𓏲 Capítulo 3
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Es viernes por la tarde cuando Mina llega a recoger a Haewon de su entrenamiento de fútbol.
Aquel día, sorprendentemente era tranquilo estaba emocionada por llegar a casa y escuchar las cosas que su hija había aprendido el día de hoy. Se había vuelto una rutina, escucharla hablar sobre los entrenamientos mientras ella hacía la cena, o escuchar algo relacionado con la entrenadora
Lo cual Mina no iba a engañarse a sí misma (porque ya es una adulta y puede reconocer lo que es tan claro como el agua) que la entrenadora de Haewon era bastante atractiva y amable, tenía un encanto del cual Mina no está acostumbrada a encontrar, y era casi imposible no quedarse mirando cuando interactuaba con su hija.
Por lo poco que había podido ver, claro.
Aquel viernes llega temprano y se encuentra a Haewon riendo por algo que Chaeyoung había dicho junto a otro niño, que asume es el amigo del que Haewon a empezado a hablar. Sonríe mientras se acerca, y hay una sensación extraña que se forma en su pecho cuando los ve reír por algo que Chaeyoung estaba contando.
— ¡Mami! — Haewon grita alegre al verla y corre hasta a ella para abrazarla.
— Hola bebé, te extrañé mucho — Dice tomándola en brazos y abrazándola con fuerza, con una enorme sonrisa.
— ¡Y yo, y yo!
— ¿Que tal ha ido? ¿Te has divertido?
— ¡Sí!— Asiente eufóricamente— ¡He parado un gol!
Mina sonríe aún más ante la emoción de su hija, que parece ser la niña más feliz del mundo.
— ¿Si? Eres toda una portera bebé.
Deja a Haewon de vuelta en el suelo, y su mirada cae en chaeyoung quien las mira con una pequeña sonrisa.
— ¿Tienes todas tus cosas? — Mina le pregunta mirando de nuevo a su hija, sintiéndose un tanto nerviosa ante la mirada de la rubia
No sabía porque, pero aquella mujer tenía el poder de ponerla nerviosa con tan solo dedicarle una mirada. Quizás es el recuerdo de sus mejillas encendidas por sus propias palabras la última vez que se vieron que le hacen sentir de aquella manera.
Haewon asiente y toma del suelo su mochila amarilla, se la coloca en los hombros con rapidez y se dirige hasta donde la castaña se encuentra.
— Entrenadora Chae, ya me voy. — Chaeyoung asiente.
— Nos veremos el lunes pequeña portera, será divertido.
— ¡No puedo esperar! — Exclama con la máxima emoción en su pequeño cuerpo, dando saltitos de un lado a otro mientras toma la mano de su madre.
— Adiós — Mina se despide en un susurro, esta vez mirando fijamente a los ojos de la coreana.
Chaeyoung sonríe causando que pequeños hoyuelos se formen en sus mejillas.
— Adiós, Mina.
Cuando se ha dado la vuelta y camina hasta el coche de la mano de su pequeña, no se da cuenta de la sonrisa que ha quedado dibujada en su rostro tras las palabras de la entrenadora de su hija. Y cuando se da cuenta de aquello, se muerde el labio con fuerza intentando detenerlo.
— Bien, esta noche tenemos nuggets de dinosaurios para cenar.— Mina dice con cierto entusiasmo, sabiendo que a Haewon le encantaban.
— ¿Que celebramos? — pregunta la pequeña mientras su madre le ata el cinturón.
— Que has tenido un buen entrenamiento y yo he terminado con mucho trabajo que tenía encima.
Los ojos de Haewon se iluminan y asiente para seguidamente exclamar:
— ¡Dinosaurios!
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Aquel día estaba siendo demasiado tranquilo, y eso parecía ser un imposible en la vida de Myoui Mina.
— Vamos, vamos.— Murmura.
Seguían en el aparcamiento del club, los minutos pasaban y ellas eran de los pocos coches que allí quedaban.
— ¿Que pasa, mami? — Haewon pregunta desde atrás, tocando con sus deditos sus dos trenzas.
— Nada, no pasa nada cielo.
Si pasaba, el coche no arrancaba.
Lo intenta, girando la llave con cada vez más fuerza. Empieza a perder los nervios hasta que finalmente recuesta su cabeza en el asiento y resopla con fuerza.
— ¿Llamamos a la tía Nayeon?
— No, Haewon. No necesitamos ayuda. — Dice suspirando, cerrando los ojos con fuerza y pensando en lo mucho que el universo debe odiarle.
Estaba teniendo un buen día, todo estaba siendo genial, y ahora todo parecía haber dado un giro de 180 grados.
Pero es justo entonces que unos golpecitos en la ventanilla le hacen sobresaltarse, y cuando abre los ojos se encuentra con el rostro de la rubia
Mina baja la ventanilla y sonríe nerviosa
— Hola, Chaeyoung — saluda de forma amable.
— ¡Entrenadora Chae!
Chaeyoung dirige su mirada a la pequeña, quien sonríe emocionada al verla. Le devuelve la sonrisa y vuelve a dirigir su mirada a la mayor.
— ¿Todo bien?
— Todo perfecto — Mina asiente con una sonrisa medio nerviosa y pone sus manos en el volante.
— El coche no funciona — Haewon dice desde atrás.
— Haewon — Mina se gira para mirarla con cierta sorpresa en su rostro.
Genial, ahora hasta su propia hija le delataba.
— Necesitamos ayuda mamá, Nayeon dice...
ㅡYa sé lo que Nayeon dice, Haewon.
Hay un silencio por varios segundos, donde Haewon rueda sus ojos, Mina suspira y Chaeyoung aprieta los labios.
— Bueno — sonríe amable—, yo puedo llevarlas a casa, por mi no hay problema.
Mina la mira a los ojos, esos ojos que parecían el mar en calma en el que no le importaría ahogarse. En el que no me importaría navegar en mitad de una horrible tormenta.
Niega con la cabeza, haciendo que su cerquillo se mueva a su compás, en parte negando su oferta y en parte intentado eliminar aquel pensamiento sobre los ojos de una mujer de la que no debía fijarse.
— Muchas gracias, pero no es necesario.
— ¡Mamá! — Haewon exclama, cruzando sus pequeños brazos sobre su pecho.
Mina suspira, y se muerde el labio antes de girarse para mirar a su hija sentada en la silla para niños de color morado. Puede ver el ceño fruncido en su rostro y como con la mirada le esta diciendo que necesitan aceptar la ayuda, al menos esta vez.
— Bueno, un poco de ayuda no nos vendría mal.
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— Es aquí — Mina anuncia, señalando desde el asiento del copiloto la puerta de su casa.
Chaeyoung detiene su jeep oscuro justo enfrente de unas cortas escaleras que dan a una puerta de madera pintada de negro, seguidamente se gira para mirar a Mina
— Gracias por traernos.— Susurra Mina.
— No hay de qué — Chaeyoung sonríe amable.
El camino había sido corto, Haewon parloteaba y Chaeyoung reía con las cosas que la más pequeña decía. Por su lado, Mina se limitaba a jugar con los anillos de sus dedos, morderse el interior de su mejilla cada vez que Chaeyoung reía y a responder a las preguntas que de vez en cuando Haewon tenía.
Sin duda no había sido tan mal aceptar la ayuda esta vez.
— Gracias entrenadora Chae, nos vemos — Se despide antes de salir del coche y llevarse su pequeña silla morada debajo de su brazo.
Chaeyoung las ve subir los escalones que dan a su hogar, y cuando la puerta principal es cerrada tras de ellas, Chaeyoung se muerde el labio en un intento de ocultar su sonrisa y finalmente se marcha.
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N/A: Otro porque han comentado un montón en los primeros capítulos, gracias, así sí les actualizo seguido jsksjs 😭💘
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