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Capítulo 3


Es viernes por la tarde cuando Harry llega a recoger a Iris de su entrenamiento de fútbol.

Aquel día, sorprendentemente era tranquilo y el rizado estaba emocionado por llegar a casa y escuchar las cosas que su hija había aprendido el día de hoy. Se había vuelto una rutina, escucharla hablar sobre los entrenamientos mientras él hacía la cena, o escuchar algo relacionado con el entrenador.

Lo cual Harry no iba a engañarse a sí mismo (porque ya es un adulto y puede reconocer lo que es tan claro como el agua) que el entrenador de Iris era bastante atractivo y amable, tenía un encanto del cual Harry no está acostumbrado a encontrar, y era casi imposible no quedarse mirando cuando interactuaba con su hija.

Por lo poco que había podido ver, claro.

Aquel viernes llega temprano y se encuentra a Iris riendo por algo que Louis había dicho junto a otro niño, que asume es el amigo del que Iris ha empezado a hablar. Sonríe mientras se acerca, y hay una sensación extraña que se forma en su pecho cuando los ve reír por algo que Louis estaba contando.

—¡Papi! -Iris grita alegre al verlo y corre hasta a él para abrazarlo-

—Hola bebé, te extrañé mucho -Dice tomándola en brazos mientras sonríe-

—¡Y yo, y yo!

—¿Qué tal ha ido? ¿Te has divertido?

—¡Sí! -Asiente eufóricamente- ¡He parado un gol!

Harry sonríe aún más ante la emoción de su hija, que parece ser la niña más feliz del mundo.

—¿Si? Eres toda una portera bebé.

Deja a Iris de vuelta en el suelo, y su mirada cae en Louis quien los mira con una pequeña sonrisa.

—¿Tienes todas tus cosas? -Harry le pregunta mirando de nuevo a su hija, sintiéndose un tanto nervioso ante la mirada del castaño-

No sabía por qué, pero aquel hombre tenía el poder de ponerlo nervioso con tan solo dedicarle una mirada. Quizás es el recuerdo de sus mejillas encendidas por sus propias palabras la última vez que se vieron que le hacen sentir de aquella manera. Sea cual sea el motivo, Harry todavía no está muy seguro de si le gusta o no.

Iris asiente y toma del suelo su mochila amarilla, se la coloca en los hombros con rapidez y se dirige hasta donde el castaño se encuentra.

—Entrenador Lou, ya me voy. -Louis le dedica una sonrisa antes de asentir.-

—Nos veremos el lunes pequeña portera, será divertido.

—¡No puedo esperar! -Exclama con la máxima emoción en su pequeño cuerpo, dando saltitos de un lado a otro mientras toma la mano de su padre-

—Adiós -Harry se despide en un susurro, esta vez mirando fijamente a los ojos azules del castaño-

Louis sonríe causando que pequeñas arrugas se formen alrededor de sus ojos.
Y el rizado no debería encontrar aquello extremadamente entrañable, pero lo hace.

—Adiós, Harry.

Cuando se ha dado la vuelta y camina hasta el coche de la mano de su pequeña, no se da cuenta de la sonrisa que ha quedado dibujada en su rostro tras las palabras del entrenador de su hija. Y cuando se da cuenta de aquello, se muerde el labio con fuerza intentando detenerlo. Apenas lo conocía y ya estaba sonriendo tontamente.

—Bien, esta noche tenemos nuggets de dinosaurios para cenar -Harry dice con cierto entusiasmo, sabiendo que a Iris le encantaban-

—¿Qué celebramos? -Pregunta la rizada mientras su padre le ata el cinturón de seguridad-

—Que has tenido un buen entrenamiento y yo he terminado con mucho trabajo que tenía encima.

Los ojos verdes de Iris se iluminan y asiente para seguidamente exclamar;

—¡Dinosaurios!

✧.*˗ˏˋ꒰ ⚽️ ꒱

Aquel día estaba siendo demasiado tranquilo, y eso parecía ser un imposible en la vida de Harry Styles.

—Vamos, vamos. -Murmura-

Seguían en el aparcamiento del club de fútbol, los minutos pasaban y ellos eran de los pocos coches que allí quedaban.
Y ciertamente Harry comenzaba a perder la paciencia.

—¿Qué pasa, papi? -Iris pregunta desde atrás, tocando con sus deditos sus dos trenzas castañas-

—Nada, no pasa nada cielo.

Si pasaba, el coche no arrancaba.

Lo intenta, girando la llave con cada vez más fuerza. Empieza a perder los nervios hasta que finalmente se da por vencido y recuesta su cabeza en el asiento mientras resopla con fuerza.

—¿Llamamos al tío Niall?

—No, Iris. No necesitamos ayuda. -Dice suspirando, cerrando los ojos con fuerza y pensando en lo mucho que el universo debe odiarlo-

Estaba teniendo un buen día, todo estaba siendo genial, y ahora todo parecía haber dado un giro de 180 grados.

Y todavía podía ir peor. Porque es justo entonces que unos golpecitos en la ventanilla le hacen sobresaltarse, y cuando abre los ojos se encuentra con el rostro del castaño de ojos azules.

Harry baja la ventanilla y sonríe, fingiendo que todo estaba bien.

—Hola, Louis. -Saluda de forma amable-

—¡Entrenador Lou!

Louis dirige su mirada a la pequeña, quien sonríe emocionada al verlo. Le devuelve la sonrisa y vuelve a dirigir su mirada al rizado.

—¿Todo bien?

—Toda perfecto -Harry asiente con una sonrisa medio nerviosa y pone sus manos repletas de anillos en el volante-

—El coche no funciona -Iris dice desde atrás-

—Iris -Harry se gira para mirarla con cierta sorpresa en su rostro-

Genial, ahora hasta su propia hija le delataba.

—Necesitamos ayuda papá, Niall dice...

—Ya sé lo que Niall dice, Iris.

Hay un silencio por varios segundos, donde Iris rueda sus ojos, Harry suspira y Louis aprieta los labios.

—Bueno -Sonríe- Yo puedo llevaros a casa, por mí no hay problema.

Harry lo mira a los ojos, esos ojos azules que parecían el mar en calma en el que no le importaría ahogarse. En el que no le importaría navegar en mitad de una horrible tormenta. Niega con la cabeza, haciendo que sus rizos se muevan a su compás, en parte negando su oferta y en parte intentando eliminar aquellos pensamientos sobre los ojos de un hombre del que no debía fijarse.

—Muchas gracias, pero no es necesario.

—¡Papá! -Iris exclama, cruzando sus pequeños brazos sobre su pecho-

Harry suspira, y se muerde el labio antes de girarse para mirar a su hija sentada en la silla para niños de color morado. Puede ver el ceño fruncido en su rostro y como con la mirada le está diciendo que necesitan aceptar la ayuda, al menos esta vez.

Así que suspira, rindiéndose porque quizás Iris tenía razón.

—Bueno, supongo que un poco de ayuda no nos vendría mal.

✧.*˗ˏˋ꒰ ⚽️ ꒱

—Es aquí. —Harry anuncia, señalando desde el asiento del copiloto la puerta de su casa-

Louis detiene su jeep oscuro justo enfrente de unas cortas escaleras que dan a una puerta de madera pintada de negro, seguidamente se gira para mirar a Harry.

—Gracias por traernos. -Susurra el rizado-

—No hay de qué -Louis sonríe amable-

El camino había sido corto, Iris parloteaba y Louis reía con las cosas que la más pequeña decía. Por su lado, Harry se limitaba a jugar con los anillos de sus dedos, morderse el interior de su mejilla cada vez que Louis reía y a responder a las preguntas que de vez en cuando Iris tenía.

Sin duda no había sido tan horrible aceptar la ayuda esta vez.

—Gracias entrenador Lou, nos vemos -Se despide antes de salir del coche y llevarse su pequeña silla morada debajo de su brazo-

Louis los ve subir los escalones que dan a su hogar, y cuando la puerta principal es cerrada detrás de ellos, Louis se muerde el labio en un intento de ocultar su sonrisa antes de marcharse.

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