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𓏲 Epílogo

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  4 años después:

Los últimos minutos son los más estresantes para Mina, quien se encuentra sentada en las pequeñas gradas junto a Nayeon y Jeongyeon. Los nervios le hacen morderse las uñas y no quiere imaginarse ni por un segundo como tiene que estar Chaeyoung.

Chaeyoung, que se encuentra sentada en el banquillo, parece estar mil veces peor que ella. Durante el partido, la rubia no puede parar quieta, se mueve de un lado a otro, grita de vez en cuando cosas a los chicos, instrucciones y suelta pequeños insultos cuando alguien del equipo contrario comete una falta. Pero en los últimos minutos, siempre estaba callada y quieta, como si guardase el aire hasta el último momento.

Y por seguido, no quiere imaginarse a su pequeña hija de diez años, atenta a la pelota que se mueve con rapidez de un lado a otro del campo. En la portería, Haewon parecía demasiado concentrada como para parecer nerviosa.

Mina tenia una especie de amor-odio con esos momentos de los partidos. Odiaba los nervios a flor de piel, la manera en la que cuando el marcador dictaba los últimos minutos se comenzaba a sentir un tanto mareada, la forma en la que a veces, se mordía el labio inferior hasta hacerlo sangrar.

Pero a la vez, amaba todo lo que aquello traía, amaba tener a Nayeon y Jeongyeon siempre a su lado, tomadas de las manos casi tan nerviosas como ella, amaba la emoción y la adrenalina cuando el tiempo terminaba y el equipo de Haewon resultaba ganador, amaba abrazar a su hija con emoción y besar a Chaeyoung con entusiasmo

Así que cuando el tiempo termina y el marcador se encuentra 5-3, Mina y Nayeon saltan de sus asientos para gritar, repletas de emoción.

Y entonces, su parte favorita de todos los partidos. Haewon salé disparada hasta donde Chaeyoung se encuentra, lanzándose a sus brazos para abrazarla con fuerza. El resto del equipo la imitan, corriendo hasta su entrenadora para celebrar que lo habían logrado, habían ganado.

Y es algo tan simple como eso, pero era la parte favorita de Mina. Su corazón se llenaba de cariño y orgullo, y una sonrisa siempre se dibujaba en su rostro mientras las miraba. Queriendo guardar aquella imagen para siempre.

— ¡Hemos ganado!— Haewon exclama con emoción cuando Mina llega hasta ellos, lanzándose a sus brazos para abrazarla con fuerza.

— Han ganado, amor — Mina asiente con la mayor sonrisa en sus labios.

Haewon se separa para mirar a su madre y a sus tías

— ¿Has visto como he parado ese gol casi al final? ¡A sido alucinante!— La pequeña salta de la emoción y Mina solo puede soltar una pequeña risa.

— Si que lo ha sido preciosa, lo has hecho genial.

Haewon sonríe antes de abrazar a Nayeon.

— ¿Que te ha parecido?— Le pregunta con ojos brillantes de emoción.

— Me ha parecido, que eres la mejor portera del mundo.— Haewon suelta una pequeña risa y asiente.

— Si lo dices tú será porque debe ser verdad— Haewon dice y Nayeon ríe.

— Has estado increíble, bebé— Jeongyeon dice con cariño.

Haewon la abraza también, repleta de emoción porque todas sus personas favoritas se encuentran ahí para ella.

— Gracias tía Jeongyeon.

Mina las observa con un agradable calor en su pecho, sintiendo que esto es finalmente lo que siempre había querido. Su pequeña familia.

— ¿Yo no tengo abrazo?— Los brazos de Chaeyoung se envuelven en la cintura de Mina, haciendo que la japonesa se gire para mirarla

Y no pierde un segundo en besarla, allí en medio, en mitad del campo de fútbol, delante de cualquiera que pudiera verlas. Besándola como si el resto del mundo dejara de existir.

— Has estado tan increíble como siempre — Mina susurra cuando se separan, acariciando sus mejillas con cariño.

Chaeyoung sonríe, y Mina siente como las mariposas prenden vuelo en su interior, como si fuera la primera vez que la ve sonreír

— Gracias preciosa

— ¡Mamá, mamá!— Haewon exclama llegando hasta ambas— ¿Podemos ir a celebrarlo?

Mina sonríe y asiente suavemente.

— Por supuesto que sí.

Los ojos de Haewon brillan mientras comienza a dar saltos de emoción.

— ¡Sushi, por favor!

— Sushi será.

Y puede que también sea eso su parte favorita de los partidos de Haewon, celebrar en familia la victoria. El pasar la noche junto a las personas que más quería en el mundo en algún restaurante de la ciudad.

Mina deseaba que llegara el siguiente partido para poder repetir todo de nuevo.

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Las mañanas son para ellas dos. Tan solo Mina y Chaeyoung.

Normalmente, por las mañanas aprovechan para salir a comprar, para hacer la comida entre risas y besos robados. Pero hay mañanas en las que disfrutan de la simpleza de no hacer nada, de quedarse en la cama hasta el último momento, ir a recoger a Haewon al colegio y volver a casa con comida para llevar de algún restaurante cercano.

Y hoy, es una de esas mañanas.

Donde Mina disfruta de ser tan solo Chaeyoung y ella, de admirarla mientras duerme y la tenue luz del sol baila por su rostro, de apreciar y absorber cada pequeño detalle de la rubia.

Lo encuentra ciertamente fascinante, como seguía incluso más enamorada que al principio. Considera que hay una especie de fuego en ella, el cual se encendió la primera vez que la vio en aquel campo de fútbol junto a su hija, un fuego que aumenta con el tiempo, que la mantiene cálida y la consume.

Acaricia con cuidado la mejilla de Chaeyoung antes de levantarse de la cama, comenzando su camino hasta la cocina.

Una vez allí prepara dos tazas de té y se sienta sobre la encimera, esperando a que Chaeyoung se despierte y vaya a buscarlo. Y sonríe cuando a los pocos minutos escucha la voz ronca de Chaeyoung llamarla desde la habitación, y lo siguiente que sabe, es que Chaeyoung está entrando en la cocina.

— Hey, me has abandonado.

Mina sonríe al verla, al escuchar su voz un tanto más grave de lo habitual. Chaeyoung entra con su cabello despeinado y vistiendo tan solo un pantalón deportivo, y nadie puede culpar a Mina por sentir como su corazón se vuelve completamente loco en su interior. Le da un sorbo a su taza de té mientras la rubia camina hasta ella, colocando sus manos en su cintura, acariciándola con cariño.

— ¿Me echabas de menos?— Mina pregunta antes de darle un pequeño sorbo a su taza de té.

Chaeyoung sonríe y el corazón de Mina vuelve a reaccionar alegre, latiendo con entusiasmo. Y la japonesa esta bastante convencida de que jamás podría cansarse de ver a Chaeyoung sonreír.

— Un poco— Asiente, apretando levemente la cintura de Mina— . Me gusta que me mires mientras crees que estoy dormida

Las mejillas de la japonesa se encienden, pero intenta esconderlo dándole otro sorbo a su té.

— Lo dices como si tu no hicieras lo mismo.— Murmura.

— Lo hago, porque te ves jodidamente preciosa mientras duermes— Chaeyoung dice con la mayor sonrisa en sus labios, y Mina siente millones de fuegos artificiales explotando en su interior—  Aunque me hace sentir un poco abrumada a veces.

— ¿Por qué?— Pregunta frunciendo levemente el ceño.

— Porque me cuesta creer que seas real.

Mina se ríe, suelta una pequeña risa mientras niega y Chaeyoung se muerde el labio mientras la mira como si fuera la cosa más maravillosa en el mundo, su bonito tesoro.

— Eres boba — Es todo lo que Mina responde, con una sonrisa mientras niega suavemente con la cabeza.

— Lo digo enserio.— Chaeyoung levanta la mano para colocar uno de los cabellos de Mina detrás de su oreja y seguidamente acariciar con cariño una de sus mejillas— Cada mañana cuando abro los ojos y te veo durmiendo a mi lado pienso que te ves mucho más bonita que el día anterior, y si sigues siendo cada vez mas perfecta voy a comenzar a pensar que te hicieron únicamente y exclusivamente para mi.

En aquel momento, Mina se da cuenta realmente de lo que Chaeyoung realmente significa para ella. Siente como si toda su vida antes de Chaeyoung hubiera estado parada en mitad de un acantilado. Indecisa de si saltar o salir corriendo en la dirección contraria, pensando que si salta, quizás el mundo entero desaparecería, que jamás habría final y caería eternamente en el vacío.

Pero conocer a Chaeyoung le hizo querer saltar, y se dio cuenta de que podía volar.

Y ese es uno de los sentimientos que más le gustaba a Mina de todos los que Chaeyoung le hacía sentir, que con cada pequeño gesto, con cada pequeña  palabra, Mina sentía que volaba.

Y que quizás, con un poco de suerte, nunca sentiría lo que es caer.

— Cásate conmigo, Son Chaeyoung.

Chaeyoung sonríe, apoyando con cuidado su frente con la de Mina.

— Algún día.

—Algún día— Mina susurra con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.

Algún día, algún día llevará un anillo en su dedo para siempre, sonreirá al verla y le dirá a todo el mundo que está comprometida con el amor de su vida, que las almas gemelas existen y roa es lo suficientemente afortunada como para haber encontrado la suya.

Algún día. Pero por ahora, Mina puede conformarse.

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Ese mismo día, van a recoger a Haewon en el coche de la rubia. La esperan en la puerta principal del colegio, tomadas de la mano esperando a que su pequeña hija salga corriendo, sonriente y gritando con emoción todo lo que ha hecho durante la mañana.

Pero ambas saben enseguida que algo va mal cuando la ven salir a paso lento, con los hombros caídos y más seria de lo habitual. Y cuando no les da un abrazo como siempre, saben que algo a tenido que pasar.

— Buenas, bicho, ¿Que tal ha ido tu día? — Chaeyoung pregunta, tomando la mochila de Haewon mientras comienza a caminar de vuelta al coche.

— Bien— Su voz suena floja y cortante, y Chaeyoung aprieta los labios en una mueca cuando ni siquiera lo mira.

Mina y Chaeyoung se miran confundidas, sin saber muy bien que hacer. Haewon era una niña bastante directa y trasparente, si algo iba mal lo primero que hacía era correr a sus madres para decirles cómo se sentía y ellas hacían lo posible por hacerla sentir mejor

Pero aquel día parecía ser diferente.

Así que una vez llegan al restaurante favorito de las tres y Chaeyoung sale del coche para ir a por la comida, Mina se gira en el asiento delantero para mirarla.

— ¿Vas a decirme que pasa?

Haewon levanta la mirada y hace una mueca antes de finalmente suspirar.

— ¿Es verdad que no puedo llamar a Chae mi mamá porque no es realmente mi mamá?

Las palabras golpean a Mina como una fuerte ola chocando contra la orilla, dejándola un tanto aturdida y confundida

— ¿Por que dices eso, Haewon?— Pregunta confundida

— Hyunjin dice que él no llama a la novia de su papá mamá porque ella le ha dicho que no puede, porque no es su mamá de verdad. ¿Entonces como Chae no es mi mamá de verdad, no le puedo llamar así?

Mina aprieta los labios y niega.

— Que Hyunjin no lo haga no quiere decir que tú tampoco debas.

— ¿Pero tiene sentido, no?

Mina realmente no puede culparla por hacerse ese tipo de preguntas, y ella no puede evitar sentirse un tanto culpable por ello.

— Haewon, amor, escúchame bien.— Mina dice con cariño— ¿Quien te cuida cuando yo estoy trabajando?

— Chae— La niña dice en voz baja.

— ¿Quien te ayuda con los deberes que no entiendes a pesar de que ella los entiende menos?— La japonesa suelta una pequeña risa.

— Chae.

— ¿Quien te enseñó a montar en bicicleta?

— Chae.

— ¿A quien despiertas cuando tienes una pesadilla y no puedes dormir?

— A Chae.

— ¿Y quien te quiere casi tanto como yo? — Haewon sonríe, enseñando su peculiar sonrisa

— Chae.

— Exacto. ¿Tu sientes que Chae es tu mamá?— La niña asiente con una sonrisa, y Mina tan solo puede sonreír también— Entonces, nadie nunca puede decirte lo contrario.

Haewon sonríe y rápidamente se desata el cinturón para lanzarse a los brazos de su madre, abrazándola con fuerza. Mina entonces se siente mucho más tranquila, acariciando la espalda de su hija y dejando un beso en su cabeza.

— Hey, yo también quiero un abrazo.— Chaeyoung dice entrando en el coche con una bolsa en la mano.

Haewon mira a Mina con una pequeña sonrisa y deja un pequeño beso en su mejilla antes de lanzarse con cuidado sobre Chaeyoung.

— Te quiero mucho— Dice, rodeando con sus brazos el cuello de la rubia para abrazarla con fuerza.

Chaeyoung sonríe, abrazándola de vuelta.

— Y yo a ti, amor.

Haewon vuelve a su sitio, tomando la bolsa repleta de comida para llevar a su lado.

— Son las mejores mamás del mundo.

Chaeyoung sonríe orgullosa y Mina suelta una pequeña risa.

— Lo dices solo porque te hemos comprado tu comida favorita.

— Sí, pero también porque es verdad.

Entonces Mina lo sabe, que sin importar que, ellas tres siempre serán una familia.

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Aquella tarde, Mina se encontraba trabajando en la panadería, así que Chaeyoung y la pequeña Haewon disfrutan de su tiempo juntas en casa.

Ambas se encuentran en la sala, un capítulo de las chicas Gilmore se esta reproduciendo en el televisivor mientras la rubia intenta pintar las uñas de la pequeña japonesa.

— Estas nerviosa — Haewon dice mirando a Chaeyoung con una pequeña sonrisa divertida.

La rubia se detiene, frunciendo el ceño y levantando la mirada.

— ¿Por qué lo dices?

— Porque te estoy escuchado susurrar insultos y te tiemblan las manos.

Y bueno, Chaeyoung no podía negar que quizás estaba algo nerviosa. Pero también podría simplemente decir que pintar las uñas de una niña de diez años era bastante complicado.

— Bueno, vale— Chaeyoung suspira— Puede que esté un poco nerviosa

— ¿Por qué?

Chaeyoung aprieta los labios en una sonrisa, y ahora se encuentra mucho más nerviosa que hace unos momentos. Haewon iba a ser la primera persona en saberlo, y aquella iba a ser la primera vez que admitiera lo que iba a hacer en voz alta.

Y quizás su nerviosismo tenía algo que ver con el hecho de que era Haewon, de que era la persona más importante en la vida de Mina y la persona a la que más quería.

— Tengo que hablar contigo de algo y quiero que seas sincera— Empieza, dejando los esmaltes de uñas a un lado.

— Siempre lo soy.

Chaeyoung sonríe y asiente, mordiéndose el labio en un intento fallido de esconder su enorme sonrisa.

— Quiero preguntarle algo muy importante a tu madre y...

— ¡Oh Dios mío!— Haewon le interrumpe, exclamando con emoción, sus ojos se llenan de brillo y el corazón de Chaeyoung late con fuerza en su pecho—  ¿Vas a pedirle que se case contigo por fin?

Las palabras salen tan naturalmente de la niña, que Chaeyoung casi se siente estupida por haber estado tan nerviosa al respecto.

¿Pero como no iba a estarlo? Chaeyoung sabía lo importante que aquello era para Mina, lo muchísimo que había fantaseado y soñado sobre aquello.

Y ella quería cumplir todos y cada uno de sus deseos, quiere hacerle feliz. Y quizás, también esta demasiado encantada con la sola idea de convertirse en su esposa.

— Sí, creo que sí.

— ¡Eso es genial!— Haewon se lanza contra su madre, abrazándola con fuerza y dejando un rápido beso en su mejilla antes de mírarla— Tía Nayeon me debe diez wones.

Sus palabras sacan una risa sincera de la rubia, quien niega suavemente.

— ¿Que te has apostado esta vez, bicho?

— Que tu y mamá se iban a a casar antes que ella y Jeongyeon.

Y Chaeyoung sonríe, dejando un pequeño beso en la frente de la nipona.

— Entonces— Chaeyoung murmura con una pequeña sonrisa— ¿Te parece bien?

— ¡Claro que me parece bien!— La pequeña exclama, aún siendo rodeada por los brazos dla rubia— Mi mamá estará muy feliz, tu estarás muy feliz y yo estaré muy feliz. Todos felices.

Y Chaeyoung solo puede sonreír con el corazón acelerado. En aquel momento podía explotar de felicidad, de lo completa que se sentía porque tenía todo lo que siempre había querido.

Su pequeña familia.

— Todos menos Nayeon.— Dice divertida a lo que Haewon ríe.

— Tía Jeongyeon le ha dicho que debería dejar de hacer apuestas conmigo porque siempre pierde.

— Nadie puede competir contra ti, por algo eres mi bebé.

Los ojos de Haewon se iluminan y rápidamente vuelve a abrazar a Chaeyoung mientras sonríe.

— Te quiero mucho.

— Y yo a ti, bicho.

— ¿Te puedo acompañar a comprar el anillo?— Chaeyoung asiente.

— Por supuesto que sí.

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El campo de fútbol era iluminado por la luz de la luna y las estrellas mientras Mina caminaba con los ojos vendados hasta el centro del enorme campo, siendo guiada por Chaeyoung.

— Te recuerdo que mi cumpleaños es en marzo — Mina dice divertida, a lo que Chaeyoung solo puede rodar los ojos.

— Eres muy graciosa amor— Murmura, porque está demasiado nerviosa como para decir algo más.

Mina parece notarlo, así que simplemente se limita a apretar los labios para intentar retener su sonrisa divertida.

— ¿Hemos llegado?— Finalmente pregunta cuando se detienen.

Chaeyoung toma aire por unos segundos, colocándose frente a Mina y comenzando a jugar nerviosa con sus propias manos.

— Sí— Murmura.

Cuando la japonesa se quita el antifaz de los ojos y mira a su alrededor, Chaeyoung sabe que no hay vuelta atrás. Y cuando Mina la mira confundida, se muerde el labio para retener su sonrisa.

— ¿Que hacemos aquí, Chaeyoungie?— Pregunta un tanto confundida pero con una pequeña sonrisa en sus labios.

— Aquí es donde nos conocimos.

Los ojos de Mina se abren con sorpresa, y puede jurar que su corazón late con tanta fuerza en aquel momento que quizás el mundo entero podía escucharla

— Lo sé— Dice temblorosa

Chaeyoung coloca ambas manos en la cintura de la japonesa cuando ve que Mina comienza a temblar suavemente.

— Aquí me besaste por primera vez, y en ese momento supe que ibas a ser mía

— Chaeyoung...

— Nunca he creído en los cuentos de hadas ni en las historias de amor que duran para siempre, pero llegaste tu y tuve que cambiar de opinión. Porque no hay forma posible de que deje de quererte, no hay forma posible de que lo que siento por ti pueda ser explicado con palabras, así que no lo intentaré porque simplemente no serán suficientes— Chaeyoung sonríe, acariciando las mejillas dla japonesa— . Simplemente no hay forma posible de que el resto de mi vida a tu lado sea suficiente, tendré que buscarte en la próxima, y aún así, seguirá sin ser suficiente. Para siempre suena a muy poco tiempo para pasarlo contigo, pero intentémoslo.

Chaeyoung se arrodilla y Mina apenas puede respirar. Su corazón parece detenerse por lo que parece ser una eternidad y cada pequeña parte de su cuerpo vibra con cada palabra que ha salido de los labios de Chaeyoung, como si de repente todo lo que hubiera dentro de Mina fuera electricidad.

— ¿Te casarías conmigo?

La pregunta hace que la japonesa suelte una pequeña risa sincera, que suelte el aire que había retenido mientras las lágrimas ruedan libremente por sus mejillas. Tan solo puede asentir repetidas veces, y cuando Chaeyoung coloca el bonito anillo plateado con una gema azulada en su dedo anular, Mina solo quiere lanzarse sobre su, ahora, futura esposa, y besarla hasta que no sienta sus labios.

Así que cuando Chaeyoung se levanta, eso es exactamente lo que hace.

Se lanza a sus brazos y la besa como si fuera la primera o quizás la última vez, como si nada más en el mundo importara. En aquel momento, tan solo eran ella y Chaeyoung, en mitad del campo de fútbol mientras se besaban, mientras se prometían bajo la luna y las estrellas que su amor sería infinito

— Te amo, Mina— Chaeyoung susurra entre besos, entre sonrisas y entre caricias en las mejillas dla japonesa.

— Te amo— Mina susurra de igual forma.

— Haewon me ha ayudado a preparar tu cena favorita antes de irse a casa de Jisung a dormir— Chaeyoung anuncia una vez se separan, dejando su frente contra la de la japonesa.

— Eres perfecta — Es todo lo que puede decir con ojos brillantes y sonrisa sincera— . Eres jodidamente perfecta y vas a ser mi esposa.

Chaeyoung sonríe y roza su nariz con la de Mina.

— ¿Te bañarías conmigo después de cenar? ¿Me dejarías llevarte a la cama y besar cada parte de ti hasta que el sol salga?

Mina quiere llorar de nuevo, porque no puede creer lo afortunada que es, lo amada que realmente es por la mujer más increíble que hay en la tierra. Y ahora, iba a casarse con ella.

— Nada me gustaría más.

Aquella noche, Mina sabe que había llegado a la cima de su existencia. Que jamás habría alguien que le hiciera sentir como Son Chaeyoung lo hacía, que no habría nadie que se pudiera comparar. Y cuando finalmente se queda dormida aquella madrugada, con el anillo brillante en su dedo y el corazón demasiado lleno, Chaeyoung deja un pequeño beso en su frente.

— Voy a hacerte la mujer más feliz de este jodido mundo, Myoui Mina— Le promete en un susurro.

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N/A: Haewon hija de mamis casadas 😭💞

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