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Capítulo 38

Su brazo se cerró en torno a mi magullado cuerpo y con su ayuda di el primer paso fuera de la pequeña habitación en la que había sido prisionera de los Wang. El peso que sentía en mis hombros se desvaneció y dar el siguiente paso resultó más fácil que el anterior.

ꟷCon calma, nadie vendrá por nosotros en la próxima media hora.

Negué con la cabeza; no podía hablar aunque lo intentara ya que todos mis esfuerzos estaban concentrados en caminar sin cargar todo mi peso sobre Samuel. Sin embargo, me negaba a permanecer quieta a la espera de que alguien viniera por nosotros.

ꟷHay que apurarnos.

La sombra de una sonrisa apareció en su rostro y aunque sentía la necesidad de imitarlo no podía hacerlo debido al dolor punzante que mi rostro hinchado experimentaba. Quería también poder corresponderle su muestra de afecto, soltar un "te quiero" en su oído en su lugar me había limitado a asentir.

Recorrí con su ayuda unos metros más, hasta una intersección donde cuatro caminos distintos se encontraban. En el centro de ellos, nos esperaban tres personas: Ethan, su amigo y mi única amiga en el mundo.

ꟷDem.

Sus ojos se encontraron en los míos y con el entusiasmo que la caracterizaba, cruzó la distancia que nos mantenía separadas para someterme a un apretado abrazo que duró sólo segundos debido a un grito de dolor que escapó de mis labios.

ꟷNecesita asistencia médica.

ꟷNo seas tonto, Ethan –profirió el amigo-. No tenemos tiempo.

ꟷ¡Morirá del dolor!
Estaba de acuerdo con ambos, no obstante, necesitaba escapar de ese horrible lugar antes de poder pensar con claridad. La ayuda médica podría esperar hasta que nos encontráramos los cinco a salvo.

ꟷEn la nave hay equipo médico.

Ambos asintieron conformes ante las palabras de Perseo y sentí como mi corazón se saltó un latido al entender el significado de sus palabras. Habían conseguido una vía de escape de B-shop y un camino sin retorno hacia el planeta Tierra.

ꟷDamian, Ethan, ayuden a mi hermano a cargar a Nisa.

La voz de Demetria estaba cargada de autoridad y estaba segura que en otras condiciones y bajo otras reglamentaciones, sería una dirigente ejemplar. Estaría dispuesta a seguirla incluso al interior de un volcán activo.

ꟷPuedo sola.

ꟷNecesitas ayuda, no seas terca.

El brazo de Damian, el amigo, se cernió a mi alrededor y, con su asistencia y de Samuel, conseguí caminar los siguientes pasos más rápido de lo que me hubiese gustado admitir. Me sentía desorientada, no sólo debido al cansancio que experimentaba, sino también porque me encontraba en lo más recóndito de una nave que parecía no tener fin.

ꟷDespejado.

Caminamos con celeridad por pasillos y confluencias, con Demetria a la cabeza dirigiendo nuestro andar. A medida que avanzábamos podía notar el cambio en las estructuras y la construcción, del hormigón frío y gris donde se encontraban las celdas, pasábamos lentamente a pisos de maderas y paredes con molduras que se volvían más y más lujosas.

Sentí mis sentidos agudizarse a medida que los espacios se hacían más amplios y los corredores más extensos. Aunque hubiera deseado parar a descansar, sabía que el tiempo escaseaba y los segundos corrían más rápido que nunca.

ꟷAguarden, hay guardias más adelante.

Apoyé mi cuerpo contra la pared, intentando brindarle unos momentos de respiro a mis compañeros de andar quienes tenían que cargar con todo mi peso. Silencié mi agitada respiración, con miedo a hacer ruido y que mi reciente libertad llegara nuevamente a su fin antes siquiera de poder disfrutarla.

ꟷAndando, rápido.

Caminamos de a momentos, corrimos por otros esquivando los ascensores y los lugares más transitados con la esperanza de poder salirnos con la nuestra. Desconocía cómo Ethan y Damian habían terminado junto a los príncipes en una misión de rescate pero me sentía aliviada al tenerlos en el equipo.

No confiaba en que nuestro escape fuera una tarea sencilla, Perseo era un hacker de primera y el cerebro bajo todo el sistema de seguridad de Pangea pero incluso las personas más inteligentes pueden cometer errores bajo presión.

Francisco pronto se daría cuenta de la ausencia de los príncipes e iría a advertir a Malvoro. Juntos no dudarían en buscarme para encontrarse con una habitación vacía, los instantes que le siguieran a ese descubrimiento esperaba no llegar a experimentarlos.

ꟷ¿Necesitas un descanso?

ꟷNo.

A pesar de mi voz entrecortada y mi agitada respiración, los cinco seguimos nuestro camino hacia el taller donde se guardaban las naves más pequeñas que habían servido como transportadores al inicio del viaje. Me paré en seco al recordar el extravío de la llave que podría asegurarnos la huida y me lamenté por la torpe idea de arrojarla por un conducto de ventilación sumamente estrecho.

ꟷ¿Todo en orden?

ꟷLa llave, la perdí.

Una ligera sonrisa apareció en los labios de Demetria, quien con seguridad abrió la cremallera de su oscura chaqueta para dejar al descubierto un collar que colgaba de su cuello. En su extremo, portada como una joya, resplandecía la llave.

ꟷ¿Te refieres a esta?
Sonreí con alivio y emprendí nuevamente el camino, siguiendo los pasos marcados por la princesa. Ethan se turnaba con su amigo para cargarme y a pesar de ello nuestros pasos eran más lentos de lo esperado.

ꟷNecesito un respiro –exclamé luego de recorrer otro kilómetro de túneles-.

Asintieron de acuerdo con mi petición y en silencio nos obligamos a esperar tras una pared que funcionaba de escondite para nuestros fines. Necesitaba que mi respiración se normalizara y los sonidos jadeantes de mis pulmones se minimizaran el mayor tiempo posible.

A pesar de mis esfuerzos por recomponerme, los minutos transcurrieron rápidamente y mis pulmones no daban abasto. Sabía que no iba a poder recuperarme con normalidad, después de todo la paliza que había recibido a manos de Francisco me habían asegurado una visita al personal médico de la nave.

ꟷSúbete sobre mi espalda.

La mirada alarmada de Samuel me avisó de que algo se acercaba a pesar de que el sonido de la sangre bombeando en mis oídos no me permitía escuchar. Seguí su orden con poca gracia y sentí como empezó a correr segundos después cargándome con esfuerzo.

ꟷ¡Apresúrense!

Las voces se escuchaban lejanas pero mi cerebro aún funcionaba lo suficientemente bien para saber que nuestro tiempo de gracia había llegado a su fin. Me sentía como una carga pero a pesar de ello me aferré con fuerza a los hombros del pelinegro, dado que estaba segura de que no soportaría un día más en esa habitación gris.

Mis ojos se cerraron de manera involuntaria y al momento de a abrirlos nuevamente me encontré en un pasillo desconocido con mayor cantidad de voces rodeándome que aumentaban poco a poco su volumen.

ꟷ¡Abre la puerta!
La voz de Samuel era la única que podía distinguir con mucho esfuerzo entre el ajetreo, una voz cargada de miedo e incertidumbre. Deseaba poder bajar de su espalda y ayudarlo, por lo contrario, no podía hacer nada más que concentrarme en respirar.

Sentí como el aire se tornó frío y como era depositada en los brazos de alguien más a quien solo lograba divisar como una mancha de colores. Me obligué a mantener mis ojos abiertos y a escuchar para poder entender lo que sucedía a mi alrededor pero era en vano, me sentía a punto de colapsar. La oscuridad manchaba mi visión en los bordes y con cada respiración se me dificultaba aún más mantenerme despierta.

Percibí el ruido de golpes contra el metal, similar al que escuché la noche en la que deseé escapar por la rendija de ventilación. No conseguí distinguir palabras, sólo la inconfundible sensación de nerviosismo que invadía a todos los que me rodeaban.

ꟷTodo saldrá bien.

Asentí, intentando creer lo que oía y nuevamente, caí en estado de inconsciencia.

Desperté sobresaltada como si una corriente eléctrica me hubiese recorrido de pies a cabeza y abrí mis ojos con rapidez. Lo primero que divisé fue un techo de color gris metálico y por unos minutos temí estar nuevamente encerrada acompañada de Francisco, listo para interrogarme y finalmente acabar con mi vida.

En su lugar, una conocida voz me dio la bienvenida y el alivio se instaló en mi dañado corazón. Me obligué a mirar hacia mi derecha de dónde provenía la voz para encontrarme con los cálidos y dulces ojos violetas de Demetria observándome con atención.

ꟷ¿Cómo te sientes?

ꟷMareada.

Asintió con la cabeza como si mi explicación fuera más que lógica. Se acercó a mí para acomodar la almohada que se encontraba bajo mi cabeza pero la detuve antes de que pudiera hacerlo.

ꟷNecesito sentarme.

Su brazo rodeó el mío y con cuidado me ayudó a incorporarme. Me sentía desorientada, incapaz de responder dos simples preguntas: ¿qué día es hoy? ¿Dónde te encuentras? Curiosa decidí emitir mis dudas para que mi amiga las respondiera en mi lugar.

ꟷ¿Dónde estamos?

Sus labios se arquearon en una sonrisa profunda y con emoción soltó cuatro palabras que me devolvieron la energía.

ꟷDe camino a Pangea.

Fin del primer libro.

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Hello! Me tardé un mes en subir el último capítulo y pido disculpas pero si van a mi perfil encontrarán otro libro que se llama SINERGIA y obtendrán la sinopsis de la segunda parte. El próximo viernes subiré el primer capítulo (pinky promise).

Espero que les haya gustado esta historia y que estén listos para acompañar a Aanisa, Samuel/Perseo y Demetria en una nueva aventura. Vendrán nuevos desafíos y villanos, y de una sola cosa estamos seguros: la venganza será dura.

¡GRACIAS INFINITAS por su apoyo y espera! Valen oro, gente.

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