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#2 | Infiernus

     A N N E T T

¿ESTOY viva o muerta?

Porque parece que lo estuviera

Me duele todo mi cuerpo en cuanto abro los ojos, reacciono y me muevo. Con una mueca de dolor intento levantarme y apoyo mis palmas en el suelo, me impulso y es peor al ver en donde me encuentro.

Estoy rodeada por la oscuridad

>No sé donde estoy<

Y en cuanto comienzo a recordar, quiero creer que lo que pasó fue solo una pesadilla. Una horrible pesadilla que no puedo despertar.

Observo alrededor alerta con el corazón acelerado. Siento mucha calor que tengo que quitarme mi suerte que aún llevo puesto y no es suficiente porque el calor es sofocante; pero tampoco quiero quitarme mi uniforme de porrista y quedarme en ropa interior.

>¿Dónde estoy?<

—En mí infierno —doy un brinco cuando escucho una voz siniestra en algún punto oculto de toda esa oscuridad— y no es una pesadilla. Estás despierta Annebett.

Enarco una ceja

—¿Estoy muerta? ¿Quién eres? Déjate ver

—Ya habíamos tenido un encuentro. Sabés como soy —tan pronto las luces se encienden, al principio me ciegan hasta que recupero la vista y veo una sombra frente a mí — Tengo muchos nombres pero te puedes referir a mí como Donovan —entonces se inclina y lo reconozco por ese hombre en mi casa y...

Retrocedo lo más que puedo sin dejar de verlo asustada.

—Tú... tú no eres normal —balbuceo— te vi... ser un monstruo... eras horrible y... —él se endereza sin parecer ofendido. Su apariencia es la más falsa aunque se vea menos... sobrenatural — ¿Qué clase de demonio eres?

—Annebett —coloca sus manos detrás de su espalda. Aún no me acostumbro a ver ese humo negro salir de su boca con cada palabra que pronuncia— estás aquí por la profesia. Tenías que venir conmigo. Estabas lista para verme como en realidad soy.

—¡No! ¡Casi muero de un infarto! —como puedo me levanto— ¡Yo solo quiero estar en casa! —observo alrededor asustada— ¿Dónde está Anni? ¡Quiero ver a mi hermana!

—Haz la pregunta correcta y sabrás la verdad —se da la vuelta y avanza unos pasos para detenerse nuevamente— no soy un demonio ordinario Annebett, soy todo lo que te imaginas —frunzo el ceño— Soy líder de todo ser oscuro que existe y estás en el inframundo.

Veo alrededor con miedo a ese significado aunque no tiene sentido. No parece el infierno o no es como me lo imagino. No hay fuego más que claridad y rocas.

—Esto es una locura, tú eres parte de mis pesadillas y todo acabará cuando despierte —giro a verlo— yo no puedo estar aquí. No estoy en muerta —digo insegura.

Él se da la vuelta

—Soy encargado de ti hasta que Betzalel venga por ti. Y no haz dicho la pregunta correcta.

Bufo molesta y me cruzo de brazos

—Esto no es real ¿qué hago aquí? ¿Dónde está Anni?

Él niega varías veces

—Estas atrapada y no saldrás de aquí hasta cumplir tu misión. Eres la única humana que puede estar aquí sin ningún problema. Puedes estar arriba —señala con su mano— en tu mundo ordinario y aquí al mismo tiempo.

—¿Có–cómo? No entiendo

Lo veo sonreír con malicia

—En tú mundo estás en un hospital en coma. Tú y tu hermana fueron encontradas inconcientes en su hogar y fueron trasladadas de urgencia, ninguna va a despertar mientras su alma esté aquí, a la vez tu cuerpo.

Mi cara es de total confusión

—Si mueres aquí, lo harás allá

Asiento aún sin entender del todo

—¿Y cómo regreso?

—No puedes

Resoplo

—Yo no debo estar aquí. Yo no debería pasar por esto —siento las lágrimas acumularse en mis ojos.

—Annebett, eres la clave desde en el momento que naciste. Al cumplir la mayoría de edad tú misma eres enviada hasta aquí.

—¡¿Qué?! No, no sé de que hablas —suspiro— ¿Por qué a mí? ¿Por qué no puedo ser normal? —hago una corta pausa al obtener su silencio— Dime todo porque no entiendo mi propósito aquí— no responde—Dime ¿cuál es esa profesia?

Enseguida lo tengo cerca de mí, une sus manos y sus colmillos crecen cada vez más.

—Pregunta correcta —su pálida mano toca mi hombro, en cuanto hace contacto con mi piel, me arde su toque que me hace gritar y después prácticamente, me esfumo.

Abro los ojos sin saber en que momento los cerré. Me encuentro en otro lugar donde el calor incrementa. Llego a escuchar gritos de lamentos y aunque vea alrededor no puedo ver nada.

—Ven conmigo Annebett

Su voz me causa un sobresalto

—¿Sigo en tú infierno?

—En alguna parte de el

Comienzo a seguirlo dejando una distancia prudente.

—¿De quiénes son esos gritos?

—De almas que son castigadas a pagar una condena por la eternidad. Cualquier ser que llega aquí Annebett —de pronto se detiene frente una cadena enorme que cuelga desde arriba, no sé desde donde exactamente; emana demasiado calor y alrededor hay fuego en ella. Con fuerza la jala dos veces.

—¿Qué hacés?

—Nuevas almas siempre llegan

Me detengo y me cruzo de brazos

—¿Quieres decir que con eso abres las puertas del infierno?

Obtengo su silencio

Suspiro y trato de no sentir lastima por todos esos gritos de lamentos.

—¿Crees en lo sobrenatural Annebett? —me pregunta de pronto.

—Estoy aquí, eso te lo dice todo o más bien me secuestraron.

—No luces asustada —se aleja de la cadena y se da la vuelta.

Me encojo de hombros

—Tal vez he tenido pesadillas peores que esto.

—No son pesadillas Annebett, son mensajes.

—¿De qué?

Comienza a avanzar alrededor

—Advertencias, señales —emite sin responder exactamente lo que le pregunté— Betzalel te podrá aclarar tus dudas.

Resoplo

—¿Y dónde está esa tal Betzalel?

—No debe tardar

Guardo silencio mientras lo veo con atención.

—Donovan ¿cierto? —capto su mirada— ¿Por qué te sale humo de la boca cuando hablas?

—¿Haz escuchado de los devoradores de almas? —niego desconcertada— soy uno de ellos.

—Tiene sentido —enarco una ceja cuando lo veo ver hacia arriba en diferentes puntos— ¿Qué ves?

—Cibor no quiere bajar a conocerte

—¿Cibor? ¿Y él es como tú?

Entonces percibo un extraño ruido, me susto al escuchar y ver la cadena moverse pero más me asusta al ver una clase de cola larga descender.

—¡¿Qué es eso?!

—Cibor es mi mascota, segundo líder del infierno.

—Pues no quiero verlo

Pero es demasiado tarde porque esa clase de raro animal baja hasta el suelo dejándose ver. Quedo anonadada sin moverme.

Cibor tiene una larga cola de caimán. Su piel es demasiado espinosa y sobre su lomo tiene cinco picos. Además que es tan extraño al tener dos cabezas que parecen de dragón un poco antinatural y un largo hocico con unos enormes colmillos. Es de gran tamaño y horrible.

—Si me muevo, no me hará nada ¿cierto? —mi voz sale débil.

—No te hará nada —con valentía él se acerca a esa cosa espantosa— Cibor ve a alimentarte —parece que le obedece pues Cibor se arrastra por el suelo en una fija dirección— devora cualquier alma en pena.

Asiento mientras trato de controlar mi miedo.

No quiero estar ni un segundo más aquí

No obstante, escucho un extraño ruido, siento aire a mi alrededor y el sonido de alas al moverse.

—Donovan, retirate —una voz capta mi atención. Cerca de él aparece esa misma mujer que vi y se llevó a mi hermana. Sus alas oscuras se ocultan en su espalda.

—¿Tú? ¡¿Dónde está Anni?

—Tranquila Annett, ella está bien —se dirige a él— yo me encargo de ella.

Sin recibir respuesta, Donovan asiente y se da la vuelta.

—Espero estes lista cuando me enfrentes Annebett. —lo escucho decir y ante mis ojos desaparece.

—¿Qué quiso decir con eso? —al instante me dirijo a ella.

—Tienes mucho que saber —aparece a centímetros de mí— Soy Betzalel, tu guardiána Annett, no sabés quién soy ¿verdad? —niego— he estado cerca de ti desde que naciste. He hecho las peores cosas por ti.

Retrocedo un paso

—¿Qué quieres decir?

Se cruza de brazos y ensancha su sonrisa

—Tú no eres nada normal, eres distinta Annett, por eso todas esas pesadillas. Por eso nada de lo que han hecho para ayudarte te a ayudado cuando la solución es la misión que tienes. Eres la clave para salvar al mundo oscuro, proteger a cada ser sobrenatural de Donovan —hace una corta pausa— Eres descendencia de la luna, ella te eligió y yo tuve que marcarte cuando eras tan pequeña. Estás marcada Annett, siempre lo estuviste pero al cumplir 18 años, ya estás lista.

Niego varias veces

—Tus padres lo sabían, siempre lo supieron

Abro la boca sin embargo al final sello mis labios.

—Mira Annett —da un paso adelante— todas tus dudas vas a poder tener respuesta en cuanto comiences con esto. En efecto te vas a enfrentar a Donovan, como el Rey Oscuro es encargado de cada reino y en cada siglo a destruido a muchos. Tenemos que detenerlo. Los ángeles ya no existen más, él los destruyó, si él lider cae, caen todos. Cada vez hay menos seres aquí Annett y tú eres la única que puede vencerlo —niego confundida— Tu decides quien merece permanecer.

Levanto mi mano para detenerla. No quiero escucharla más.

—Supongamos, que es cierto —paso saliva— ¿Estás unida a él? Ambos me trajeron hasta aquí y se llevaron a mi hermana.

—No es así Annett, Donovan no puede estar en contra de la profesia. La misma que habla de ti.

—¿Por tengo que ser yo? ¡No te creo! —estallo con todas mis fuerzas.

No obstante grito de dolor cuando siento ardor en mi mano y al ver la palma, la marca con el número 18 otra vez aparece y todo empeora cuando me arde mi marca en mi mejilla que me obliga a cubrirla.

—¡Ahhh! ¡No lo hagas más por favor!

—No soy yo Annett

Me inclino hasta caer de rodillas al suelo. Transcurren unos 20 segundos más dolorosos y el ardor desaparece. Cuando bajo mi mano, veo sangre en la palma de mi mano pero no hay más marca.

—Por algo eres diferente Annett —ella se agacha a mí altura— no intentes ser alguien bueno porque eres todo lo contrario. Tú alma es mala.

—Callate —mascullo entredientes— no quiero más escucharte.

—Annett —cubro mis oídos— ¡yo estuve implicada en cada muerte que tú deseaste!

Bajo mis manos al escucharla claramente sin dejar de verla fijamente.

—Recientemente la de Bianca Tanner, años atrás con tu compañero de la escuela, aquel que deseaste que se cayera de las escaleras y muriera por rechazar un beso tuyo en la mejilla. La muerte de la amiga de tu hermana por insultarte, fue una convulsión.

—No sigas —comienzo a llorar

—La muerte de tus abuelos al preferir a tu hermana, un incendio en su casa —niego al recordarlo— el suicidio de tu profesora hace cinco años por reprobarte lo cual en todas tuve que ver.

—¡Ya basta!

—La muerte de tus padres

—¡NO! —vuelvo a cubrir mis oídos para no escucharla pero es en vano.

—Te enojaste con ellos Annett porque no te dejaron ir a una fiesta. Ellos salieron de imprevisto, a mitad de la noche y desde la ventana de la casa, los viste irse. Fue la última vez que los viste con vida porque en horas, recibieron una llamada, tu hermana contesto y les dieron la noticia del accidente de auto.

—No fue así —bajo mis manos— yo no hice todo eso... No es mi culpa.

Ella me obliga a levantarme

—Es lo que eres Annett y por primera vez haz el bien. Cumple la profesia.

La observo fijamente, en silencio por unos cuantos segundos.

—Quiero ver a Anni —emito después de rato— quiero verla.

Ella me suelta y asiente

—La verás por última vez

Es lo último que escucho para luego caer en la inconciencia.

(...)

Cuando despierto, veo una celda hecha a base de cadenas frente a mí, dentro una figura moverse que al distinguirla, me levanto del suelo y corro hasta ella.

—¡Anni!

—¿Ann eres tú? —me acerco lo suficiente para ambas vernos— ¡Ann!

Toco la cadena con tal de sacarla de ahí pero al instante me quema.

—¡Ann no lo hagas! Ya lo he intentado —Anni se acerca unos pasos sin tocarlas cadenas alrededor de ella. La dejan encerrada en un círculo reducido— no las toques.

Muevo mis manos, el ardor se esfuma y me acerco sin tocarlas.

—¿Cómo te saco de ahí? Tú no deberías estar aquí.

—No sé que pasa Ann, estoy asustada. Cuando desperté ya estaba aquí y sabes —se abraza a si misma— ya puedo ver este lugar al igual que una rara mujer muy rara, me dijo que su nombre era ...

—Betzalel —termino por ella

—E iban por ti

Asiento y imito su postura

—Escuchame Anni, es mi culpa que estés aquí.

—¿Por qué lo dices hermana? Si esto es una pesadilla. Un mal sueño.

—No Anni, no lo es. Creí eso pero la verdad es que estamos atrapadas aquí, en su infierno, otra dimensión tal vez. En casa, estamos en un hospital, en coma por algo normal cuando aquí todo es tan... antinatural. No vamos a despertar Anni —veo las lágrimas bajar de sus mejillas— no porque me quieren a mí para hacer una locura.

Entonces le explicó todo con detalle, lo que entendí y aún me sigo preguntando porque me eligieron a mí. Anni no me interrumpe, me escucha con atención y al terminar, soy un mar de lágrimas.

—...¿puedes creerlo?

—Ahora lo hago si estamos aquí —Anni hace una corta pausa— hermana, lo siento— baja sus manos— yo lo sabía.

Su confesión me sorprende

—¿Recuerdas que fue la última en ver a papá el día que murió? —asiento— sabés que mamá murió al instante, él soportó hasta hablar conmigo y me contó con esfuerzo todo esto. Tú descendencia de la luna. Que una tal Betzalel iba a venir por ti. Una profesia. Me explicó tus pesadillas y no le creí —más lágrimas bajan por sus mejillas— creí que el accidente le había afectado. Me dijo que te protegiera pero nunca me dijo como. Creí que con ayudarte a superar esto, era lo correcto. Yo tenía miedo a que cumplieras 18 años Ann, porque tal vez en el fondo una parte de mi si le creyó a papá.

>>Y es cierto lo que te dijo esa mujer. Desde niña Ann, decías tener un ángel guardián. Eras la única que podía verla, decías que era una mujer muy hermosa, muchas veces la dibujaste. Mamá creí que había algo mal en ti. Ese ángel era tu amiga, hablabas con ella hasta que tuviste el accidente —hace una corta pausa— cuando te caíste y te golpeaste la cabeza, algo afectó porque dejaste de verla, pero ahí comenzaron las pesadillas.

Retrocedo lentamente

—Hermana no quise ocultarlo...

—¡Ya cállate Anni! ¡Lo sabías y no me dijiste nada! —le apunto con mi dedo— somos hermanas y siempre creíste que estaba loca.

—No fue así, yo quise ayudarte —bajo mi mano, no puedo dejar de verla con un inmenso odio— Ann, perdóname. Podemos salir de aquí, juntas, sin secretos vamos a solucionar esto y...

—No lo entiendes Anni —la interrumpo— ¡Yo no sé quién soy! —guardo silencio al sentir el horrible nudo en mi garganta— y tal vez esto me de las respuestas que quiero.

—¡¿Ann qué vas a hacer?! —por error ella toca las cadenas, se queja y retrocede. Bajo la vista— Ann, mírame.

—Si lo hago voy a tener que cargar con otra muerte en mis hombros —murmuro— y no quiero verte muerta Anni. No quiero ni pensarlo.

Entonces me doy la vuelta y me alejo de ella.

—¡Ann! ¡Annett no te vayas! ¡Lo siento!

Hago mis manos puños a medida que avanzo. Quitando todo mal pensamiento malo que tengo sobre Anni. En cada paso me alejo más y dejo de escuchar su llamado.

Con una idea en mente, aceptar esto y volver a casa las dos.

...

—¿Qué hago aquí Betzalel? ¿Para esto salimos del infierno?

Veo alrededor, hay un enorme bosque. Es mejor que ese anterior lugar. Percibo un calmado viento y a menos aquí sigo viendo un cielo azulado. Lo raro, es esa enorme mansión con fachada antigua a unos pasos.

—En el camino te conté lo que tenías que saber —ella se situa a mí lado.

—Que tengo que convivir con muchos líderes de diferentes reinos y decidir quién se salva de la maldad de Donovan —bufo— ¿solo eso? No entiendo la parte de enfrentarlo.

—Si fallas Annett, el vendrá a matarte

Giro a verla, eso no me advirtió

—Y no vas a recuperar a tu hermana —su vista está fija en la mansión— en ti está la solución a todo esto. Elige al correcto, quién podrás unir fuerzas para acabar con Donovan —hace una corta pausa— Te recuerdo que tienes un año para dar tu elección final.

Suspiro y regreso la vista al frente

—Me tomará unos días —respondo segura— suena fácil ¿no? —ella no me responde, solo sonríe con maldad— ¿De cuántos líderes estamos hablando?

—Eran 20 reinos pero ahora solo existen 5. Se han matado entre ellos. Desde siglos aquí las cosas son un caos. La guerra nunca pausó. Todos te han estado esperando a que soluciones esto.

—Si convivo con esos líderes me van a matar. Soy humana.

—Lo tienen prohibido Annett. En el momento que entres a la Mansión Darkness vas a tomar el cargo absoluto, tendrás respeto y te van a obedecer aunque ellos quieran matarte, serán cruelmente castigados. Ya me encargué de eso —rie siniestra— De hecho ya están informados de tu llegada, entremos ahí.

La veo avanzar

Me niego a avanzar pero por si solos, mis pies ya se mueven siguiéndola.

La verdad es que no estoy lista para entrar ahí, pero quiero recuperar mi vida de antes, regresar a casa con mi hermana y olvidar esto. De verdad, no lo estoy cuando tendré que conocer y convivir con desconocidos, para empeorar con seres sobrenaturales.

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