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#7 | Instinto salvaje

   A N N E T T

Hoy se cumplen dos semanas. Cada día que pasó fue desesperante y frustrante al tener el tiempo en mi contra. El plazo que tengo para decidir sobre quién será el primer líder en caer se agota y no he decidido aún por más que he pensado.

No tengo favoritismo, porque de los cinco líderes que convivo, todos tienen una parte especial.

En cada hora que pasa, más me estreso porque sé que Betzalel no tardará en aparecer para saber mi decisión final cuando aún no la tengo.

Me he tomado el tiempo para pensar, me he alejado de ellos y en los próximos días, después de confirmar que Sira y Valkian estaban bien, me encerré en mi habitación y evité a toda costa cruzarme con alguno y por suerte lo entendieron. Sin embargo, no me ayudó mucho porque interfiere en la decisión que tengo que tomar.

A pesar de haber roto mis anotaciones en un ataque de ira después de lo enterado por Jared, volví a escribir en aquellas hojas blancas del libro que Valkian me permitió conservar. Cada uno tiene sus ventajas y desventajas. Y aunque me he negado a conocerlos más, me es difícil cuando hace una semana Lux fue la primera en buscarme a mi habitación. La primera en preocuparse y se volvió tan atenta que su comportamiento me confunde más.

Y sé que no puedo encerrarme siempre, porque la angustia es peor. Callarme se me hará más difícil sobrellevar esto.

Así que hoy decido salir a medio dia y al llegar al jardín, veo a Lux cerca de unas rosas secas. Se encuentra de pie, va descalza con un diminuto vestido de brillos color plata con su corto cabello blanco suelto. Con sus manos extendidas la veo susurrar e increíblemente lo que era una rosa marchita, cobra vida. Florece siendo una hermosa rosa roja. Ella sonríe y se inclina acariciando cada pétalo.

—Es impresionante

Ella se asusta al escuchar mi voz y se endereza.

Me detengo a unos pasos de ella

—¿Creí que no podías usar tu magia?

—No puedo si es para intentar atacar a uno de los líderes, pero Betzalel me dió permiso de usar mi magia para revivir este lugar —Lux mira a su alrededor— terminé con el pasto y sigo con las flores. A pesar de las bajas temperaturas, quiero que sobrevivan.

Regresa la vista en la rosa

Medio sonrío

—No es mucho lo que puedo hacer, este lugar nos prohíbe usar nuestros poderes. No quiero que me pase lo mismo que a Sira y a Valkian.

—No me lo recuerdes —me volteo en dirección a las rosas y me cruzo de brazos— no conozco mucho de ti Lux —giro a verla— solo recuerdo haberte visto más pequeña que un duende.

Ambas reímos

—No es mucho el cambio, aquí puedo volverme diminuta pero no puedo mostrar mis alas —ella gira a verme con una expresión llena de emocion— son hermosas, grandes y transparentes. Brillan por el polvo mágico. Si tuviera la oportunidad, te dejaría verlas —su sonrisa se borra por completo— si existe la oportunidad de salir libre de aquí.

La analizo en silencio

—¿Cómo es tu reino? —me atrevo a preguntar.

—Maravilloso, mis hadas lo mantienen lleno de vida. Hay flores de todo tipo. Magia en cada rincón y siempre procuramos a nuestro árbol de la vida donde vivimos.

—Todo un cuento de hadas

Lux vuelve a sonreir y asiente

—Espero que puedas conocerlo antes de que —aparta la vista—  llegue a ser destruido. Como líder de las hadas es mi deber protegerlo —Lux arranca una flor marchita, la deja en su palma y sella sus manos y al abrir sus manos, la flor luce reluciente— mira esto.

De pronto ella desaparece de mi vista solo veo la flor violeta bajar al suelo lentamente. Frunzo el ceño y la busco por el jardín hasta que mi vista recae en el pétalo de una rosa blanca.

—Sorprendente —me inclino para lograr verla en su  diminuto tamaño mientras ella me saluda con la mano— te ves tan adorable Lux.

Entonces ella coloca sus manos en su cintura y en dos por tres crece nuevamente.

—No creas que por ser hadas somos débiles. Al contrario somos más fuertes —asiento— Por ser la reina, soy mas grande —me tomo segundos en imaginar en mi cabeza el tamaño del resto.

—Oh —me limito a decir y bajo mis brazos.

—¿Quieres intentarlo? —enarco una ceja al verla— puedo enseñarte a revivir una rosa.

—No soy una hada Lux

—Todos tenemos magia, simplemente las hadas lo descubrimos más fácil.

Estoy por responder cuando Lux me jala y me guía a las siguientes rosas marchitas.

—Solo tienes que canalizarlas, concéntrate y revivirán.

Indecisa veo a Lux hacer exactamente lo mismo y esa rosa vuelve a la vida. Tras ver su mirada, imito su acción y extiendo mis palmas sobre una rosa marchita.

—No siento nada

—Cierra tus ojos y siente su esencia

Guardo mi propio comentario en mi mente y cierro los ojos. Los próximos segundos sin sentir absolutamente nada.

No obstante, un grito me hace abrirlos y ignorar la rosa.

—¡Lux! —veo a Sira avanzar en nuestra dirección, lleva un bikini puesto color rosa que resalta su figura— Te estaba buscando— se detiene a un lado de ella y sin esperar su respuesta sella sus labios con los suyos y se aleja sonriendo ampliamente posando la vista en mi — Hola Annett.

Oculto mi sorpresa y observo a ambas.

—No te importa ¿verdad?

—¿Son pareja?

Lux suspira y le da una rápida mirada a Sira.

—Algo así

Asiento

—No tengo problema. De hecho hacen bonita pareja —siendo tan distintas— pienso a mis adentros.

—Soy fan de la belleza y Lux es prueba de ello. Ya que no tengo oportunidad con Valkian, me sigue ignorando. Azbel sería mi última opción y Jared, luce interesado pero no da el siguiente paso, se reserva para su mate —me observa fijamente— puedo divertirme con una hada durante el tiempo que esté aquí —se encoge de hombros y gira a verla —Te espero en la piscina.

Dicho esto y se da la vuelta alejándose. Es envidiable su largo cabello contando que esta vez lo lleva suelto.

—Solo será por un tiempo hasta que Sira encuentre mi reemplazo, así es ella. Así son las sirenas —regreso la vista en Lux al escucharla— aunque no hay mucho problema, ambas estuvimos de acuerdo. Solo será durante el año que estemos aquí —hace una corta pausa— En mi reino no existe una regla que prohiba relacionarse con otros seres, a mis hadas se lo permito pero algunas han terminado muertas por relacionarse con algo que en nuestro mundo, siempre es prohibido —su mirada refleja tristeza— y no soporto ver que una de mis hadas dejen de brillar— suspira y voltea a ver a Sira cerca de la piscina— iré con ella.

—Claro —respondo y la veo avanzar hasta ella. No dejo de recordar sus palabras y cuando dejo de verla, observo la rosa que sigue marchita.

Comprendo que cuando el último pétalo caiga, deberé decir mi decisión.

(...)

El resto del día me encerré nuevamente en mi habitación hasta que decido salir. Después de dejar mi plato en la cocina, salgo y observo la puerta que da al jardín abierta, a altas horas de la noche.

No hay ruido, no veo a ninguno de ellos. Lo único que vi al salir de mi habitación fue a Sira y Lux entrar a la suya, pues comparten la misma habitación.

Hay un extraño silencio en la Mansión

Sigo viendo hacia el jardín, entonces con valentía avanzo hasta salir y compruebo que llegó la oscuridad pero es iluminada por una luna en el cielo.

Avanzo abrazándome a mi misma, al pasar por las rosas veo la misma que intenté canalizar, esta vez con vida.

>Lux debió revivirla<

Sigo avanzando y me percato de la presencia de Jared a una cierta distancia. Se encuentra sentado en una banca al final del jardín.

Todos estos días también lo evité. Solo al día siguiente le agradecí por el dibujo que me obsequió y dejó en la cama de mi habitación. Sin esperar una respuesta, me alejé y no volví a intercambiar palabra con él.

Y ahora está frente a mí, a unos pasos. Tan ajeno a mi presencia al verlo ver la luna con atención y después baja la vista en un trozo de tela sobre un trozo de madera como apoyo.

Termino por detenerme a unos pasos de él y tomo una profunda respiración.

—Hola Jared

Él desvía la vista en mi por segundos y la vuelve a apartar.

—Ann

Alejo mis manos de mi cuerpo y las froto en un intento de darme calor.

—¿Te puedo acompañar?

Él dura segundos en contestar

—Siéntate —se recorre en la banca sin dejar de dibujar.

Suspiro y tomo asiento a su lado. De reojo veo su dibujo, esta vez hay una luna llena en el cielo y debajo de ella un lobo hermoso con su cabeza hacia arriba.

—Haz sobrevivido dos semanas —mi vista sube a su rostro al escucharlo hablar — me alegra que no haya apostado con alguno de ellos.

—No puedo irme aunque quisiera. Tengo un plazo, tengo que tomar mi decisión —giro a verlo y dudo un instante sin embargo necesito hablar con alguien y desde el día uno, Jared se ganó mi confianza y tal vez por eso su confesión me afectó viniendo de él — Betzalel me advirtió la última vez que vino. Él día del enfrentamiento que provoque y me dio un ultimátum. Debo elegir el siguiente reino en caer.

Jared deja de dibujar y alza la vista

—Un líder debe morir —pronuncia sin verme— ¿puedo saber quien será?

—Aún no lo sé

Él gira a verme

—Es como un juego, tú tienes las cartas. Habrá un solo ganador y el resto solo perderá.

—Estamos hablando de vidas Jared. Todo un reino, en su totalidad son cinco. Los únicos sobrevivientes de este mundo y no es que me importe pero no quiero cargar una muerte más en mi consciencia. No podría.

Fijo la vista al frente

—Ann, tendrás que hacerlo. Se quien sea no puedes evitarlo —hace una larga pausa— pero te confieso que ninguno está listo.

Suspiro y volteo a verlo, Jared curva una media sonrisa.

—Me sentiré culpable

—Y nosotros de matarte. Uno de nosotros lo hará.

Niego y coloco un cadejo de cabello detrás de mi oreja.

—No quisiera estar en tu lugar —escucho su risa sin ánimos y regresa su atención en su dibujo.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto cambiando de tema.

—Me gusta la noche, aveces la soledad para concentrarme en lo que hago y me gusta admirar la luna —Jared deja de dibujar y alza la vista hacia el cielo— aunque prefiero una luna llena.

Poso la vista en el cielo y me sorprende ver esta vez la luna de color rojo. En su fase completa tan brillante y rojiza.

—Hoy es la luna de sangre, la noche favorita para los vampiros.

>Lo había olvidado<

—Algo sé

—Solo esta noche se les permite alimentarse. Los humanos cruzan nuestro mundo y ellos los cazan. Es una escena sangrienta cuando han estado sedientes durante un mes y hoy calman su sed —Jared hace una corta pausa— yo prefiero la siguiente luna, será luna llena y mi manada podrá cambiar. Gracias a nuestra diosa Luna, somos Lobos —ambos nos observamos al mismo tiempo— algunos odian lo que son pero a los míos nos gusta lo que somos. Es nuestra naturaleza, no hay nada mejor que transformarnos en lobos —su emoción decae— mi manada podrá cambiar, su alfa no —se encoge de hombros y aparta la vista— Estas dos noches los monstruos y bestias serán libres.

Me limito a guardar silencio sin dejar de verlo.

>Cada uno de ellos están presos de lo que más quieren y soy la única que puede cambiar eso sin embargo afectando al resto y solo salvando a uno<

—Ann

No obstante reacciono al verlo verme fijamente.

—¿Estás bien? —asiento un poco pérdida— te decía que será mejor que subas a tu habitación. No puedes estar fuera antes de media noche y faltan horas.

—Si, si tienes razón —me levanto y le doy una última mirada— adiós Jared.

Sin recibir respuesta, me doy la vuelta y entro a la Mansión.

Me siento atrapada por la oscuridad a mi alrededor, solo un destello de iluminación y es donde me encuentro de pie. En un profundo silencio sin ver nada. Hasta que un ruido me alerta y observo a ambos lados.

—¿Hola? —mi voz hace eco

No tengo la menor idea de donde me encuentro.

De pronto alguien aparece frente a mi, solo distingo una silueta masculina.

—¿Quién eres?

Sin respuesta más compruebo que no es normal cuando lo veo extender sus alas.

—De…déjate ver

Y entonces vuelve a cerrarlas y en un dos por tres veo a Donovan cerca de mi rostro en su transformación de demonio que me hace gritar al ser atrapada por él.

Despierto agitada y sudorosa

Es la primer pesadilla que tengo al estar aquí encerrada.

Intento normalizar mi respiración, me incorporo en la cama y veo alrededor de mi habitación.

Suspiro y me decido a bajar de la cama y descalza camino hasta la puerta. Al salir no hago demasiado ruido. Las cinco puertas cercas de la mía, se encuentran cerradas.

Pienso ir por un vaso de agua para calmar la sed que tengo y dejar de sentir mi garganta seca.

Así que avanzo por el pasillo hasta bajar las escaleras y cuando llego al final, escucho ruidos. Mi instinto y curiosidad me hace caminar hasta el siguiente pasillo y detenerme al ver la perilla de la puerta girar, una, dos veces y se detiene.

Paso saliva y sin querer averiguarlo, me doy la vuelta.

Apenas he avanzando seis pasos cuando escucho pasos detrás de mi y un grito de auxilio:

—¡Ayuda! ¡Alguien por favor! —rápido me doy la vuelta, veo una chica correr desesperada y al verme se acerca a mi —¡ayudame, no dejes que me alcance!

Doy un paso atrás al verla descalza con sangre en su cuello y llena de lágrimas.

—¡¿Cómo… entraste?!

—No lo sé, yo no sé como llegué aquí —se detiene a menos de diez centímetros de mi— solo sé que desperté y por algo llegué a entrar aquí. Me asusté al escuchar gritos de pánico allá fuera. Ver cuerpos sin vida ¡¿qué clase de lugar estamos?! ¿Tú quien eres?

—Annett y soy como tú —la analizo de pies a cabeza— eso creo.

Ella enarca una ceja

—Huye de aquí, me atacó un monstruo y… ¡ahhh!

Casi tropiezo con mis propios pies al querer retroceder cuando algo se la llevó con una impresionante velocidad.

Y enseguida lo compruebo.

Ella se encuentra prisionera entre la pared y su atacante. Él de una manera despiadada muerde su cuello siendo sus gritos eco.

>Ann, ya debes despertar<

Pestañeo varias veces, lo peor de todo es que estoy despierta y no es un sueño.

A él lo escucho gruñir como si se tratara de un vil animal. Ella deja de gritar. Comienzo a retroceder al ver su vestimenta y notar el trozo de tela en su brazo con aquella palabra: Lekan.

Lentamente retrocedo hasta llegar a las escaleras sin Valkian darse cuenta al darme la espalda. Finalmente se aleja de ella y cubro mi boca callando mi grito de susto al ver que con un cruel movimiento deja su cabeza caer al suelo, en segundos su cuerpo mientras la sangre se esparce por el suelo.

Reacciono, descubro mi boca y me doy la vuelta. Rápido subo las escaleras sin mirar atrás con el corazón acelerado. Mi intención es huir sin embargo ya es demasiado tarde cuando él me lo prohíbe al aparecer frente a mi, en un escalón más alto. Y verlo como lo que es, me hace perder el equilibrio y resbalar.

Cierro los ojos esperando el impacto, sin embargo no sucede en los próximos segundos. Lentamente abro los ojos y aún lo veo frente a mi. Valkian me sujeta de ambos brazos y cada vez esas largas uñas que tiene rasgan mi piel. Me doy cuenta que mis pies están fijos en el filo del escalón.

Entre abro mis labios sin dejar de verlo, sin moverme, sin hablar. Me concentro tanto en sus ojos carmesí y la sangre que se esparce desde su boca hasta su barbilla. Dejando tan obvios sus colmillos. Es la primera vez que veo a Valkian como lo que es, su cabello es todo un desastre.

Estoy por hablar cuando él me jala hacia adelante recuperando mi equilibrio al estar firme en el escalón, a salvo. Y al alzar la vista lo veo observarme fijamente.

—Val…kian

Gruñe y me alerto al verlo inclinarse a mi cuello. De pronto se detiene a escasos centímetros y en un pestañeo, se va con esa rapidez inhumana.

Dejo salir un largo suspiro al estar sola, me sostengo del barandal y giro ver hacia abajo. No lo veo cerca.

—Sigo creyendo que cada vez te pareces más a nosotros.

Esa voz me sobresalta. Al desviar la vista hacia arriba veo a Azbel al inicio de las escaleras.

—No hay humanidad en ti —ladea la cabeza— no saliste corriendo, no gritaste y no luces tan asustada por Valkian.

—Lo estoy —asiento para mi misma— es solo que por tantas pesadillas, te acostumbras —comienzo a subir las escaleras— pero ver a un vampiro fue tan real— me faltan tres escalones para llegar hasta él — ¿Qué tanto viste Bel?

Él sigue con sus manos en sus bolsillos. Por su oscura vestimenta poco puedo verlo en la oscuridad.

—Lo suficiente —al llegar frente a él, a un escalón de distancia lo veo fruncir el ceño— ¿por qué Bel?

Le sonrío

—No pienso pronunciar tu nombre cuando ya sé las consecuencias y tampoco me quiero recordar lo que eres al llamarte siempre demium. Para mi eres Bel.

Él asiente

—Lo permito —da un paso adelante, baja el escalón chocando su pie con el mío— estaba por ir a tu habitación, necesito tu ayuda. Ven conmigo si no quieres seguir viendo más humanos entrar y a Valkian destrozarlos.

Sin darle mi respuesta, se da la vuelta en dirección a su habitación.

>Creo que ya vi suficiente<

Suspiro y lo sigo hasta entrar después de él.

—¿Qué quieres?

—Te mostraré algo, cierra la puerta —confundida la cierra detrás de mí mientras lo veo dirigirse a la ventana. A una cierta distancia se detiene y se voltea quedando frente a frente y entonces comienza a desabotonar su camisa hasta que se la quita ante mis ojos.

—¡Bel! ¿Bel qué.. hacés?

Se da la vuelta dejándome ver su espalda

—Ocupo tu ayuda para curar mis heridas

Me cuesta reaccionar hasta que veo las dos heridas en su espada donde una línea oscura se desliza.

—¿Qué te pasó?

Comienzo a avanzar hasta él

—Tenía unas alas —menciona sin dejar de ver la ventana— todos los demium tenemos unas. Por ser líder las mías eran especiales; grandes, la derecha oscura y la otra blanca —baja la vista. Entiendo la combinación de su cabello — cuando fui desterrado del infierno, el Rey Oscuro me las arrebató. Pienso recuperarlas, tanto a mi reino. Mucho antes de la guerra, yo era el único líder de infierno, los demium seguían mis órdenes y yo las del Rey Oscuro, él como líder de cada reino y de este mundo. No había problema hasta que comenzó a matarnos para ser más fuerte —me entrega un pequeño frasco con un líquido oscuro— cada luna de sangre, las heridas regresan, con esto sanarán y volverán a ser cicatrices.

Asiento y lo acepto. Hago una mueca y lo abro. Ignoro el olor horrible del frasco y vacío un poco en cada herida. Al instante él deja de sangrar.

—Todos ocultamos lo que somos Annebett —pronuncia con voz extraña— nuestro propio demonio interior.

Ladeo la cabeza viéndolo de perfil

—Tienes razón Bel —suspiro y dejo de verlo para ver sus heridas— tenemos más en común de lo que crees. Todos tenemos cicatrices que tienen un significado —espeto pensando en la mía.

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