suave y lenta una de sus mejillas. —No sé cómo o porqué, pero... tú, mi bebé...— María soltó pequeños sollozos. Le dolía tanto que su pequeño haya nacido con la misma enfermedad que ella, sabía cuánto sufriría y no quería ni pensar en lo que podría llegar a ocurrir si su niño no tomaba las precauciones necesarias. — No debes entregar tu corazón a cualquiera, Tony. No puedes amar a la ligera.

—¿Por qué?— indagó, sin entender el punto al que quería llegar su mamá. María acarició su cabello con calma, en un intento desesperado por tranquilizarse.

—Porque si tu amor no es correspondido, si llegas a sufrir por amor... comenzarán a brotar flores en tu cuerpo.— susurró de manera lenta. —Al principio tu aroma se volverá más dulce y tu pecho comenzará a doler levemente, conforme pase el tiempo toserás pétalos y vomitaras flores, hasta que la raíz principal traspase tu piel y te ahogue por completo.

—¿Moriré?— preguntó asustado. Su pequeña carita se deformó en una mueca de terror, la cual estrujó el corazón de su madre.

—¡No, mi niño! Hay una manera de evitarlo, pero... ¡Es tan cruel el destino, mi bebé!— su madre lo tomó entre sus brazos y lo apretó en un fuerte abrazo, sollozando más fuerte. — Puede ser extirpado, pueden arrancar la raíz de tu cuerpo y salvar tu vida, pero no podrán salvar tu corazón, tus sentimientos sé irán junto con ello.

—No amarás y no desearás ser amado. Solo quedará un cascarón vacío, hasta el final de tus días.— recitó de memoria, mirando con dolor los pequeños pétalos que se encontraba entre sus dedos.

Tan azules, hermosos y delicados, tan brillantes. Si no estuviera en esa jodida situación le hubieran sacado una sonrisa por lo obvios que eran sus sentimientos.

Esos pétalos eran como los ojos del hombre que amaba.

No pudo contener las lágrimas que empezaron a rodar por sus mejillas. Sabía que debía ir al hospital que su madre le dijo antes de partir, el único en el país donde sabían todo acerca de su enfermedad. El lugar en el que podrían extraer la flor principal de su interior y terminar con su dolor. Sin embargo, se negaba a hacerlo. No quería perder sus sentimientos, no deseaba quedar más vacío de lo que ya se sentía, por lo que tomó la decisión de que aprendería a lidiar con ello, hasta el último día que le quedará.

Prefería morir en silencio, conservando los sentimientos de la primera y última vez que amó.

—Señor Stark, la señorita Potts acaba de llegar.— salió de sus pensamientos al escuchar la voz de su querida I.A. Carraspeó y dejó los pétalos en la mesa de cristal para terminar de golpe todo el licor que contenía su vaso.

Necesitaba toda la fuerza que pudiera conseguir —o fingir— en esos momentos. Sabía que lo que estaba apunto de hacer sería una de las cosas más estúpidas y difíciles de su vida, pero necesitaba dejar en buenas manos su empresa y sabía que no había nadie mejor que su querida amiga y compañera de confianza.

—Déjala pasar, JARVIS.— inhaló profundamente, cerrando los ojos por un momento. —Y, deséame suerte.

—... Mucha suerte, señor.


Las cosas no salieron como hubiera querido, pero sí cómo lo había imaginado; tuvo una discusión casi a muerte con Pepper para que aceptara ser la nueva dueña de Industrias Stark al momento de su muerte, le contó su situación actual y escuchó mil y un negaciones por parte de su amiga.

—No puedes hacer eso, Anthony Stark. No vas a dejarte morir así como así. Tú no irás a ningún lado y no me dejarás con toda esta mierda. ¡¿Qué creíste que haría?! ¿Aceptar con una sonrisa el hecho de que te dejarás morir por ese hombre? ¡No! ¡No lo harás!— notó cómo el rostro de Pepper enrojecían de coraje, además de tener pequeñas lágrimas de frustración. —No te atrevas a hacerme esto, Anthony.

—Pepper, tengo que dejar todo listo antes de que mi tiempo se termine. Eres a la única que puedo confiarle todo lo que tengo, te necesito conmigo.— tomó con suavidad sus manos y depositó un pequeño beso en ambas, sintiéndose más fuerte gracias a la calidez de la pelirroja.—Por favor, Pep.

—...No intentes chantajearme, Tony. No puedo aceptar tu decisión. Eres una de las personas más importantes en mi vida... no me hagas esto, por favor.— lloró, sintiéndose incapaz de mirarlo a los ojos. Tony bajó la mirada y la estrechó entre sus brazos.

—Pep, vamos... no es tan malo. Será menos doloroso que morir por alguna enfermedad causada gracias a mis vicios.— intentó bromear, con una sonrisa triste en el rostro.

—¿Al menos se lo dijiste?— no pudo evitar suspirar. Sabía que esa pregunta llegaría tarde o temprano, aunque hubiera preferido que jamás saliera a la luz. —¿Él sabe lo que te está sucediendo? ¿Los demás lo saben?

—No necesito decirles... Además, sé que no tengo oportunidad con él.— soltó lentamente a Virginia y se acercó hasta su bar privado. Sacó un vaso y uno de sus mejores whiskys. —Mira todo esto, Pepper. Soy un —casi— alcohólico con un pasado de mierda, una actitud todavía peor y a punto de estar mucho más jodido, mientras que él... él es tan perfecto. Todo un idiota con pensamientos tan pasados de moda que parecieran un chiste, pero no por ello deja de ser el tan amado y famoso Capitán América, el estúpido símbolo de libertad de nuestra nación.

—No me vengas con eso, Tony. ¿Quieres dejarte morir sin decirle nada? ¿qué harás cuando estés en tus últimas? ¡recuerda que vives con él y con los demás vengadores!— Virginia apretó los puños, intentando tranquilizarse. —No puedes esconderte para siempre, tú no eres un cobarde.

—Puede que sí lo sea después de todo, Pep.— susurró, llenando su vaso y bebiendo el contenido de una vez.—¿Estarás conmigo, Pepper?

—Sabes que sí, grandísimo idiota.

Su cabeza comenzaba a doler de forma lenta y punzante. Recordar la promesa que le había hecho a Pepper antes de que se fuera lo tenía con los nervios de punta.

Sabía lo terca que podía llegar a ser su amiga, por lo que supuso que no podría esquivar esa situación mucho tiempo.

"Dile lo que sientes, cuéntale tu situación. Y, si no hay nada que podamos hacer... entonces aceptaré ser dueña de industrias Stark."

¿Cómo le diría al Capitán América sobre sus sentimientos? ¿Qué haría una vez que este le rechazara formalmente? Estaba seguro que las flores en su interior crecerían más rápido, más doloroso. No podía pensar en otra situación, ni siquiera podía imaginar que saliera de sus labios un "yo también estoy enamorado de ti" o algo parecido.

—¿Desde cuando soy tan patético?— suspiró, llenando una vez más su vaso con whisky.

Seguramente no saldría de su taller durante esa semana, ni la siguiente. Viviría a base de postres, alcohol y café, para ver si su muerte se acercaba más rápido y así evitar encarar al capitán.

—Como sí pudiera.— pensó, frustrado. Lo más probable sería que Pepper no dejara pasar ni tres días sin ir a visitarlo, exigiéndole que se confesara de una buena vez y cuidando su alimentación, como una madre.

Ahora dudaba de haber tomado la mejor decisión en decirle, pero no podía evitarlo. No dejaría que nadie más se adueñara tan fácilmente de todo lo que construyó y por lo que luchó.

—Mi lindo JARVIS, pon algo de música para ambientar este lugar. Es demasiado deprimente para mí. —la música comenzó lenta, una canción que conocía y le dolía en lo más profundo de su ser. Ya ni siquiera sabía si el dolor en su pecho era producto de aquella flor o de sus propios sentimientos. —Buena broma, JARVIS.

I wanna take you somewhere so you know i care
But it's so cold, and i don't know where
I brought you daffodils in a pretty string
But they won't flower like they did last spring.

And i wanna kiss you, make you feel alright
I'm just so tired to share my nights
I wanna cry , and i wanna love
But all my tears have been used  up.

—¿Desde cuando eres tan cruel, JARVIS?— preguntó, tarareando sin querer la canción. No hacía falta preguntar, después de todo él lo había creado.

—Pensé que le gustaría escuchar esa canción, señor.— escuchó la tranquila voz de su I.A.

On another love, another love
All my tears have been used up
On another love, another love
All my tears have been used up
On another love, another love
All my tears have been used up
Up

—Tienes mucha razón, JAR. Me gusta esa canción.

Tanto como me gusta él.

Después de todo, seguía sin ver como algo malo el morir para conservar sus sentimientos.

Tan suyos y de nadie más.

¡Hola! Primero que nada, este es mi primer Fanfic Stony, por lo que me disculpo si los personajes quedan bastante OoC (Out of Character).

El A.U que utilizo se llama Hanahaki Disease y es bastante famoso en el mundo de los fanfics. (Además de que muchas artistas lo utilizan para inspirarse)

Y por si no saben en consiste:

«Hanahaki disease es una enfermedad que nace de un amor unilateral (amor no correspondido), causando que se formen y crezcan flores en los pulmones de la persona no correspondida, los pétalos son expulsados con tos frecuente.

Si el amor no es correspondido, las flores que llenan el pecho del paciente eventualmente resultaran fatales.

Los síntomas de la enfermedad se resumen a un fuerte dolor, teniendo una aparición de flores por el corazón y pulmones, y luego los arrojas por la boca, causandote heridas en la traquea.

La infección puede ser eliminada a través de la cirugía, pero los sentimientos desaparecen junto con los pétalos. También se puede curar sin efectos secundarios sólo cuando los sentimientos son devueltos. »

Esta historia no tendrá muchos capítulos. Máximo serán 3 o 4 ( ya exagerando), así que espero la disfruten.

¡Hasta luego y gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro