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Después de vestirme fui con Renata quien me halagó por mi atuendo, sin duda me veía muy deslumbrante con este atuendo. Después de lo de anoche, quiero asegurarme de que los ojos de Samuel solo estén puestos en mí y este atuendo es perfecto para recordarle a Samuel lo irresistible que soy.
Renata:Samuel se llevará una enorme sorpresa.
Amelia:No puedo esperar.
Después me fui a donde estaba Samuel y, efectivamente, lo dejé muy sorprendido.
Samuel:Aún no hemos ido de paseo, y ya me has dejado sin aliento.
Amelia:No podía esperar a que comenzara nuestra cita.
Samuel sonrió y nos fuimos a nuestra cita en el lujoso coche de Samuel. Estar así de cerca de él, hizo que mi cerebro se volviera papilla. En serio, nunca me había sentido tan nerviosa en mi vida. Lo observé mientras manejaba cuidadosamente el coche, los músculos de sus antebrazos se flexionaron mientras sostenía el volante. Nunca pensé que ver a alguien conducir me excitaría. Pero ver a Samuel navegar fue un espectáculo deslumbrante.
Samuel condujo por la selva de las tierras altas. El paisaje verde brumoso que nos rodeaba en las carreteras cada vez más estrechas era impresionante. Él tomó las curvas lentamente, ya que Samuel conducía con un propósito cuidadoso. De vez en cuando veo su mirada deambulando hacia mí. Esas molestas mariposas han regresado. ¿Cómo es que me hace esto?
Al llegar, aparcamos el coche en una vieja calle adoquinada. Samuel extendió su mano por encima de mi cuerpo para desabrocharme el cinturón de seguridad. Se me cortó la respiración cuando su cuerpo hizo contacto con el mío.
Amelia: -Me sonrojé un poco estando nerviosa mirándolo- G-gracias. -Mi voz tartamudeante delata lo nerviosa que me hacía sentir-
Samuel:Gracias por aceptar venir conmigo hoy. -Me muestra una sonrisa lobuna y siento que mis entrañas dan un giro de 360 grados- Ven por aquí, conozco la tienda perfecta para empezar.
Asentí sonriendo y bajé del coche con Samuel para ir a la tienda. Caminé junto a él hasta que serpenteamos por una calle lateral estrecha y empinada y nos paramos afuera de una tienda adornada con enormes Cascanueces.
Amelia:¿La tienda de Navidad?
Samuel:Un instituto de Acmeedimburgo. Entremos y veamos qué podemos comprarles a los niños.
Mi corazón se aceleró cuando Samuel tomó mi mano y me llevó hacia el interior de la tienda navideña.
Amelia: -Me quedé muy sorprendida y maravillada cuando vi el interior, realmente era increíble- Wow Samuel, este lugar es asombroso.
Samuel:Están abiertos todo el año, solo venden cosas navideñas.
Amelia:¿Alguien ama tanto la Navidad?
Samuel:Rita, ¿necesito recordarte del traje de Navidad que usaste en la fiesta y el pijama de rayas de caramelo que usaste en el tren?
Amelia: -Me avergoncé por lo que dijo- Si...está bien.
Samuel: -Él me mira divertido- Así que confiésalo, señorita Runner. Dime, ¿cuánto amas realmente la Navidad?
Amelia:Tengo todos los villancicos memorizados.
Samuel:Algún día tendré que escucharlos. Vamos, compremos algunos juguetes antes de que la prensa se entere de que estamos aquí. ¿Qué crees que deberíamos comprar?
Amelia:¿No es obvio? El Cascanueces.
Samuel:Parece el único regalo lógico. Vamos, ordenaré que los lleven al castillo.
Dicho esto nos separamos, cada uno buscando al cascanueces perfecto y cuando Samuel no estaba mirando, compré un regalo de Navidad solo para él.
Al terminar de comprar los cascanueces y salir de la tienda, fuimos rodeados por la prensa.
Amelia:No creo que me acostumbre a esto.
Samuel:¿A qué? ¿Una tienda navideña abierta los 365 días del año?
Amelia:No...la multitud de gente que quiere nuestra atención, los fotógrafos.
Samuel:¿Estás bromeando? Esto no es nada comparado con las multitudes que suelen seguirte. Honestamente, asumí que tú los enviabas a ti misma.
Amelia: -Me extrañé mirándolo- ¿Qué?
Me di cuenta de que él tenía razón, a Rita le gustaba informar a los paparazzi de forma anónima.
Samuel:¿Por qué no nos dirigimos al mercado navideño? Estará tan lleno que podremos perder a nuestro séquito allí.
Amelia:Suena genial, lidera el camino.
Samuel asintió y nos fuimos donde él lideraba el camino para no perderme.
El mercado navideño de Acmeedinburgo fue todo lo que pensé que sería y más. Deambulamos por los concurridos puestos, los niños comían bastones de caramelo y los adultos bebían vino caliente. El fuerte aroma a canela, naranja y clavo impregnaba el aire.
Amelia:Este lugar es increíble. Me muero de hambre, ¿podemos encontrar algo de comer?
Samuel:Si, conozco el puesto perfecto.
Samuel me llevó a un puesto repleto de dulces que se veían deliciosos y exquisitos. Estaba segura de que cada uno era una explosión de sabores diferentes.
Amelia:¿Cómo supiste que esto estaba aquí?
Samuel:El mercado tiene el mismo diseño todos los años, he estado viviendo aquí desde que era un niño. Este puesto es uno de mis favoritos, tiene los mejores dulces.
Amelia:Wow, me gustaría una de esas deliciosas estrellas de pan de jengibre.
Samuel:Gran elección, creo que me gustaría lo mismo. -Él sonríe y se dirige hacia la dueña del puesto de dulces- Tomaremos dos de las estrellas de pan de jengibre, por favor.
La dueña del puesto de dulces asintió felizmente y nos dio una estrella de pan de jengibre para cada uno. Samuel tenía razón, estas estrellas eran deliciosas. Sin duda era lo mejor que había probado en la vida. Nos las comimos, pagamos y después nos fuimos a ver más del mercado navideño.
Samuel:Y dime, Rita. ¿Qué opinas sobre los tiovivos en carrusel?
Amelia:Nunca he estado en uno antes.
Samuel:Hay uno antiguo y adorable a la vuelta de la esquina, pensé que tal vez podríamos montarnos juntos. -Él se sonroja de la pena y vergüenza- Para ser honesto, siempre he querido montarlo, simplemente no quería ir solo. ¿Te montarás en el carrusel de Navidad conmigo?
Amelia: -Yo asentí feliz- Claro, me encantaría. Pero solo si accedes a montar un pony conmigo.
Samuel:Es como si me leyeras mi mente.
Ambos nos reímos y nos fuimos al carrusel, era muy lindo aún si ya era antiguo. Nos montamos juntos en el carrusel, Samuel se sentó al frente, así que puse mis brazos alrededor de su cintura. La sensación de sus abdominales duros debajo de su suéter delgado no se me escapó.
Samuel:Agárrate fuerte, no te vayas a caer. -Él me mira y sonríe-
Él estira la mano hacia atrás y mueve mis manos par que estén firmemente envueltas alrededor de su cintura. Samuel me sonríe con un brillo travieso en sus ojos.
Amelia:Jeje no puedo creer que estemos haciendo esto. La gente nos está filmando.
Samuel:Tu risa me hace cosas que no me gustaría confesar en voz alta.
Oh, cielos. Me sonrojé mucho al instante cuando dijo eso, ya sabía a lo que se refería. Después de esto, nunca volveré a ver un carrusel inocente de la misma manera....
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