Entrevista a @ktlean1986 (Parte 3/3)
Cuando despierto estoy atado a una silla. El lugar lo reconozco desde mis primeros parpadeos: es el sótano de Holmes. La última vez que estuve aquí, el detective estaba experimentado con plantas. Hoy, lo habitan los protagonistas de El Club.
Al parecer mis claras instrucciones sobre no hacer daño a los chicos fueron pasadas por alto.
—Lo hará —oigo decir a Holmes—. ¡Lo hará, Lord Rothfuss, lo hará!
Me duele voltear el cuello en su dirección, pero no es nada comparado con el dolor en el costado.
—Oh, sí, eso —comenta al notar mis intentos por observar las heridas—. Como dije, tengo buena puntería. No comprometí ningún órgano importante, aunque le diré que usted sangró lo suficiente para manchar la alfombra de por vida. Mrs Abbot no se lo perdonará jamás.
—Hijo... de la... chingada...
—¿Qué ha dicho?
Intento zafarme, pero las ataduras no ceden y el dolor en mi costado revive cada vez que me sacudo. ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? Pero sobre todo, ¿cómo carajos voy a salir de esta? No puedo llamar a Fox.
—Preste atención, Lord Rothfuss, ¿no era esto lo que quería? Lady P ha llegado a la última pregunta sin usar ni un solo comodín.
Compongo una mueca.
—Quería... que... se... rindiera.
—Todavía puede hacerlo, no le he dejado demasiadas alternativas —me suelta y señala lo que ocurre—. ¡Mire! ¡Lo hará! No dejará que el pobre de Frank muera virgen.
Ese era el reto de la última pregunta, pero claro, tenía truco: Crear una escena candente con uno de tus personajes. Dependía de la astucia del autor y su narrativa el poder saltarla y revertirla a su favor. Holmes la ha modificado, igual que ha modificado el rumbo de las cosas.
Veo a Ktlean moverse bajo las tenues luces del lugar. Los demás observan atados y pegados a las paredes del sótano, mientras ella se desliza hacia la esquina donde está Frank.
—Lo hará —murmura Sherlock y ya me tiene harto con ese entusiasmo. Y a pesar de que preferiría no ver, la curiosidad puede conmigo...
Ktlean se acuesta al lado de su creación, que se remueve inquieto. Ella lo rodea con el brazo y busca dentro de sus pantalones. Frank da un respingo, asustado, pero ella le murmura algo que parece tranquilizarlo. Entonces veo como el chico se estremece. No transcurre demasiado antes que Frank llegue al climax, entonces Ktlean se sienta sobre él, coloca las manos alrededor del cuello y comienza a apretar. Al principio, Frank no parece entender por qué el aire abandona sus pulmones, pero luego se remueve con brusquedad. De pronto, sus ojos se abren casi tanto como su boca y luego, con un ligero espasmo, se queda inmóvil.
Mi boca ha quedado tan abierta como la de él. Holmes a mi lado ni siquiera ha tosido.
Ktlean se quita de encima de Frank, como si el haber matado a su creación no fuera la gran cosa y entonces las luces se apagan.
—¿Mrs Abbot? —carraspea Holmes en la oscuridad. Se escucha el ruido de una puerta abriéndose—. ¡Mrs Abbot!
La única respuesta es el ruido de la casa estremeciéndose cuando un trueno feroz estalla en los cielos. Incluso en mi debilidad me pone la piel de gallina.
—Los estragos de una tormenta en casa vieja —deduce el detective y las luces regresan—. ¿Ve? Se lo dije. ¿Pero dónde...? —Un ataque de tos lo acomete. Me doy cuenta que los chicos y Ktlean han desaparecido y en su lugar ha quedado un niño.
Holmes resbala de la silla de pura impresión y yo no puedo apartar la mirada del niño que tengo en frente. Tiene la cara gacha, los cabellos revueltos sobre la frente y se ve demasiado pálido. Sus ropas son tan viejas como las de Holmes, pero no es eso lo que me horroriza. No. Es el líquido verde que sale de su boca y el mazo que sostiene en su mano izquierda.
Da un paso hacia mí y me remuevo tan fuerte que caigo. El golpe me aturde, pero logro impulsarme hacia atrás, alejándome de la figura que se acerca con el mazo levantado. Tiene púas y de las púas supura sangre y hay enredados unos cabellos blancos que bien pueden ser los de la señora Abott. A gritos le pido a Holmes que haga algo, pero lo más seguro es que se haya marchado.
Trago saliva y cierro los párpados esperando el golpe, pero es una carcajada lo que me golpea. El niño se está riendo. En su frenesí me escupe líquido verde. Holmes aparece a su lado y ahora tengo a ambos riéndose y señalándome.
Otros entran a escena: Ignacio, Frank, Nathan, Ktlean y hasta Daniel. Pero si Frank estaba muerto...
Sin dejar de reír a carcajadas, dos de ellos me desatan y me ayudan a levantarme.
—Ha sido un placer colaborar con usted, Lady P —carraspea un muy divertido Holmes estrechándole la mano a una Ktlean que sonríe de oreja a oreja.
—No pudo haber salido mejor —dice ella.
Tomo asiento y creo que voy a vomitar. Holmes no deja de reír, pero tiene la amabilidad de pasarme un pañuelo para que me quite esa cosa verde que el niño ha escupido sobre mi cara.
—Si esto era una broma, fue una de muy mal gusto —siseo—. ¡Me dispararon!
—No fue real —dice Holmes señalando mi costado y haciendo que me alce la camisa ensangrentada y lo revise. Hay dos marcas rojas, pero ninguna perforación—. Le disparé balas de salva con una pequeña aguja que contiene somnífero.
—Pero la sangre... —las palabras se atropellan en mi boca—. ¡Yo resbalé en mi propia sangre! La camisa tiene sangre...
—Lady P echó un saco de sangre antes que usted cayera. Fue muy fácil engañarlo, Lord Rothfuss. ¿No dudó cuando me escuchó hablar incoherencias sobre salir del retiro con un último caso? Soy Sherlock Holmes, ¿cree que me hace falta un último caso?
—¿Por qué pensaste que Holmes iba a estar de tu parte? Lo elegí para la entrevista porque es mi aliado—dice Ktlean—. Ni siquiera reconociste a Gaspar... —señala a niño y entonces lo reconozco por los dibujos de Ciruela. Es el protagonista de No cruces el Bosque y luce muy divertido.
Arrugo el entrecejo, furioso.
—Me devolverá el dinero —espeto hacia Holmes.
—Todo suyo, Lord Rothfuss.
—Pues ya estarán contentos —digo levantándome. Balas de salva o no, sí que dolieron y tengo el presentimiento que tenían algo más que solo somnífero—. Me marcharé antes de que decidan gastarme otra broma.
—Peores peligros está por enfrentar —carraspea Holmes a mis espaldas. Los demás ríen y entre las carcajadas destacan las de Ktlean—. ¡Que encuentre fortuna en su viaje, querido amigo!
* * *
Escribir sobre Holmes fue un reto que acepté con entusiasmo, espero no haber decepcionado.
ktlean1986 déjame felicitarte y decirte que fuiste muy valiente. Pasa por nuestra tienda de regalos a reclamar tu premio.
Y ahora me despido, que el mundo de George Martin nos espera.
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