El transcurso de mi casa al colegio se me había ido muy rápido, el simple hecho de que nadie me recordara a mi hermana, era suficiente para ser de ese momento una completa delicia. Al llegar colegio pude divisar a Sairo con su rostro triste y demacrado, bajo sus ojos habían bolsas más grandes que las mías, eso me daba a entender que no había dormido ¿Sería por la desaparición de mi hermana? ¿Pero cómo? Yo creía que él estaba con ella y que probablemente habían huido juntos, en ese momento mi corazón empezó a latir con rapidez, quería preguntarle, pero tenía miedo a una respuesta dolorosa.

Decidí pasar por alto su presencia y dirigirme directamente al salón, pero todo fue en vano cuando el me tomó del brazo y me llevó cerca de él, desde esa distancia se veía peor y realmente sentía pena por él ¿Esto había sido mi culpa? Tal vez me haya pasado un poco, pero realmente ambos habían jugado conmigo y me habían lastimado, pero eso no significaba que me dejaran de importar. Con un suspiro lento y dudoso, decidí escuchar las palabras de Sairo, tal vez él me llevaría a mi hermana o quizá no.

—Lamento lo que hice, tal vez debí decirte que no estaba interesado en ti —empezó a disculparse, yo rápidamente quise irme, pero él me detuvo—. Espera, sé que no quieres escuchar mis disculpas y lo entiendo, pero realmente quería hacerlo, no soy una mala persona y lo sabes.

—No me interesan tus estúpidas disculpas Sairo —bufé—, mejor vete y sigue revolcándote con Silas.

—¿Silas? —preguntó con preocupación—. Desde la fiesta no volví a saber de ella y tampoco ha ido a trabajar.

—¿Me estás diciendo que Silas no está contigo? —nego—. Mierda.

Salí del colegio sin ni siquiera entrar a clases, habían cosas más importantes que el estudio en éste momento y ese era mi hermana, sí Silas no estaba con Sairo, entonces ¿Dónde podría estar? Esa pregunta no dejaba de dar vueltas en mi cabeza mientras me dirigía nuevamente a clases, debí saber que algo malo le había pasado, mi instinto de hermana me lo decía y yo no le quería creer, todo había sido mi culpa y si le llegaba a pasar algo por mis estúpidos celos, jamás, pero jamás me lo perdonaría. Llegué a casa y rápidamente entré, mis padres estaban en la sala hablando por lo bajo mientras sus ojos derramaban lágrimas sin muestra de parar, rápidamente me acerqué a ellos y empecé a llorar.

—Silas no está con Sairo, algo malo le pasó mamá, lo sé, mi instinto de hermana me lo dice. —empecé a llorar con más fuerza mientras mi madre trataba de consolarme. Todo esto era una mierda.

—Hay que avisarle a la policía —propuso mi padre.

—Por supuesto, ellos deben encontrar a nuestra pequeña —sollzó mi madre.

Ambos se arreglaron un poco y salieron para la estación de policía, yo los seguí para averiguar lo que harían, quería estar presente en absolutamente todo, tal vez podría ayudar en algo y si eso implicaba entrar a mi hermana, con más ánimo iría a ayudar. No tardamos mucho en llegar a la estación, pero como era de esperarse, debíamos esperar 72 horas para poder dar aviso a la policía, ya según ellos había podido escapar con su novio o simplemente estar con sus amigos pasándola bien; sin embargo, mis padres no se quedaron con los brazos cruzados y empezaron a llamar a todos sus amigos y a pegar volantes por casi todo Estados Unidos, también llamamos a Francia por si había vuelto, pero nadie daba señal de su paradero, era como si se la hubiera tragado la tierra.

Seguían pasando los días y seguíamos sin saber de Silas, los volantes empezaban a desaparecer en el viento llevándose su rostro con él, los policías habían empezado su búsqueda una vez que pasó el tiempo, pero ni siquiera ellos dieron con su paradero, las personas empezaban a olvidar la desaparición de mi hermana, incluso en su trabajo ya había remplazo y mis padres seguían sin ser los mismo, ni siquiera querían ir a trabajar, solo lloraban día y noche olvidando todo a su alrededor, incluyéndome a mí, se habían olvidado que tenían otra hija y eso realmente no me parecía justo.

—Lamento que tus padres te traten así —dijo una voz conocida—, pero debes entenderlos, es su hija.

—Y también es mi hermana —corregí— ¿Crees que a mí no me duele? Me siento tan culpable y mis padres me han dejado sola.

—Me tienes a mí —susurró Sairo—. Amo a tu hermana y entiendo tu dolor, pero no es tu culpa, nadie sabe lo que ocurrió.

—Y probablemente nadie lo sepa —murmuré, Sairo pareció desconcertado—. Ya sabes, la policía no hace nada y las personas parecen haber olvidado todo.

—La encontraremos Sailas, no pierdas las esperanzas —me sonrió cálidamente y me abrazó, Dios, que falta me hacía un abrazo.

—Gracias —susurré aferrandome a él.

Gracias por leer, se que no son muchos, pero de verdad gracias 🙏🙏🤧💜