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Pareja 5: Kyomi/Mister Renek

Entrevista de MisterRenek a Weiland, de Tenebris

Se dice que esta chica ha asesinado y que se goza rompiendo corazones. ¿Será verdad? Solo una cosa es cierta: su mirada trasmite un encanto natural y sus labios una sonrisa insinuante, como quien invita a una aventura desconociendo el fin de ella, como quien se deja llevar por la vida mientras que, desde lo oculto, maneja cuerdas que no da a conocer sino hasta que llegue el fin que solo ella deslumbra.

Esta chica, con su enigmática esencia, ha colocado un especial interés en Weiland. A pesar de las habladurías se acerca a él en un tono amistoso y alegre, consciente de que Primus debe interpretar su lenguaje.

—¡Weiland, al fin has regresado de la guerra! ¿Cómo te sientes? ¿Está todo bien? Pregunto porque me imagino que no es sencillo estar rodeado de tanta muerte, ¿o lo es para ti?

El duque, que hablaba con Primus en su usual lenguaje, frunce el ceño al escucharla dirigirse a él con tal desenfado; y se voltea con su mano derecha descansando sobre la empuñadura de su espada. La repasa entera con lentitud, y mientras lo hace, una sonrisa perezosa se dibuja en su blanco rostro. Primus solo niega, conocedor de lo que implica ese gesto y se dispone a traducir cuando su amigo se lo pide.

—De la guerra nunca se regresa —verbaliza su intérprete —. Solo se descansa y como puede ver, bella dama, me siento muy a gusto, aunque no con la duda de quién es usted y el motivo que mueve su interés por mi humilde persona.

—Eres conocido por tus proezas en el arte del combate y la guerra misma. ¿Es cierto que tu talento es tan de temer?

Ahora el que sonríe es el príncipe al ver la ceja izquierda del llamado "demonio albino" alzarse, ya no hay sombra de coquetería, se comporta como si esa pregunta le pareciera un tanto... provocadora y no en el buen sentido.

—Supongo que una afirmación nacida de mis propios labios perdería veracidad —gesticula el duque —. En ese caso, debería dirigir su pregunta a alguno de mis enemigos, o quizás... —La mira un poco desafiante desde su altura —. ¿Lo comprobaría usted misma?

—Me gusta tu cabello albino, ¿tienes un secreto para que sea tan divino?

Consternado por el abrupto cambio de tema, Weiland bate sus claras pestañas por un momento. Primus se muestra igual de asombrado mientras la chica sonríe tan enigmática y juguetona.

—Me halaga que sea de su agrado —responde el traductor fijándose en los gestos de Weiland —Lo lavo con jabón y le pongo ungüento siempre que puedo —culmina intercambiando una mirada cargada de extrañeza con el príncipe.

—¿Sabes?, también me parece muy linda la amistad que tienes con su alteza. ¿Te atreverías a decirme qué es lo que más te agrada de él?

Cuando Primus intenta dar un paso hacia la mujer, ya que tanta curiosidad por su persona no es de su agrado, Weiland lo detiene poniéndole una mano en su hombro izquierdo conciliadoramente «Tranquilo, yo me encargo, tú solo traduce»le asegura y a pesar de que el príncipe se muestra reticente, asiente en acuerdo y traduce con cara de pocos amigos.

—Me agrada su bondad, aunque él sea incapaz de verla en sí mismo —responde Primus al traducir y baja los ojos como quien siente vergüenza, aunque una sombra de sonrisa se le dibuja en el rostro.

—¿Consideras a su alteza un hermano?

—Lo es —afirma el duque sin hesitar.

—Weiland, cuéntame, ¿qué te gusta más de las chicas?

—Me gusta todo —responde zalamero confiado en la traducción de Primus —La mujer es la creación más completa del Altísimo —asegura y se relame los labios mientras la repasa con su acostumbrado descaro.

—¿Alguna vez has pensado en tener pequeños revoloteando por los pasillos?

Ante esa pregunta Weiland pierde su gesto travieso y niega efusivo.

—Esos solo revolotean por mis sueños —niega otra vez —Pero madera de padre... dudo mucho que la tenga.

—¿Te gusta el vino?

—Amo el brandy —gesticula —No es muy popular, pero lo prefiero —culmina.

—¿Cuál es para ti un día relajante ideal?

—El burdel de la calle del pescador, mujeres y brandy —su gesto descarado se acentúa al decirlo y ríe cuando ve a su amigo chistar en desaprobación.

—Te ves muy fuerte, permíteme decirte, ¿te gusta entrenarte o solo lo haces por tu vocación de tu servicio?

—Al principio lo hacía por la vocación, pero desde hace un tiempo se me hace necesario. Además, ser capitán de la guardia real, exige que esté en muy buena forma para cuidar del príncipe —diciendo esto, Weiland cuadra los hombros y yergue el pecho, logrando que la dama suelte una risilla por ese gesto infantil.

—Ahora que hablamos de su alteza una vez más, ¿te atreverías a decirme qué es lo que menos te agrada de Primus? —pregunta ocultando una sonrisa divertida.

El duque se enseria y no pierde el tiempo para responder:

—¿De veras cree que le diría algo así a una completa extraña?

—¿Consideras que la fidelidad es esencial? —pregunta repentinamente enseriada.

—La fidelidad es tan vital como lo es el aire —gesticula con firmeza.

—Si algún día dejaras este mundo y estuvieses en tu último aliento, ¿a qué persona te gustaría que estuviera allí contigo?

—Me conformo con que sea Primus —Un rayo de tristeza cruza por sus ojos azules —He compartido gran parte de mi vida con él, compartir la muerte es lo más natural.

—Me ha agradado mucho charlar contigo, Weiland, me gustaría verte una vez más.

—Que la voluntad divina me permita complacerla —contesta y le regala una reverencia sin retirar sus ojos de la figura femenina frente a él.

Y, con una sonrisa, la chica se marcha sin más, dejando una estela difícil de discernir.

Mientras se marcha, Weiland y Primus la observan cargados de sospechas.

—Sin dudas esta es una enviada de tu madrastra —le dice al príncipe, quien asiente en respuesta.

En aquella mañana, envuelta en la dulzura de su alcoba, con los dedos vestidos en guanteletes de fina hechura, Trinity se entregaba a la contemplación de una carta escrita por un mago. Se esforzaba por pintar en su mente la silueta del remitente mientras su corazón se reencontraba con aquella corriente de tristeza tan conocida, ese mar de espectros donde el dolor de los magos reinaba, llevándola a recordar la historia de incontables jóvenes que tuvieron que sufrir injustamente y caer en los brazos de la locura por mucho que hayan intentado resistirse. ¿Qué la angustiaba más?

No haber rescatado a ninguno.

No encontrar una sanidad para la maldición a pesar de sus talentos en la curación.

Una parte de ella sentía hundirse junto a los magos, encadenada por la promesa incumplida de salvarlos, mezclándose con la oleada de gritos que nacían de bocas clamando auxilio, bocas que jamás quisieron proclamar demencia y que solo exponían sus deseos por huir del mal. No obstante, Trinity era una mujer fuerte. Así que, secándose las mejillas con la delicadeza de un pañuelo y reprimiendo un escalofrío que recorría su espina, agarró un lápiz con firmeza, decidida a erigirse como el faro que era, ese bastión que guiaba a los perdidos a través de las tempestades de la existencia.

La carta decía:

Admirable Argus Trinity. Le escribo esta misiva, porque llegó a mis oídos la celebración de esta dinámica, y me pareció idóneo ya que el imperio no podrá interceptarla. Me perdonará que esta carta cargada de preguntas no tenga remitente, pero dado mi caso particular, debe entender que mantener mi anonimato es cuestión de vida o muerte (al menos para mí) Si me dirijo a usted, es porque he escuchado de su carácter afable y amoroso y dado que estoy sola y aún no he sucumbido a la maldición, preciso saber. Necesito saber antes de la pérdida de mis sentidos.

1: Sin duda es una de las personas más admiradas de su escuela y en Evan. Todos hablan maravillas de usted. Su voz y voto son importantísimos hasta en las altas esferas del imperio ¿Cómo se siente gozar de esos privilegios?

Le impactaba observar la primera pregunta. ¿A qué se debía esta? Sin embargo, la misma carta ofrecía una respuesta: Trinity percibía que estaba ante una posible muchacha que la admiraba desde un tiempo indecible, una muchacha que solo deseaba conocerla un poco más antes de ceder a la maldición. Se podía comparar con el último deseo de un muerto, algo que jamás se negaba.

Aun así, Trinity se tomó unos segundos más para analizar la situación. Sabía por otro lado que la carta podía ser una trampa colocada por un astuto amador del imperio, buscando una confesión de ella que superara la tolerancia de Sydon, para que fuese acusada por ser una aliada directa de los magos y no una simple refugiada en los principios de Loíza defendiendo la vida.

Afirmó los guantes de sus manos, cuidando que su maná no tocara la carta y dejase algún rastro de etherio que pudiese ser leído para identificar su esencia.

Simplemente respondió con una sonrisa, pero casi quebrantada, anhelando con frustración estar frente a la muchacha.

R: Primero, permíteme referirme a ti como a una muchacha. De algún modo así lo siento.

En cuanto a tu pregunta, puedo decir que agradezco con todo mi corazón el reconocimiento de aquellos que saben apreciar mi trabajo y mi esfuerzo por alcanzar lo que soy ahora. Pero siendo sincera, aún siento que me hace falta mucho camino para ser aquella figura que sí pueda traer grandes cambios a nuestro mundo, cambios relacionados con los principios de mi amada diosa Loíza. Lo importante, sin embargo, es no detenerse nunca ni dejar que los obstáculos te destruyan, porque estos pueden destruirte si no sabes cómo sobrellevarlos. Loíza es mi gran inspiración, y creo firmemente en lo que enseña: la vida no es sencilla gracias a la influencia de Erebo, la torcedura humana y el libre albedrío. Pero no nos insta a rendirnos; todo lo contrario.

2: Me gustaría que me narrara su experiencia de vinculación con Dahara. Ni en mis más mágicos sueños podría presentarme en su escuela y hacerlo así que... ¿Qué sintió? ¿Fue una batalla dura?

Trinity sollozó un momento, desconcertada, pero luego creyó comprender que la remitente de la carta había vivido aislada por ser una maga, desconociendo así gran parte del mundo y sus hechos.

R: Oh, no, mi niña, yo jamás combatí con Dahara; y sé que esto te puede sonar particular, sin embargo, hay remotos casos donde no es necesario vencer al zein para enlazarse con él, y Dahara fue uno de ellos.

Aunque su situación fue aún más extraordinaria, pues es un zein que carga con tres magias. Entre los zeins se teme alcanzar este logro. Los zeins creen que, cuando uno de ellos se ha enlazado con tres magias, puede nacer un dios. Yo rescaté a Dahara de ser destruido por los jueces de everos, comprobándoles que jamás se convertiría en un dios y menos en uno fuera de control.

3: ¿Con cuál raksa vinculó su maná?

R: Con un pequeño ignami... un raksa lleno de ternura que tiene una forma muy humana, como un niño, aunque muy peludito, con cuernos de alce salpicados por flores. Estos pequeños suelen ser buenos compañeros para los que practicamos curación, pues se relacionan con fiora y son muy compasivos.

Aunque debo aclararte, mi niña, que yo jamás estudié en Argus. Me enlacé con mi ignami solo porque los enlaces con los raksas es algo normal en nuestra cultura, incluso antes de que los imperios se erigieran.

4: Imagino que fue bastante duro vivir la persecución de los magos, siendo usted una persona empática y justa ¿Tiene alguna anécdota que la haya marcado más? Yo tengo unas cuantas, pero saber las suyas me ayudaría a comprender.

Trinity analizó para sus adentros, consciente de que sus anécdotas eran demasiadas y que una de ellas la había marcado más que ninguna otra, sin embargo, era incapaz de revelarla.

R: Es sabido, mi niña, que mi esposo tiene enormes conflictos con los magos... y eso es algo que no se puede negar, algo que abarca lo insano, un trastorno que perjudica demasiadas áreas de su vida y yo he luchado por sanar.

Me duele hablar sobre algo que podrías leer en cualquier revista, pero quiero ser sincera contigo y no negarte los hechos.

Un día Dyan trajo ante mí un mago de doce años que había... maltratado increíblemente, hasta dejarlo desfigurado, gritándome para que lo sanara, pues había reaccionado de su trastorno dándose cuenta del mal que había hecho contra él.

Hice lo posible por sanarlo, pero su alma había abandonado el mundo hacía mucho tiempo y se negó a regresar.

Sé que esto solo puede consternarte, pero este hecho, que algunos celebraron, lo utilicé para dejar una marca en quienes lo presenciaron. Acusé públicamente la crueldad, sentencié a juicio a quienes se reían porque los dioses prohíben la celebración de cualquier muerto. Les comprobé que su odio trasgredía todo lo que era tolerable. Y seguiré diciéndolo una y otra vez.

Esto, sin embargo, jamás perdonará lo que hizo mi esposo. Y debes saberlo.

5: ¿Cómo supo que quería ser kyansara?

R: Gracias a mi nana, quien fue una madre para mí, aquella que me enseñó el real valor de la vida. Es la mujer que más admiro, así ya no esté con nosotros.

6: Sus primeras experiencias como curandera... ¿Cómo fue poder aplicar los conocimientos adquiridos?

R: Mi nana me enseñó algo particular para sobrellevar los nervios que conllevaba una primera cirugía: me hacía imaginar que estaba cosiendo a uno de mis peluches favoritos, algo que jamás querría ver destruido. Aunque fuese una imagen infantil, me ayudó a sentir que estaba ante una persona que no quería lastimar bajo ningún motivo. En sí, mi nana me llevó a coser tantos peluches que sentí ese momento natural.

7: ¿Cuál ha sido su caso a curar más grave?

R: Han sido varios, pero uno de los que más me marcó fue el de un hombre que había sido envenenado gracias a un zein demoniaco. Estos zeins no atacan el cuerpo, sino la mente. Se la había alterado de tal forma que su cuerpo respondía ante sus emociones de una manera muy... impactante. No quiero ahondar en detalles tan delicados, pero su cuerpo se ennegrecía. A pesar de que fue una experiencia fuerte, ese día mi fe en Loíza aumentó, ya que al rezar sus palabras junto a la magia de la luz pude romper el hechizo del zein.

8: No sé si lo ha escuchado, pero es el epítome de la belleza y el buen gusto. Me gustaría saber su punto de vista al respecto, o sea ¿Qué cree Trinity de la belleza? Aquí donde estoy, no existe nadie con tanta luz.

R: Me siento muy halagada cada vez que alguien dice algo así de mí, y lo agradezco más de lo que imaginas. Siento el anhelo de abrazar a esas personas y hacerles sentir que hay algo más hermoso: el amor por el prójimo y cuando hay armonía entre los seres humanos. Para mí la belleza se trata de un ambiente sano, de relaciones exitosas, de actitud, de contenido, y también de experiencias. Son a veces las experiencias duras las que nos van moldeando en algo mejor y agradable. Lo físico, como cuidar tu salud, arreglar tu cabello y vestirte mejor, solo ayudan a que florezca lo que realmente eres.

9: Me resulta paradójico que sea la compañera de Argus Dyan. ¿Cómo lidias con una persona tan gruñona?

Trinity sonríe al recordar a Dyan.

R: No te negaré que en un principio no fue sencillo comunicarme con él, pero poco a poco fui descubriendo una persona maravillosa, distinta a la primera imagen que suele demostrar. Dyan es alguien que fue dañado como muchos otros en este mundo, pero sus heridas son más graves y formaron en él una coraza que no va con su verdadera esencia. Yo lucho para que desaparezca esa piel oscura.

Aunque debes saber que no justifico los hechos de mi esposo, pero a través de mi relación con él busco demostrar que el perdón y el amor puede existir donde nadie esperaba que nacieran.

10: ¿Su atracción fue instantánea o nació a raíz del roce?

R: A raíz del roce y sobre todo del tiempo.

11:¿No le da cierto temor haberse unido a un hombre con un pasado... tan sanguinario?

R: Sí. Cuando supe que de su lado sanguinario estuve aterrada y totalmente negada a compartir un solo minuto junto a él. Si nos ves justos es el resultado de la sanidad mutua y la perseverancia, y de muchas, muchas cosas más...

12: Esa emperatriz suya no es alguien digna a mis ojos, ni a los ojos de muchos ¿Tomaría esa posición?

R: Yo... sinceramente nunca quisiera estar en su lugar. Debo reconocer que las posiciones de tal poder no me atraen porque no considero estar hecha para ellas. Además, las magias y los dioses deberían escoger a los gobernantes. Yo me veo mejor apoyándolos.

13: Disculpe mi indiscreción, a veces creo que la maldición quiere llegarme antes de tiempo ¿Por qué no ha hallado la manera de curarla?

R: Yo lo lamento profundamente, con el pesar de todo mi ser. Considero que la maldición es un diseño atrapado en una maraña demasiado grande, pero estamos trabajando para deshilarla.

¡Y no perezcas, por favor, porque seguimos luchando por la sanidad de todos! ¡Yo me muevo día a día y he encontrado piezas de un rompecabezas de esperanzas demasiado grande! Yo no te mentiría jamás al respecto.

Entiendo el estrés que debes estar sintiendo, y el miedo que te hace sentir predispuesta a la maldición, pero respira, pues la enfermedad jamás te alcanzará antes de tiempo.

Pequeña, hay tantas cosas que me gustaría decirte.

14: La situación en Evan y en Argus es bastante precaria ¿Cree que los dioses han abandonado este mundo?

R: No, por supuesto que no, pero sí creo que se han distanciado, lo cual es distinto, y es gracias a nuestras fallas como humanos. ¡No obstante, yo siento que están allí! Y lo puedo demostrar.

15: Si pierde a Dahara ¿Qué pasaría?

R: Perdería un importante fragmento de mí misma. Sería como si me cortaran un pedazo de corazón. Me costaría demasiado vivir sin mi compañero. No quiero imaginar algo así.

16: Le veo como una persona altruista y entregada ¿Moriría por un bien mayor?

R: Sí... moriría por un bien mayor.

17: Más allá de alcanzar la paz y el equilibrio en Evan ¿Cuál es su sueño más grande?

R: Conocer el mundo místico y perderme en sus misterios. Lo he anhelado desde pequeña.

18: Le aseguro que me he valido de un hechizo poderoso para ocultar esta carta. Si contesta mis preguntas, encontrará el camino de vuelta a mí, pero usted jamás podrá hallarme. Quizás antes de perder al fin mi cordura, le ruegue por ayuda ¿Vendría por mí?

R: Nunca le negaría la ayuda a nadie, ni el pan, ni el calor humano, ni un abrazo. No peco en decirte que haría lo posible por calmar tu angustia.

Recuerda, allá, donde florece la luna del amor y salpica la sombra de un éter, puedes obtener un abrazo si estás dispuesta a decir sus nombres y a reconocerlas.

Un abrazo, mi niña. Espero poder darte ese abrazo algún día y hablar contigo cara a cara, donde te diría todo lo que no te pude comunicar por letras.

Estaré rezando por ti.

Y escribiendo esto, Trinity cierra la carta para acercarse a un ave mensajera, de plumas blancas, que aguardaba a los pies de la ventana. Sonreía, pues la maga no se había dado cuenta de que había dejado partículas de su maná en la carta que podían ser usadas para localizar su procedencia.

—Cuando la encuentres, olvidarás su escondite e identidad y solo me recordarás a mí. —Con estas palabras, hechizó al ave en magia divina y la envió a su destino.

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